viernes, 27 de mayo de 2011

Reflexiones en Plaza Catalunya ocupada

Salgo del trabajo en Paseo de Gracia, me apetece pasear.
Y me topo con la Plaza de Catalunya ocupada. Los indignados siguen en la mecha.

Y me pregunto, no tendría que estar esta plaza y muchos centros de ciudad del mundo, crónicamente ocupados? La indignación no tendría que ser constante? No sería ésta la única forma de torcer algo? De los ciudadanos a los turistas, todos se toparían con ello. Las palomas de San Marco, las de Barcelona, dejarían su vacío anecdótico. Los plenos centros de las capitales estarían ocupados, simbólicamente invadidos, descentrados.

La espumilla de algo que parece nunca existió, esos 60, se oye de fondo, puede ser que la catatonia activista de tanta década dormida se materialice de golpe varios meses? Llegará a tanto? Vendremos todos a darnos unas cuantas leches mientras se desaloja? Las redes sociales serán un inédito ejército paralelo? El movimiento ira creciendo en sim-patía con los indignados no practicantes? Molará plantarle cara al sistema? Será un quijotismo pues el Sistema es entelequia?

Por aquí uno recuerda mucho la vida de Bryan, es así. Hay mucha asamblea, mucha comisión, mucho para-sermón. A la infantería tendría que llegarle la caballería, y luego la artillería. Sabina tal vez diría: bueno, ahora que los ruidosos han prendido la mecha, que vengan los buenos.

Y este nido asambleario habrá de entenderse, porque cambiando el mundo también se puede acabar a hostias.

Pero de momento, hay que felicitarles por sus cojoncetes. Se han plantado aquí, llevan bastantes días, han escogido buen sitio, y renuncian a parte de sus quehaceres por esta batalla.

Es fácil notar en Indignados City cuando llevas tiempo, que falta sentido del humor. Se puede estar Indignado (gran poiesis), pero con la mano izquierda del sentido del humor y la madurez de las cornadas previas. Si solo de veinteañeros se nutre el frente, apuesto un trillón de maravedís a que esto no llega ni a Cuenca.

Y que no se iluminen demasiado, que pone mucho sentirse torero del cambio del mundo, y la soflama se vuelve religión y credo. A los bancos hay que saberlos bailar, empaparse de economía, y no tirarlos con guijarros a sus lunas, tirarlos de otras formas más hijoputiles y técnicas.

Auu, suerte!!

martes, 17 de mayo de 2011

Libros a los penalties

Cuando se adquiere un libro, se le respeta, uno lo trata como una bola de plastilina casi acabada, se le otea el índice, se leen las introducciones, las primeras notas de página... Incluso si no entusiasma, se da un salto de mata y nos apilamos al capítulo aquel en el que intuímos estaba lo bueno.
Y si ni eso, se le abandona, se le deja tirado, se le olvida, es una anécdota en la historia de las apuestas de uno.
Tras varios años, se puede topar con él al sacarlo de ajuste en la pata de una mesa, o recogerlo de tu cementerio-estantería de libros, y allí es violado, el índice se traspasa sin más, las introducciones son vilipendiadas, se le coge por la página menos pensada, ahí haciendo de vientre, un párrafo a boleo y váyase a merendar la estructura de la obra en la cabeza del autor.
Y así, más de un libro ha resucitado, ha vuelto a hacer de libro, y no de contrafuerte, sin saber para nada su autor de qué forma violaron su autoría ni lo útiles que fueron sus noches de desvelo para una mesa del Ikea.

viernes, 6 de mayo de 2011

Nueva condisión humana: el Single / (versión unh.)

Salir del armario II.
Protagonizada por una nueva especie reconocida, el single.

Un chico (hombre?) en los 40,
salón-comedor de la casa familiar donde vivió hasta los 33.
La madre trae torrijas de postre,
y el chico se levanta y confiesa:
- Papá, mamá, soy Single.

Llega un momento de la vida, cuando un individuo mira para atrás y ve: el reguero de las relaciones podadas; mira a los lados y nota: la pizza en el sofá una botella de cerveza del martes y la tele en su décima hora encendida; y mira hacia adelante: para ver la pereza de la vida en pareja, su incomodidad, y que rasca como su ropa mal lavada...
Se da cuenta que su estado natural es la soltería, que no es otra cosa que estar suelto. De hecho, debería existir la palabra des-soltero. Existe desemparejarse, como si el centro de gravedad estuviese en el destino-pareja, y alejarse fuera ir a la periferia.
Pues sí, la soltería como hábito profesional, todavía es un modo de vida periférico.
Pero que va ganando terreno.
Cada vez hay más clubs de singles, porque claro, el single solo se seca.
Sólo en la historia de los singles hay pocos grandes casos de triunfadores felices y héroes para el resto de la humanidad. El single a veces es una ratilla pobre y titubeante que tirita en la intemperie y el frío. Pero háylos que nacieron con modificaciones adaptativas como las ardillas voladoras, y se adaptan a ese medio árido y de atmósfera peculiar que es la soledad.
La soledad para la mayoría de los mortales es una trampa del destino. Como en el ártico, ellos de la ausencia hacen virtud y viven en ese medio extremo.
Gente que claro, vive a sus anchas, con espacio, hiper espacio.
(A no ser que alguien les hubiera hecho una soldadura en ese lugar del cerebro donde enchega el agobio).

[[Gente por otro flanco, que particulariza una rebelión al viento genético de importante magnitud. (Observen, que la evolución a secas no existe, pero sí la deriva genética// ¿que nos quieren hacer creer que el ser humano es un pico y no un valle de la evolución, jeeeee je? (seguro que vosotros al leerlo os ha pinchado un poquitín el orgullo de homo sapiens sapiens que tenéis...)]]

Y en fin, me voy a tomar un café que no quiero perder er tiempo escribiendo.

Compro plata

Me entero por un foro de economía que existe una comunidad de individuos que llevan acumulando monedas y monedas de plata desde hace años, y parte de ellos las tienen escondidas en casa bajo baldosas, o en escondites más o menos tecnológicos. A este grupo de gente se les descubre porque utilizan el vocablo "fiat" para denominar el dinero en papel. Están convencidos que el sistema petará, ellos son, la "malos augurios society".

Siempre he sido partidario de no esfumar el luto de nuestra especie, de recordar que existirá y no creernos eternos por defecto. Eso no coincide con el sentimiento apocalíptico de la vida, que un rebaño de la sociedad promulga. Es una manera de ser anti-sistema de corbata y sofá. Se acompaña al mastodonte-mundo cuando se acerca al borde de un precipicio, siempre desencajado y con pánico, y se proyecta súbitamente su caída al vacío de los tiempos, de forma irreversible. Se "apuesta" por un ko sin paliativos, no se va a poder levantar, va a morir.
Éstos no se limitan a hostiar al mundo, quemar containers y romper vidrieras. Bastantes pasos más allá que los salvajes, alinean una estrategia con su sentimiento apocalíptico. Compran monedas de plata y realizan inversiones para cuando se produzca la siguiente gran estampida.

Después ni todo es negro ni todo es progreso, y no se termina el mundo pero los claros síntomas se desarrollan tarde o temprano en algo crítico. En la economía parece que la enfermedad se identifica con meses/años de antelación, y se pasa a una sala de espera sin muebles y sola, se cierran las dos puertas a la entrada y la consulta por tiempo, y luego: hombre! si teníamos un déficit galopante sentado y sin revistas!, pase usted y siéntese mientras evito que más gente se me tire por la ventana.

Y el marcador electrónico, que es eso llamado bolsa, siempre que sube lo hace en segunda marcha, constante y aburrida. Y siempre que baja lo hace en quinta marcha, como en un vodevil trascendental.

El sentimiento optimista o el sentimiento apocalíptico de la vida, los felices y los que lo quieren ser, uno de los dos llevará el gorro.
En el cercano horizonte ya ha subido el globo del momento (http://www.usdebtclock.org/), la deuda de los Estados Unidos de América ya ha entrado a la sala de espera de los problemas gordos del mundo. El destino le ha puesto su circulito rojo. Ahora toca que suene la fanfarria y ruido del mundo, que se mire a otro lado como buen quehacer del ser humano un tiempo, ya que tragar saliva a gran escala sí que resulta apocalíptico. La deuda, para adentro, fabula que su hijo el dólar ha pasado la polio y por eso siempre irá con muletas. El dólar se caga en las subprime, en la deuda soberana europea, y en la lluvia de palos que representan los años 10 en la historia mundial. - ¿Una crisis como la de 1929? - masculla. - ¿Ahora? ¿Cuando en la palma de mi mano ya tengo un gadget que controla medio mundo? - mira a George Washington y no se lo cree.
Duante décadas él había sido el valor refugio en tiempos de crisis mejores. Ahora lo son hasta esos dientes de oro que llevan los cubanos en su boca.

En los mentideros de la economía, los elevados congresos y los callejones foreros, hay graznidos antagónicos y de todas las escalas. Esto de la economía, en el 2011, se nos escapa a todos. Varios cubos de Rubik se quedan cortos para aprehender la complejidad de todo el meollo de la economía mundial. Todos jugamos a ser presidentes del Banco Central, pero el desenlace final va a acabar sorprendiendo a todos, como las subprime acabaron sorprendiendo al propio presidente de la Reserva Federal, los propios presidentes de todos los Estados mundiales, y los propios CEOs de los mayores bancos mundiales. El esquema deuda USAna + colapso del dólar + hiperinflación + China pase usted, significaría remover tanto el mundo y ponerlo tan patas arriba, como para que la torpeza no tuviera margen de cabida y no rematara al berraco.

Mientras tanto, en los talleres de Oriente se sigue cosiendo y ensamblando, y las preclaras mentes que han emigrado a EEUU siguen innovando. El taller del mundo sigue tejiendo a diario a pesar de los sangrantes titulares de los rotativos. Ese es el mayor argumento para los optimistas, el espíritu hormiga de la cotidianiedad es el único adversario que puede derrotar a los monstruos de los grandes tiempos.