sábado, 31 de marzo de 2012

Escritura hemorrágica


Escribo sin ningún tipo de rutina. Es escritura hemorrágica. Me asalta a veces de madrugada, a veces en un escritorio. Cada 3 días o cada 30. De forma lacónica o de forma masiva. Me gusta poseer fobia al periodismo.

¿Crédito a la ley de Moore?

La capacidad de tu mail de google no para de crecer y es como una rueda ad eternum que nunca cejará en hacerlo. Las tarjetas de memoria pasan de 1 giga a 2, de allí a 4, 8, 16; y los megas a gigas y los gigas a teras. Los procesadores de 2 megaherzios a 3, luego a 4, alcanzan 8, y de un núcleo acabarán siendo 20, perdón, corrijo el acabarán.

La tecnología parece el dictado del progreso. Si en algún lugar se constata el progreso casi matemáticamente es allí. De hecho existe la Ley de Moore. La Ley de Moore expresa que aproximadamente cada 18 meses se duplica el número de transistores en un circuito integrado. Se trata de una ley empírica, formulada por el co-fundador de Intel, Gordon E. Moore el 19 de abril de 1965, cuyo cumplimiento se ha podido constatar hasta hoy (wikipedia).

Para que nos hagamos una idea de la magnitud de esta ley cumplida, veamos:

En 2004 la industria de los semiconductores produjo más transistores (y a un costo más bajo) que la producción mundial de granos de arroz, según la Semiconductor Industry Association.

Gordon Moore solía estimar que el número de transistores vendidos en un año era igual al número de hormigas en el mundo, pero para el 2003 la industria producía cerca de 10 a la 19 transistores y cada hormiga necesitaba cargar 100 transistores a cuestas para conservar la precisión de esta analogía.

En 1978, un vuelo comercial entre Nueva York y París costaba cerca de 900 dólares y tardaba 7 horas. Si se hubieran aplicado los mismos principios de la Ley de Moore a la industria de la aviación comercial de la misma forma que se han aplicado a la industria de los semiconductores desde 1978, ese vuelo habría costado cerca de un centavo de dólar y habría tardado menos de 1 segundo en realizarse (wikipedia).

A nivel de costes, cada año el precio se va reduciendo a la mitad aproximadamente.

La ley de Moore es ante todo, una ley industrial. Recuerda también a una ley española de que los pisos nunca bajan. Desde que tenemos uso de razón, tecnológica, siempre ha sido así, Moore-Intel ha acertado siempre. La gran pregunta es si esta rueda del progreso es la rueda del mundo o si es otra más lenta y falible. Si en el fondo el progreso tecnológico refleja todo el sudor del mundo, los miles de millones de jornales trabajados diarios, todo el hormigueo planetario en cadena, presente y acumulado en generaciones; o bien, la rueda también pinchará y sucumbirá a la crisis del endeudamiento, es decir, si es una industria dopada, adelantada a su tiempo por el crédito. Moore ha anunciado que en 10-15 años a partir de 2007 la ley empezará a fallar, palabra de Moore.

Dicen que son los tiempos de la definitiva consolidación del Nasdaq, que la gente destina a tecnología parte del salario antes que a antiguos gastos, pero la crisis decapante amenaza cualquier sector si no se detiene. Se nos haría extraño ver estabilizarse las capacidades de memoria durante años en torno a una cifra, y sería bizarro comprobar que van para atrás, estaríamos realmente jodidos. Aunque damos por hechas muchas cosas. Sin ver el ingente entramado que hay detrás. Leyes productivas como ésta, está claro que sostienen el mundo, y más hoy que todo falla. Hay sectores que apuntalan el mundo, y sectores que lo inestabilizan y le crean sismos amenazantes. Que cada palo aguante su vela entonces; aunque sabemos que su vela, la aguantamos los demás.

Cilios de arte

Hay una calle en Bangkok donde se hace cualquier tipo de certificado que necesites: carnet de coche, título de doctorado, certificado de defunción.
Certificar es dar certeza oficial y pública, pero no siempre es algo que emana de lo burocrático. Sostengo, que escribir es una forma de certificar.

En la escritura biográfica o lírica hay un proceso de auscultarnos, tendernos en una camilla y palparnos. Después, mágicamente, tecleamos una serie de palabras que son como la música simultánea de esa exploración. Se nos velan los ojos y un duende nuestro palpa y recorre nuestra vida tendida, mientras otro al mismo tiempo le coge la mano y hace de transmisor y radio de lo que evoca ese palpar. Así es como funciona la biología de un escritor tal como la anatomía de las ranas.
Me imagino que la transmisión, ya depende de unos cilios receptores que se tienen o no. Lo que en el extramundo se conoce por sensibilidad. El hecho de que te salgan, de que eruptes paragráfos que sean la música de una letra episódica, o que transmutes la aséptica memoria en greguerías y color, obedece a una peculiar biología, y su biografía injertada.

Y puede que este complejo mecanismo sea también el sello aburocrático de una forma de certificar. Es la manera que tienen los escritores de certificarse ciertas realidades no tangibles, de que creando se expelan certezas biográficas que no tenían forma definida.

Escribir es reunirse con uno mismo, auscultarse, pensarse de lado, modelarse con fango, y transmitir cual médiums los fonemas que se van desprendiendo.

sábado, 17 de marzo de 2012

La Voluntad


Me siento con un libro, El misterio de la voluntad perdida, de J.A. Marina. Yo escribiendo y el libro a mí lado también sentado, cerrado.

La voluntad. Diviso tres zonas de la voluntad, una en la que existe, otra en la que no pinta nada, y otra tercera en que sí pero no. Esas zonas podrían mentarse como distancias medias, distancias cortas y largas distancias, respectivamente.
En el día día el piloto de la voluntad está encendido. Trabaja, intercede, firma los documentos que le llegan con mayor o menor entusiasmo. La voluntad no obstante, a veces es el negro de nosotros mismos, la facultad currante que tiene que fajarse y angustiarse ante presiones y contradeseos. Es por ello que se escaquea cuando puede, o baja el tono hasta nuevo aviso, sabedora del estrés que acabará llegando a su silla.
Tenemos voluntad vestida de paisano y voluntad de operativos especiales. Al fin y al cabo, la voluntad no deja de ser una palanca, nuestra operativa para tirar fichitas del risk en nuestros territorios, la administración de nuestra fuerza, o la modulación de la intensidad que gastamos al vivir. Por eso, estudiar asépticamente la Voluntad, como facultad común extirpada y disecada, como un órgano más del soma del H. sapiens, no conduce a nada. De hecho, no hay una sede de la voluntad en el cerebro. La capacidad elicitadora está distribuida en varias áreas cerebrales, motoras y periféricas.
Sería esa fuerza, esa energía encaminada, que todos poseemos, administramos, gastamos, y reciclamos. Y podría tener su lista de balance, su contabilidad, sus proveedores, su patrimonio heredado, y su saldo. Y cada voluntad pertenece a una biografía y a las empresas de cada cual, con sus colores, cicatrices, peinados, y diplomas varios.

La voluntad firmada, aquella sustentada por un yo, por una identidad propia, identificada y asumida, suele ser nuestra versión oficial y la que defendemos. Pero no siempre ese plan consigue cumplirse. Puede resultar, que nuestra voluntad oficial día a día salga empate con otras voluntades menores, que nuestra voluntad planeada tenga paredes de colador, y que tenga que aceptar una quita en torno al 50 % frente a planes alternativos que por ahí pululan.
No es otra experiencia que la del pasar de los años y el remar de los sueños, el alejarse del tiempo de paso a una destinación, firmada como nuestra, y su asunción o frustración.
Después, otro caso de pseudovoluntad o paravoluntad, que puede acabar en voluntad falsa, viene de desdeñar las motivaciones menores, las aparentemente bajas, básicas, o las foráneas a nuestro plan de vida. Quien las desequilibra y somete a cierta represión, está aplastando un magma hasta volverlo elástico y rebotón.

La voluntad entonces, más que un medio de locomoción hacia nuestro destino es un combustible. Con lo que "fuerza de voluntad" no es más que una redundancia alarmista, vacía de significado. Voluntad hay la que hay, amigo, si me conjuro, saco heroísmo, y doy "el resto", sé que opero en el modo reserva de combustible, que se va a acabar, pero ojo, cómo pone hacer actos heroicos, chillar al vacío, hincharse la vena, golpearse el pecho... pone tanto, que recicla parte del combustible y no se gasta voluntad. Y si no lo logramos, podemos seguir haciendo el bazoka. Esta vez renovamos con una escenificación pública, retransmitiendo sutilmente nuestro heroísmo. A las gatas voluntades dormidas les azorará nuestro estruendo y nos felicitarán aún desperezándose. Heroicidades no hay todos los días, sólo los martes. Hasta algunos se quedan a laburar como héroes públicos constantes, y comen de ello.

sábado, 10 de marzo de 2012

Confesión mazagata


De José Antonio Marina no he leído nada, pero le sigo bastante

La masa enharinada de la personalidad


Respecto a nuestra conducta, todos de niños tenemos los tuppers con todos los estilos de conducta posibles esperando, ahí estan más llenos o más vacíos como en un buffet de la personalidad, preparados para tirar de ellos u olvidarlos según la orografía del destino.

Dejo Porto, y dejo una cuna de localismo, uno de esos lugares personalizados y tallados, como una aldea acercándose a una ciudad. De niño, podía haber tirado del tupper de localista, arraigarme a una ciudad pequeña, a un barrio, y comprar decenas de billetes de avión menos. A los veintitantos se produce un resembrado de hogares. Un Erasmus, una novia, un venazo viajero, relanza nuestras semillas y a veces enraizan lejos de casa. No fue el caso, y en Barcelona he echado raíces las justas. En cambio, un lugar cheers donde todo el mundo sabe tu nombre, donde el tapujo es un extranjero que no te ha visto crecer, donde el alcalde y el cura fueron a tu clase y los motes son la tarjeta de identidad, en un lugar así el cosmopolitismo es otra mujer atractiva que se deja para otra vida, para no decir adiós al terruño, a lo mismo, a ti.

Hubiese firmado otra vida paralela vencido por una aldea, y dejar esta indecente tendencia cosmopolita, robinsoniana, que no se cansa de visitar todos los rincones del mundo. Me imagino que el viajero empedernido se encuentra buscándose, y su retrato es como una foto movida. Marinero, mutante y paradójico.

Creo recordar, en una memoria-sensación retrospectiva, el niño que fui sin aún definirse y conteniendo una miríada de posibilidades de conducta, antes de modelarme la vida. Una criatura de ingenuidad, blanda, tutelada, soñadora como todas, y prudente - eso venía de serie. Nadie consiguió narcotizar un maremoto de inquietud, y empecé a rascarme con libros donde no se hacía pie, y con ciudades que no eran la mía. Y la sarna con gusto no pica, yendo a parar a una senda no muy transitada.

Oporto


Esperando um bacalhau. He quedado con él a y cuarto, no sé que cara traerá, viene de Braga.
Pues Oporto me parece estupenda. Así ella, me jugaría cien mil maravedís a que no ha sido bombardeada, esa tradición violadora de urbes con tantos followers en Europa. La han dejado tranquila, cerca de Finisterre, que ir pa ná no y luego hay que volver.

Posada en el río, natural, que no todas las ciudades evitan vivir de espaldas a su paraje más natural. La ciudad de los balcones forjados con herrumbe, metal enmohecido, líquenes y humedad atlántica. El Atlántico invade Oporto estando en el interior, amanece dominada por la niebla de alta mar, y dudas si habrá agua al pisar la niebla, porteada por el Duero como puñal del océano.
Aldea envejecida. Paredes con baldosas de otro tiempo, fachadas con el atractivo de lo senil, casas testimonio, tiendas-museo sin quererlo. Territorio desacomplejado, rutinario, cumpledías, desmaquillado. Un lugar que no se renueva apenas, porque remozarse puede llegar a ser accesorio. Ciudad aparentemente decadente y desvencijada, pero lo auténtico no tiene porque contener la estética. Vejez o madurez atlántica. Ciudad cascada, urbanismo en colinas, barrios en balconadas, pendientes oblicuas perpendiculares, todo empedrado, como antaño. Oporto respira antaño. Oporto es tan antigua, que el agua del río está limpia.

Y puestos a tener uno de esos lugares inolvidables, casi eternos en su mismidad de años, Ribeira. No pasearla, si no mirarla desde ese puente descomunal, academia del vértigo, o desde la ribera de enfrente. Y sorprender a Oporto, posándose, retratada, en un concierto de tejados y tímidos balcones asomándose al Duero, vestidos de líquenes y musgo, con colores rimados con el atardecer, tan fotogénica por haber crecido precisamente tan ignorante de la fotografía. Mientras las gaviotas repican y anuncian el inicio del océano.

Ciudad con todo el encanto de la ausencia de lo artificioso y de la estética, Oporto la vieja y dejada, aldea, looping empedrado, montaña adoquinada hasta las últimas consecuencias (Brasil), salpicada de edificios viejunos, vetustos, de ánimo galaico.
Oporto es la ciudad más melancólica del mundo donde no se nota la melancolía.





Activos tóxicos (Marcianitos)


En este vagón desacelerado de 7 mil millones de pasajeros, parece darse por sentado que los derivados no la van a volver a liar. Quizás alguien se imagina que están en una jaula, y que han sido fichados y arrestados.
No, pese a ser identificados como dispositivos de alto riesgo que se hacen explosivos con mucha facilidad, no están catalogados como sustancia peligrosa y gozan de la categoría de fórmulas, papeles, y elementos de escritorio.

Un derivado es una oportunidad de inversión sobre un aspecto de un bien real, entre ellos su futuro, pitoniso, alejándose en el éter de lo Tangible, pudiendo crear así un mundo paralelo con mucha menor fuerza de la gravedad. Los bienes tangibles se esquematizan, se interpretran, se dibujan, con ánimo cubista, y se terminan abstractos. Luego esos cuadros se oficializan, se hacen mapas numéricos del mundo.

Los derivados son sustancias que se inoculan en el seno de la sociedad, unos picolitros aquí otros picolitros allá, llegando a las venas de cada persona en su casa. Si son un veneno, un mundo paralelo adulterado e inventado, como las subprime-low prime, todos somos infectados y se produce la epidemia.
Los derivados se mueven en la espiral del apalancamiento. Con relativa poca inversión aspiro a multiplicar beneficios. Estamos ante la ingenuidad alquimista 5.0. Ésa es su magia perversa, la de poder multiplicar los apples y los peces. La de poder crear otros mundos a partir de cálculos ambiciosamente erróneos. Entonces algunos virus son inyectables en el sistema, entrando en circulación avalados por firmas reputadas. Los activos tóxicos, los activos tóxicos, alcanzan fácilmente las calles de las ciudades, y con un mero traspaso se van colando en las casas de las personas.

Todo es muy virtual, son virus electrónicos, pues se crean en las pantallas y sustraen en extractos electrónicos. Los marcianitos o lo virtual, como un espectro, todavía está en el limbo legal, se le escapan los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.
Tú puedes acabar robando una casa, aunque no la fuerces ni la ocupes, o puedes atracar a un centenar de piadosos, sin pinchar ni sacar ninguna navaja. Pero tu coartada será que tú sólo interpretaste un activo y una coyuntura, y que sólo tecleaste en una pantalla e imprimiste papel. No, no me joda, usted puso un puto precio. Usted vendió, manda huevos. Usted es un comerciante que pintó de oro la hojalata, y con una pintura emuladora, perdone, muy trabajada, como de un gremio numeroso y corporativo de estafadores pintores. Usted, es un hijo de la gran puta, perdone, ya que su castigo es cobrar por ello, usted se merece ser colgado de los huevos en su san martín, disculpe. Que un día este mundo llegará a la etapa de considerar reales los marcianitos, y ese día se regulará hasta mi polla, cuando pase a menos de cincuenta metros de un banco.

Touristas

Me traslado. Durante 30 horas habitaré Oporto. Un chapuzón y regreso. No sé lo que llegaré a infusionar, Oporto será, una taza de té.
La vida puede consistir en una sucesión de transbordos, en los que conoces a gente, tienes hijos y cambias de trabajos.
El turismo, tourismo, los pagafantas de los tours, qué bonito qué bonito, obliga a los turistas a dejarse el olfato en casa sin pienso ni agua. No vaya a ser que venga y me haga sentir portugués, australiano o uzbeko, antes que perderme ocho iglesias más, dos estatuas al soldado con bandera, y una cena con bailarines haciendo el cocohuahua de la zona. Por qué no sentirse horda e ir con la masa a pagar entradas y fajarte para seguir aguantando la videocámara. Ese gesto que no se analiza, pero somatiza el malestar del tourista, el saber que está haciendo el pelele, con todos los ahorros del año.
Eso, o someterse al todo incluido. Tal castigo al cuerpo haciéndolo flirtear con la bulimia y la obesidad, mientras por las noches se extirpa el sentimiento de ridículo bailando paquitos chocolateros y lambadas con jubilados británicos a las órdenes de un animador parapsiquiátrico llamado Néstor.

Al viajar, en la era que Callejeros viajeros llega a la emisión dos mil y se repisa lo trillado, se le van adheriendo kilos de tópicos, compañeros indeseados y actitudes de pueblo enlerdado.
Por lo que trasladarse, cambiarse las coordenadas, perderse de sí mismo en definitiva, que es lo que ha buscado siempre el viaje, se vuelve menos común, con tanta guía, tour, y señalización constante.
A veces cuando se viaja, se olvida de vivir y de la espontaniedad, con tanta planificación de por medio.

Llega, huele, piérdete, y disfruta.

viernes, 2 de marzo de 2012

Mobile World Concept 3/3


Creo que la dominancia de Google y Apple es distinta. Los de Mouintain View tienen una historia de vidi, vini, vinci. Una concatenación de éxitos desde su nacimiento, empresa midas en lo que tocaba, crecimiento exponencial, y competencia demolida. Más que de un poderío tecnológico, parece que goza de un poderío industrial, más que fabricar es un medio, asentada en un sector que copa y casi se identifica con ella. El talento matemático, visionario, tecnológico y empresarial de sus fundadores se ha desparramado por toda la empresa y hoy en día es un titán. Nos da la sensación de una empresa consolidada.

Seis millas al sur, sus vecinos de Cupertino, tienen una resonancia equivalente y un crecimiento exponencial también titánico. Sin embargo, todo está más caliente en la eclosión meteórica de Apple. Sus productos enamoran, son clonados en serie, pero hay más tensión en el mantenimiento de su dominio. Para empezar, existe una competencia verdaderamente acechante. Encabezada por Samsung, empresa madura con largos tentáculos y amplia maquinaria en marcha, hacia direcciones muy comunes con Apple. Caminos a veces plagiados, litigados, o mejorados, pero con el resto de fabricantes de móviles orbitando alrededor de tu producto paradigma, el Iphone (yo no creo en el Ipad, pese a tenerlo). Pocas veces la industria gira en torno a una referencia tan clara, todos van a por ti, con lo que tu único recurso para mantener status, es sacar otra genialidad ascendente. Apple tiene el problema del éxito, de la cúspide, ventas en el estrellato, listón saltado muy arriba.

Además Apple es una empresa de muy pocos productos. Todos sabemos como es la densidad de productos de una tienda Apple. Por lo que a planes B refiere, vías alternativas, Apple se las limita. Y tiene como asignatura pendiente reconectar la nueva Apple con la vieja Apple, la transfusión de éxito de sus Iproducts con los Macs, llegar a vender tantos ordenadores como gadgets, porque la gente se convierta masivamente a la experiencia Mac.

Apple es una empresa completamente diferente, pese a su vulgar nombre. Y es de las pocas empresas grandes tan íntimamente ligada a su fundador. Creo que casi todos estaríamos de acuerdo en que Steve Jobs es insustituible, vale la pena empezar por ahí. Difícilmente otra persona puede cubrir su lugar, pero es que tampoco hace falta que sea una persona, pueden ser varias, hasta treinta. La cuestión es que cubran el factor Steve Jobs, entre un equipo. Seguro que en la sala de juntas de esa empresa, se cita el "but Steve, would say that..." como un espíritu adosado a la compañía.

Y tal como ha llegado al éxito Apple, ha sido con un importante componente artístico en su empresa de tecnología. Tiendas-museo con cuatro objetos contados expuestos. Gadgets cuidando el diseño de tal forma que hasta los circuitos impresos internos habían de ser bellos. Puesto directivo de Jonathan Ive en la compañía, el encargado de diseño. Estética zen, estética anti-máquina, que al fin y al cabo es lo que son sus productos. Y máquinas efectivas al servicio de la experiencia del usuario.
No vamos a hacer el mejor teléfono móvil posible, vamos a hacer también el teléfono más bello y el más agradable.

Puede ser que sea una cuestión de exigencia. Puede ser que sólo Steve Jobs aplicaba esa "distorsión de la realidad" a su compañía, y el resto de las competencias no. Apple necesita un par de hits más, demostrar que puede seguir sacando las mejores criaturas al mercado, y que el resto no puede y se limita a copiar. Entonces serán emperadores. Todos esperaremos que lo sigan haciendo, y su poder estará ya más que atribuido.
Pero con el poder ya acumulado, también Apple podría convertirse en una empresa más normal pero igual de poderosa, aprovechar su posición, para diversificarse, disminuir riesgos, crecer en departamentos de negocio, fichar a más profesionales consagrados, y jugar una partida más relajada y apuntalada. También es una cuestión de romanticismo, y también una decisión de cómo se gasta tanto dinero.

Mobile World Concept 2/3


Ahora la ultra-movilidad ya la tenemos. ¿Dónde nos llevará el Iphone 5, 7 o 10? Pues tal vez derive a la portabilidad, esa ultra-movilidad pero cada vez haciendo más portátil las cualidades de un pc, que un pc pueda caber en un bolsillo, con su potencia, mayor tamaño y comodidad. Con grafeno pronto podremos doblar carcasas y pantallas, como muestra.

Y el ser humano es más oral por naturaleza que escrito, aunque eso sí que sería realmente un cambio de paradigma, porque muta la experiencia hasta ahora con el ordenador.
Hasta el momento nadie hablaba solo por las calles como un loco, mentira, "el móvil" rompió eso. Ahora puede ir mutando el nombre, y el "iphone" o el "smartphone", podría hacer cambiarnos las calles. La gente puede ir hablando status de facebook, consultando a google o acabando emails en el autobús. Y ya vemos que si avanza por ahí, a la vez altera facebooks, twitters y demás, porque los hace menos privados y les obliga a cambiar. Habrá quien escoja el más pudoroso modo escrito, pero seguro que nos enteraremos aún más de las vidas de sin vergüenzas.

Otro defecto del ordenador de mano es que está siempre encendido, algo que deja exhausto de móvil a veces. Un paseo a la antigua, parece que sea aquel en que nos dejamos el móvil. ¿Qué hacíamos antes en los ratos muertos amigo?

Pero volviendo a la oralidad, en casa sí que sobrará el modo escrito. Y aún la computerización no ha llegado a las casas. Tomará primero la televisión, penetración ya iniciada, con Apple en la trinchera, y quizás postergada demasiado tiempo. De ahí a la domótica el paso no es instantáneo, porque primero han de empezar a mutar los electrodomésticos, y ciertos elementos de construcción. Pero la tendencia a lo táctil, a las pantallas cada vez más grandes, puede hacer que un tabique o pared de la casa se convierta en el mando de la nave, como la futurista Minority Report anunciaba.

El proceso psicológico por el que las empresas dan el resto y apuestan en la domótica, o cómo se crea la atmósfera para que los usuarios empiecen a echar de menos productos del futuro, a partir de gadgets anticipatorios, es muy interesante, y espero poder irlo relatando. De momento, la lucha Samsung-Apple parece la antesala de ese mundo, de las chispas de tal competencia, puede ir gestándose la fusión entre hogar y computerización.

Que es la era de la interconexión, es algo obvio, con almacenes en nubes. Pero tanta interconexión al final lo que facilita es una era de la monitorización. Que desde un dispositivo de bolsillo tengamos la mayor cantidad posible de referencias de nuestro mundo, del estado de electricidad, seguridad de nuestra casa, al estado de nuestro automóvil aparcado, nuestras constantes vitales y niveles internos de salud, scanners en constante búsqueda de intereses laborales, de ocio locales, oportunidades de viaje, etc, etc. Y a la vez apoyado por un display que no enriquezca masivamente a los oculistas, pantallas pared, o dispositivos pequeños con proyectores. Creo que la proyección sufrirá una revolución desde mañana.

Habitaciones con colchonetas para las consolas con mando el propio cuerpo, cariño me voy a la guerra del Vietnam ahora vuelvo; planes de ocio en tiempo real que suceden en tu localidad vistos en tu pantalla-pared; ahorro energético domotizado; patrones de uso de tu smartphone preavisados que desembocan en discusión con tu pareja, bajón o enfermedad, etc, etc... El mundo está abierto.

Mobile World Concept 1/3


No sabemos qué consumiremos de aquí una década, pero en la pasada, dos compañías pasaron de ser peces pequeños a mastodontes empresariales en la cúspide del éxito: Google y Apple. La primera no tiene casi ni competencia amenazante, como buscador - Bing no es nadie - y se expande en todas direcciones, noquea al emperador Windows mientras el móvil muta en pc. A ver quién puede ahora parar a Android. Larga vida al rey google, parece ser la profecía.

La reina, Apple, tiene una historia más antigua y retorcida. Todos la sabemos. Es curioso como una compañía cerca de ser desballestada, es resucitada y se pone a vender diminutos reproductores de mp3, para terminar alcanzando un dominio meteórico en dos lustros. Probablemente ni ellos sospechaban que acabarían haciendo el teléfono-ordenador, hito que es el Iphone. No creo que hubiera un plan trazado. Pero el producto puede ser uno de esos tres que logran fabricarse en un siglo por encima del resto.

Lo que sucedió es que fueron adalides de la movilidad. El ipod fue el primer prototipo, el primer eslabón de la cadena. Inventaron la rueda, ejemplo de su marca de la casa: la optimización de la experiencia del usuario. Si Apple hubiera hecho un walkman, sabemos que no hubiese sido uno al uso, hubiese sido un especimen retro aún no creado, con unos botones, clavijas, diseño y cassetes made in Apple.

Iniciaron su singladura en la ultramovilidad cuando afortunadamente el mundo se hacía también ultramóvil. Y luego Steve Jobs se encargó de ir pariendo las criaturas, táctiles, con su yihad de no al puntero, los sensores de movimiento, el diseño zen, la hiper-exigencia de adelantarse a su tiempo. Poco a poco se hizo el camino que fue a parar al teléfono, el cual por cierto prácticamente no utilizo, no llamo, pero internet vive en mí.
Hace exactamente 3 años Research in Motion, la inventora de Blackberry, superaba a Apple en bolsa: 100 $ versus los 85 $ que valía Apple. A fecha de hoy, Apple vale un 4.000 % más que la empresa canadiense, 544 $ vs. 13,58 $. Y pensar que se llegó a dar un debate.

jueves, 1 de marzo de 2012

Google Bank

Google Bank, The Royal Bank of Apple, de momento son banca-ficción. Pero ahora que las computadoras se llevan en el bolsillo, y que el dinero está a punto de ser más electrónico que nunca, las empresas que mueven el Nasdaq estarían fácticamente a unos irrisorios clicks de ampliar su negocio con el depósito monetario de sus usuarios.

Como el dinero será electrónico, a un banco no le interesará ubicarse en el downtown, sino en los top ranks de la red, o en las cañerías de la propia red, y esos lugares ya están ocupados. Los líderes de computadoras de bolsillo y de Internet, tienen las mejores herramientas, los mejores efectivos, y el alud de usuarios, para construir una curva natural en la tecnología donde la moneda electrónica se quede en territorio y dominios electrónicos. El resto lo haría una oferta comercial factible mejorando las condiciones de sus competidores.

No sé si cometerán el paso, si con él sabrán crear la estructura subyacente a una institución financiera, ya que acumular depósitos es simple, gestionarlos y dar créditos es otro mundo. Con lo que una asociación con un banco tradicional, podría ser una oportunidad compartida. Bill Gates, de retirada, filántropo, con su Microsoft en decadencia, podría diferenciarse con un Windows Bank filántropo, matando dos pájaros de un tiro, y ganando adeptos con la antibanca tradicional, creciente fobia a la que todos nos apuntamos cuando podemos.

Ahora es banca-ficción, no digo que lo vayan a hacer, pero estaréis de acuerdo que con todo el mundo pagando por el móvil de aquí unos juegos olímpicos, el puzzle se va haciendo solo y les deja una oportunidad bien franca para hacerlo.