miércoles, 31 de marzo de 2010

Enamoramiento del mundo

No sé si se segregan los mismos líquidos cuando estás admirado de una persona que cuando te admiras de las demás cosas. Cosas como aprender algo nuevo una vez más y acumular sabiduría, cosas como encandilarte con el mundo, con la naturaleza apabullante, con la psicología escondida de las cosas. No sé si enamorarse del mundo, de una manera paralela e intercambiable, significa y vale exactamente lo mismo, que enamorarse de una persona. Podría hasta ser una justificación de la no vinculación permanente con nadie, vamos, casi hasta del picaflor. "Yo me enamoro cada día del mundo, no me queda tiempo ni espacio para enamorarme de personas, al menos de forma perdurable".

Pero sí que es chocante que en el fondo el cerebro acabe segregando las mismas sutstancias cuando nos admiramos de un alma que del alma de las cosas, pero que "enamorar" sea un verbo restrictivo, no usado día a día para hablar de nuestra relación estético-afectiva con el mundo, y que se hay circunscrito al ámbito de la persona, y de la pareja.
¿Y qué es un científico apasionado y absorbido por la naturaleza, un símil de Oliver Sacks, soltero, científico 20 horas al día, y alejado de coordenadas de las esferas románticas del enamoramiento de personas del otro sexo.

Y tampoco es asexualidad, esa a- es demasiado fuerte, sería más bien parasexual. Que transita caminos cerebrales paralelos pero con objetos externos distintos. Hay enamorados de la estructura de los insectos, del refinamiento de hidrocarburos sintéticos, de las variadades de malta para el whisky escocés, son como felices picores que tenemos que cuando son saciados con saber, llegan a las lindes de estar colmado de satisfacción y paz, algo no muy distante de una obra maestra llamada felicidad.
Hay enamorados del mundo, claro que los hay!

domingo, 28 de marzo de 2010

Sobre la marihuana (due)

Cuando uno sube en pastel, puede tener estos pensamientos sucesivos yo diría en 4 segundos o 40 céntesimas:

Xavi Hernández, como un jugador de élite puede seguir progresando, como si en una cantera estuviese.
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Fakebook, APM.
+
Letra de Julieta Venegas, rara, raaara, pero ok, se acaba entendiendo.
+
Arús, programa sui sui generis, la mejor tertulia de la tele de España, las entrevistas más baratas, ejemplo de glocal (local + global) un poco deformé.

Se va demasiado rápido, la marihuana potencia la cognición como si de un fórmula 1 fuese el combustible. Y de tan rápido que se va, nadie puede ver el paisaje y quedarse con sus recuerdos. Sólo te queda una huella de muchos, y sí que a algunos de ellos se les mira lo suficiente como para retenerlos. Una pena, porque muchos se van por los agujeros de la red.
Es manifiesto, como se abandonan las rutas de la memoria a corto plazo, para transitar otras que tienen que ver más con la síntesis, la filosofía, la relación entre cosas.
Y al mismo tiempo, cuántas experiencias se necesitan, para poder acabar teorizando sobre ello. Ya que no es fácil la serenidad del papel en la marabunta que resulta la experiencia, tiene de hervidero, agradable, pero muy activo mentalmente, agitado.
Respecto a efectos contrarios, en mi caso la quasi bulimia que provoca, no es que parezca beneficiosa a largo plazo si uno ya está sobrado de grasa corporal. Respecto a bajones anímicos, que si pasa a una persona cercana, puede ser que al cabo de 3-4 días, con los metabolitos ya procesados, se produzca una ligera apatía diluida, y un poco de bajón. Pero no es nada del otro mundo.
No es que haya euforia cuando se toma, pues domina más la lucidez que la euforia como efecto, sí que se incrementa la impulsividad, aunque la desinhibición es muy diferente a la del alcohol. Hay un dominio de la psicomotricidad mayor, para que nos entendamos, uno baila mucho mejor bajo los efectos de la marihuana (tomada en pastel) que sin. Se mueve mejor, mejora también la parte inflexiva del habla (entonación, dicción, expresión). Y su creatividad explota como lo hace una botella de champagne, con su mismo sonido, significado, y triunfo.
También se incrementa la pacificidad de uno, algo bastante intuible viendo las décadas y personas relacionadas con el mundo. Hay una mejora de la sociabilidad.
Se pueden tener momentos de ligero mareo mental, que dura un segundo o menos a veces, como un aturullamiento del fórmula uno que arranca.
Suele haber un incremento de la libido, un aumento de la salidez bastante perceptible, y en caso de perpetrar el asunto, notareis que la experiencia también cambia.
Lo encuentro una eucaristía real, que no debería acarrear ningún mal tomada semanalmente. A diario, o cuasi diario me da respeto, aunque no se descarta su toma.
Desde mi humilde opinión, recomiendo su uso, y sus pruebas a nivel médico, no mucho peor podemos ir como especie, y mutarnos un poco la mierda que llevamos en la cabeza, sólo puede significar ir a mejor.
Firmado: el hijo de Victoria.

sábado, 20 de marzo de 2010

Misantropía y olé

Estoy enfadado con el mundo. En un viaje de vuelta largo de avión se suele tener este síndrome, es como si se ha de plegar una gran tienda de campaña, te da esa pereza procedimental de acabar un ciclo durante diez horas o más. La gente te cae peor que nunca y detestas sus lados menos agraciados.

Pero en esta vuelta, tras el infiernito del Northwestern Memorial Hospital, aún detesto más el mundo, todavía le tengo más tirria. Es pasajero, es una misantropía que se atenúa con los días en casa. Pero hoy, hoy voy a morder mientras pueda.
Téndría que llevar la gente más carteles y menos disfraces. Sabemos la cantidad de memos y memas que pululan en cualquier calle, pero amigos míos hay una industria del camuflaje hiperdesarrollada. No digo que la típica pánfila lleve un bordado con "soy tonta del culo", y el trepa comemierda una visera que indique "si puedo te saco los calzoncillos"; pero se podría hacer un ejercicio colectivo de no libertad de camuflaje. Una corriente cultural que dejase claro de antemano los parapetos en los que se escuda la gente poco humilde y que quiere escurrir el bulto como sea. Ni ellos/as se dan cuenta de que son presos de una industria; que son consumidores de productos que les hacen sentir otros a cambio de no ver la realidad. Que llevan un postizo caro para tapar miserias, y que son unos grandes embaucadores.
Que no distan mucho de un síndrome de down, pero esa carcasa de inocencia total de aquellos, ellos son capaces de violarla y querer dar caviar por burillas. Ahora se ha inventado el Facebook, su palestra para el ridículo, su pantalla proyectora de cuantos días les quedan de vacaciones y dónde se van de vacaciones. Obviamente no podrán poner mucho más, salvo sus fotacas enseñando las tetas o fotos de la última borrachera.

Sé que haciéndoles caso como les hago, y hablando o escribiendo sobre ellos, les doy una importancia que no deberían tener. Pero es que son muchos tal vez. O hacen mucho ruido, visual, auditivo, emocional, internauta. Moscas cojoneras, tan pequeñas pero tan insidiosas. Pero claro, tampoco puedes dar una ostia conceptual a una, porque las demás se violentan. O no sé, tal vez valga la pena no morderse la lengua y decir: deja de hacer el puto ridículo ya, tu vida es una mierda, no vayas de especial, no hagas ruido.
No creo, pero sí que uno guarda estas molestias y codazos para su llegado momento, de tú a tú, con todo el camuflaje derretido, entonces beberás barro, y espero que a partir de entonces empieces a tener aspecto de cerdo/a, jabalí/jabalía, y dejes todo tu postizo falso en el ropero.
Amén

99 % Invencible

12:21 h aquí, cinco y media para coger el avión. Ayer estaba mucho más lejos de ese avión, muy débil y convaleciente. Pasé buena noche, dormí 8-9 horas, y empecé a tomar los opiáceos que me recetaron. Ayer tiré de Voltarén porque le tengo mucho aprecio tras los dos cólicos que he pasado, así que tiré por la opción europea segura. Hoy como prueba matinal, veo que los opiáceos funcionan, y lo complemento con algún voltarén. Ayer tenía fiebre y hoy ya no. Así parece factible pasar un vuelo más escala suficiente como para llegar a casa. Hay que mear esa piedrecita de 3 mm. Espero que coreéis un alud de Jordi meaaaa, meaaa Jordii, con pompones y pancartas.

Por suerte no me vine abajo al ver lo que se me venía encima. Sin el apoyo emocional de mí mismo hubiese sido una de las peores experiencias de mi vida, si no ha sido ya así una de ellas. Cuando confirmas que esa primera hinchazón de barriga y especie de punzada hepática, viene seguida por los síntomas del fatídico cólico, se te viene el mundo encima, te proteges e intentas sobrevivir a ello como se pueda. Es una experiencia límite, con la muerte coreando amagos aquí y allá. Obviamente no te mueres, pero se puede morir durmiendo plácidamente sin enterarte de otras cosas. El sufrimiento como tortura y posterior muerte, en el cólico uno recibe un trailer de ello más que largo.

Sabes que el sufrimiento termina en el voltarén intravenoso, pero ah amigo. Hasta llegar a él hay todo un camino tortuoso. Estás en pijama a 10 mil kilómetros de tu casa, y has de llegar a un box de urgencias de un hospital a las 4 am de la mañana. Eso es tiempo, burocracia y más dolor. Es como tener un ataque al corazón controlado pero que se suspende 30 o 45 minutos, y si no dan con la medicina, 2 o 3 horas. Te desesperas como nunca jamás.

Los traumas no tienen memoria, el dolor físico se olvida, la intensidad de sufrirlo y la intensidad de no sentirlo es como el día y la noche. Cuando pasa, ya no existe. Es como si tienes accidente con el coche siniestro total, pero al cabo de una hora tú te deshieres y el coche se desabolla. Algo muy imposible. Así que queda en la santa cabeza de uno cuidarse y hacer prevención. ¿Cuánto pagaría por no tener un cólico nefrítico? La gente que lo ha pasado seguro que no le importaría hipotecarse de 5 mil a 10 mil euros mínimo por no pasarlo, y los precios podrían rebasar los 30mil euros sin problemas. Así que quiero ver agua por doquier en mi casa y en mi trabajo, especialmente en verano, correr como Forrest para desoxidar, y no comer la mierda que nos venden. Más hacerse las debidas revisiones. Tendría yo mismo que tener un día del cólico, este 19 de marzo, día del padre, no, día del cólico, y aquel 1 de noviembre pasado, no día de todos los santos, sino día de todos los cólicos. Y el día después del equinoccio de verano, 25 de junio, también fecha oficial de prevención del cólico.

El viaje a pesar de todo ha estado bien, se le tiene cariño a lo sufrido, y aquí se ha defendido mucho, y si acaba bien, se ha acabado ganando. Se ha descubierto una señora ciudad, una ciudad puntera, y una de las más destacables del mundo en las que he estado. Así que esperamos volver pronto. Ha sido una primera actividad exploratoria, con sus notas duras, pero aquí quedan un montón de fotos, posts, nuevas calles y restaurantes, más brega para ser recordada, y un orgullo inevitable de haber superado una tortura moderna a solas y sin lamentos.

viernes, 19 de marzo de 2010

Lastimación

No vino el tercer ojo. A las 4 de la mañana am empezó la bomba de un cólico nefrítico. Estirado como un perro en la cama, haciendo respiración de yoga sin saber como, masajeándome el costado ya frío y entumecido con la mayor intuición del mundo. Me visto como puedo, esta vez no fui en calzoncillos de micky mouse al hospital como en Mataró, e intento renquear como pueda a una farmacia a conseguir analgésico para caballos. Subo a un taxi, porque no llego a la manzana de la esquina, y al taxista se la suda lo que me pasa y no me lleva. La educación anglosajona se la pueden meter por los muertos que han causado en Irak. Hipocresía nacional.
Cojo otro taxi con más suerte que me lleva a la esquina, cargo con analgésicos, y hacia el hospital, que por suerte está muy cerca. Dos inyecciones de morfina, una prueba incomodísima de rayos X que he de parar a la mitad, sesión de 5 horas más jodido que ninguno, hasta que llega el mágico voltarén y todo se calma. Me dan el alta, sigo con medicación, algo renqueante. Pero más se perdió conociendo a Eduardo Laporte por ejemplo.

Pizzeria Uno, Ontario Street



Hoy en la pizzeria Uno, donde se inventó la deep dish pizza hace unas cuantas décadas. Ambiente muy de escena de Fama en bar italoamericano.
Voy espitado, algo anfetamínico, porque mi horario permanece loco ya varios días. Mañana si no falla, vendrá el tercer ojo, de tan removida que está mi melatonina y mis patrones sueño-luz. Soy un hámster acelerado dando vueltas a la noria del jet lag.
Aparte de la descripción, todo controlado, a una mala me pongo en serio a dormir y ya está. Estoy acostumbrado, en Cuba todo acabó con un hiperciclo descomposición-restreñimiento mutado de uno a otro en cuestión de horas. El soma está girado por dentro, y va dando piruetas. En Japón, me salió un tercer ojo lúcido, aceleradísimo pero gnóstico gnóstico. En Brasil, una caipivodka asesina se llevó por delante el desasosiego en un resacón olímpico. En el próximo viaje, o tomo medidas o me llevo una rueda de hámster para las noches. Nunca mais.

Hoy fui al planetario Adler, uno de los mejores de la Tierra. He revisado allí mi noción de lo minúsculos que somos en relación al todo, hay billones de galaxias con billones de estrellas , el asteroide alrededor de una en el que vivimos es una chusta, un mierdal pinchado en un palo, somos la nada de la nada coma cero uno. Y aún así, las cosas que pasan por el mundo.
Esta noche, ajena a nuestra no significancia universal, me veré el musical Billy Elliot que hoy se estrena en Chicago. Mañana os cuento sobre las tres horejas de música y baile.
Qué tardará más el cerdo de ayer, la pizza de hoy, o la sopa de mañana?
Házme una canción, hipnotiza el pensamiento con ese código jugón y bailongo. Inhibe y apaga las grandes pantallas del megacine psicológico, gran, amigo, Frank

jueves, 18 de marzo de 2010

Cienwaukee

Día de San Patricio, estoy en Milwaukee, Wisconsin. Seguro que en la clínica donde nací, nadie ese día apostó que aquel niño estaría en Milwaukee. ¿Y qué tiene Milwaukee diréis?
Calles, farolas, gente y pasos de cebra.

Chicago está cerca de todo: Detroit, Indianápolis, Minnesota, Cleveland, Sant Louis... Pero a hora y poco más está esta ciudad. Así que he venido para ver qué es Milwaukee, aparte de ser la sede de los sosetes Bucks. La gente va contenta por la calle aquí, va de verde, entra en los pubs y desyuna y come cerveza. Yo me he unido a la tradición, como buen viajero, y Milwaukee parece simpática, y no doble aún.
Hay conmemoraciones que son coartadas para el prive, ésta es una. Vístete de verde, pónte un sombrero de duende, bébete 6 guiness, y verás que todo tiene sentido, gran amigo Frank. Mañana hacemos la fiesta de los orcos, el otro el festival del frijol, y el sábado la famosa fiesta de Blas.

Es una semiciudad de provincias, pero aquí también hay que estar. Lugar de cerveza y quesos, la gente se lleva quesos gigantes de espuma como souvenir. Y me parece muy bien.
También es lugar de puertas giratorias macizas también, qué forma de hacer brazos. A ver, cómo lo diría, Milwaukee es Milwaukee, si no os gusta venís y lo veis.
De todas formas llevo poco rato aquí y ahora estoy esperando una loncha de cerdo reducido con frambuesa, me pilláis en la sala de espera de un réstorant.
Cómo comen aquí... (aviso, el post termina cuando llegue el cerdo) qué cubos de fregar para una coca cola ponen, y qué ochocientos gramos de lomillo para un bocata. Al ver el kilo de carne por rebanada, se me aparece la faz de mi abuela mirando eso violentada con ojos de postguerra. Y qué asientos en el tren tamaño Shaquille O´Neal con paperas, cómo me escurría, qué... el cerdo!!

miércoles, 17 de marzo de 2010

Miscelánea Mid-west



La gente en Estados Unidos suele ser muy educada sin ser cargantes. Otra cosa son los empleados de las tiendas, que manifiestan cierto acoso y actitud cansina invadiéndote tu experiencia. Te interpelan constantemente, y tú no has salido a la calle hoy para hacerte su amigo.
En ninguna ciudad había visto tantas puertas giratorias para entrar a los sitios. Ya hice de paleto forzándola en dirección contraria, mientras un camarero se descojonaba de mi landismo.

Si algo encuentras aunque no quieras en NYC son bambas y comida. Aquí te sorprende no ver la ristra de Nikes por doquier ni una cafetería cada 20 metros.
El misterio del agua verde en Chicago ha sido resuelto. No es Fairy, but it´s a fairy effect dado el día de St Patrick´s day. Porque si no lo sabéis, everybody is Irish on St Patrick´s day. El desfile fue el sábado pasado, pero la festividad es mañana mismo. Todos los comercios y la ciudad celebran y preparan especialmente esta fecha relacionada con su pasado irlandés. Queda pendiente ir a Dublin un 17 de marzo claro.

De momento comer en Chicago es una atracción, hay comida de todos sitios, muy apetitosa en locales muy bien cuidados. Uno de los mejores lugares en cuanto a sensaciones gastronómicas. Chicago tiene playas, el lago Michigan, que es casi dos veces el tamaño de Catalunya, hace de mar, y en su costa hay instaladas playas de agua dulce. A la ciudad se le ha venido llamando the "Second City", por estar detrás de la omnipresente NYC. Actualmente ha sido relegada a la tercera posición detrás de Los Angeles. Como no, sir Michael Jordan aquí es una institución, es difícil no cruzarte un día con su áurea estampada en cualquier parte. La canasta contra Utah es el momento cénit escogido en su ciudad. Tampoco se ve de momento el megacutrerío adherido a la ciudad de Nueva York. NYC es la gran capital, pero en ella se ve el grado más cutre de apariencias quizás del mundo, una mezcla de lo peor de muchos sitios estéticamente. Queen´s, Brooklyn, el Bronx, Harlem, etc, ofrecen un panorama charnego y de mal gusto que quita el sentido. Son ciudades dormitorio donde se batalla por la vida, y lo de menos es lo que se lleva puesto.

Y esto es todo amigos, temas variados sobre las impresiones por aquí, mañana más.

martes, 16 de marzo de 2010

Cosas que ya no se pueden hacer



Desde ponerte los auriculares en Virgin Megastore a que te regalime un Capitán Cola... (continuará)

Chicago Due



Día due en la windy city. Ayer el plan empezó con una cabezadita a las 16h, que se alargó hasta las 21h, ops, luego interné y Nba en la tele, otra "siesta" de 1 am a 3 am, y ale, a empezar el día, que Dios a esas horas ayuda de verdad.

La madrugada empezó bien, no, empezó mal, no, empezó bien. Operé correctamente en un inicio duro, objetivo del día cumplido. Me dispongo a irme, me estoy vistiendo, ups, cinco mil dólares extirpados del tirón, como un collar en el cuello. Ups.
Total, cinco horas como cinco duros sets de asedio y batalla, intentando defender el terreno ante la jauría de Wall Street. Salimos con vida y mejor de lo pensado. Estoy muerto, la cabeza muy embotada, el jet lag en el aliento.
Me dejo llevar paseando por el downtown de Chicago apurando fuerzas. Almuerzo y como a continuación, soy infiel a mi restaurante, como en un japonés que es un circuito constante de gente entrando y saliendo. Me consigo sumerger en las calles de Chicago. Tras dos horas al ritmo de Marín y Llopart, me pateo todo el centro de la ciudad.

Quien ame New York, amará Chicago. Es una alternativa más que aceptable a Manhattan, con su encanto propio. Una versión agradable y suficiente. Hay mucho aire de Midtown, y menos ambiente viejuno como se respira en NYC. Porque New York tiene mucho de viejuno, de fósil urbano a punto de caducar. El centro de Chicago se llama The Loop. Está apelmazado, giras por una calle y te encuentras a dos manzanas de donde habías estado hace poco, tuerces al otro lado y descubres que pasaste un bloque a la derecha no hace mucho. Por eso se llama the loop.
La ciudad tiene ciudad. Es una perogrullada pero hay urbes que se acaban pronto, caso de Boston, Toronto, ciudades inglesas, que tienen mucha zona residencial pero el centro es reducido. En Chicago es extenso y casi no acaba nunca. Uno agradece estar en una ciudad que dure mucho, porque si no está el campo para otro tipo de visita. De hecho, mi pre-esquema de Chicago se ajusta bastante a lo que he visto. En otras ciudades, como Estambul, lo que te imaginas no tiene nada que ver con lo que finalmente ves.
Chicago tiene río, lago, arquitectura excepcional, gastronomía destacable, y espero que más diferenciales que podré descubrir.

Vuelvo al hotel tras la galopada, vuelvo a operar para sacarme espinas, proceso fotos, hago de Enjuto, charlo con los míos. Planeo una escapada a Milwaukke, Wisconsin para mañana, está en tren a hora y media y haré un sube baja.
Ahora cierne sobre la tarde si aguantaré otra nueva caminata, o la siesta impondrá su horario aleatorio. La noche será larga como de costumbre en América. ;)

Barcelona, posa´t lletja

Cada vez que uno pasea por Madrid se queda algo perplejo. Se proviene de Barcelona, se está en una ciudad equivalente en tamaños, significancia y dimensiones. Pero en las distancias cortas son dos paisajes muy diferentes.

Se puede malinterpretar sí se suelta que Madrid es una tasca con calles. Pero la imagen para un barcelonés puede tener su sentido. Venimos de la ciudad bonita, la que el ayuntamiento ha cuidado con esmero para que sea una postal continua y diversa para quien la transita. En Madrid hay un descuido estético muy pronunciado. Les dan igual los rótulos viejunos de los cincuenta, los hechos con letras de esas que tenías que subrayarlas con lápiz y se enganchaban luego. En Barcelona eso es pecado, ahí hay que renovar, diseñar y dar una imagen agradable. Diseño, diseño, diseño. Un local viejuno en una calle céntrica es señalado.
Diría que Madrid tiene la suerte de no sentirse para nada acomplejada por ser gorfea. Y Barcelona tiene la esclavitud, bastante institucional, de arreglarse dos horas cada día ante el espejo. La cañí y la estética. Luego vendrán las consecuencias.

A las pocas horas de estar en Madrid, uno también se sorprende de cierta generosidad y diferentes precios. No sólo el del metro, si no la diametral diferencia en la restauración. Aparte que en Cataluña no regalamos nada, las raciones también son más de diseño y menos en cantidad. Siempre me ha costado creer eso de que en Madrid cada noche se puede salir, sobre todo porque Barcelona de noche entre semana es Sosería city, y que venga alguien a defenderlo. Seguimos el hábito europeo de trabajar y dormir entre semana. Puede ser que en la fea Madrid se viva mejor, y en la bonita Barcelona se curre mejor, paso de tópicos, pero algo se apunta. A mí, tras 33 años en Bcn, no me importaría irme, quizás no encontraría una ciudad tan grande igual de bonita, pero uno busca vivir más que hacer fotos. Desde los 80 teníamos campañas de "Barcelona, posa´t maca", hoy en día nos salimos, tenemos un pibón como ciudad, algo tan poco carnal como el cemento, y ni siquiera los ingresos por turismo son los que deberían ante tanto exquisitismo estético. Así que quizás son tiempos de un "Barcelona, posa´t lletjota", aféate, simpáticamente, invierte en intangibles, en vidurria, olvídate del espejo por un rato.

La miseria del siglo veintitrés

Hay tanta miseria en nuestra genealogía, que se arrastra en nuestra ontogenia, que nos limita a hora de hoy... Aunque esté rodeada de lo impoluto, de nuestra participación como accionistas de este mundo moderno y tecnológico.

Quien más quien menos todos venimos de un abuelo ferroviario, agricultor, currante, la mayoría de nosotros desciende de una clase trabajadora del siglo veinte, cuando en este siglo aún se pasaba hambre, se arremolinaban ante un único televisor por calle, las aguas fecales transitaban por donde querían, o los hijos se tenían porque Dios lo sugería y porque el trabajo en casa lo necesitaba. Todos somos hijos de hambrunas, analfabetismo, ruralismo y de una falta de psicología tremenda.

Nos hemos criado en ese caldo de cultivo. El mundo dice otra cosa. Desde el iphone, cosa autosuficiente, icono de lo impoluto, asistente ultramoderno, hasta la moda y las calles conseguidas, parecemos borrar un trauma de precariedad que a nuestros abuelos les parecería el paraíso visto de golpe.
La procesión va por dentro. Somos descendientes de un maltrato universal. O sea, nos hemos criado como hemos podido, con todas las limitaciones que tiene una pareja joven que desciende de una generación de guerra, postguerra o dictadura. Es igual el caso español, franceses o británicos también se jugaban la vida cada tarde en el tajo, la rudeza reinaba por doquier, y eran países atrasados ante cualquier realidad actual.

Lo que quiero decir es que más allá del amor de padres, se cria a un hijo como se puede. Sobre todo, se tutela psíquicamente con los recursos que quedan, después del tajo abastecedor, de las necesidades básicas personales, del batallar de la vida, después sí, queda ese espacio en que se puede criar psíquicamente a un niño de forma efectiva, porque batallando se avanza bien poco en ese campo.
Y somos hijos de batallas, cotidianas, que no bélicas, de muchas familias por sacar adelante a los suyos. En ese sacar adelante, nuestras psiques y las de nuestros antepasados se rozaban con el suelo. Se hacía lo que se podía, y el mimo psíquico se quedaba por el camino.
No hay nada que reprochar, somos crías y les debemos nuestra supervivencia, pero está bien ser conscientes de nuestras miserias. Y basta ver a nuestros semejantes, para ver toda esa miseria de mineros y ferroviarios de antaño, traducida en nuestra mediocridad y poca fortaleza psíquica. Buena parte de nuestras vidas es aburrida o traumática, eso sí, rodeada de iphones y diseño, nuestras vidas son bonitas, y modernas, pero si rascamos hay una desestructuración manifiesta.

Está genial todo el camino realizado, no se han dejado de superar estadios como especie, hoy en día estamos mejor que nunca en muchos aspectos, sólo hay que ver lo mucho que queda por recorrer y seguir evolucionando. Somos unos primates evolucionados en lo alto de la naturaleza, pero de ahí a estar a la altura de la imagen cuasi perfecta de nuestros diseños y tecnología, hay todo un interior pudriéndose por dentro cada vez que es seriamente contrastado.

lunes, 15 de marzo de 2010

¿Prohibirías los maratones?

¿Habría algo, más nihilista, que un maratón? ¿Un vulcanizar el cuerpo de fatiga hasta la extenuación, hacer una pirámide de meses con cienmiles de requeteesfuerzos, para correr cuarenta y dos mil metros sin cese aleatoriamente, llegar a una línea arbitraria, e irse para casa a leer el periódico?
Esta locura, no es un acto psicótico sino un hábito bastante encajado en el haber de gente cuerda.
¿Por qué tanto correr, y correr, y correr

Zapeamos ahora a la frase"deporte como gran metáfora de la vida". Pero la palabra metáfora no es suficiente. No se trata de una imagen, esto es una encarnación, y aún más, en cada fibra del músculo y en cada célula oxigenada, es casi, "deporte como transfiguración de la vida".
¿Pero qué valida este acto tan nihilista y muy Forrest Gump, de ponerse a correr y no parar, hasta pasado un tiempo más allá de lo prudencial y lo funcional? Puede ser que el maratón sea el gran workshop personal, el lugar de tallarse uno, un garaje disfrazado donde uno se cultiva a base de zancadas. Y obviamente, el rincón de la épica personal.

Cualquiera no se alista en un taller, en esta mili-tancia fondista, porque sí. Las motivaciones subterráneas para ser un marathon man, o para ser misionero, no son ni azarosas ni un capricho. Ha de existir un perfil épico que cubrir, y una focalización en el atletismo como medio y uso para ello. Hay gente con necesidades épicas, con perenne actitud heroica, y los hay con necesidades dramáticas y/o exhibicionistas, que son otro tipo. Y aunque no guste, todo el que va a una justa, duelo, o batalla épica, contiene algo de desesperación, de frenesí impulsivo a la batalla, más como un acto simbólico, hasta junguiano, que no como acto productivo o funcional.

Todos ellos tienen sus trabajos, su esfera oficial, y su ámbito afectivo, pero el desgarro titánico, es el hobby que acompaña y sustenta, acaba de dar sentido, a ese conjunto de haberes personales. Tan propio y difícil de entender, como el que perfila su sentido en la vida, construyendo maquetas faraónicas a base de palillos. Esas aficiones locas, pero que también cimentan y rellenan los huecos constitucionales de nuestras vidas abaldosadas.

Yo si fuera un dictador, prohibiría los maratones, en esa ruleta caprichosa de decisiones propia de los caudillos idos, y también, de las democracias imperfectas que prohiben sustancias a dedo de alcahueta civilizada.
Hay mucha compulsión en el maratón, mucha irracionalidad largamente suspendida. Hasta podría hablarse que la intelectualidad se gripa o margina de forma manifiesta, forrestgumpianamente.
Un sabueso detective de los más allás del psiquismo, podría poner en duda los beneficios sociales mediatos, de la celebración de misas masoquistas corridas en masa. Pero eso hoy en día, sería mucho especular. Lo dejaremos para los mozos de los siglos veintidós y posteriores, pues es un hueso a roer más de sus tiempos. Un abrazo, agur!

Toc toc ChicAgo




Primer día aquí. Jet lag de la casa y el día se iza a eso de las 3 de la mañana. Emails, trabajos varios, día laboral terminado antes de que aquí se desprendan de las legañas. Desayuno en la habitación comprado en Trader´s Joe, una institución urbana-rústica de las que se ven por aquí.
Cualquier ciudad que se avista de EEUU mentalmente se referencia a la ciudad de ciudades del país y del globo, NYC. Lo bueno es ver que ninguna de ellas es réplica, que Boston, Chicago, Miami, son lo mismo y a la vez muy ellas. Todas se parieron en este megaestado nuevo en las mismas épocas, el sastre de los tiempos les dio a todas un talle, pero cada una se particularizó localmente ganando una identidad. Estados Unidos, como toda América, es un precipitado intermedio, novel como para no tener nombres las calles y sí números, pero mediato como para haberse formado identidades tan propias e insustituibles, que parecen llevar allí 20 siglos, como podría ser el tango en el sur.

En Chicago el urbanismo tiene las treguas que no tiene en NYC, con espacios no ocupados, atmósferas con guiños a lo rural. Aquí parece más fácil comer bien, hay un esmero francés por ofrecer productos redondos y naturales, que tampoco debe ser francés y se formó aquí por localidad.
Ha sido un paseo de vuelo de pájaro reconocedor, que al fin y al cabo suele acabar teniendo bastante de verdad, sin postjuicios que entorpecen. He hecho la litúrgica ruta consumista del Apple Store, Nike Store, Disney Store, Hershey Store, recogiendo ostias respectivas en forma de regalos. Ahora ya me puedo cagar dentro. O sea, ahora ya puedo hacer algo más que haga el viaje valer la pena :).
He sido hasta ahora un intelectual cenizo que siempre va a comer al mismo sitio. No es mala trastategia de arañar familiaridad. Te topas de primeras con lugar bueno, bonito, barato, para acabar despidiéndote del dueño poniéndote a los pies de su esposa, dándole una tarjeta de tu residencia en Barcelona, gran amigo Frank.
Así que ahora intentaré dormitar una siesta reparadora, y luego algo tendré que planear en esta mi ciudad querida que tanto conozco, alguna ruta donde dejarme caer. Ya os contaré mañana de su ésito o su fracaso.

Txicagu

Dejé Río hace 3 semanas y aún debo transcribir su último post. Hoy estoy a dos horas de aterrizar en Chicago, en otro de esos vuelos largos, a descubrir mundo, que te dejan el soma algo entumecido después de tantas horas en cabina.

El patearse el mundo es una suerte, no niego, pero como todo, tiene esos rebordes amargos, y el principal es la soledad. Por muy autónomo que sea uno, las 24 horas consigo mismo días seguidos no es algo muy llevadero a largo plazo. El ser ermitaño itinerante, con mi mochila de timidez, es una vida atractiva a todas luces, pero doliente cuando se pagan los focos. No me veo en una vida ad itinerans, que podría practicar a día de hoy sin impedimento, pero que queda reservado como una huída hacia adelante si mis proyectos de estabilidad no marchasen.
Se puede viajar 200 años, de isla en isla polinésica o de pueblo en pueblo de la Mancha o la Toscana , el mundo no se acaba nunca, pero 50 años de soledad, de prisión más o menos habitual en uno mismo, es duro de cojones.

Llevo el alma cansada al Medio Oeste, estoy enfrascado en consolidar una tienda en pleno centro de Barcelona, que se quede allí 10, 20 años; y ahora sólo la estamos plantando. Vuelvo a ser un especimen activo, que llena sus matas de tiempo de quehaceres, tras muchos años de tiempo gruyère.
Y con mis tintes obsesivos, me paso. Hay demasiadas jornadas laborables dobles, cierto insomnio, saturación, y descarga en quien pasa por ahí.
Pero hay que dejarse mecer estos días por Chicago. Sin planes, sin prisas, vivir en la ciudad estos seis días, y observar, curiosear, saborear. Mimetizarse como se pueda en un residente más de La Salle Street o Michigan Avenue.

Alba y Mónica

Más alla de todo romanticismo gratuito, de pasear un día al perro de las cosas y toparte con tu alma gemela al eco de un premio de máquina tragaperras, más acá tengo la suerte de tener a los míos.

Los de uno son los que comparten las aventuras de una vida, que es lo único que vale la pena y nos trasplanta dicha, redimiendo lo procedimental, lo aburrido, y lo necesario.
Siguen en ese jeep contigo, y también te hacen de metros adicionales ante el precipicio. Sufren tus infortunios y tus horas lamentables, en que te sales de curva y se la pegan ellos contigo.
Te hacen de red de trapecista y eso, debería valer igual o más que la energía nuclear birlada al enamoramiento, donde sin hacer nada se nos regala un cheque casi en blanco. Luego la lotería se piensa que es un derecho y a continuación todos los baladistas cantando y forrándose con la montaña rusa galáctica del amor. El amor es un producto nenas, y se acaba pagando un precio. Qué suerte del que no se enamora nunca pero tampoco deja de rechazarlo, un budista consecuente.

Por eso, los que siempre están, para comer un huevo frito juntos, pero también para frenar las caídas y los fracasos personales, para acompañarte siempre y no dejarte a solas demasiado tiempo con el vasto universo en la cabeza, los que siempre están, Mónica y Alba, merecen estas líneas de agradecimiento, y decirles que las quiero. Por lo del huevo frito, y por todo todo lo demás.

domingo, 7 de marzo de 2010

Human. Too human

Mañanar recio ahí fuera, en pleno campo, ocho de la mañana del domingo. Estoy en Calafell del norte, en la fase hivernal de todo pueblo de playa, porque un pueblo costero es un verdadero oso, una criatura que hiberna. Estos pueblos son totalmente otros con el frío, porque nacieron para ser pueblos de verano. Sólo hace falta salir afuera y sentirte parte de un guiso frío, en que todo lo que pruebas está fuera de temperatura, lejos de inflamarse y sintonizar con el ambiente como hace en verano, donde todo tiene mucho más sentido aquí.
Me imagino así, que el Oslo del verano y el Oslo del invierno son realidades sentadas en una silla y dándose la espalda, mundos paralelos si cabe, pero dos ciudades distintas. ¿Pero quién cambiaría el nombre a una ciudad estacionalmente? Pepe diría "que se rompe la ciudad".

Uno querría vivir en el lugar de los veranos, quizá por eso mis escapadas a los trópicos, el cariño entregado a este pueblo, y que los pájaros me sigan despertando treinta años después en este mismo lugar.
Ayer fuimos a ver, y ya no en el cine Iris, la última parte de la trilogía Millenium. Y disfrutamos. No te dejará un poso este thriller acompasado, no te servirá luego y volverá a ti como una carta regalada en la manga. Pero mientras dura uno lo disfruta, efímero tal vez, pero suficiente para entretenerse y valer como ocio. Las 2500 páginas esperan a ser leídas algun año, cuando no chillen como ahora, y analizar ese ingrediente que tienen que las ha hecho tan y tan populares. Muchas veces la limpieza es básica y la agradecida para triunfar, lo mono, lo correcto, con su hora de exotismo, es bienvenido aquí y allá, entrando por una puerta de atrás no tan concurrida. Pero habrá que leerlo claro.

Está aterrizando una nave nodriza en mi vida, todo el berenjenal de montar una tienda rapidito en el centro de una urbe, seré tendero, no por mucho tiempo espero, y como consecuencia revoluciona el estado de las cosas y duermo unas 3 horitas menos, entre otras cosas.
La verdad es que te hace sentir más vivo, a veces lo enviarías todo a aznar espárragos, perdón, a la mierda, pero estaba cansado de esos huecos de tiempo, y era un tipo sin columna vertebral. Así que esta prótesis que me invento, tan falsas como las de mis vecinos, tan poco tuyas, y a la vez mamadas e íntimas como la familia que te toca en la gran rifa, me la hago mía, se implanta, y no ha provocado rechazo.

Es por ello que se sacraliza el amor. Porque se siente como aquello que escogemos 100 %, que no nos ha tocado de premio segundón, y obviamente, discrepo totalmente señoría. Empiezo a estar un poco hasta las pelotas de esa visión platónica de muchas mujeres, verduleras muchas de ellas. El amor como droga, el amor como oxígeno nasal en uci, el amor fundamentalista. Lo que llegan a invertir esos corazones no muy valientes, pero sí harto soñadores, en toda la parafernalia del romanticismo empaquetado. Tiene su qué de delirio, de esperar que la realidad se comporte como una de esas películas que consumen con compulsión. Atribuyen a los chicos que conocen una simpleza esquemática de Kent bueno, la empapelan por todas las amistades que conocen, y luego llega la bestia de la realidad como un tsunami a dejarles con el culo torcido y solas. Pero cogen metros, se vuelven a impulsar en su columpio enfermo, y como un creyente fervoroso asediado de dudas, hincan las rodillas y vuelven a practicar su credo espiritualista. Porque las más fervorosas aparte son espiritualistas. Y nosotros no. Frívolamente, leen cuatro libros de autoayuda, se hacen un Manifiesto de cosas invisibles, blindan la ciencia, y van por el mundo como si llevasen una túnica de pureza. Y cuanto más pobres son sus vidas, más deforman su visión y más supervivencia apuestan al amor y el espíritu.
Lo dicho. La sociedad aún ve bien a estos pobres de espíritu. Rosa todavía podría ganar OT sin problemas por pena. Luego se volvería a deprimir, y la gente ya no estaría ahí. A Bárbara le seguirán regalando los oídos intentando arrimar el pene caduco, luego tampoco, estarán ahí. Es la falsa bondad, la débil, la de boquilla, la cobardeja.
Cuánta mierda hay metida dentro de esa nobleza publicitada.

sábado, 6 de marzo de 2010

Nacho Cano, Musical A

Fue ayer feo entrar en un geriátrico, y ver convulsionar a una especie de esquizofrénico ido, que se caía y clamaba desgañitado por volver al mundo de los vivos. Era la lucha de lo agarrotado, una malévola decrepitud que bailaba, como una danza de la muerte peligrosa, que calaba a los que la veían.

Era Nacho Cano. La primera parte del musical invita a no irte en el descanso, que no es poco para un musical. Lástima que ese inicio sea una comedia y no un musical. Pero la risa en la vida puede perdonar hasta un gordo engaño. Lo de luego, lo de la segunda parte tras una coca cola, eso no, eso no se hace, la pelota no se mancha, es mejor pedir antes que robar.
Todos más o menos sospechamos que harían falta 8 universos más para que cupiera el ego de Nacho Cano. En nuestro inventario mental, para la palabra iluminado tenemos una casilla con un asterisco que más abajo nos indica: elegir entre Nacho Cano o Sánchez-Dragó. Y finalmente, si Puleva quisiera lavar su imagen como buena leche, debería hacer un anuncio enjabonando la mala ostia que gasta el electroduende madrileño.

Le falto al respeto porque ayer él lo faltó a los que flipábamos desde la butaca, y a los imbéciles hooligans que saltaban y bailaban con su mierda. A un "creador" no se le puede ir la olla de esa manera, bien, sí, claro que puede arañar el delirio y ser surrealista hasta la entremédula, pero no quieras al mismo tiempo: salvar el mundo. Nacho Cano sigue queriéndose erigir como mesías, como un ególatra ortodoxo. Me imagino que sus hondos complejos para tomar tanta droga y llevar esas botas de astronauta bolchevique deben venir, de su cara standard, más cierta vigorexia que a veces ha mostrado, y ante todo saber que no es un genio, ni tampoco su hermano, ni su abuelo, ni que habría rastro de gen tal en sus 50 generaciones anteriores y venideras.

El mensaje de su obra es simple como una lonchaza de mortadela, y te lo quiere hacer pasar por delicatessen histórica, referencia universal. NachopuntoCano arroganciaPuntocom. Unos gitanos que roban (subrayado por él) tienen a un niño que tiene el pelo como Nacho Cano. Tras ver que en ocho años no hablaba, lo llevan a un médico (el peor actor del mundo), que les dice que es autista, y como tal sinónimo: un genio (de aquí 20 años alguien de la obra se leerá un libro sobre autismo por si acaso). La genialidad que nos muestran del niño es que gime si ve peces. Gimiendo viendo peces triunfa hasta en Nueva York. Que alguien me expliqué porqué Cañita Brava sólo se quedó en Móstoles. Los gitanos le sacan hasta el dinero para chuches al niño, qué malos.
Luego al nene le salen branquias. Lo típico. ¿Cuál es la explicación? Que es un enviado de los dioses, porque va a haber un cataclismo, y hay que salvar el mundo, y la manera de hacerlo es potenciar a la mujer. Hijodelcorán!, las veces que habrás ostiado a tus novias con los humos que gastas.
En fin, pone un par de nombres famosos para empeorar la chapuza, Noé y la Atlántida. El médico medio secuestra al niño frente a la chanza despreocupada de los padres. Echan al niño con la peluca de Aramis Fuster al río, se lo montan para que se pegue un morreo con una prima gitana recién llegada de Alemania, que se ve que es la polla y que si oye al niño cantar, ella lo capta y puede salvar al mundo ella sola. Y acaba con el chulazo de Nacho Cano exhibiéndose sin camiseta un cuarto de hora cantando canciones de... Mecano (el allioli de la casa), el tipo un rubito cachas que hace que las lerdas del público berreen, y repitan musical para poder volverse a meter el dedete.

Y ahh, se me olvidaba. Nacho Cano es un genio, universal, histórico, vallecano, porque hace que el niño los miércoles componga canciones de 15 notas usando el 1, el 2 y el 3... que resulta que durante 15 años han coincidido con los resultados de la quiniela del domingo. Ops. Emmm. Geniaal, increíble, maravilloso, qué se puede decir