lunes, 5 de noviembre de 2012

Tróspidos 1/20


Los tróspidos, el cásting del programa ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, ha sido de lo mejor de la televisión desde hace mucho tiempo, constato.
La primera edición fue fantabulosa. Cuando el maduro José Luis antes de traer el segundo plato en una romántica cena con Alys, le suelta: - Te voy a cantar. Ella no alcanza a comprender. José Luis se alza y empieza a cantar un aria a todo pulmón en el asador, entre vigoréxico y orujesco. Su baile house convulsionando el cuerpo en pantalones de pinzas y camisas a medida vence a mi inventiva, es inefable. Y como Cristianne se pira, memorable: - Me quiero utoliminá. - Qué? - Que me quiero í.

Saltamos a la segunda edición, y nos vienen a la cabeza los parpadeos de Álvaro melli. Pocas veces la tontuna se somatiza, se la descubre tan palmariamente, como en el tic del gemelo cuando al unísono, parpadea, mueve los labios y sube los mofletes. La naturaleza ahí nos dice, esperad, que viene una ráfaga de tontuna, porque la tontuna también tiene hipo en Álvaro melli. Hipo y vomitera, cuando arroja esa, quimera, romántica a su favorita: - Avé, si me quiereh, súete a una vaca, mótate a una vaca y demuétrame que me quiereh. Y la otra va y se sube. Y si tu mejor amigo te dice que te subas a una vaca, tú te subes? Ojú, precedentes del refranero, canela fina, Historia.

Volvamos a la uno. Rubén, el Kent de los alicantes, efebo de oro y dentadura niquelada. Asiste en el desayuno lánguido de Mykonos, a una reyerta verbal entre Graci y Gina, sus últimas pretendientas. A él no se le ocurre otra cosa que decir que su verdad, que ese griterío había roto un espejo, una imagen que él matenía en el día desde que se había levantado y le ilusionaba, le alimentaba: - Joder, me he estado arreglando dos horas, me he puesto súper guapo, y así me lo pagáis, vaya mierda.
Silencio entre los lectores. No sé si parar de escribir y dejarlo aquí.
Riánse ustedes de cualquier análisis sesudo sobre la metrosexualidad y el cambio de tendencias en el siglo XXI, de cualquier dramaturgo que quiera exponer la estilización de lo masculino reciente. Rubén es el estandarte del hombre ante el tocador, de la nueva realidad arquetípica del hombre joven y del futuro, algo precoz y caricaturizado aquí.

Brinquemos a la dos. Isidoire, isiduár, Isidoro. Clap, clap, clap. Qué decir del vendedor de mercadillo de Almansa. - Zapatones, zaapatones. De ese animal de bellota tan entrañable y básico, axiomático en su comportamiento. Animalico rayano en lo perruno, que sueña una lengua-cipote o una máquina expendedora de vaginas y tetas varias. Jovenzuelo que en la primera tarde recibe seis cobras como seis goles. Más allá de la cobra, inventa el Messi, la cobra reiterada y zigzagueante, a este lado, al otro, por vaselina?? Tras ello, ante cámara, en los totales, se alinea con el movimiento 15-M: - Joder! Qué es esto?! - Para qué he venido!? Eh! Para-qué-he-venido.
Gaspart blanquinece con su barcelonismo. Ante una escultural canariona de las que no hay en las casitas con luces rojas, decide mostrarle su amor frente a una piscina de spa a -20 grados, entre Hamlet y una tesitura del Imserso. - Oye, me voy a meter por ti, porque veas que te quiero. - Bueno! , y por el Barça!
Amor, pezón y Barça. Eyacular, doblarse el ego por un hijo, y chutar.
La vida misma.

No hay comentarios: