miércoles, 30 de diciembre de 2009

Identidad

¿Y cómo se moldea una identidad? La identidad propia,
aquello a lo que asentimos como un yo incluso a nosotros mismos,
hasta en las grandes bifurcaciones súbitas de la vida,
revisamos nuestra "idea canónica general" de lo que creemos que somos,
y lo asentimos, lo defendemos,
principalmente porque nos gusta.
Defendemos y promovemos un núcleo interior de acuerdo con lo que nos agrada.
Y resulta curioso que el criterio de eso nos parezca tan real y definitivo.

De todas formas ese criterio que nos apalearía o nos engrandecería en el futurible,
esa especie de adn psicológico pensado, pero con mismo poder definitorio,
parece que está enhebrado por el ojal más acertado del universo,
que provenga de los latidos de un sentido de supervivencia del 105 %,
infalible y penúltimo.
Penúltimo porque luego viene toda nuestra torpeza mortal para liar y complicar
en mínima o máxima, esa autopista de veinte carriles que nos regala el instinto.

Pero esa identidad, ariete emocional, de cualquier sueño,
fachada enjuta de todo lo que en el universo nos diferencia del inmenso no-yo,
nuestras entrañas expuestas,
aquello que más duele sin tener espacio ni tiempo,
el ombligo sangriento de las horas,
la raíz cuadrada de la alegría...

es algo esculpido y labrado sesenta años,
muesca a muesca seleccionado,
como un software matemático del alma,
- siempre he creído que este dios tan perfecto y súbito
sólo se aparece en las primeras décimas de segundo de las cosas,
vertiginoso, casi inaprensible -

Tenemos muy claro como somos y sobre todo como queremos ser.
Se nos inflama el alma, cuando nuestros outputs salen mal
cuando en una psicofoto
somos evidentemente diferentes a nuestra imagen-horizonte,
y combustionan los complejos,
los complejos de no ser tan complejos como pensábamos,
y ser simples, sencillos, vulgares, o burdos.
O se nos dota de una muralla invencible,
una membrana de autoconfianza por gustarnos,
de la que no se confiesa, porque se sabe y punto,
modesta superioridad en lo que a no vivir en la intemperie se refiere.

Pero qué curioso este el reloj de la identidad,
un órgano no visible que se mueve cada minuto,
un cardio-órgano que expulsa y añade, se enquista y se pasea,
un continuo objeto de alfarero,
torneado, moldeado, reformado, actualizado,
al que le piden ser contrastado sí o sí.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

domingo, 13 de diciembre de 2009

De librerías I

Una visita a una librería puede dar para mucho. Un inerte desván de fajos de celulosa con coloridas portadas, o un hervidero de miles de hombres teorizando, que se activan cada vez que abres una portada. El fajo encuadernado, es el precipitado de horas y horas destiladas de trabajo mental y vivencias revarias, así que las inertes y sosas paredes de una librería standard, nada tienen que ver con sesos, ni matraces, ni sudor ni acantilados, sino que son fieles contenedores de productos, con sus aplicados rótulos de secciones.

Has de ir tú olisqueando, a vista de pájaro, hasta que tu pesquisa topa con algo que te provoca. Palpas la creatividad en breve como puedes, lees el índice, repasas la contraportada. Pero en realidad puedes ver a un hombre desplegándose en su libro, retorcido y explicado en más de 200 páginas, demasiado expuesto, desnudo.
Algunas veces deberían pasearse por sus puestos de venta, no para firmar, más bien para desfilar y departir, o podrían poner fotos de su vida cotidiana en medio del libro, porque muchos de ellos se han vaciado aunque no se den cuenta, aunque traten asépticamente de separar la obra de su personalidad. Y acaban retratándose, si los biombos de la ficción no le parapetan de su biografía.

Entro en la céntrica Llibreria Catalònia en un ángulo de Plaza Catalunya. Me siento cómodo en ella porque la amplia primera estancia es una presentación acotada de las novedades, y con la ficción bien lejos. Qué importancia tiene el formato y la acotación en el mundo informativo y comercial, qué agradecido es el Iphone por ejemplo para leer periódicos, para adaptarse a la mano, a lo portátil (no lo es su virtual teclado). Y qué desagradecida se hace una sección de libros, una web, o una carta de restaurantes excesiva y sobrecargada.

En Catalònia me provoca el nuevo output destilado de mi ex-profesor Francesc Torralba. Doctor en Filosofía. Un motor Porsche en el mundo de lo intelectual, fuera de serie, potencia que impresiona. Pero sabes que es un Boeing sí, pero un avión con todas las ventanillas chapadas. Las circunstancias de una vida pueden bienllevarte de forma que la vida nunca se te rompa, ni se te disloque, ni se raje. No has permanecido ni moribundo ni loco, ergo, has tenido una vida normal. Ese magma extra-ordinario ni te ha quemado ni te ha cambiado. Nada ha violado tu órbita natural. Has pagado pasaje de turista y si quieres preferente o más ojos, paga el precio con mucho más sufrimiento. Fuiste un teólogo, y continuas tu obra como un arquitecto, ordenado, apolíneo e impoluto.

Cerca de él Sánchez Ferlosio intenta llamar la atención con un "Guapo y sus isótopos". Pero el libro es filosofía plasta, esgrima de los conceptos, sin carne ni mortal ni rosa. Doscientas vueltas a la palabra isótopo, doscientas fotos de tu perro ahora estirado ahora echado ahora con un ojo medio cerrado ahora echado con un ojo medio cerra... Me sigue asombrando, y me repatea un poco, que una persona se fije, se petrifique en filósofo toda una vida, que lo haya sido a los 20 años, y lo siga siendo a los 70 de la misma manera. Que teorice sobre Kant de joven, y que siga cincuenta años más tarde creyendo que en ese juego especulativo e hiperreflexivo está más cerca de la verdad. Cuando todo es más doliente, sentimental e irracional que no estructural, metafísico y tautológico. Un filósofo profesional también es un minusválido poético. Es como si en esta bifurcación que se metieron en los 20, la hayan seguido por metaestructuras y laberintos etéreos todo el resto de su única vida, a saber en qué parte del per se estarán ahora.

Y después en disciplinas hermanas menores, tipo sociología y psicología, aparece el marketing puro y duro, o la foto del autor/a ocupando el 80 % de la portada, que mejor hubiese sido una foto seis por cuatro del falo a todo color.
Hoy en día nadie utiliza pseudónimos en nuestra cultura del yo, todos creemos que el 100 % de una obra lo firmamos nosotros mismos, pobre del que aspira a ser alguien. Y poca gente reconoce que la escritura muchas veces tiene mucho de dictado, que somos más crisol de lo otro, genotipos con suerte, que geniales mentes genuinas nacidas para decir lo que otros no alcanzan.
Cuánto árbol talado nos ahorraríamos para esculpir el gran listín bibliográfico de la fatuidad.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Mapa de dominios [me aburro en el avión...]

¿Cuánto de nuestra existencia es paja? Cuánto de ella es relleno? Cuánto son andamios necesarios e infraestructura? Cuántas vivencias quedan dignas de ser frisos de escenas talladas en la memoria? Y con ellas, quién o qué enciende el cortometraje que se proyecta antes de una experiencia lindante con la muerte?

Porque nuestro cuerpo es muy listo para proyectar ese resumen justo antes del final de todo. Como también es más sabio de lo que creemos cuando habla por señales y enfermedades, sin nada de paja y accesorio. Hay un hiato entre la consulta a un cercano y la consulta a un médico, que sigue siendo un fenómeno bipolar en nuestra civilización. El médico es ese sacerdote de la muerte, en altar y mal pagado, que sienta cátedra sobre nuestras amenazadas vidas. Hasta llegar a él todo son instancias menores refutables y miscibles, pero el médico es uno, trino e impepinable. Digo yo que la salud empezará mucho antes y que la mecánica del cuerpo dependerá tambien de cosas invisibles.

Pues bueno, hay que aceptar que de siete dias, cinco o seis son extras de la película, y que a la manidísima muletilla del Qué tal, respondemos con una también muletilla realidad. Todos vamos tirando, tirados, pero con el mazo dando.
Podríamos responder al qué tal: - Vah, jodido, con una vida mediocre, preocupándome por tonterías, hipotecado, mortal, pero mira, al menos me entretengo como un mono con las palabras, vamos, que sorteando esta vida con salero y diviertiéndome cuando puedo. Supongo que eso va con letra pequeña en el envés del "Bien" que todos soltamos. Y cuando estás muy bien, que también es un posible, te callas por respeto. Y quien se llena la boca a los cuatro vientos de lo feliz que es y lo bien que sabe vivir, todavía no ha empezado a vivir para su desgracia o la sinceridad ciega por su presencia.

Lo verdaderamente insolidario es hacer buena cara cuando se chirría por dentro, que hoy en día es una de las principales funciones de la dominante red social Facebook, ofrecer tu mejor cara como quien pide un crédito a un banco virtual de vidas mejores. O sea, que hay una burbuja de felicidad prestada corriendo por ahí.
No hace falta ir mentando a Calderon de la Mierda, pero la moderación desde el aristóteles de Atapuerca ha sido emblema de sabiduría y templanza.

¿O me equivoco y la moderación es mala estrategia? ¿Y si el torrente desmesurado, el endeudamiento, la distorsión consumidora, acaban ganando como un farol ante la moderación en una partida de poker? ¿Puede ese torrente, esa fuerza menos o más desbocada, llevarse por delante lo otro? ¿Al pacífico, alguien le aseguró que nunca habría una guerra en la faz de la Tierra?

Pues parece que lo de la otra mejilla, lo de la moderación, el pacifismo a ultranza, puede que sean valores encomiables pero demasiado humanos para la guisa que nos ha tocado. Que son recomendables pero te dejan a merced de un loco, un desesperado, un afectado de psicopatía leve o media.

La vida también es un mapa de dominios psicológicos y físicos, en cualquier interacción o dupla, padre-hijo, jefa-empleado, la que sea, se dan, equilibrados o en tiranía. Hay muchas maneras de hacerse respetar, y no estar dominado, y también, hay que aceptar ser dominado cuando es inevitable. Todos dominamos y estamos dominados según las circunstancias. Y a veces, la defensa, es un buen - subrayo, si bueno, óptimo, capaz- ataque.

Ea

Poesía. Hoy tengo ganas de ti. De hablarte, decirte, descubrirte. El imperio de lo breve, justo, sobrio. El arte de prohibirse las palabras no estrenadas, la testadurez de inventar, el desgaste por rastrear la palabra guante.

Buscar el trance del cabolo, afinar los morfemas hasta que sean musicalidad, encontrar dos palabras que formen una sociedad del espectáculo, y que todos los compuestos de sus significados combustionen y hagan una reacción química leída que tiña y sonrose el color de las ideas. Artefactos de ingenio que se confundan si son el lector, el que escribe, o lo leído, criaturas autónomas por poder de inaguración, trozos de nueva realidad recién nacidos, con una conexión estilo wifi con la ciencia, desnudando ambas la cáscara de todo lo accesario.

Porque el protolenguaje son muchas menos palabras, y no son poste, ni lata, ni mirar, ni añil, no son ni las palabras oficiales ni las más dichas, y mutan unidas al engranaje de las cosas y el tiempo. La poesía se crea a zarpazos, derrapando, eruptando la psique, todo el mundo lleva la poesía dentro, sólo se trata de volcanes activos. Porque la poesía es violencia, al menos se ha de violentar el lenguaje, doblarlo, malearlo, y rebelarse contra toda la convencionalidad léxica de la calle y los siglos. La tradición es rebaño, el poeta es no oveja.

La mayoría de creadores interesantes tienen una violencia interna, un índice de salvajismo mayor que la media, bien domesticado en lo silvestre e irreverente, enemigos del decoro, y con capacidad volcánica. El gafudo es pan pasado, muy cobarde, con poca suerte biográfica para destacar, demasiado correcto y orgulloso de bondades prestadas, de volcánico tiene lo que un hombre de traje gris con coderas, y el tiempo lo pondrá en mal sitio por soberbio. Ea

martes, 24 de noviembre de 2009

Catafisica del delantero

Un buen delantero sí que debe tener un romance con el gol, él no es más que otro trabajador, pero debe acreditar en su cv que tiene gol. Que su mente calcula y maquina en décimas de segundo las trayectorias de pases, bloqueos de portero, movimientos de la zaga y remate en función del gol. Que incluso ve el gol, él o sus piernas, en una centésima, que tiene mucho intuído de potencias y espacios, antes de disparar. Que es un procesador de oportunidades.
Él trabaja en su oficina campo arriba, de tamaño irregular y mutable, y sabe encontrar la línea precisa en el reino del despeje y la dispersión. Es un culminador, un protagonista, un ególatra, un ejecutador. Él lleva otro partido dentro, es una pieza que debe tener otro diseño, que aumenta revoluciones y se inactiva a su propia manera. Él lleva otro partido dentro, una historia que se conecta y reconecta con su tempo e intensidad, un jugador que aspira siempre al trance.
Y cuando llega el maná, llega el gol, la celebración lleva su marca, el éxtasis-desfogue, orgasmo mental en ese momento, conecta el tesón y esfuerzo a la intemperie con la consecución y el sentido de todo su estar allí- Y entonces baila, entonces se estremece, estira los brazos, mira a un punto, cierra los ojos.
Y cuanto más imposible era que la destreza se impusiese a lo posible, mayor es la emoción y la dicha.
¿Qué es la felicidad, la felicidad es esto, ese sentimiento pasajero donde el cuerpo explota y la alegría se adueña explosivamente de todo nuestro yo. Un chute vivido cuando detona el cuerpo y se entra en éxtasis, se chilla... se baila... se llora... se pierden los papeles.
El hombre, es esta maravillosa criatura inconstante : )

El nodo 2020

El siglo 21 empieza a tener formas. Ya se puede vislumbrar un trozo de columna vertebral que tiene como tope al cada vez más famoso 20-20. La economía española promete dejar de ser secularmente adolescente en el 2020, Brasil se conjura para llegar a ser el primer país que cruza el segundo mundo con esa fecha como meta, anticolonizando también de una vez al resto del sur de América. A esas alturas, la bestia nacional China se codeará con EEUU, y Europa del Este ocupará el sillón vacante de economías emergentes adolescentes. Podría ser que incluso entonces nos demos cuenta que el horizonte de África se relega al 2050, asignatura cateada de los terrícolas.

Sin silueta secular no se aprecia mejor el color de su relleno. Pinta a que estamos convencidos que tras una industrialización gris hormigón, apostamos por una tecnología verde, un moderno metálico acristalado que combine bien con el verde de toda la vida. El diseño, las planificaciones y los inventos, suelen estar en manos de gente capaz e inteligente. El desarrollo de nuestra psique seguirá estancado pues no nos hemos evaluado ni fijado ninguna meta en ello, y las alarmas aún suenan bajo y no amenazan incendios inminentes.

El sentido de todo el globo seguirá en la deriva, en un anonimato apartado del construir y sofisticar constante, vacilándose entre lo material y el ocasional y perenne deseo de trascendencia. Pero sin cara, incluso sin forma, vivo y menos identificado que nunca ("como una verdad dérmica sin ojos y trasera").

Tardará aun años la diseminación de una re-ligión estética, que en ejemplo burdo, sería entender y encarnar la vida como la juega el Barça, poniendo todo el empeño y talento al servicio del arte y espectáculo, profesionalidad y excelencia, gustándose a uno y a los otros... hasta que el sentido de todo es obvio y se hace evidente. Sin ostentacion y respetando a los demás competidores por la supervivencia.
Nada de acumulación acomplejada resultadista y pasajera; nada de esconderse y menguarse mediocremente. Que el vivir sea un arte y que su falta de talento se vaya eliminando como especie. Inshalla

Las luces en la neblina de lo terco

Imaginemos un cuadro en que, además de las personas, todos los objetos tienen ojos mirándose entre sí, las ramas, los brazos, las piedras y el propio viento. Podría ser una alegoría de la conciencia.
¿En qué momento la conducta humana va sola, sin posibilidad de retorno, y es un torrente ciego de fuerza e instinto? Me refiero al cruce de caminos entre la inercia del automatismo y el tutelaje retrovisor de la conciencia.
Todos tenemos un sistema motor de la conducta de base automatista, mecánica, programada. Y aparte, un volante para otorgar rumbo a nuestras rutas. Y más aún, una especie de gps en el que revisar y recalcular destinos.
Al homicida común, maltrador por ejemplo, en algún momento se le salta la conexión consigo mismo y es desenfreno conductual hacia una descarga de agresividad masiva. Pero en numerosos casos cotidianos, incluso en tipologías de carácter, hay un bloqueo entre los circuitos de la voluntad y los del análisis. Un obrar testarudo, de yunta, teutón, rápido pero de persianas bajadas, emulando a un automata dinámico que sólo evalua su trayectoria cuando topa contra un objeto y se produce colisión. Como un saltador frenético de dos mil metros vallas.
En el otro polo está el especulador de la conducta, aquel que no deja de mirarse en una sala de espejos, y se conoce demasiado, casi el objeto de su vida es conocerse, y entre sus yos las confianzas ya dan asco. La hipereflexión es una balanza desequilibrada que en el otro platillo se estanca la abulia,
La ecuación es clara: acción y voluntad son una vela tensada, pensar implica una calma de ese viento, y el quid es no acabar especulando con el timón.
¿Y tú de quién eres? Yo de los hipereflexivos claro, aunque creo que no por elección. Por eso me miro el otro polo y me sorprendo. Ese obrar siempre tenso, erguido, en cadena de acciones, con los ojos de la conciencia cerrados. Me imagino una barra fangosa que simboliza esa conducta, como salida de un alfarero, y veo el momento en que a ese acto se le cierran los ojos y desaparecen, y la barra sigue actuando sin esos rasgos más humanos. Sospecho que hay vidas enteras que siguen su programado, y que los músculos se mueven cada hora hacia cientos de acciones motivados por ese motor ciego, anónimo y posiblemente inexistente. A ese hueco generador de todo se le puede luego poner la marca de dios o el espíritu santo, o ponerle conservas Pérez.
Sí creo por eso, que esos ojos siempre al borde de la blanca ceguera sanguínea, entornan en décimas de segundo de vez en cuando, una borrosa noción del sentido, unas intuiciones súbitas y pasajeras de la verdad de sus vidas [la verdad suele resolverse en décimas de segundo y complicarse en años]. Y esas representaciones mentales vagas y geniales sedimentan como piedras preciosas en sus frontales panorámicos repletos de polvo, casi escondidas, pero notables. Las luces en la neblina de los tercos.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Aparecer socialmente

Hay gente que dice sí a todo, gente que se rebela varias veces al día como si llevase un sensor de injusticias domésticas, hay gente asertiva que se afirma y defiende en cualquier ocasión, y gente susceptible que se siente atacada si una palabra contiene alguna letra de su nombre.

Un investigador de la universidad de Felton ha intentado conocer y clasificar a 15.000 personas únicamente a través del visionado de su compra de pan en una panadería. Veinte segundos suficientes para requeteobservarlos con minucia, establecer tipologías de gestos, entonaciones, pausas y reacciones.
Su principal conclusión ha sido que los negros huelen mal. Tal cual.
Simplemente quería que le leyesen. Ser rompedor lleva consigo audiencia, porque siempre ha llamado ver en medio de la calle a alguien rompiendo mobiliario urbano. El estruendo llama como el sexo en Freud vende/vendió libros. Romper puede bien usarse para forjar un nombre. ¿Cuál es tu profesión? Romper cosas versión invisible: me cago en un cuadro y luego lo vendo, o insulto por doquier y luego sonrío. Masco chicles de libertad de expresión de forma compulsiva, lamo sus huesos y rebaño lo que haga falta. Ningún sistema es perfecto y la democracia tiene sus parásitos piojeando por ahí.
El método científico también permite esconder grandes bultos como todo sistema burocrático facilita. Investigaciones que son un pastel, pero que una arquitectura de formalismos permite avanzar como un pesado buque, como un caso judicial enmarañado.

Se podría crear un Ministerio de Malas Formas y verdadescomopuños. Un lugar a donde ir y proferir con lengua suelta todo lo que el decoro no permite. Así como la política necesita partidos de extrema derecha para que la mierda esté contenida en su container y no se expanda a lo socialmente "normal-centro", la sociedad quizás necesita también vertederos de verdades, lugares donde lo clamoroso y escondido toma forma, más bien se escupe, ese veneno noble pero condenado, las verdades que dan miedo escénico, y así no se diluyen y mutan en lo correcto y aceptado.
Lo que digo sería algo como un MinisterioRubianes, ejemplo que viene como anillo al dedo al tema. Ir a ver a Rubianes era ir a ver ese vertedero de evidencias que no se veían en ninguna calle, verdades como puños, claras, gráficas, viscerales, y con violencia como los puños sí, un tío que no se andaba con medias tintas ni verdades a medias. Destinado en el continente del humor, en ese lugar apartado donde en democracia uno se puede reír de casi todo, pero él con un humor incorrecto políticamente, y con un seguimiento mucho más popular que cualquier partido político de la zona. Se cagaba en lo que se tenía que cagar, lo hacía con gracia y genialidad, sin nada maquinado ni pensado, saliéndole de dentro y provocando la más hilarante carcajada.
Año tras año llenaba su teatro cada día en el centro de Barcelona, mucha gente repetía el mismo show eucarísticamente dos, tres, hasta cinco veces. Todos queríamos ser Rubianes, ser tan graciosos, procaces, atractivos, valientes e inteligentes. Y ante todo, libres.
Esto no es un homenaje, a lo que más se parece a un ídolo, se le rinden homenajes uno tras otro a lo largo de la vida.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Los temas de las redacciones

A menudo o siempre en el colegio te imponían los temas de las redacciones, de tu expresión, que en aquellos tiempos era vacía, limitada a redactar, como una cría periodista, sin cabida para la lírica, la deducción o el análisis.
Llega un momento en que por fin parece que hay algo que decir, que expresar, más bien que confesar, y los deberes de clase evolucionan a una necesidad de que se quede escrito y perdurable una "opinión tamizada y destilada" de un mundo recién inagurado, la intimidad del adolescente. El púber arrolla sin darse cuenta que se abren, nuevos estadios, un mundo nuevo que se pisa y adentra antes de verlo. Esa etapa en que empezamos a volvernos bobos, en que ya no llevamos las dos ruedecitas mentales supletorias de la infancia, y no para de salirse la cadena una y otra vez, manteniendo la cara de dignidad del ego infantil omnipotente que aún sueña en las venas. Nace entonces una necesidad de anotar ciertos descubrimientos, de vomitar algún mapa escrito, después que algo abriese de repente todas las cortinas del mundo.

Pero qué bien se estaba en ese mundo de dos por cuatro. En esa habitación tapiada a todo lo que no cabría en un guión de dibujos animados. En esa versión reducida, simplificada y con esquinas metafísicas de goma, del barullo del cosmos y la vida. En ese péndulo entre nuestra tiranía y la dictadura de padres y profesores, sin estepas para la blanda o tierna democracia. Un mundo más estúpido, bobo, pero con el mismo instinto y la misma astucia. Después la independencia y la autonomía pueden llegar a hartar. Y de niños, sometidos, atados, dependientes, obligados, con temas de redacciones exigidos y corregidos en bic rojo, todos escribíamos más.

La vida adulta luego es una cuerda floja entre la cálida dependencia anulante y la fría independencia exitosa, en calibrar al centímetro cuanto de una ponemos y cuanto de otra quitamos. Porque la autonomía conduce normalmente al éxito y la eficacia, un tallarse continuamente sobresaliendo de los demás, que corre paralelo a la autopista de la soledad; y la dependencia nunca te deja solo, y opta continuamente por la piña, el rebaño, la calidez, el eterno café y lidiar en compañía, pero siempre pagando el precio de no quedarse solo en el garaje de uno, donde acabamos perfeccionándonos a la fuerza y a voluntad.
Y luego todo eso pasa sin diseño, sucede, nos duele a posteriori, e intentamos adaptarnos mejor a nuestra dinámica lanzada.
Fin del capítulo B3tY del tomo 16 del manual de instrucciones de nuestra especie, apartado sub C.

jueves, 29 de octubre de 2009

Consultoría de la seducción!

¿Existe alguna semejanza entre Napoleón, César o Carlos V, con un metrosexual jugón que triunfa en las discotecas?
La respuesta es sí. El lenguaje nos ha dejado la palabra conquistadores para todos los ligones de guateque o discoteca que consiguen unos besos o algo más con las damiselas que precien. Precien, palabra fea que fija un coste determinado para una meta. Pero estos seductores, e incluyámonos, porque todos los somos en nuestra medida o alcance, sabemos que puede llegar a ser un procedimiento harto sofisticado el conseguir "ocupar el país deseado". Cuanto más difícil es la conquista, mayor será la satisfacción, más grande el disfrute en el preciso momento que se puede decir que hemos plantado la banderita. La ley del deseo nos lleva como un imán a la conquista, y en décimas de segundos hay reuniones y juntas con nuestros generales y comandantes del instinto para encarnar la conducta adecuada que permite ganar metros, porque todos sabemos que es cuestión de avanzar metros y metros, metros hacia adentro porque tarde o temprano se llegará a la meta. Tenemos que consultarnos porque no es cuestión de ser como somos, hemos de sacar nuestra mejor quijada, los movimientos más nureyev que tengamos, la oralidad brillante de Valdano que suele brillar por su ausencia. Y allí el instinto modula y moldea, se pueden ver milagros cuando el que piensa está allí abajo y lo enciende el deseo, el triste destino de un casanova que se vuelve inteligente, sobrio y ejemplar sólo en un antro con humo y gogós, como un esperma mental que se exprime en ese contexto y luego seco no existe allén de los bares. En otros escenarios de no picoteo no hace falta una simulación gimnasta de 10, y podemos soltarnos con mucha menos máscara preciosa, sabiendo que al final todas caen y salen fétidas.

Y es en ese momento, en que la presa, el bellezón, la vela del deseo, el imán irracional de esa exhibición, el foco de esa dulce y maravillosa pasión para el que la vive, se consigue... se ocupa, se conquista, se pisa, se posee por momentos... surge la semejanza con esa erótica del poder, de sentirse poderoso, valorado socialmente aunque sea en un juego de espejos discutibles, sabedor de un trono escenificado por todos aquellos millones de jóvenes que salen por las noches, en la cima, modestamente, sin ostentar, pero consciente del sobresaliente sacado en esta brega y vocación instintiva a la que tantos aspiran y tantos esfuerzos requiere. Una farsa quizás, un sainete más bien, un género doliente y existente, establecido, sólido, y cuya sombra puede resultar la incompatibilidad futura en otros estadios de vida donde el instinto no encuentra los mismos lugares y dilatados procesos.

Maraña melódica



Hay elementos de una vida que tintinean, episodios sumidos en el olvido recién estrenados, como un juguete nuevo envuelto en el altillo. Eso pasa con muchas canciones o personas, que fueron oídas o conocidas por breves momentos, quizás una vez, y luego se esfumaron porque otros hechos ocuparon su espacio y su tiempo.
Cuando la ruleta de la memoria los evoca, arqueamos una sonrisa por esas criaturas que tintinean, que oscilan entre lo real y la nada, un ser de posibles allí lejos en la entrada. Esta canción es uno de esos náufragos episodios de la vida, criaturas que no les quedó sitio para vivir entonces y sonaron o se vieron un par de veces.

Otoño es época de neblinas, de vahos, humos y parones, psicológicamente hablando, todo se gelifica un poco, sutilmente. Y ya queda menos para llegar a la primera década del siglo XXI, los años 10, porque la actual no tendrá nombre y probablemente ni se mente, por ser eso monopolio de raza periodística y por lo tanto no entrar en las ecuaciones del sensacionalismo ontólogico más depurado. En algún lugar del marasmo secular debemos estar, con su latitud y altitud concreta, aunque parezca que no pasa nada más alla del ruido de la crisis, aunque sea difícil encontrar hechos de medidas suficientes capaces de dar coordenadas. Algo se huele en la recámara, algo parece estar formándose, con lo aventurado que es tirar de pituitaria planetaria, algo sorpresivo claro.

Nunca es malo consultar los asuntos a la música, porque todo esto no deja de ser un gigantesco órgano de resonancias. Oírnos fuera en los sentires de otros, dejar que resuenen nuestras preocupaciones en alguna cámara inspirada y acertada. Poner a prueba nuestras dudas en esos detectores líricos que fluyen, que concluyen, que acaban.
Nuestra corteza musical es una capa de quilates en la azotea que muchas veces olvidamos hacer uso, y ella, a veces se manifiesta, irrumpe, se aparece, y hasta incluso suelta soluciones inconscientes como manejada por una mano ajena, firmando con la palabra maravilla.

Tren hacia Tarragona?

Lírica o química? Tren a las 7 de la mañana hacia Tarragona que desembocará en Santander por los aires. Japón queda bastante más atrás, y el blog sufre hiatos de la historia de mi vida. El blog es un reguero escrito de mi vida, una sola huella lírica de una existencia miles de veces protagonista en el presente, y esfumada luego por los siglos. Hasta la obra de los del club de la posteridad es sólo un álbum de fotos de su vida, que es un bicho mucho más descomunal e inaprensible.

"Tener pluma para", expresión de Umbral para comentar la facilidad de un escritor hacia un estilo o tema, que lo hace característico. Se tiene pluma de una manera determinista, sin opción a cambio, simplemente se da que un servidor hable de metaescritura y de temas filosóficos, y de una manera poco masticada, por ejemplo, aunque se sea consciente, pero prevalece un temperamento expresivo, un carácter de pluma o personalidad gráfica.

Y ahora es el párrafo en el que toca decir algo. Y es hoy que aparece en la mente un personaje de Coque Malla que se propone como meta de vida llegar a viejo, escamoteando penurias y reposando cuestas inacabables. Un antiobjetivo para el evangelio terrenal de la felicidad, para los pulmones de un veinteañero, o para un guión de Hollywood-occidente, pero una forma más que digna de afrontar una supervivencia en la lluvia de palos que es la existencia, sin dejar de amarla,
escrito el 29 de septiembre

lunes, 26 de octubre de 2009

Cantabria me pone

Cantabria me pone, para que esconderlo. Ha comenzado un idilio con Santander en esta segunda visita que supondrá estancias futuras y loas líricas a la ciudad.
El cantábrico es lo más vergel que tenemos, el yang del mediterráneo, la superioridad estética de la península. Las estampas que tutelan San Sebastián, Santander, Gijón, son un escenario que uno no puede nunca cansarse de admirarlo. El Orgull y el Igeldo con la isla de Santa Clara en medio, Cimadevilla y la costa de Gijón, y aquí el arenal de Somo en mitad de una bahía hermosa... sencillamente enamoran, ponen. Como Río de Janeiro parecen desafiar al pragmatismo de la historia como anteponiendo lo estético de prioridad al emplazarse. Y aparte, este frescor veraniego, sin sofoco, este tamaño a escala humana y no maquinista como Bcn o Mad, este exilio de las prisas y una cercanía al buen vivir, la hace un rincón en el mundo más que apetecible, Santander seduce y convence.
(escrito el 30 de septiembre)

sábado, 24 de octubre de 2009

Las neveras sociales

No todo lo que se habla y se opina es lo que hay, cada sociedad en su tiempo tiene altillos, cajoneras y neveras donde van a parar temas que no debieran ser tocados. Es un acto colectivo indefinido, sin agentes protagonistas claros, una mente grupal que prefiere obviar y olvidar según que cuestiones. Así, hay un imaginario disponible para un grupo y también un opinario disponible.

El tema de Franco pasó silente unas dos décadas en una meganevera, y apenas se publicaba un libro sobre el tema, o ni siquiera se hablaba del post-franquismo en televisión. Hoy en día tampoco se va a tocar el tema de la poligamia porque es quizás una camiseta social que nos va grande, y está colgada en algún armario de la mente colectiva, hasta que los tiempos nos acerquen la llave de esos futuribles. Como antaño la evolución estilo Darwin pese a ser sugerible, estuvo durante siglos cerrada a cal y canto en alguna buhardilla, como la idea de divorciarse, el uso de profilácticos, o la lucha de clases.

Al igual que el olor del propio pedo no resulta tan desagradable, o la propia mediocridad la vemos como algo especial, nos creemos lo más moderno, innovador y a la vanguardia que ha parido madre, y nos llenamos la boca de las palabras valores y principios, sin caer en la cuenta que somos unos monos en mitad de la cola de esto que es la existencia. Que antes de nosotros decenas de generaciones ya han quedado retratadas con sus sentencias y aberraciones, hechas trizas en el polvorín verificador de la historia, y seguimos oyendo tanto tam tam sentenciador en nuestros tiempos, tanto olvido de la relatividad de lo que creemos frente a los siglos rapapolveros que vendrán y nos ridiculizarán en nuestra rudimentaria y antigua civilización... y está claro que a algo nos hemos de agarrar para transitar, en algo hemos de creer y apostar, pero incluyan algo de suavidad y relativismo, no les de miedo innovar que de ésto se trata el juego al fin y al cabo; y no se olviden de que después de nosotros, usarán el planeta decenas y decenas de generaciones más, dejando atrás estos años dos miles insignificantes y a la vez trascendentales en su modesta medida.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Jemaa-el-Fna

Vuelta de Marrakesh. Regreso de lo sórdido, de la meca de lo pintoresco, de calles que aún contienen los siglos anteriores al XX, un reino bizarro de lo medieval-tecnologico. Calles de tierra y wifi en los zocos, carros de asnos y boeings sobrevolándolos.

La plaza Jemaa-el-Fna bien merece su viaje, te invade, te para, ese bullicio tan antioccidental en una estepa pavimentada enorme. Todo es diferente, y se te aparece en danza, sin avisar, por la espalda de las cosas. Y es hostil, la plaza, las calles, el país... Uno no puede acabar de sentirse en paz viajera, un elemento incómodo disperso en el ambiente: en los colores, olores, mirada de la gente, la fiereza que se ve en muchos detalles. Marruecos tiene las ojeras pintadas de negro, y la voz fuerte y seca. Te reflejas en sus ropas antiguas y sus pies descalzos ennegrecidos y te chirría tu contemporaneidad, eres un pasajero discordante.

Pero el viaje llega cerca del corazón de lo exóico, que rezuma en todas partes, a hora escasa de vuelo de la península. Es otro mundo sí, mucho más que Japón, que sí que es otra cultura, pero el mismo mundo. Y es un lugar seguro, cuando no tendría por qué serlo cuando aparecen personajes con bermudas con poderes adquisitivos 10 o 20 veces mayor. Y uno sospecha que es por los usos, las costumbres, la moral que aquí aún se vive y predica. La religión no cabe decir que está viva, a veces como en el medievo, como bien denotan los alaridos de los mulás cinco veces al día, campanas del pulso cotidiano. Las mujeres no enseñan pechera, ni siquiera la cara algunas, y robar, como que está mal visto claro. Los lugares más peligrosos y pervertidos del planeta suelen estar en el mundo occidental vecinos de grandes fortunas.

Jardines andalusíes, patios de baldosines de colores, plazas apocalípticas de circo, alaridos por las calles de los mulás, babuchas y chilabas, taginas y especies, zocos y murallas, todo eso con polvo, suciedad inevitable, vendedores tabarras, y una ciudad que te mira hostil detrás de la bienvenida.
Un trato justo, marroquí y más que repetible. A bientôt

martes, 13 de octubre de 2009

En pocas palabras [Ahorro o muerte]

La nueva medida, tras 50 años de gobierno del régimen político comunista en la República de Cuba, es el complejo plan: "Ahorro o muerte". Así se llama la última medida implantada. No se llama "tecnificación de infraestructuras y disposición de planes ergonómicos para la industria...". Se llama "ahorro o muerte". Y consiste en eliminar mitos propios del régimen comunista como la cartilla de racionamiento, comedores laborales, etc.
Tras 50 años de clamar revolusión de ideales cada día, en el año 51 la realidad es: ahorro o muerte.

lunes, 12 de octubre de 2009

Pues con algo en la cabeza

Debe haber amontonada una pelusa esférica de temas pendientes en medio de mi cabeza, hebras y briznas perdidas de asuntos a los que les sentaría bien un ventilador de voz para desatascarlos un poco. Voy a escribir en ventilador lírico sobre briznas de cosas, ahí va...

Las películas de época chirrían en lo impoluto que parece todo: limpias calles, uniformes impecables, palacios perfectos, clase baja como arreglada para el film. Luego sales a tu calle de metrópolis futurista, y te chirrían las desperfecciones de lo moderno: paredes desconchadas, chicles en las aceras, basura manifiesta, vestimentas descompasadas. Te invade una atmósfera de Blade Runner, de modernidad corrupta, de umbral urbano apocalíptico, que es fruto exagerado de la mitología hollywoodiense. Existe esta mitología en pleno siglo XXI, como buena perversión de los raíles cabales de las cosas: el amor perfecto y poco sudado, la belleza-fachada sibilina en todo, la magnificación de lo esplendoroso y refulgente como vida en fuegos artificiales... iluminan las pupilas en los cines de millones de almas, e inoculan la creencia en la Vidabonita.
Hoy en día se podría formar otro polo cinematográfico que plantase cara al monopolio masificado made in Hollywood. Otro sello, marca, nombre, foco, con posible sede en Europa, que aglutinase a varios directores y productores reputados, que se distancian de la sociovisión de esa mitología imperante. Importa tener un núcleo productivo, pues facilita las creaciones, las ayuda a reconocer y crea consumidores fieles, sea racional o irracionalmente. Una futurible "ACME" frente a la clásica "Hollywood", con sede, estudios, premios y demás, podría hacer que mucha gente se desheredase de consumir historias hollywoodienses y hasta darse cuenta que ellos tampoco eligieron esa fidelidad.

Y tras mucha pelusa encaprichada en hablar de cinematografía, quiero mentar y reconocer a esas personas anónimas y modestas que labran blogs semana a semana, con intención de que sus palabras sean percusión y trabajo para mejorar el estado de las cosas. Que intentan abrir zanjas y caminos, porque de nada sirve hacer pasar/leer a la gente por caminos manidos, es más una neurosis quien hace repetir a la gente conductas requetedichas, como quien se rasca, como quien tiene un tic. Sin originalidad no hay cambio, ni superación, ni seducción. Y de las pocas interlocutoras de este blog, Carmen es una de ellas, que se esfuerza por hacer llegar mensajes trabajados, sentidos en alambique de experiencia, y saliéndose del camino heredado.

jueves, 24 de septiembre de 2009

La belleza interior

En una aldea, nadie madrugaba para trabajar y antes se ponía guapa. Aún menos se acicalaba como para ir de fiesta. Sin embargo en nuestro mundo de la imagen, se da todo un carnaval para ir al tajo. La gente se arregla, hasta se emperifolla, y desde fuera parece que hasta vayan de celebración, o nos sugieren también un retorno a una matutina soltería, que acabará sodomizada por el tirano deber laboral.

Uno supone que hay una gran mano negra o tonta detrás, un inconsciente colectivo a la deriva, que suma esfuerzos para cubrir con una película el mundo, una fina capa que lo haga parecer bonito, o nos lo presente seductor.
Los vagones transportan masas de gente a su pico y pala particular, pero en estas latitudes de los siglos se contentan con una planta y etiqueta impoluta. Hasta puede que se crean por anchos instantes que el metro parará en el campo, junto a su palacio, para vivir la vida que su ropa no puede vivir.

Después tropeles de gente charlotean sobre la belleza interior, dándose cheques en blanco de tópicos. Una persona pobre es la que tiene una chequera de tópicos siempre dispuesta en la boca. Lo más parecido a no ser humano.
La belleza interior, alias invisible, no existe para que multitudes de perdedores se llenen la boca con ello. Es algo muy serio como para tenerlo de muletilla psíquica. Es de esas cosas que no se dicen y sí se hacen. Hay mucho trilero que clama que la bolita de la belleza está ahí adentro. El recurso manido del que no tiene belleza exterior y tampoco la tiene interior, y lo que hace es escudarse en algo que no es visible, ni tangible con rapidez para el conocimiento, para que así cuele e ir tirando, un atrincheramiento poco valiente en la deducción.

La belleza interior hablada no existe no, sólo existe hecha,
o sólo existe recreada en medio de ese verso

martes, 22 de septiembre de 2009

Daniel Sánchez Arévalo

Este post tiene la finalidad de recomendar encarecidamente la visualización del largometraje Gordos. Su director, culpable de mucho, es Daniel Sánchez Arévalo, realizador de Azuloscurocasinegro. Simplemente, hay un nivel de expresión en el arte al que sólo llega quien puede, y no quien lo aspira. Y la gran ambición en esa expresión tiene que ver mucho con un elevado compromiso con la verdad, la metafísica y la doméstica. Sánchez Arévalo, con larga experiencia como guionista, es un tejedor, se ha pasado tejiendo, emborronando, esquematizando y repuntando todo ese organismo psicológico en orquesta que es su película. Otra historia coral más como las que pueblan estanterías de bibliotecas y videotecas, pero facturada con una maestría en el conocimiento de la psique humana de genio.

Lo de menos en la pelicula es la gordura, como lo de menos a veces en la vida es vivir. Me parece que el gran mérito del arte de S. Arévalo es llegar a un ámbito de verdad somática, una obra que llega a tratar la psicosomática de una forma creíble e intuitivamente certera. La peli nos cuenta aventuras y desventuras de parejas, familias e individuos desparejados. Pero pretende desvelar los mecanismos compensatorios de las relaciones, las dinámicas ocultas que producen fachadas, versiones oficiales y máscaras, y no lo hace desde la psicología sino desde la cinematografía.

Hay algún pespunte más dudoso, algún final discutible, pero el visionado de la película es una maravillosa experiencia de descubrimiento, un subidón cultural, y una consecuente intención comprometida de seguir la pista de Daniel Sánchez Arévalo allén de los años.

sábado, 19 de septiembre de 2009

lunes, 24 de agosto de 2009

El mar del Japón

Oh sí la escritura, vuelvo a ella, desagradecida y farragosa, como quien intenta hablar eligiendo palabras a 10 de ellas por minuto, tontolismo de la expresión, y lo hace ni con costuras bien pespuntadas. Escribo sin ser yo, ya que en este filtro de expresión temporal, no entran ni entrarán miles de ocurrencias que se cuelan. La escritura es un pequeño redil que pesca en un río artístico donde el agua va, ajena a la captura, y se cuela y se escapa hacia ningún lugar escrito. Escribir es un mal colador de la vida.
Suelto estos esputos, metaesputos, porque sigo insomne y me encuentro con la Confesión ésta de nuevo, en la misma calle nocturna del desvelo. Escribir es una suerte de vecino que me encuentro por las noches que no duermo, que son pocas. Y además, él antes sueña, medita, se revuelve en la cama, y va cosiendo su vida mentalmente, como una afanada costurera. Cuece, un puchero de ideas felices y con larga cola, durante interminables minutos. Inagura museos propios, bienales, o tomos, que se desmontan por fugaces minutos después, al abrirse nuevas exposiciones. Para que al final, sólo el brillo lejano de algún objeto de ellas, acabe apareciendo en esta rueda de prensa del espectáculo que es la escritura
Y hablar con tontolismo de la expresión, en el biombo del papel, donde nadie ve lo poco que hablas, tampoco supone convertirse en un brillante ordenador o computador del acervo humano. Pulir las herramientas del lenguaje, como mucho tiene una función estética o seductora. No suele ir destinado a uno mismo, no es alimento o combustible del que se pueda vivir solo. Un anacoreta de la escritura es esto, un bloguero en el ciberespacio y tres amigos que lo leen.
Vive Dios que unos terrones de quinientos euros endulzarían y darían fe de esta epopeya anacoreta. Escribir es una profesión-vocación, que pingponea entre la realización personal y el reconocimiento de los otros. La solitaria vocación se queda aún más sola, y sólo los ermitaños del ningunismo literario sobreviven. El zafonismo o reconocimiento en masa de hormigón, es como tener a la novia más guapa del mundo con voz del risitas de Quintero, una suerte-desgracia.
En mi habitación tradicional japonesa, en medio del distrito otrora mágico de Gion, el sol naciente saluda ya, por una brecha de la cortina a las cinco de la mañana. Si tuviese amigos artistas, y aún no hubierésemos* abandonado el facebook, tampoco mi status sería el encabezamiento de este párrafo. Pam, he aquí lo trabado de la escritura, mi escritura. La no necesidad de presentar las felices ideas fugaces, aderezarlas, ponerles una sim-pática pajarita, las ideas peladas, en su protolenguaje, o lenguaje de los adentros de uno, carecen de esta mediatez social, en el slalom que va de ese protolenguaje a una senda común visitada.
Pensamos en AVE y escribimos en bicicleta.
Gion, Japón, casualidades de la vida. Plantillas para que se dibujen otras cosas más importantes. Y aún así esos dibujos tampoco son ni concluyentes ni decisivos. Un fundamentalismo puntillista entonces, heisengberiano de lo que importa. Es casualidad que esté aquí en Gion y mañana en Tokyo, isla de Hanshu, no me voy a creer ni firmar el guión de nada. Lo más importante de Japón, es, todo lo que pasará cuando no se esté en Japón. Estamos en un cine o observatorio, eso es viajar, puro y placentero entretenimiento, ver las cosas exóticas y bellas pasar. Luego viene encajar todos los fines de las películas. Japón-viajar te permite un oasis donde rever el pasado estático y plastificado de casa, aséptico, dormido, y esperante. Es una especie de consultoría de los asuntos internos, con eclosiones que van de restaurar las estanterías hasta los golpes de estado.
Y me imagino, que de eso iba todo mi río-mar de ideas, dicho jíbaramente en pocas palabras de no protolenguaje.
La brevedad trabada, tampoco permite dar nombres ni latitudes, pero claro que saldrán a la luz, sólo si vuelve el motor insomnio de mi literatura en estos próximos meses.
Ya son las 6, ya canta algún pájaro, y faltan sólo 2 horas para el toque de queda del grupo rumbo a la ciudad-ciervo de Nara. Tendré también que trabajar desde alguna conexión de este país, lidiar con los bostezos y el sueño, superar el síndrome del click hiperfotógrafo, y espero que cientos o miles de cosas más.
De esas, de esas que abren y cierran tu cabeza, de esas, más hondas que todo lo plano que nos rodea; de esas, esas que aparecen de repente en una noche feliz de insomnio, sin tú esperarlas, en medio del mar del Japón.
He estado restreñido de confesiones al oído del blog por semanas, pero a estas alturas de la noche, estirado en el tatami de un ryokan en Kyoto, surge la necesidad de sedimentar vivencias, me precipito en el papel.
Cruzar el mundo, hacer 10 mil kilómetros en horas, y llegar a otra civilización de madrugada, merece chequear la maquinaria del devenir y poner la cámara lenta a una experiencia viajera singular. Estamos a una distancia suficiente por fin, para que incluso el reino vegetal haya mutado en el paisaje; nos hemos alejado tantos kilómetros y montañas de casa, que las caras, las palabras y los platos son capaces de crearnos desconcierto, de orquestar un caos cognitivo más afín al de otrora Marco Polo que al moderno de National Geographic. Son tan occidentales como nosotros y tan orientales como nuestro anti-yo.
Ayer sólo sacamos la cabeza por el atardecer de Gion, en medio de la resaca de 24 horas en ruta - básicamente destinadas a cruzar Siberia a lomos de un Airbus. Toda una transición esquilmada por el motor de un reactor, una transición de pueblos y culturas, que nos llevan a estas grandes islas a orillas del Pacífico norte en las que estamos caídos.
Con voluntad de esponjas, intentaremos desandar esos diez mil kilómetros que nos han separado miles de años. PorqueJapón, es lo que tiene, que estámuylejos Japón.
Ayer uno charlotea como buen turista bobo, sobre las primeras impresiones. Una es el silencio sepulcral en los lugares sociales -excepto la esperpéntica sala de pachingo-, sólo apuntillado por sonidos cortos y rápidos de fondo: el de alguna puerta electrónica, un aviso accesorio, un anuncio... es como si Japón fuera un gran teléfono móvil que no habla, pero sí tiene infinidad de sonidos para las teclas, pantallas y los sms. Un mudito ruidoso.
Otra impresión tiene que ver con la servicialidad. Se piensa a menudo en las conclusiones de algunos libros acerca de la sumisión social de los japoneses, su disciplina social y colectivismo roza la pérdida de un yo individual, algo que choca tanto como provoca. Este será uno de los pequeños observatorios psicológicos de los diez días fugaces aquí: la sumisión social. Me confesaré sobre ello si sigue el insomnio, ya sabéis que para mí la literatura es aquel estado que aparece cuando la vida le hurta horas al sueño.
Hemos sufrido ya un gran desconcierto comunicativo. Ayer me vi hablando inglés de Huelva mientras hacía mimo -como Fiti en los Serrano- más pronto de lo que me esperaba. Es como un juego de mesa espontáneo, un scatergories en el que te dan una sola palabra en inglés, e intentas que la otra persona adivine la frase con gestos. Si aciertas, se da la comunicación, si pierdes, os sonreís y como si no hubiera pasado nada, tan amigos.
Si invertimos el juego, es lo mismo. Ayer yo entendí que en el piso de abajo había un baño japonés para tomar en la noche, y mi amigo Javi se fue pensando que por la noche vendría un bus que se llamaba Shabba.
Es curioso como si vas a Europa del Este, aunque eslavos y latinos ignoren el código comunicativo del otro, no les sale ponerse a gesticular como cuando Colón con los indígenas. Pero a mayor distancia por poco sacamos los tams tams y hacemos una danza típica.
Y estas son las primeras aventuras en las grandes islas del sol naciente, mañana, tras ocupar el insomnio, me esperan templos, templetes, amagos de geisha, comidas no-pensadas, barrios con mucha luz y poca acera, centros comerciales tecnológicos y frikis, jardines zen, sociedad zen, y helado de té verde.
A sus pies

jueves, 16 de julio de 2009

Desayuno de delirios políticos I

Existen muchos interrogantes sin respuesta cabal sobre el penoso arte de la política. El más evidente y actual tiene que ver con el marketing electoral. Cualquier humano un día cualquiera se ha preguntado por qué el meollo de la política se ha de basar en unas elecciones, y por qué como residuo de esfuerzos, queda aplicar proyectos para un país, que con sentido común todos estarían de acuerdo en aplicar. Por qué las altas esferas de la política son arietes publicitarios que se desgastan por una imagen, y las bases - de secretarios generales a administrativos - resultan ser las galeras y salas de máquinas que acaban levantando administrativamente un país.

Otra incógnita es la cuestión de los apelativos. El derecha-izquierda hispano, es muy maniqueo, bipolar, siguiendo la tradición literal y católica española. El republicano-demócrata estadounidense tiene una raíz más anecdótica y menos trascendente, y los términos liberal, socialdemócrata, pese a expresar bien poco, no son la antesala de una crispación maniquea, que parece ser llevada de fábrica.

Otra posible pregunta es por qué existe la derecha, que en su versión más cañí fue formulada por el alcalde de Getafe: "¿Por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?", con esa aliteración presente y un estilo directo becqueriano.



Derecha e izquierda son tendencias con su dosis de delirio. La derecha debería alinearse con la verdad biológica, la que acepta el dictado de la naturaleza en términos de herencia, status, destino, según la ley del más válido, y con esas premisas crear una convivencia resultante. Sin embargo, se engorda narcisistamente metiendo ahí lo más fuerte y potente posible, mete a Dios, se encamina hacia la perfección, se carga las verdades biológicas y sigue el modelo de un mundo divino y eclesial, algo incoherente y bastardo, ideológicamente.
La izquierda parte de un laicismo, a veces materialismo, que sí pintaría de derechas, pero digamos que no apuestan por un Dios. La piedra base de su bastión es la idea de justicia. Un axioma más emocional que intelectual, pues nadie ni nada apunta según las premisas, que ése tenga que ser el devenir de la sociedad. Marx era un materialista que clamaba por la justicia - no es una adivinanza ni una frase absurda, es la incongruencia de la izquierda, intelectual que no factual. En la izquierda hay un voluntarismo, un élan que se dirige a la igualdad y la justicia. En muchos casos nace de una vivencia clara de la desigualdad (proletarios), en otros de un agradecimiento por la bola de la vida.
En la derecha muchas veces se inspira un deseo de no perder un status amenazante (que sin medidas, una falta de sesera lo conllevaría), y se expira posteriormente una piedad katólica que remede esa culpabilidad y crueldad de pisar un poco a los demás.

Pues al igual que monarquías y aristocracias son cosas del pasado, de cuentos, subvenciones y leyendas, algo que fue el estandarte de la ideología de derechas... ahora que sólo quedan pegatinas y no escudos gloriosos, no se tendría que descartar que la derecha acabara pereciendo en otros siglos. Que al menos en España se evolucionara a una vertiente con valores conservadores y tradicionales, no sé... que quizás bebiese de valores... gallardonistas? y que muriese una vehemencia a veces alcista a veces omnicrispacional a veces escondeatentados, sin tanto sentir amenazas a perder un status quo monárquico o aristocrático. (Continuará...)

martes, 7 de julio de 2009

El brío muere a los 28

Estudiar medicina a los 35 años es algo que prácticamente nadie hace, entre otras cosas porque planteárselo tiene algo de faraónico. Ocurre con todos los planteamientos que intentan acometer conductas de otros tiempos. Y es que hay un paralelismo con las plantas, con el timing de ser tallo primero, luego hojas y flores después.
Pero en los humanos el guión tiene mucho que ver con el brío. En la adolescencia hay una benévola impulsividad, una imprudencia de los tiempos que no entiende de perezas a la hora de cosas como cambiar el hipotético mundo. Es la fase heroica de la vida, donde llueven planes y tortas a pares. Eres tallo y como tal eres brío.
Parece que cuando te vas formando hoja, tus superpoderes ahora son diferentes. Te vuelves selectivo en horizontes, lento y meditado en proyectos faraónicos, atado por contratos firmados que antes no eran de papel. El brío, se ha secado.
Tu vida sigue en juego, pero ahora tocaría desandar caminos, antes era inagurarlos e irte, ahora primero hay que especular sobre un coste, el de darle al Supr un buen rato y empezar de cero con el brío ya gastado. Aparte de estar más gordos, nuestros movimientos pesan más. El tallo ya parece hecho y robusto.
Y también es tiempo de estas diatribas en el muro de las lamentaciones de lo ido. En la adolescencia a lo sumo escribíamos sonriendo sobre la feliz infancia. Pasados ritos iniciáticos, pecados originales, y burdas facultades, crecer empezó a doler. Y luego lo de ahora, que lo difícil no es abrirse camino sino mantenerse y blablabla, esperemos que nuestro tercer disco sea bueno.
Esperemos que el paso de hoja a capullo en flor sea como en los vegetales lo más llamativo, y que todo este bregar tenga un sentido con la fase frutos.
Y después a fenecer se ha dicho!

La noticia deportiva del día



Sin duda, la noticia deportiva de estos días gira en torno a Wilfredo León. Actualidad que tiene poco de circo y mucho de excelencia deportiva. Él es un enano, un niño de 15 años, que ya juega con la selección absoluta cubana y además lo hace de forma destacada, siendo entre otras cosas, el mejor sacador de la Liga Mundial.

Tiene 9 años menos que CR9- el producto-, y probablemente siendo aún menor de edad ya se convierta en el mejor jugador mundial de su deporte. En cuanto excelencia deportiva puede ser un Maradon... stop, hasta el bagaje del lenguaje está viciado de comparaciones arbitrarias.
Decía, que como Michael Phelps, la excelencia deportiva de Wilfredo llegará a cotas que CR9- la máquina dispensadora de camisetas- nunca podrá alcanzar y se quedará en una franja de destacados segundones detrás de Amstronges, Jordans, Tigers y Leones.

Lo de ayer y el florentinismo recuerda mucho al circo y a la publicidad de las inmobiliarias [...] En Estados Unidos el soccer no entra ni con calzador [...] Aquí lo de panem et circenses rezuma verdad. Wilfredo, nadadores y gimnastas entrenan cinco veces más al día que Ronnie, Messi y compañía. Cierto es que soportan mucha más presión, y poco tienen de amateurs. Pero la lluvia de millones compensa esa desventaja con los albañiles del deporte.

Al fin y al cabo el deporte puede ser un bello espéctaculo, una efímera obra de arte forjada artesanamente en cada entreno y puesta a prueba el día de su ejecución, en un continuo florecer de talento en medio de la déspota exigencia del marcador.
La mayoría de veces para la masa, para aquel mileurista pseudodemente o autoesclavo, que alaba al icono billonario chutabalones, juguete del constructor hispano de turno, y así vive la mentira de su vida, a base de chutarse fútbol e hipoteca en vena... el deporte no es más que eso, un atrincherarse bajo unos colores y sentirse parte de algo grande (circo) por una vez en la vida, un irracional fanatismo que no entiende de excelencia, ni de justicia; una vía de escape a una vida más que mediocre, con algo que combine con el alcohol y las bravuconadas; un borreguismo de rebaño y mundos deportivos, una moda sociológica como antes la religión y las catedrales; un bombo mediático como el de ayer de payasos con el jefe de pista... una forma subnormal en fin, de dilapidar dinero unos y otros, sin que el ministerio de medio ambiente, el que debe intervenir, implemente medidas ecológicas para salvar el planeta azul.

lunes, 29 de junio de 2009

Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel

Viernes noche, calle Verdi, reojeo la cartelera cool y guay del cine de esta calle de Gracia, "Bio de Coco Channel..." con alguien que parece Amélie de prota. Una fugaz ocurrencia de que nunca veré esa película se sucede en el segundo de girar la cabeza-ver el cartel-reconocerlo y emitir el juicio sobre mi apetencia.

Sábado tarde, butaca 23 de los cines Icaria, la bio de Coco Chanel en plena pantalla. Ante la ausencia de planes, una pareja amiga exigia v.o.s. para una tarde de cine, y esa peli era el plan menos malo en el país del planificar sobrante, un reino que a veces ocupa lo más destacado de nuestras vidas.

Y acaba siendo una "película del como", aquel talento capaz de mostrar un paradigma, de un argumento insulso, como un largometraje que narrara una sala de espera en un podólogo en la que nadie habla. "Las películas del que" vs. "las películas del como". Es una biografía asimétrica, centrada en 2 años si cabe de una vida. Una biografía mal hecha según los canones.
Una filosofía de la creación subyacente que cree que el desarollo de un detalle cualquiera, sabiamente hipertrofiado, puede dar con el todo. Algo muy obvio, hasta científicamente, que de la parte de algo existen las trazas y el todo, es cuestión solo de saber arrollar o desarrollar esa realidad. Y en una vida o biografía pasa lo mismo, al igual que en cualquier historia o novela. Y hay miles de versiones posibles de toda obra, según como se dispongan las lentes sobre ella.
Normalmente, la mediocridad hace no saber esto y creer que una obra solo puede tener una version posible, entra el miedo, la no confianza, y se acaba cayendo en una "obra del que", unívoca, tensa y fundamentalista con respecto a las obras maestras, y por ende prescindible.

La obra de Anne Fontaine hace abarcable a escala humana una vida de 90 años y 10 mil protagonistas, centrándonos en pasajes que condensen y desnuden toda la parafernalia no
significativa de una vida.
Los inicios de la película no son nada prometedores pero son las víctimas estructurales que bregan el maravilloso despliegue de la segunda parte de la obra. El personaje de Étienne Balsan, interpretado por Benoit Poelvoorde, es merecedor de los mayores reconocimientos, por ser un personaje que no existía hasta encarnarlo el actor, y ya sabéis lo que digo, hay actores que inventan nuevas conductas humanas o algunas extranisimas nada comunes, algo harto difícil reservado a un grupo selecto que no repite escenas de los demás almacenadas en la memoria gestual, que es lo que estamos acostumbrados a ver.
La trinidad de personas decisivas en la vida que se muestra, la de la propia protagonista -no siempre decisiva esta influencia-, la del esposo-protector oficial, y la del amante-catalizador oficial, es el sabroso meollo del filme, y el de sus encajes con la psicología, pasado y futuro de Gabrielle Chanel.
Lo que mas llama la atención de está vida excepcional es el hecho también extraordinario de ninguna atadura, en su deriva vital, a los usos correctos de la época, adelantandose como todo triunfador a los demás en sus tiempos. Tener protector, amante, en cooficialidad y grata relación entre ambos, solo podía fecundar en una vida sofisticada, barroca y nada convencional al resto de los mortales.

viernes, 26 de junio de 2009

Para los que hoy hablan de Michael Jackson

Bloguero sin tema, bloguero convencional, bloguero que aporta el eco, bloguero que habla de los bultos, del título y final de las películas, del ruido, de esquelas y portadas, periodista, periódica máquina que transmite fútbol, toros o muertes. Prescind prescindib, precindibl, prescindible

miércoles, 24 de junio de 2009

La hiperinflación de 2011

Vocea el periódico que el Banco Central Europeo ha prestado la morterada de 442 mil millones de euros al 1%, a 1121 entidades bancarias del continente. La megacrisis del siglo XXI en ciernes, empieza a capear coincidiendo con unas tasas también históricas de 0 a 1 %. Parece que los bancos han cargado a tope sus alforjas, y al menor precio posible.

Ser banquero es la profesión más amparada del mundo. En su estado más precario y disminuido han sido entubados al mínimísimo síntoma, y se ha asegurado que jamás perderían un ápice de su posición. Ellos guardan el dinero sudado de la gente -stop-, ellos hacen dinero con el dinero sudado de los demás, y sería un fracaso muy dramático la aparición de corralitos.

Esta crisis de las crisis, no está llegando a su nivel teórico de dramatismo. No hay huelgas generales, ni simples manifestaciones, ni ninguna alarma extrema con sonido de cacerola apocalíptica. Algo no cuadra.
Tampoco me cuadra que los bancos no vayan a forrarse de oro en el futuro. Su sino, como institucion mimada y privilegiada en la sociedad, es amasar dinero.
La trama parece estar diseñada mecánicamente desde las alturas. En los ingenuos años 80, las tasas estaban al 20 %, para los que no tienen memoria a medio plazo. Qué macabro sería que una desaceleracion de libro se quisiese heroicamente desembozar inundando de dinero-fuel al sistema renqueante. Macabro porque es una manera muy válida para producir una hiper-inflación en poco tiempo.
Aivá, entonces el Banco Central subirá las tasas como locos para atajar esa deformación inoperante.Y sí, por qué no podría encarnar la gente del mundo a una burda fregona, que cae en la trampa de ser brutalmente exprimida por su banco.
Parecía que la posible bajada de los pisos era una fantasía, que España fuese de repente la octava potencia mundial a codo con Francia algo natural, y resulta que la inflación que sí o sí se avecina es una profecía esotérica.

El círculo macabro se cierra como todos sabemos. El país esta endeudado, cada uno somos una fregona cargadita de deudas tras 10 años de crédito blando, casados con el banco, y ellos acaban de cargarse con dinero al 1 para sacártelo luego a ti al 5, al 10, al 15, y si el plan se cumple, al meteórico y apocalíptico 20.
"Hablamos?" "Queremos ser tu banco"´, esos eran sus lemas... todo lo que rima con el número cinco

lunes, 22 de junio de 2009

Escribir porque NO

Suelen ir a visitar un zoo de humanos, con sus escaparates dispuestos según razas y estirpes. En un panel de la sección de homos ociosus, se decía que un 88 % de los trillones de humanos no habían escrito. En sus vidas plantaron plantas, pasearon perros, hicieron casas, se reprodujeron y soñaron que de los grifos saldría un día cerveza. Pero nunca les dio por escribir como hábito mundano.
Un cuadro sinóptico demostraba que los vectores genéticos y ambientales nunca se alinearon para formar una vertiente que fuera a dar a la mar de la literatura. Ésta siempre se quedaba en la nuca de los hechos, como una posibilidad antípoda de lo factual. Ni en los más orales hiperdotados se filtraba sustancia diletante escrita, y evaporaba. Pero en todos ellos, en sus sillas artesonadas, sus traspapeleos de despacho, sus campos labrados, en ellos había un germen de literatura amenazado de nunca posarse y acabar como obra muda e imperceptible. Millones de abortos literarios que callaron para siempre. ¿Qué porcentaje de la realidad es literatura? Un 0,38 %? ¿Y qué polo de ella ha triunfado más en su movimiento pendular, el ocio o la trascendencia? ¿La madre de un literato es más literata que nadie? ¿Tiene carnes, sangre, genes y útero artístico? ¿El secreto está en los potitos, prescripciones y lenguaje que utilizaba?
Si existiera una transrealidad, la transliteratura estaría llena de las cosas que la conforman sin ser literatura. Somos algo por todo lo de afuera que nos delimita. Algo así dice Sein und Zeit, por cierto.
Qué inconcluso y poco martillo se vuelve todo cuando se filosofa, las cosas se machetean en lo concreto, y se eternizan suspendidas en los conceptos.
Inconcluso es todo, si acaso se cierra por derribo, pero prosigue siempre el suspense diluidísimo de todo. Filosofar es también tener encendido el software del trabajo, porque el software de los juegos no se encendió por si solo y está ausente. Un peligroso hábito de entender el procesador como un sacrificio más que como una experiencia. Y el escritor no deja de ser ese freakie cuyo juego preferido, es un Word o blogger cualquiera, extraña criatura de Homo ociousus y curiosidad casual de Homo sapiens

domingo, 21 de junio de 2009

AaA

Cada vez veo más clara la correlación entre insomne y fecundidad literaria. Dicen que en el aire de una casa a oscuras, en el anochecer, mientras todos duermen, está todo el destino condensado en la atmósfera. Y la verdad es que en el aire de una casa quieta y oscura que duerme, parecen estar latentes cientos de cosas en tranquilo flotar. Como tal vez en las calles de Centro Habana de noche, miles de historias parecían esperar como gatos escondidos, a salir al encuentro del caminante. Hasta quizás los psicólogos tendrían que observar a sus pacientes cuando duermen para hacerse una idea mejor de ellos, porque la vida paralizada es una vida contenida y tensa en sus confines que parece respirar y emitir un lenguaje mucho más comprensible y claro.

Lo bueno de los artistas notables es que uno puede incorporar algo de ellos -llámalo aprendizaje- de ese gesto, ese regate, esa voz nueva, o esa forma de procesar la imaginación. El párrafo anterior expira cierto realismo mágico y cándido simpatizado con Albert Espinosa. Un pensar ingenuo que yo no iniciaría si no supiese que él lo ha terminado con una profundidad y sensibilidad singulares.
Este post es de los escritos en marcha, escribiendo lo que va surgiendo en el mismo momento sin ningún plan ni tema. Están los posts en borbotón lírico, que pretenden situarse a uno en sus coordenadas de destino, chequeando raíces versus rutinas y escaneando deseos versus topes. Y por último los posts que desarrollan alguna frase feliz ocurrida en otro momento.

Irán. Los acontecimientos en esa cultura parecen llegar a un punto de inflexión. Un auténtico cambio tarde o temprano acabará por precipitarse, la situación sugiere poder tratarse de un momento histórico.
Los analistas de la especie humana, como siempre, tanto pronostican una guerra civil como una democracia occidental inminente, como un talibanismo práctico perpetuo. Y en la crisis mundial originada en las subprime, tampoco pronosticaron nada cerca de lo correcto. Ante un taxista y un analista, prefiero cien veces al primero como garante de la información.
Aquel régimen ultraislamista y cerrado que nos pintaban por oposición (como lo pintan todo los medios periodísticos, dualistamente-2 neuronas-) a occidente y EEUU, resulta que estaba resquebrajado por dentro, y el férreo Ahmadineyad ahora es un emplaste artificial autorizado a dedo. Otra perla de la suspicacia del gabinete Bush acerca de sus enemigos. Una tradición muy estadounidense, de raíz paranoide, como lo fue el endiosamiento del enemigo comunista durante décadas, o lo es ahora el respeto a la capacidad norcoreana.
Dan ganas de conocer más acerca de la actualidad y antecedentes del país persa, salirse de la habitual versión oficial zoquete y primaria, para bucear en estos turco-hindúes que no son ni lo uno ni lo otro, y ahora están cambiando el curso de su historia y quien sabe si de la historia mundial, con el problema del Islam en la agenda del siglo XXI.

viernes, 19 de junio de 2009

Y decía Hume

Y decía Hume algo tan bestia como que sólo somos un agregado de instantes. Y uno mantiene una muralla de intolerancia a Hume, durante unos años, décadas, o toda una vida.
Mucho más que muertes de Dios -algo más pictórico- o postulados esquivando a la Nada -siempre un meollo esencialista, desecado e hiperabstracto-, Mr. Hume se lo carga todo, como un psicópata hacha en mano en la historia de la filosofía. Porque se carga al sujeto, le quita toda permanencia, afirma un ser humano sin identidad.
Somos una sucesión de yoes, que fenecen en escenas, una serie casi infinita de diferentes estados neurológicos. Una parcelación infinitesimal de la personalidad que queda troceada y suspendida.

Este planteamiento con el copyright de empirista, se empieza a nublar cuando se asoman en nuestra reflexión los conceptos de memoria, referencia, estados neurológicos comunes... que en la práctica, consiguen que tengamos la creencia que existe, una permanencia y una identidad.
Pero también la idea de Hume provoca rechazo. A nadie le gusta imaginarse como una sucesión de yoes, y la muralla emocional anti-Hume se yergue sólida y rápidamente.

Ese relativismo radical, el relativismo de un posible yo, punto de partida de cualquier conciencia, lo placamos en el segundo tres por bestia- y bestia es igual a descenso de humano a animal en nuestro nombrar. Nos asusta la inconexión, la aparición de un síndrome amnésico de la ontología si se escucha a David Hume. Hume no sólo niega a Parménides, también se carga a Heráclito porque tanto lo observado como el observador mutan infinitamente. Si uno visualiza uno de estos marcadores demográficos de internet, y ve la rueda sin parar de nacimientos, muertes, contagios, que se producen vertiginosamente al instante, se entra en un ambiente con olor a caos y locura aleatoria, que sintoniza con el mariposeo de cualquier fundamento de Hume.

Es difícil articular una defensa de Hume, no absolutoria sino parcial y conciliadora. Desde el exigente plano matemático tiene razón, y nunca dos estados personales son idénticos. Entre seres mucho más inteligentes que nuestra especie, con mentes de tipo procesadores pentium mucho, tendría sentido una terminología milímetrada de los "yo", "yo prima", "yo alfa", "yo ene"... y captar matices que nuestros adjetivos sólo cubren como mantas. Tener escáneres diez veces más potentes y una capacidad de procesamiento de un 1000 % más en milésimas de rapidez, ayudaría a que la psicología de la calle y la de la universidad hiciese uso del consecuente cálculo diferencial que las teorías de Hume o cualquier empirista conllevan.
En nuestro modesto nivel cognoscitivo, tanto da sueco que suizo. Nadie es capaz de trillar sus estados personales y hacer un catálogo portátil de sus decenas de variantes. Sólo lo esquizoide, lo médico y lo hormonal nos afilan las antenas de nuestro sentido de la identidad.

Pero para los amantes de la definición y la precisión, por gusto, trabajo o necesidad, les hace falta tener presente la visión polar y extremista de Hume. Cada mañana o tarde somos algo nuevo y diferente, quizás casi repetido, pero siempre aflorando. Un Jordi1125 o un Luis32456ab2, "matemático-y-rosa". Algo que derrapa en la curva del Sentido y casi se sale, pero que reconocido, permite saber el traje psíquico con el que afrontamos la tarea en cuestión, véase toreros, motociclistas, parejas en tarde de confesión, traders, escribientes... y todo hijo de vecino preocupado por su rendimiento en algo y los condicionantes de ello.

miércoles, 17 de junio de 2009

De hiatos del vivir y del tiempo nudista

Día de mierda. Pero de esos que no te puedes parar a olerla. Sabes que se ha emplastado enorme ahí, pero olerla sería el principio de un fin.
Escritura fortuita, hoy se precipita algo en la celulosa y ayer o el otro no, y se quedan en la nada las ideas de los otros días como espermatozoides sin suerte. La casi nada, aquel quinto premio de quedar latente en una buhardilla a oscuras de la mente.
Cada vez va ganando más terreno el absurdo, porque el tiempo se desgrana y un eterno retorno de lo mismo no consigue la transfiguración necesaria, porque hay pocas mutaciones agraciadas, porque falta magia.
Aparte está el crónico síndrome de los hiatos del vivir, lejos estoy de la vida en rodillo-siemprecontinua de la mayoría de los mortales.
Eso ha hecho hueco a la susodicha mierda, que mide 22 mil metros cúbicos y se ha formado en 4 minutos. Quien sepa atar cabos en mi vida, ya sabe a que me refiero.
Pues nada, vaya post para peinar un yoísmo.
Se me ha ocurrido poner fin (y fin) a este enésimo accidente laboral, dedicándome a otro mundo. No me gustaría que se me reconociera por lo que escribo, no me gustaría ganar un pírrico 10 % por mi obra -Benito Lopera Perrote gana más parte-, pero sí que me iría bien ir y venir de la mano de una obra, tener una vida en rodillo con gente de inquietudes más similares: reuniones, conferencias, proyectos conjuntos, deberes artísticos, y toda la membrana de pérdida de tiempo intersticial. Dejar el anonimato, el don-nadismo, la no-comercialización, e intentar que me den trabajo y que me alienten a escribir. Escribir siempre me la ha sudado bastante como quehacer cotidiano, pero cualquiera habla si tiene orejas que le piden que hable, todo es un mero circunstancialismo.
Así que tal vez me acerque mañana -o no- a la editorial que me/nos hace gracia, la barcelonesa Anagrama, y entregue algunos posts y diga que no hay libro detrás, quizás delante, y que esa es mi munición, creo que suficientemente desplegada como cata, y ya. Si gustan y quieren más, puede haber un inicio de cambio de vida, un paulatino abandono del chollo de mi trabajo, y un acercamiento en precisión, al centro de la diana de un destino más natural para mí mismo. En el fondo sólo busco no tener tiempo libre...(continuará)

lunes, 15 de junio de 2009

El filósofo Umbral + lo simiesco

Me hubiese gustado hablar con Umbral de tasca y/o pantunflas. Le hubiese dicho que ya he catado bien su receta, porque lo suyo es alta cocina de los huevos fritos, y de todo. Un no saber escribir sin ingenio, selección y maridaje léxico para todo. Un barroco exquisito, que le sobra a uno cuando quiere vulgaridad, precisa de lo liso, necesita llaneza. Así que esa factura empalagosa para lo cotidiano, nos la reservamos para temas deliciosos y sibaritas. Porque a la historia de la filosofía debería adherírsele todo el mastodonte de inmanentismo umbralista: sus filosofías de los olmos y los chopos, de los viejos coches y los olores de postguerra. Y cómo declama Umbral, su obra es un -Oh, mundo-, es un filósofo más bocazas que los oficiales, que tragan y mascullan esa admiramundis, y maquinan toda una cascada de postulados para sostener ese cosmos apabullante. Umbral se ralla divinamente en esa exclamación sonora, y es un transistor del espéctaculo, muy hacia adentro, muy lírico, intimista. Pero no es un cuentacuentos, mantiene ese cable conectado al espéctaculo del despliegue del universo, no mojado por líquido de cafés, servilletas arrugadas y amnesias de los orígenes, manteniendo vía directa con el misterio.
Un tozudo, un seguro de sí, con la misma voz siempre, conservador, de lo que sabe hacer, prefiriendo ser perfecto en lo suyo que rico, complejo y malo en un abanico de experimentos.

Y en medio de todo esto... no es lo humano un gran vertedero de sofisticaciones para ocultar y sepultar lo simiesco? Primates somos, y urbanitas moriremos. Hay un racismo radical e inconsciente a lo simiesco en nosotros, a nivel de especie, que como todo fanatismo se resquebraja cuando afloran comportamientos y apariencias de simio, muchas veces cargadas de una verdad polvorienta, antigua y hasta única, escondida hace mucho tiempo. Hay que conocer al orangután, australophitecus y troglodita que viven en nosotros, antes que nos delaten en medio de tanta civilización, libros y leds.

Aforismo α

Escritura Es trascendencia

Fin de semana de barranquismo [Enano o cuántico]

Duermes
y me acuerdo de tus dos pupilas-estrellas
dos minúsculos puntos últimos de ti,
con este brillo que suena,
mañana en mi memoria

Y hay un brillo enano o cuántico
La versión Swarovsky de una esencia humana
o el reflejo de algún dios hipnotizante.

Los quilates de tu mirada,
o esa planta de energía ocular,
para ser un láser de la expresión,
y la felicidad reducida, en un punto.

martes, 19 de mayo de 2009

Posts y cagarrutas.

Post atópico, sin topos, o thopos, como un collarín de lexemas y palabras mezcladas que casualmente se parecen. Le damos a la palanca de la tragaperras del léxico, y empiezan a girar las etiquetas... Atípico, atópico, topos, topos sin ojos, topónimo, todas forman parte de la misma ristra, vecinas azarosas de la misma calle neuronal.

El párrafo anterior no ha contado nada, ha sido un regate sobre sí mismo, una palabrería con guiño neurológico. Quizás me propongo en todo el posst no hablar de nada. Porque este escrito ha sido más bien pedido por otros, que ahora me otean desde el sofá, y yo que soy obediente pues escribo un libro si hace falta. Es decir, que tenía cero ganas aparentes de crear.
Pero-oye, cuánta comida nos hemos tragado sin gusto y cuántos proyectos hemos continuado-porque-sí. Aunque no haya lira, ni una musa élfica, ni un atardecer en una isla, escribir se puede. No está mal el putearse, irse a un bar ruidoso a hacerlo, encima de una moto como paquete, hacerlo arrodillado; es una forma de quitarse ese hábito mimado de ser artista, y pasar a ser un profesional columnista. Dejar de lado alguna sabia carámbola maquinada que intente mover una macrocosa, y escribir con judías y chorizo, en un vehículo barato y todoterreno que se pueda ir apañando cada vez que se quede calado a media página.

Pues no, estos posts de fast-food, por hacer algo y no hacer nada, por ser escritor con las ocho letras y tener una obra regular, y no un ocasional escribiente que sí se juega la vida cuando lo hace, para hacer esto uno puede hacer cualquier cosa. Llámenme preciosista, esteta, o racionalista, pero no me motiva escribir, ni vivir, con el motor a ralentí, trotando y despistándome, sin tensión definitoria. Prefiero la precipitación natural, cuando lo que tiene que sedimentarse en los lóbulos lo hace, y luego un espasmo orquestado decide cumplir, con la tarea expresiva de contar algo, que condición sine qua non, me-fascine.

miércoles, 13 de mayo de 2009

El penalty de la literatura [Los títulos de los títulos]

Los blogs tienen mucha más costra, mucha más piel, que un libro. Empiezan y acaban cada día, un título hace de epidermis y un desenlace argumental acaba de cerrar su textura. Cuatro párrafos de vida, sucintos como un poema frente a una novela, que intentan ser un organismo recordado. Su título es esa pancarta de lo mínimo, que a veces representa más del 20 % del efecto del post, de igual manera como los ángulos dotan de sentido a un mueble minimalista. El titulador es un aromista, debe extraer la esencia del escrito y encabezarla ahí arriba. Titular mal es una suerte de alopecia lírica, de resignarse a tener escritos calvos y rapados, pudiendo tener un atractivo peinado, o aún peor, el título es ahí donde se nos mira, por primera vez, como unos ojos; el título son los ojos de la cara de una obra, y nadie quiere tener unos ojos color nada.

Un libro tiene 200 veces más miga, su costra son el título, la solapa, el índice si lo tiene. [David Trueba separa la miga en escenas, y así gana costra]. Es una piel mínima, una apariencia escueta, que el autor debe haber alambicado en la travesía de la confección de la obra.
El arte de la sugerencia, es el mismo que rotula tiendas, domina el tente de la poesía, escoge las entradas con el sexo opuesto...
El título son los penalties de la literatura, las jugadas a balón parado.
A veces sólo hay que empujar la pelota y titular con una frase feliz que aparece en el texto, como el día de hoy. En otras hay que exhalar la idea general en alguna frase poética (hoy en corchetes). Y si no, hay que buscar el efecto sorpresa y dar lo que no se espera, un efecto rompedor sin caer en las vanguardias (también buscado entre corchetes). Titular y postear parece una suerte de repostería literaria, pequeños pasteles a ser consumidos.

Nuestro físico no deja de ser un título de nosotros mismos? Aquello que resulta subrayado en las distancias cortas -porque no cabe más en ellas-, aquella esencia de físico y gestos con las que la mayoría de seres encontrados se quedan de nosotros. No es el título esa brevedad que el tiempo deja? El manido interior no entiende de distancias cortas, no le da tiempo a desplegarse, a menos que se vendan tus monografías en kioscos y tiendas. [Buenafuente tiene el interior desplegado en cientos de carpas exteriores, por ejemplo]. Y la brevedad, esa circunstancia de la verdad, no permite leer a todas las personas, así que nuestra librería personal esta llena de títulos. Aunque un lector monobloque de títulos es una especie de tonto o paciente con un síndrome desconcertante. Titúlenme algo hoy en los comentarios, dotemos de costra y empaquetemos con gracia, algunos trozos de nuestras vidas

martes, 12 de mayo de 2009

Yo no escribo mi obra...

Muchas veces la palabra vez encabeza el demarrar de un escrito, es una muletilla temporal más de la cual zarpar la imaginación. Otras tantas, al menos en mi caso, hay una idea inspiratriz apremiante, que pide crecer inapelablemente tras ver la luz en la cabeza. Es una necesidad, le va la vida desarrollarse y extenderse rebozada en palabras. No somos tanto los agentes de nuestra obra, muchas veces, sólo somos un transmisor del mundo, un contenedor donde se mezclan miles de experiencias, y ellas mismas fraguan y acaban hablando por nosotros. Y ellas mismas se entuasiasman al verse como una criatura especial jamás contada, y quieren hacerse mayores. Son como renacuajos llenos de vida que se saben grandes criaturas. Un buen autor sólo narra a veces lo que le pasa por la cabeza, se ha de preocupar de vivir y llenar la despensa, que todo se acaba formando solo. Y no cuesta hacerlo, es como mear; encender el transistor y ponerlo en su frecuencia para parir palabras.
Hasta no está del todo mal cambiarse el nombre y mundificarlo, llamarse Radio Santamaría o emisora de palabras 17/01/77, creerse menos importante y agente, menos responsable de la grandeza o la miseria de la obra artística de uno. En el fondo es el debate de "hasta qué punto tenemos un Yo", si al 100 % como se cree, o rebajado al 53 % o menos como huele y como Hume blandía. [Hasta en los empiristas hay creencias e ímpetu de ideas, ningún filósofo construye sin oposición a otros].
Sólo tenía apuntada la idea inspiratriz como arranque de un futuro post, ese picor que provoca un escrito. La no agencia de una obra vino por contagio creativo. El ánimo para ponerse a escribir vino de una visita postergada al statcounter, buen acicate. Sigo creyendo que sólo tiene sentido escribir cuando lo haces destinado a alguien, si no es hablar solo, predicar. Escribir por escribir es maquillarse y gustarse durante horas ante un espejo, muy de psicoputo. Señores, aquí el herrero forja metales para la arada, el panadero hornea panes para los colegiales, y el frutero distribuye viandas para después del currele. ¿Puede el artista currar para los demás o creéis que hay obras equiparables a una autofelación crónica y consoladora para el Ego de uno?

domingo, 10 de mayo de 2009

Cubanio + Tiquicio = sal + ácido (Un lugar más)

Día n en la Habana, un poco más de lo igual.
Este relieve algo abrupto del viaje, invita a releer y hacer conclusiones. Las conclusiones se suelen hacer o bien solidificándose en la nevera, o bien ladrando a bote pronto. Mirándolas de reojo mientras van a la nevera, sé que no huelen a entusiasmo. No puedo concluir afirmando que este país/régimen/civilización me entusiasme. Ni tampoco que me resulte repulsivo como en el primer viaje.
Un lugar más, con sus ventajas, reventejas y resventajas para quien lo visita. Eso sí, cansa. No es un lugar para vivir -a menos que uno haya crecido para mártir- ni tampoco es un destino sobresaliente. Venir a vacacionar a la Habana es una equivocación, tiene más de laboral que de asueto. Pero eso ya contábamos.
Singladura con otros saldos no tropicales también, como llevarse un buen amigo más allá de lo virtual. Y ausencia, ausencia también valedora para cimentar lo que se deja en casa, alejado pero estando, y transpirando todo su meollo.
Toda experiencia se valora por el peso de su poso, motor de la evocación futura, y reactivo que como ingrediente amplie la química de uno. Y sí creo que he podido hacerme con el Cubanio, de símbolo Cb, y que podrá reaccionar con el Tiquicio (Tc), y con el Catalanio (Ct) de base, y así paliar un cosmopolitismo latente.
Última-llamada para los pasajeros del vuelo IB6431 con destino a Madrid, hagan el favor de embarcar por la puerta 13.
Y viernes. Y qué.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Carta de ajuste

Día 11 del viaje, o -5 del no viaje, recta final vamos. Vuelta a "casa", regreso a la Habana, calle Industria, Centro Habana. El viaje se ha vacíado de historia, como una colchoneta desinflada que se usó los primeros días mucho. Uno hojea en la lonely planet cosas que hacer en el extrarradio de la Habana, recuperadas las fuerzas tras la disentería y una pequeña insolación en el valle de Viñales.
Hay cierto tono de carta de ajuste de fondo a estas alturas del viaje, y a nadie le gusta emitir o recibir una carta de ajuste. Esperemos que haya otra carta escondida en la manga de esta semana. Me preparo para la cena [...]
Pasó un día sin penas ni glorias. El viaje ha llegado a su tercera edad serenamente, camina despacio, ve otras obras en ejecución, y sabe asumir llegado el fin. Está senil, pero es bello que un viaje esté senil y acabe poco a poco. Aparte está en cierta época de jubilación de viajes, lo nota, singladura una tras otra los últimos años que darán paso a un período de marinero en tierra.
Ayer se deslizó en una visita a la Finca Vigía, casa museo de Ernest Hemingway, icono tal vez de la literatura del siglo pasado. Productiva visita con un buen guía, desvelando biografía del autor frente a la que fue su casa los últimos veinte años de su sinpar vida. Una casa repleta de libros y unas cuarenta cabezas de caza, las dos pulsiones del escritor, cazar y escribir, como dos bifrontes de su libido. Una finca de 4 hectáreas con 8 sirvientes, 56 gatos y 9 perros, surtida de recuerdos de sus viajes por los 4 continentes.
Creo que no se me ha perdido nada más en la Habana. Quedan 48 horas en las que tal vez haga una excursión programada a algún alrededor de la capital. Serán 15 días satisfactorios y con ese grato saldo me quedo. A partir del sábado veremos...
gggggggggggggooooooooooooooooooooooollllllllllllllllllllllllllllllllllllll
iniesta, gol

Física de lo cotidiano: los tensores del tiempo

Existe una física de lo cotidiano que habla de los tensores del tiempo, o de esas tensiones capaces de proyectar un horizonte existencial. Cuando somos estudiantes el mantel de tiempo que todo lo ocupa, está tonificado por la escalera de cursos a subir, y por cada ciclo anual a circular. El horizonte y el paisaje, están bien claros y definidos. Hay un eje para el tiempo que vertebra días y meses, sólo quedando colorear los huecos libres de ese esquema.
La década de los 20 parece una escalera a un ático que resulta ser, la estepa de los 30: llana, inabarcable, silbada por el viento, sin horizonte a la vista. Tras seguir letreros y más letreros hacia ese lugar alto, realización de todos los timones, nos sentimos una hiena solitaria en esa meseta desolada. Y esta clara crisis de sentido, que amenaza al lobo estepario/a en tornarse fría tundra en los 40, sabana de depredadores en los 50, y desierto mortífero en los 60, se vuelve mero decorado si alguien vuelve a tensar el eje del tiempo, si algo atiza el sentido de nuevo y obra el milagro cuántico por dentro.
Nuestra sociedad individualista no avisa que la torre de babel de nuestra excelsa capacitación conduce a una emboscada en la estepa de la madurez. Estamos programados para hacer nido y para transmitir a las futuras generaciones las mejoras y lo aprendido, no tanto para quedárnoslo todo y con eso acabar solos en esa estepa. Me siento un polluelo pensando que mis padres se han pasado toda la vida currando y ni siquiera se plantean vender parte de su patrimonio requetesudado para así legárselo a sus hijos. Sé que mi generación no hará eso, nos desviviremos tal vez en entender mucho más los nuevos tiempos y mentes de los hijos, pero no seremos tan sacrificados en lo material, son otros tiemposes.
En la era de nuestros padres nadie acababa en una estepa. Sí quizás en una mesa remendada, con arroz y pollo para 3 o más hijos, entre gritos, con dolor de riñones, y frente a una tele en blanco y negro. Era un pulso cotidiano, pero con todos los tensores del tiempo pulsados y las cuerdas del sentido vibrando. Un hijo vuelve a dotar de eje toda estepa, tundra y llanura, es lo que la física de lo cotidiano y alguna lectora de este blog llama el centro de gravedad. La vida es orbitar más que descubrir un mediterráneo, aunque sea difícil en esta encrucijada de los siglos en que se chocan natalidad y progreso. ¿Quién coño quiere llegar a Marte, el planeta de la estepa, pudiendo oler a sudado y vida, tras unos pañales o un entreno de gimnasia del cachorro?

Etiquetas: follen y vean, la llamada de la selva, centro de gravedad, la estepa de los 30, los tensores del tiempo, física de lo cotidiano, orbitar.

Próximas entregas: el espoleo o puya original.

domingo, 3 de mayo de 2009

Calma S.A.

Interior de una casita de campesino cubano, o guajiro, en el valle de Viñales famoso por sus mogotes a 3 horas oeste de la Habana. Tierra de arenas rojizas que combinan con el verde de las palmas y las plantaciones de tabaco y piña, ecos australianos de paisaje, en un juego de colores seductor, vivaz y singular. Valle de la calma donde las horas se desgranan con el ritmo de la sangre lenta, lugar apartado del mundo como una habitación trasera de la paz.

Aquí uno se deshabaniza, se saca los olores y rumores del urbanismo tropical de la capital. Ayer emulamos a un guajiro, inspeccionando los valles a caballo lento, en una carrera de lentitud de dos jinetes zotes. Hoy nos enrolamos en una excursión algo turistera al cayo Jutías, islita unida por un pedraplén de dos kilómetros al continente. No iremos en ese andar lento de cowboy plano, sino en una clásica buseta de aquí un par de horas.

En las islas tropicales uno tiene a balnerizarse, macerarse en agua y sal, tostarse al sol, rebozarse en fina arena blanda, tratarse con coco y algas, un proceso natural de regeneración agradecido. Hay que ser agradecido a las islas y cayos tropicales. Es una manera de sentirse más vivo por los poros de la piel, se trata de una sensación de viveza principalmente dérmica, y a mí los lugares parece que me conquistan por ahí, así que no me importaría plantar una casa en un país de conquista dérmica de éstos.

Aún nos queda más de un tercio del viaje en la recámara. Tras la intensidad de los primeros días, y la disentería de los segundos, sigue reinando la calma, y no hay ninguna prisa ni aceleración de las vivencias. Los objetivos ya se cumplieron y ahora es un dejarse llevar plácido hasta la fecha de regreso. Los gallos siguen cantando aquí y allá por el valle, Eduardo dormita eficazmente a pesar de todo, el desayuno espera en la mesa con el bañador y las gafas de buceo listos para macerarse en compañía. Todo preparado para que siga la calma.

Literatura y huchas

Podríamos decir que un libro es un reguero parcial de la obra de un escritor, cuyos tomos invisibles permanecerán así para siempre, como libros que fueron pensados pero no vertidos al papel. Hasta que no pongan una grabadora en el cerebro existirá una gran biblioteca de no libros que nunca fueron.
Hay mucho escritor alcohólico y rozando la enfermedad, escribiente no es una tarea natural de nuestra especie, quien más se fuerza peor acaba. Yo he sido escritor estos días porque no tenía otro remedio con el insomnio, tal cual. Me encanta el poeta que habla de poesía, el escritor que habla de escritura, al hacerlo uno piensa en Bécquer, y eso supone sentirse más cerca de su redondez. Lo bueno si breve dos veces bueno, lo poético si directo, si interpela, como que aborda más la energía de uno.
Que poco científica está la literatura. Hace falta una neuroliteratura o bioliteratura. Algún manual que bosqueje síndromes lingüísticos y figuras literarias. Las diferencias de estilo y estructura en los creadores nunca han sido relacionadas, pudiéndose hacer, y son una nebulosa global artística las ciencias humanas que no oyen a criterios taxonómicos y concienzudos. No hablo de diseccionarlas, pero sí una base para los criterios estéticos, una base mínima que ponga algún umbral y algún tope, para que no se destruya tanto árbol innecesariamente, es una medida ecológica.
Qué etimología tan fea y poco romántica tiene literatura, y en general, como destrempa la etimología latina al lado de una griega tan lúcida e inspiradora. Literas, freiduría de letras. Carne, carnicería, suena funcionarial, nada artística. Yo no hago literatura, ni escribo cuentos largos de 300 páginas. La poesía creo que la he abandonado, y sólo volverá si accede algún momento de inspiración tremebunda, una especie de dictado de Dios o una iluminación tal, que lo haga todo prístino y automático. Como cuesta hacer poesía, los poetas son los herreros del lenguaje, ser poeta es una soledad tremenda, tú, el lenguaje, y sólo dos o tres palabras que te valen y se esconden. Los poetas más que alcohólicos han acabado locos. Yo no quiero ser poeta.
Y todo comunicar tiene su lado egoísta, o llámale egoico. Hay quien se deleita escuchándose, hay quien sólo lo invierte en seducir, hay quien erige palabra a palabra un monumento o mausoleo de sí mismo. Pero en notable medida es un bálsamo para uno, el saber que hace una cosa bien, que los otros escuchan y le miran con encanto, aunque no se lo crea, sí produce una calidez y una paz consigo mismo, vamos, que no se suele sufrir de baja autoestima, y potencia el autoconcepto de uno. La escritura no deja de ser un: "mira esto tan bonito ven, mira aquello tan chocante escucha" que se dice por las calles y las plazas. Un comentar inocente sobre aquello que uno dispone a ser comunicado. Y a todos nos gusta producir y percibir una artesanía atractiva y sabrosa para los sentidos.
Después están los precios y los intercambios, el pillaje y los árboles talados. Siempre llamaré escritor de mierda a un mal escritor consolidado, bazofia, ladronzuelo, y gente con carencias psicológicas. Todos deberíamos ser Marsés. Que el señor Ruiz-Zafón sepa lo que tiene de jinetero literario, que sepa la gente que vende para la masa, y que hay productos menos cocacoleros que valen lo mismo y su efecto en las vidas pasa de una atracción pasajera, que hay libros que cambian vidas o hasta te producen ataques físicos (somáticos, Ecce homo en mí). Por lo tanto, dejemos de invertir nuestras perras en individuos de biografía y obra más que dudosa. Rajemos de Planeta y su proxenetismo artístico, alabemos un poco más a Anagrama y sus continuos aciertos editoriales, tiremos unos cientos de ejemplares del best-seller de turno en una plaza del centro de la ciudad, como se tiran los packs del zumo de la merienda.
Cualquier acto, por absurdo que parezca, puede mover algo, las carambolas del devenir son indescifrables. Es como que un famosete se ponga a distribuir huchas con un niño negrito que inconice África, que se pongan de moda como las pulseras de Amstrong, y que vayamos tirando los céntimos que molestan en cualquier mesa y bolsillo, después, que unos trepas tal como El Corte Inglés, quieran lavar imagen y se ofrezcan a recogerlos y llevarlos al punto x donde se redristibuye en ONG´s coordinadas. Y a base de huchitas fashion de altruismo y famosos pastosos con milímetros de consideración, se crearían carambolas de hectómetros de mejora, en ese no-planeta que es África. Eso, o que a los polítikos les de por hacer algo, quien sabe, quizás es que quieren darle emoción al tema.
Buenas tardes y saludos desde la Habana. Mañana nos movemos hacia Viñales y el oeste, puede que no haya internel hasta el martes, no me sean malos.