miércoles, 14 de noviembre de 2012

Spain?


Día de huelga, día que cuelga. Aquí no hacemos huelga porque nadie abandona la emisión de mensajes, ni las canciones a medias, y esto de la lírica no es una cosa laboral y es apátrida. A mí me han puesto aquí, los árboles y los osos, ellos son los que me dicen cuando paro.

España se empieza a conocer fuera como el país en el que caen cuerpos de los aires, arrojados al vacío. Españistán o la Fábula del Ladrillo. España huye de sus pisos, pero los tiene por todas partes. Se escapa, corre, crea un Banco Malo, una especie de monstruo bueno que fagocita los pisos y los devalúa - ganando parné -, a la vez que devalúa el país. Cuando se liquide la sarta de pisos, se habrá depositado en fondos buitres la riqueza vegetal que crecerá en el futuro, en parte en manos extranjeras, como un trasplante de España, una extirpación de algo que hoy parece un quiste pero en quince años dolerá como un órgano.

España esprintó y dio el resto por hacer una torre de Babel inmobiliaria, riqueza absurda que hoy no sirve para nada, y no se da cuenta que hizo el ridículo como industria, estrategia patética y oportunista como Estado, que la descubre como impulsora de un modelo económico primitivo, subdesarrollado y precario de ideas para cualquier futuro. Porque a España se le gripó todo, se infartó de sí misma y ahora se asfixia.

Cuando haya acabado toda esta limpieza, y nos quedemos un poco en pelotas, nos sentaremos en la acera a comer pipas y charlar sobre el futuro. Y ya será demasiado tarde porque esto de los Pibs es una competición, exportaciones e importaciones de por medio, dependientes de una inversión en ciencia y tecnología que aquí sigue siendo un truño, pese a haber constatado un modelo estúpido.
Los demás países, ex-comunistas, ex-colonias, ex-pobres como nosotros ex-franquistas, nos irán pasando y tendremos que vender pistachos a Irán, con nuestro prodigio de innovación. El mundo desarrollado hasta hace poco estaba cercado por dictadores comunistas y resacas expoliadoras colonialistas. El riesgo no es ser la cola de Europa, es formar parte del culo del mundo.

Así que más que considerarnos tan europeos y tan modernos, no estaría mal reconocer que a nivel macroeconómico nos hemos de dar vergüenza por el naufragio, por la estupidez, por el arquetipo cultural del pelotazo, y empezar a tener un autoconcepto más bajo como industria. Mirar a lado y lado, ver como los gráficos nos proyectan para atrás, y entender que se apuesta por la ciencia, la tecnología, la industria, la innovación, la educación, en forma de esfuerzo y trabajo constantes, un país encaminado a la transfiguración económica, más allá de turismo y ladrillo, o seremos el culo del mundo (Catalunya in the pack).

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