viernes, 30 de enero de 2009

Impúdica telerrealidad

Hay una condena de traje para opinar sobre los programas de telerrealidad y unas estadísticas desnudas sobre sus altos índices de audiencia. Queda bien criticarlos, y así ganamos gramos de intelectualidad momentáneos que nos hacen mejores personas provisionalmente.

Impúdica... [Qué poco me gusta la etimología latina, qué dualista es, y como el prefijo in- siempre parece negar. La etimología griega es otra cosa]
...Falta de pudor, más que ausencia de. La telerrealidad bascula plenamente en el debate sobre la intimidad. Aquel terreno vallado que pertenece a uno mismo, la propiedad privada de la personalidad. Aquí algunos tienen una intimidad latifundista para dar sentido a la palabra susceptible, y otros tienen pequeños espacios sin mapas ni marcas.
Nunca me han gustado las personas celosas de su intimidad, porque se les nota que esconden cuartos oscuros y cadáveres de cosas, que nunca han tenido coraje de airear.

Prefiero a los que juegan con todas las cartas encima de la mesa, porque me dejan claro que se atreven a disfrutar del juego y no van con la ansia de ganar medallas, ni con estrategias ocultas para cuando me gire, clavar el picotazo.
Se tiene suficiente con esos refugios espontáneos, en que uno se queda a solas con los suyos y recibe esa energía verde de sentirse entendido, escuchado y querido.
En otras ocasiones la intimidad se reserva como un terreno para las trampas. Una especie de excusado donde recluirse, esconder todo lo negro, quitarse la máscara, guardar lo robado, preparar el veneno. Hay intimidades que son un nido de víboras.

"Yo en la intimidad soy de otra manera, pero en público me disfrazo", peor para ti.
Quizás esto explica porque se ve tanto por la tele aquello que tanto se critica. La mayoría compran la intimidad que otros venden, porque esta vez sí que es intimidad fresca y entera, desenmascarada por desgaste a base de semanas de concurso.
Estoy a favor de este tipo de programas y creo en su valor educativo, sí. Al igual que me parece bien que la gente vaya al zoológico para conocer la conducta de otras especies, me parece oportuno que la gente pueda utilizar estos observatorios para conocer la vida íntima de su especie, no la social, tan de traje, autobús y medalleo. Eso explica el chupinazo mediático allá por el año 2000 de GH1, o que se vaya camino de GH20. Eso sí, la calidad del programa también depende del formato, conductores, casting, etc... y este aspecto deja bastante que desear a veces. Como estar en la picota del prime time también es algo innecesario.

Sobre aquellos mercaderes de su intimidad, que se la venden a adolescentes eternos lanzadores de sms en metralleta, y lo hacen a cambio de una parcela en la tele, en la fama, o en algún lugar donde se gane dinero fácil, decir que hacen su transacción y muy felices no quedan. Es un sueño de luces de colores.
Ahora sólo hace falta hacer Grandes Hermanos con gente inteligente.
Pero es una apuesta que, nadie osa a hacer. Imagínate si las personas inteligentes también chillan, y beben, y hacen edredoning, y hasta bailan.

miércoles, 28 de enero de 2009

La novelilla de J. Santamaria

(como tengo unos días de loko`s, tiro de almacén y coloco aquí algún pedazo de otro blog mío. En algún lugar de mi aburrimiento me dedico a jugar con una novela, que a este ritmo acabaré allá por el 2016. Las novelas y los cuentos me producen pasotismo, así que por qué me he de inventar yo toda una ficción, una historieta más o menos bien trenzada, jabiendo tanto por recolectar en la realidad no inventada payo)

Nacho miraba la foto que le solía hacer de guía en los libros. Para él era como un carnet de identidad pues resumía en una imagen una larga historia.
Tras la resaca de la verbena de San Juan de hacía 3 años se horneó en su cabeza una ocurrencia adictiva. Hacía 10 meses que muy a su pesar la relación con Marta se había resquebrajado, tenía 1 semana hasta Julio de vacaciones, y no había absolutamente ningún plan qué hacer en esos días.
- Me caso. Voy a montar mi boda. El 28 de junio del 2005, sábado, de aquí 4 días me caso.
Esa fue la idea horneada, y una vez apareció en su cabeza no pudo despegarla de sus ganas. Le hervía dentro, crecía cada vez que era pensada, y comenzó a realizar pequeños preparativos mentales que se solidificaban como proyecto y pedían a gritos sus continuadores.
No tenía novia. Era una boda sin novia. Empezaría la casa por el tejado, la construiría toda hacia abajo, y la dejaría suspendida en el aire a falta del último ladrillo en la base. El día previo al enlace llamaría a Marta y se lo contaría todo. Marta tendría que contestar sí o contestar no.
Le fascinaba la idea. Fascinación. Se puso manos a la obra.

No había tiempo para invitaciones por correo. Se puso a llamar a los amigos más cercanos y les comunicó su plan.
- Estás loco. Loco. Pero no te vamos a dejar en la estacada. Aún tenemos los trajes de la boda de mi prima.
Nacho sudaba y a la vez la imaginación le seguía hirviendo.
A sus padres, tíos y compañeros de empresa, les tuvo que decir que les invitaba a una celebración especial con motivo sorpresa, pero tenían que vestir solemnes porque la ocasión lo requería. Y cuando colgaba el teléfono sentía un poco de vértigo por la que estaba montando. Pero el brinco había sido demasiado fuerte para detener esas vacilaciones. A dos días de su apuesta macabra convocó al núcleo íntimo de Marta a una iglesia concreta informándoles del funeral de una muerte cercana, y sabía que por deferencia, catolicismo, y folklore, casi nadie de ellos faltaría.
Ya había armado el pitote. No cabía su reversibilidad, ni su reciclaje en nada. Sería la boda esperada con la mujer elegida, o un chasco somero y agonizante, un día surreal en el que sólo le podría salvar el discurso del siglo o unas lágrimas interminables compasivas y constantes. Respira hondo. Aprieta los labios besando la nada cercana. Coge el móvil.
- Marta. Mira lo que he hecho...
Marta no se lo puede creer. Lo de la muerte de su tío es mentira, mañana no existe ningún funeral. Sigue sin creérselo.
Nacho no había caído en ello, su historia era increíble. Una boda al fin y al cabo es un montaje cultural más, uno sólo sabe que existe cuando acude a la iglesia y ve que todo está montado, se fía durante unos meses que ese anuncio va a acabar en una celebración concreta. Pero cuando la invitada es la novia como que falla ese fiarse de tal anuncio.
Nacho se desgañitaba y le iba la vida en hacerse creíble. Marta captó ese esfuerzo desmesurado y le dijo que le volvería a llamar. Empezó a llamar a los amigos de Nacho, amigos en común cuyas mujeres no le engañarían, y a alguna amiga suya confidente de Nacho que podía llegar a fallarle a ella. Pavor. Todos sabían lugar de la ceremonia y emplazamiento para el convite, la mayoría le reveló el plan urdido a última hora por Nacho y la convocatoria de hasta su familia al maquiavélico plan.
Ató cabos. Con tan poco espacio de tiempo sólo un religioso podía hacerle ese favor a Nacho. Su tío-abuelo Leandro. Buscó el teléfono de esa angelical persona, y procedió a verificar de una vez por todas la realidad de lo contado.
Sí. No había lugar a dudas. Marta había sido invitada a su boda en menos de 12 horas.

El pasajero de la butaca contigua a la de Nacho no paraba de mirar la foto con insistencia.
- La hija de Félix Vallejo no?
- Perdón? Marta? La conoce? - He leído a su padre, le sigo.
Soy profesor de filología hispánica, Julio Moliner, hago leer a mis alumnos las obras de Félix Vallejo. Un viejo imperdonable verdad?
Nacho miró por primera vez con detenimiento la cara de ese anciano. Tenía un lacio y abundante pelo blanco azulado, unos ojos saltones, y una piel de la cara que parecía de plástico, un viejo saludable y enérgico que hablaba con una entonación de chef cuando alaba sus platos, una voz de gastrónomo,
- Nacho Burato, ex yerno de Félix Vallejo, Un suegro indeseado
- Caramba! Qué coincidencia! Oí lo de la boda relámpago en una revistilla de esas, qué situación no? Marta es preciosa, realmente preciosa.
- Disculpe. - Nacho retira la foto, se levanta de la butaca y se dirije al servicio del avión. Tiene que evacuar algún que otro lirismo.

martes, 27 de enero de 2009

A cien millas. Fesser, Guillermo

Ya que Trueba escribe pero no ahoga, y sus obras menores más guiones, fetichísticamente ya pedidos, tampoco dan para tan hondo, le soy infiel con otros autores espaciales tipo Guillermo Fesser y su A cien millas de Manhattan.

No esperaba encontrarme con una obra tan maravillosa. Que este lechón tiene talento es algo aprendido como 2 por 2 son cuatro y 4 deiciseis... Gomaespuma es una sustancia que durante 20 años no se ha degradado un ápice, desde cotas de talento echás día sí día también si sale 5 salgo de casa y te hago barrera.

Es el libro que todo periodista hubiese querido escribir. Sin más. Que en el primer capítulo relacione la historia de la secta Moon con el porqué los Estados Unidos dejaron de producir campeones fondistas de atletismo a partir de los 70, sólo lo pueden hacer mentes genialoides. Evidentemente el estilo, ritmo, léxico que imprime el lechón están a la altura de la temática tan multidimensional y holísticamente igual de bien engarzada.

El título sintetiza muy bien el centro geométrico del libro: a 100 millas de Manhattan. En zona rural próxima a la Gran Manzana, Fesser está en un parador vital sin planearlo, y se sumerge en el corazón de la cultura americana, aquella que tan poco tiene que ver con lo que se exporta y lo que se vende.
Aventurero en la sombra, vocacionalmente deja el guión de la película que iba a escribir, y se dedica a retratar la cultura estadounidense a partir de ríos temáticos complejos. Con historias hechas de plastilina biográfica amasada por Fesser, añade cuerpo al retrato cultural con datos, historia y sociología en el momento oreciso, rellenando esas biografías de sus vecinos y conocidos al vuelo, en la estancia de un año en el pueblo de su mujer: Rhinebeck.

En el fondo está el raíl vocacional periodístico de Guillermo, que indaga, investiga y documenta sus alrededores, pero ante todo, está el ojo talentoso que es capaz de sacarle toda la tajá a la vida donde otros sólo ven una sola realidad inconexa. Él es capaz de ver decenas y darnos ese elixir exprimido que es su libro, tejido para dar a conocer una realidad americana que no conocemos y que no es tan tan dispar a la nuestra. Bravo Guillermo, quizás un día me tatuo ya puestos PTinto en tu honor, lechón, que bueno eres lechón, y hay que ver cuanto han subido los precios. : D

domingo, 25 de enero de 2009

Pirámides, termas y el sonido de la felicidad

Este fin de semana he sido abducido. Tal cual. Sí, no daba crédito a las historias de extraterrestres, que te llevan en su nave, pero unos hombrecitos naranjas me pararon el otro día a las 15:45 en el parque del Clot y fui a Raticulín unas horas.
No, simplemente tomé un ácido en mal estado, un LSD rancio, y tuve un mal viaje.
No, fue una rama del parc del Clot que con la ventada impactó en mi cabeza y me relacionó con marcianos.
No, simplemente he descubierto nuevas pirámides egipcias y me he bañado en termas romanas hechas para mi lomo.

¿Os podéis creer que 600 nuevas personas al día caen en una estafa piramidal de inversión falsa a lo Madoff, depositando en total casi millón y medio de euros al día? Que son 18 mil personas al mes en total y 40 millones de euros mensuales? ¿Os extrañáis si os digo que esta empresa sólo es una de decenas funcionando hoy a 25 de enero a las 23:30 h?
Unos semi-conocidos recientes me hablaron de estas webs, esta tarde visité una de ellas, y en seguida encarné un espíritu Milá detectivesco para descubrir de donde venía ese monumental olor a tufo que transpiraban las líneas de la web.
Conclusión. Es una perfecta pirámide engañabobos, y allí estaba erguida, desafiando al viento del ciberespacio, inmensa, en medio del world wide web, con más de cien millones de euros de altura. Y allí aparecía otra, vamos a hacer fotos, con el mismo patrón y diferentes colores. Uno se emociona y no sabe qué ponerse en este viaje por las vastas pirámides de billetes ajenos, tan a la vista de todos en camello o en simple click. Para contemplar estos mastodontes, iniciar el viaje a lo I. Jones, os daré la primera pista a introducir en google y así abrir puertas hasta dar con el fenomenal engaño, ahí va... forex.

Por suerte, hay otros intentos de monumento mucho menos destructivos. Dicen que si caminas por el centro de Barcelona y encuentras un portón de madera, puede haber unos baños árabes de ensueño bajando una escalera. Que en los antiguos almacenes del mercado del Borne en las murallas de la ciudad, se esconden unas maravillosas termas árabes que el sólo verlas alegra el día a uno. Que te puedes sentir parte de la historia en ellas y a la vez disfrutar de una experiencia intimista difícil de encontrar. Historia e intimidad en una experiencia, no eran incompatibles?
Si le sumamos su razón de ser, unos baños termales exquisitos, con sales, saunas aromáticas, diferentes temperaturas de baño, burbujas, té árabe, piedras calientes, etc... Y treinta minutos de masajista a la que estás a punto de pedirle la mano al finalizar esa obra maestra táctil en tu cuerpo...
Temes porque ese lugar de precio más que razonable se sature de gente, o se corrompa, o deje de ser tuyo, porque uno se lo apropia inmediatamente. Son tus baños.
Y acabas haciendo ruiditos de esos tontos cuando no hay ninguna célula de cuerpo o alma que no esté satisfecha, el sonido de la felicidad.




viernes, 23 de enero de 2009

Carmen

Entrevista a Carmen Balmaseda, Filósofa y escritora
«Lo importante es llegar al final habiendo sido el protagonista de nuestra propia vida»


Reportero Digital
Por Marta Urbiola

Jueves, 21 de diciembre 2006

Carmen Balmaseda comenzó la aventura de escribir libros hace 17 años cuando le pidieron que diera una conferencia sobre afectividad, sensibilidad y madurez. Acaba de publicar "¡Qué bien se está contigo!", donde profundiza en la necesidad de una inteligencia emocional madura para alcanzar el bienestar.

- Hasta hace algunos años se educaba para no mostrarar los sentimientos en público porque estaba mal visto. ¿Estamos ahora en el extremo contrario?

Efectivamente. En la época victoriana no había que mostrar lo que uno sentía y eso llevaba a dobles vidas, a sufrimientos interiores muy grandes y a que esos sentimientos salieran disfrazados. De esto hemos pasado a que ahora, por debibilidad, seamos incapaces de no tener una libertad ilimitada a la hora de expresarlos. Hay que mirar los sentimientos por dentro y luego hacer con ellos lo que se tenga que hacer. Ahora todo es muy inmediato y no hay fuerza para detener el impulso.

- Sin embargo, anteriormente parecía que había menos casos de depresiones y de falta de autoestima o ¿es que tampoco salían a la luz?

De falta de autoestima y depresiones no te sabría decir. Pero si que en las épocas donde no se expresaban los sentimientos no acababan muy bien. Por ejemplo, en Japón, que tampoco se expresan, es el país del suicidio y del harakiri. Antes había muchas dobles vidas y mucho sufrimiento, lo que pasa es que igual, a la depresión no se le llamaba depresión, sino estados melancólicos. Sobre todo, lo que había era mucha insatisfacción, mucha mentira y mucha hipocresía.

- ¿Es fundamental estar bien con uno mismo para que puedan decir los demás “Qué bien se está contigo” ?

Es imprescindible. Cuando uno está bien con uno mismo es porque no tiene miedo de bucear en su mundo interior, porque encuentra allí voces que le hablan de cosas que merecen la pena. Es una persona que quiere porque se da valor, tiene buenos sentimientos y buenos actos porque lo que se valora se trata bien y cuando uno se valora, actúa de manera que no le afea lo que hace. Estar bien con uno mismo no significa que uno sea perfecto. Hay que estar a gusto viendo lo que veamos y luego ya nos pondremos a trabajar en lo que necesitemos. Todos vamos a ver cosas feas.

- Emilio Echavarren decía en la presentación de su libro que el camino es largo y que casi nadie llega. ¿Este libro da pautas para poder llegar a un destino?

Creo que llegar, al final, llegamos todos, unos mejor y otros peor. Lo que importa es llegar al final habiendo sido uno el protagonista de su propia vida, con conciencia y con consciencia. Si uno no es uno mismo, la libertad va a actuar en el vacío. Este libro no da recetas sino que anima a que quien tiene un por qué para vivir encuentre siempre el cómo.

- Una de las partes de su libro es “Aprender a mirar”. ¿Vamos por la vida viendo pero sin mirar porque nadie nos ha enseñado?

El aprender a mirar es no ir por la vida despistado. Aprender a mirar cultiva la sensibilidad porque descubres matices, aspectos de las personas que cuando uno va a trompicones no descubre. Hay que descubrir al otro y a uno mismo, y a todas las cosas bellas que hay en la vida. Para mí eso es lo que significa educar. Hay que darse cuenta de que tenemos personas a nuestro lado cuyos ojos están tristes, y que hay alguien que necesita que le eches una mano. Cuando uno sabe mirar y sabe penetrar y llegar a lo sustancial disfruta diez veces más de la vida porque capta lo que ojos que no saben mirar no captan.

Biografía

Carmen Balmaseda es licenciada en Filosofía Pura por la Universidad de Deusto. Es autora y directora de proyectos de educación. Ha trabajado para el Instituto de la Mujer durante ocho años y ha desarrollado programas de prevención de la violencia. Es madre de tres hijos.

La noche que no llegué al café Gijón

Jueves de enero, estepa de los treinta, hoy va a escribir otro alter ego que tengo, y creo que me gusta más. El lírico, más que el de la atalaya filosófica, pero ya sabéis, aparece en su árbol cuando ha madurado, necesita de poso, a menos que muscule su voz de fondo. Cada palabra que escribo mira de reojo a Umbral, quizás el padrino que vino al parto de estos mis diarios íntimos. Él sí que tiene voz de fondo, escritor profesional de ocho horas diarias, su voz trota cada día, maratoniano de la lírica, pocas veces se le ve esprintar con esa ilusión de la dentellada desbocada poética, de aquel que parece que se le va a acabar el papel esa tarde, y Umbral sabe que le quedan ochocientos papiros por rellenar. Prueba de su escribir fondista, es la filtración que se produce en esa voz oral de piloto automático, monótona, berrido lúcido y de apariencia imbécil.
Pues ello, que la voz aclarada lírica, gimnasta del lenguaje y lúcida, sólo me sale de sed en cuando.
Y es que yo al 2009, a los reyes, a los dioses, y a Zapatero, sólo le pido lucidez. Me di cuenta esta noche, eso es lo que más deseo. Una linterna translúcida inteligente en mi azotea que me enfoque en esa maraña de ideas complejas que es mi cabeza, situada en un ático sin escaleras a mi realidad, hombre más bien inhibido, poco impulsivo y contemplador.
Hoy ganamos 7 a 3 en esa liga insulsa de treintañeros, y ayer leí a Alberto Olmos por primera y última vez en mi vida, él hubiese seguido hablando de un tropel de yoeces que sólo importan a su psiquiatra y a su ego, no no, es un coñazo, que brilla como también resplandece el gres cuando le da la luz.
E insisto. Disfruto leyendo esa "Carta a mi mujer" de Umbral, henchida de lírica, cómo hacer una gran obra sólo hablando de los muebles y las paredes que le rodean a uno, cómo dotar de vida todo ese hormigón, como un mago, y ver en esa grieta de la pared el resumen de una vida y la filosofía de una cultura. Otro crack como Trueba que sabe estirar toda la historia de los objetos, sabios inmanentes, alquimistas de los detalles, o como torcer todo el cable de lo secundario y ponerlo a la altura de lo fundamental.
No puedo escribir siempre así. A mí como lector me cansaría este breve ejercicio de yoeces, es demasiado Jordi, y aquí se viene a hablar de otros aparte de mí.
Un buen beso para ellas y un beso soplado con sorna para ellos, que somos muy hombres
Ala, hasta la siguiente.

(Y este post escrito de tirada no lo corrijo ni lo más mínimo, y así se queda como ejemplo de escritura mía en borbotón)

miércoles, 21 de enero de 2009

Los polizones de la existencia (Vagos de mierda) 3/3

(Este post puede estar escrito desde el rencor, o desde la justicia, un juez o manolito piscinas ya decidirá si es A, B o C).

Nadie te va a pedir el billete por utilizar el lenguaje o las metáforas felices de aquél, ni pagarás peaje por los refranes intangibles de tu pueblo, y te costará una miseria la riqueza de un libro que te cambia la vida. Quien cotizó toda esa seguridad social de la cultura? A quién hay que agradecer ese regalo fabuloso que viene con la vida?

Qué pintan entonces esos polizones de la existencia, esos vagos que se cuelan en ella, tolerados y con carnet de inocentes, que parasitan el regalo en un crédito insolvente vitalicio?
El vago existe porque los demás trabajan por ellos, o esculpen la cultura por ellos, como si media humanidad ejerciera de padres y la otra mitad de hijos adultos. Viven a crédito de los demás y siempre se les perdona y condona. Yo digo en verdad que son unos hijos de puta.

Acabemos ya con una cultura del no esfuerzo, de ni siquiera limpiar la mierda del jardín del planeta porque ya vendrá otro que la limpie. Paremos de comportarnos tan humanamente, en disonancia con el sudor del animal y su lucha continua de caza y sosiego.
El vago criado es aquel proyecto de persona, apacible y pacífica, que no te va a joder mientras le des su caro pienso diario; pero que siempre te va a fallar como persona porque nunca se ha entrenado para ello. Son abejas astutas, independientes de la colmena, que saben donde hay fugas en la cañería de aprovisionamiento del mundo, y allí abren sus bocas tumbadas en butaca. Son caraduras congénitos que nunca han recibido el-par-de-hostias iniciático global.

El vago, el inútil, y el maleante, son sinónimos en un momento u otro de la vida, agazapados en su inocencia. La vida llega un momento que es callo, herida, abismo, paternidad, donde lo laxo es un sinsentido.

martes, 20 de enero de 2009

La seguridad social del lenguaje 2/3

Hay una seguridad social cotizada en el lenguaje. La comunicación y la vida humana a veces son así de falsas y a la vez igual de eficaces como en el caso del adivino. Un iluminado que cree ver el futuro convence a un desgraciado que le da valor a esa mentira, consume ese matarratas de la verdad, y ambos se salvan por la seguridad social del lenguaje.
Esa estructura cuerda, que sustenta la lógica, y que permite maniobrar desde la mentira a la verdad. Ese esqueleto del sentido común que hace que todo quepa y nada se salga de madre, en un reset de cualquier filosofía.

A base de cotizar siglo tras siglo, el ser humano tiene un patrimonio en el lenguaje que permite cosas como el arte o el mero salvavidas de meterse en un tarotista y poder salir de él, lenguaje mediante, de analogía en analogía, de oca a oca cada vez más sana y cuerda, escapando de ese hechizo empático sometido.

El hombre es un heredero desagradecido de la biblioteca de Alejandría y de las 900 que le siguieron. Occidente es un vil perro muchas veces porque muerde la mano de sus antepasados. Resulta que aprovechamos el esfuerzo de dos mil años, de dos mil padres, y ni siquiera nos planteamos si estamos dejando un mundo mejor. Somos esos consumistas de dos mil años, apoltronados, tan poco estoicos, tan niños mimados, tan poco padres (natalidad estadística) y tan hijos herederos de tesoros. Nunca está de más ser agradecido, nunca está de más reconocer la dependencia corporal y cerebral de cientos de antepasados a la manera oriental. Lo que escribo suena a moralina, puede ser.

El lenguaje es aquella cantera milenaria forjada por anónimos y maestros literarios. Una empresa de padres a hijos que no cotiza en ningún Nasdaq o Ibex de turno, pero que es el vehículo para llegar a todos los sitios, arribar a la mentira y maniobrar para salir de ella.

Y hay una forma de vivir a crédito de Nietzsche, Umbral o Bécquer toda la vida, de aquellos que pavimentaron las calles del lenguaje por donde nos movemos, o aquellos que pavimentaron las calles de la ciencia, de la ingeniería o de lo textil. Siempre hay una seguridad social de la cultura, cotizada por otros, sin ningún copyright amasafortunas como la banda magnética de las tarjetas de crédito, sino donaciones generosas de antepasados ilustres o anónimos que han proveido los raíles, pilares y puentes donde se mantiene nuestro mundo. Traer un hijo al mundo es tal vez más fácil y deseado por ese regalo social del lenguaje en los otros.

lunes, 19 de enero de 2009

El lenguaje interseccion 1/3

Dicen que te escanean la vida con 4 dibujotes del Tarot, que ven desplegarse tu futuro en los posos del cafe, sea nespresso o cortado, o que tirandote unos caracoles, el cosmos se posa en ellos y a todos tus espiritus les despierta con pijama ese tintineo.

El fenomeno del esoterismo, zodiaco incluido, se basa en ese decir lo que se aspira a escuchar. Participa de el toda la gente que ha renegado de la ciencia como forma de conocimiento, sea por incapacidad o por vagancia. Se acercan a estos tenderetes vistosos como los incautos se asoman a los trileros, gente profesional en embaucar a ludopatas callejeros una y otra vez, con truco masterizado y manos de pianista.

El tinglado del adivino tambien tiene truco y pericia, para engañar a la clientela. Estos showmans o magos, ante todo viven convencidos que han sido elegidos entre millones para tener el don de ver el futuro, una alteracion psicotica con riesgo de acabar en el psiquiatrico, de no ser que acaben teniendo una parroquia que les da la razon (extraviada) y el pecunio.
Aparte han de tener una labia, experta en el baile con cualquier situacion, menu del dia, tirada de cartas, de caracoles, apariencia del cliente o de la bola de cristal. Son comerciales en potencia venidos a adivinos, con el mismo talento vendedor.

Pero sobre todo, el esoterismo sigue existiendo porque el lenguaje humano es analogico y permite el lenguaje interseccion. Un estilo de lenguaje que todo lo toca sin presionar algo detallado o matizado. Un lenguaje vago pero inteligente que transita por esas calles de nuestros lugares comunes con destreza, rasgando cuerdas y creando una musica global de nosotros, suficiente para convencer, incluso ilusionar, al afectado cliente perdido, que necesita una vision-solucion veloz de su malestar existencial.

"A veces no estas comodo con tu pareja, te hace enfadar, y en tu trabajo te gustaria mas retos, y mejora economica. Veo un problema familiar. Y veo un cambio, un gran cambio que se acerca..."
Que levante la mano la persona que no se pueda aplicar estas cosas; redactadas oralmente con cuidado de no salirse de lo comun y utilizando un lenguaje moderadamente neutro.

domingo, 18 de enero de 2009

Cumpleaños en Malta

Hemos aterrizado sin amerizar en Malta, ignorándolo todo acerca de nuestro destino. Esto le sucede a veces al viajero empedernido, el que con su promiscuidad nómada, ha perdido ya la inocencia del que pone su suerte cotidiana en una maleta. Encontrar un billete de 20 euros ida y vuelta a lo remoto del Mediterráneo, hace clicar al vuelo la pestaña de comprar, como quien se hace con un buen abrigo rebajado hasta la ganga en un paseo. Incluso luego ya se verá si nos lo ponemos o no, si acabamos yendo a Malta o no.

Y aquí estamos, en esa isla perdida y sola lejos ya del sur de Italia. Una isla pequeña que es un pueblo costero toda ella, con la melancolía vestida aún en las calles de los pueblos de playa en invierno. Isla polvorienta, a medio camino entre la aridez mediterránea y lo desértico del norte de África, con pueblos que tienen algo de pesebre de Navidad, amontonamientos de casas que parecen de tierra, de polvo, semi-hebreas, pre-tombuctú. Lo mas atractivo de la isla es un puerto natural angosto de decenas de kilometros alrededor de la capital y pueblos limitrofes, que se adentra y aleja en las ciudades formando canales y bahias a cholon.

La sorpresa viene al ver que conducen por la derecha, que tienen partido laborista, que puedes comprar fish and chips. Malta ha sido colonia británica. En un lugar casi tan lejano y en rodeo por mar como América, los ingleses la colonizaron con ese ansia de quien podría haber colonizado el desierto del Gobi o el barrio del Bronx, daba igual, con tal de expandirse. No sé cuando los ingleses decidieron matarse bebiendo, pero debe tener que ver con esa contracción o decadencia crónica que experimentaron al volver a quedarse con su territorio original, que les lleva a comer bocadillos de pepino y chopped, y volver a Benidorm buscando a un Pajares y un Esteso que no existen.

Las excursiones de fin de semana en el siglo XXI son con estos costes, posibles ya a toda Europa, semos europeos, mucho más gracias a Ryanair. Escapadas con buena compañía que son una breve desconexión y un adentrarse los pies en otra cultura y parajes. Son miniviajes que tiñen de un color diferente la semana, lejos también de los hondos viajes transformadores y profesores que le invaden a uno de todo un continente de posibilidades ajenas.
Pero una alegría del progreso, del rechazo a lo medieval de nuestros tiempos, son estas puertas a Europa en la pantalla de mi ordenador.

viernes, 16 de enero de 2009

Excursionistas

A veces quedamos a la 12 de la tarde, otras en el sol de la noche, nos cruzamos en algún lugar de las sendas cibernéticas, y vamos juntos, de excursión. Con tarteras, botas, y manteles de cuadros rojos y blancos, para jugar al ajedrez poético, para hacer alguna barbacoa de frases felices.

Eduardo regatea el lenguaje, con su zurrón de vocabulario añejo que tanto ofrece, entre sorbos de su cantimplora madrileña. Es al que más le gusta jugar con las palabras. en esas acampadas que hacemos en medio de un post, y le hemos de avisar que la comida está hecha.
Bárbara se asoma a la cita con un zapato de cada color, perfectamente conjuntado, parece en el papel de una Ariadna Gil en una película de D. Trueba, serena y volcán de expresiones a la vez. Sabe también hablar con una frase de cada color, sorprendiendo y guiñando a la vez, en un mestizaje semántico. Su zurrón es de citas, que siempre picotea en las excursiones entre vermut y ensalada.

Carmen parece la más joven cuando aparece con chirucas, su bordado de filosofía en la rebeca, y sus ganas de caminar más allá de las palabras. Desde la atalaya de su experiencia parece enviar rayos entrañables a diestro y siniestro. Dicta sin saberlo los destinos de las excursiones, quizás por ese plus de sabiduría que a los demás se nos escapa. A veces le gusta fotografiar los cerros de Úbeda, pero se lo permitimos, pues hasta en eso tiene gracia.

Yo soy ese tipo que se pone con los brazos en jarra delante de una ardilla, y empieza a divagar en la relación de la expresividad animal, la plasticidad de los dibujos de Disney y la mímesis que hacen los niños y algunos actores de ello. También me han de avisar que la ardilla me está comiendo los bigotes, y que sin querer he pisado un producto de ella.
Hace poco que quedamos para ir más allá o más acá de las cosas, cada cual irá llegando a sus paradores, pero siempre quedarán estas fotografías hechas de alguna que otra excursión a un remoto paraje de la realidad. Gracias por la compañía

jueves, 15 de enero de 2009

Descomunicado de prensa

Ja, y ja, y ja, ja, y ja

Fue una noche del verano de 1998 en un pueblo sin mar, en la que el catedrático de Metafísica de Deusto Andrés Ortiz-Osés me clavaba la mirada tras una cena-charla entre los dos.
Incómodo y sueco, permanecía yo mirando el televisor de aquel bar. Hasta que una mirada mía de cristal de zoo le hizo sentenciar: - Es que contemplo la tele a través de tus pupilas...
Imaginariamente mi cuerpo caía de la silla y rebotaba en un doinnng agudo. Aquella frase fue el inicio del final de mi enamoramiento de la filosofía, y el final de su intento de rememorar a Sócrates, no el jugador de fútbol, en paños menores.

Tras un postrero intento en la despedida con abrazo carnal frustrado, el otrora admirado religioso matiza: - Bueno Jordi, ya sabes, mm podemos tener una relación al uso maestro-discípulo, o una relación homoerótica entre amboss (en este caso mi cuerpo se esfumó de mi traje como en los cómics y ya estaba en Perú cuando pronunciaba -boss).
Bienvenido, Pérez, parecía llamarme. Ni un cóndor de discoteca es tan nítido en la oferta del menú, ni mucho menos gasta ese zurrón de vocabulario tan exquisito: homoerótica. Es que tengo 55 años pero mi sexualidad es de 15: es erótica, no te preocupes cachorrillo, no creo que sea pornográfica todavía. Gracias Andrés gracias, nunca te lo dije, pero me enseñaste el lado hartamente ridículo de un sabio, el del intelectual cojo, superdotado en lecturas y destartalado en la vida.

La comunicación muchas veces es hacer creer al otro que se le ha entendido, cuando éste también inventa el mensaje recibido.
- Cómo está la vida. - Sí, las tres y cuarto.
Siguiendo este modelo.
Todos sabemos emplear el tono estándar, adoptar la postura corporal de diplomacia, y utilizar una palabra muletilla para hacer callar al otro con una educación de gala, mientras piensa complacido que se le ha entendido.
Dicen los psicólogos que hay que fijarse en las órbitas oculares para desvelar qué parte del cerebro se está activando, si la de la invención o la del relato.
Con nuestros allegados sabemos descubrir el matiz postizo de la expresión, que aparece en esa décima de segundo, un engolamiento, una pausa, un tornarse los ojos, y se desvela sigilosamente la mentira.

También suele ocurrir que el desentendimiento se da con personas de ideas dispares pero carácter parecido, como si la expectativa de semblanza desfigurase la interacción, y a la vez el discurso del otro resultara estar articulado de arriba a abajo al nuestro, siguiendo una semántica diferente o un manual de instrucciones distinto.
En cambio, con personas de ideas dispares y carácter-temperamento no común, ese entente de paz se rompe por lo extraño del otro. Se suele chocar más pues ya no es que se piense dispar, es que los tonos y las formas para nada se solapan con aquel espacio extra de duda o confianza de nuestras creencias, si no que van a parar a su parte trasera, vulnerable y negadora de ellas. Lo que se llama ideas encontradas.
No hay una comunicación espadachín de frente, si no unos pescozones a la nuca de nuestras ideas, que escuecen, y no se toleran.

miércoles, 14 de enero de 2009

Mística 2009

Si son malos tiempos para la lírica son tiempos aún peores para la mística. Esta dimensión es una rara avis en la vida de los humanos y en la historia. Un rincón que todos sabemos que existe pero que parece quedará virgen y a estrenar incluso ya en el cementerio. Puede llegar a ser claro que el místico nace, y el que no, se contenta con los éxtasis ocasionales.
Los subidones que provocan episodios ocasionales de nuestras vidas, son ascensiones sí a ese ático elevado, con su consiguiente bajada por las escaleras a nuestro rellano habitual. Éxtasis sin forma y ojos, una ola positiva que endulza lo rutinario, y ya.

¿Sabes qué es la mística? Ahh, Santa Teresa, Fray Luis no? Bueno, Eckhart también.
Ha quedado en el recuerdo como si fuera una corriente arquitectónica, ah sí, el románico, el gótico.
Y la mística no es un dimensión histórica sino humana. Mucha gente no relaciona el nirvana budista o el despertar de la kundalini yóguico, ni mucho menos el peyote o los Misterios de Eleusis de la Grecia clásica, con el fenómeno añejo de la mística. Pues todas son maneras con el ascetismo y rigurosidad necesarias, de intentar acabar en un trance para nada mundano, que raya lo médico.

Mística como ética, física, lírica, proviene directamente de una sola realidad, Misterio. Una etimología y palabra encantadora que versa sobre la nebulosa y las posibilidades de lo misterioso. Siendo carne de esoterismo de Corte Inglés, la mística les es esquiva a los gurús de la autoayuda, porque estamos hablando de palabras mayores.

Se refiere a lo misterioso en su calado más profundo, aquel que sólo puede estar muy lejos, tras una larga travesía llena de entrega en pro del conocer. Por eso, el excursionista de la verdad (aletheia) llega cansado a esa no-cima donde le descubre un torrente de sabiduría sensorial, y fatigado yace en ella un buen rato, ablandados sus sentidos por el esfuerzo y aún más transidos de ese estallar de todo lo acumulado en la contemplación. Exhala, aliviado y feliz.
Aquello que ve, siente y comprende, en una brillante caligrafía del cosmos, hierve sólo de su cerebro, de toda aquella bodega selecta acumulada de saber y sensibilidad, acolchada por el afecto de los cercanos. Y los ojos son una aguja certera que enhebra el sentido del mundo en todo lugar, resume los entes súbitamente como una calculadora de lo esencial, y hay un automatismo de lo bello por doquier. Cuando se puede ver el esqueleto hecho de joyas, de algo tan grande como un mundo, los ojos son borrachos de felicidad y uno ya ha visitado aquello ideado como cielo.

martes, 13 de enero de 2009

El terrario de las generaciones

La metáfora es esa barcaza psíquica que nos lleva a todos los sitios, una especie de transporte público para surcar los planos de la realidad. Es el antídoto de la literalidad, científica y animal a la vez, es el maná de la poesía, y es la puerta de la diversidad. De figura literaria ha pasado a ser figura filosófica (hermenéutica) y figura psicológica (psicoterapia), por lo que podríamos decir atrevidamente a estas horas de la mañana que el lenguaje es en esencia metafórico y el ser humano es un animal metafórico (sonido de losa metafísica).

El terrario de las generaciones es una imagen que puede transmitir la potencia de una metáfora. Imaginémonos no un acuario que la gente tiene en sus casas, si no un terrario de esos de zoo, parecido al primero pero lleno de tierra.
El rectángulo limitado de tierra, es la masa de vidas existentes, colocadas en capas según las generaciones, que cuando ascienden al tope de arriba se van al cielo, y cuando aparecen en la vida ocupan la franja inferior reptando hacia arriba.

Las influencias se van filtrando hacia abajo, aleatoriamente por lo tortuoso de la tierra, mezclando agua de antiguas y más nuevas, cayendo inevitablemente sobre la infancia y juventud del terrario. Es una imagen-síntesis de las goteras del edificio de las generaciones, goteras que siempre pretenden ser más un chorro de influencias y prescripciones, a veces sentidas con rebeldía adolescente como la ducha a presión de un reo.

Podríamos haber empleado "la influencia descendente intergeneracional" o el terrario de las generaciones. Siempre me quedaré con el segundo lenguaje, para nada funcionario, gris, ni burocrático.
Nunca ser un deliniante latino, y dedicarse la existencia a pintar las rayas del campo de la vida aquí y allá con un escudo en el pecho de cientifista. Mejor intentar crear cine en la cabeza con palabras, proyectando imágenes y orquestando cinestesias.
El linde entre ciencia y poesía siempre me ha parecido más largo en kilómetros de lo que la gente piensa, y ese mini estado de difícil acceso, una Andorra o Atlántida perdida, es uno de los países que más ansio visitar en el futuro.

lunes, 12 de enero de 2009

Las ciudades falo

He visitado tres ciudades fálicas: Nueva York, Frankfurt y Ciudad de Panamá. Ciudades empeñadas en arañar el cielo con un distrito financiero lleno de torres de Babel. No sé de donde viene la necesidad de erigir un castillo vertical de ochenta pisos como sede, ni por qué es un deseo quasi exclusivo de bancos y entidades financieras.

Es una necesidad de evidencia, una ansia de visibilidad. En ese frágil sistema nervioso del financiero, el fiduciario, hay una especie de fobia por el anonimato, lo no visible, lo chato, lo discreto. Hay que ir con traje de sastre italiano en un Lincoln y entrar en el edificio más alto y con brillo de la ciudad más capital posible. Quieren ser una persona evidente.
Esa es la sensación que te da un panorama de cincuenta rascacielos, evidencia. Debe haber en el núcleo del banquero un vacío de identidad, un ser un don nadie calado y congénito, que le hace cosificarse en objetos brillantes, altos y notables. Esa vocación por el dinero, por tener una cartera realizada, en una bulimia consumista, no es ecológica ni muy humanista que digamos.

Hasta qué punto el financiero-ambición es inocuo? Se podría pensar que es una pobre alma caballero medieval que se deja la vida por un status hasta que un resbalón de ambición le rompe la crisma financiera y espiritual, cosa que sucede, sin embargo, acompañada de la quiebra de su corporación y millares de afectados.
Pero esta consecuencia es corta cuando vivimos en un mundo con capitales fálicas, ya que el último gran resbalón de los lugartenientes de esos rascacielos ha afectado al mundo entero, a toda la globalidad de seres humanos con la crisis de las subprime y el mayor cataclismo económico desde el crack de 1929.

Panamá huele a lavabo de dinero. En plena Centroamérica subdesarrollada se levanta un Manhattan superior en lujo al original, una anomalía geoeconómica que sugiere haber encontrado El Dorado de la economía sumergida. Sólo en este país existe el pasaporte autómatico, basado en el dinero poseído, tal cual. Es el país latinoamericano más emparentado con los EEUU, y el tío Sam parece haber comprado generosos regalos a su sobrino. Pero el tío Sam algo de mafioso tiene, ya sabéis.

Y vale ya de rajar sobre la ambición, porque todos en alguna ocasión también pecamos de ella, o nos basamos en algún otro pecado capital o de provincias para sentirnos mejor. Solamente los excesos que afectan desmesuradamente a ya no muchos si no a la mayoría, deberían ser recluídos por su nivel de peligrosidad planetaria. Buenos días.

domingo, 11 de enero de 2009

Monogamias

Seguimos con propuestas algo sur-realistas. Sé que os vais a quedar mirando como el que ve a un perro hablar y luego irse a mear a un árbol... pero yo voy a lanzar igualmente esta teoría con todo su plomo y ya veremos si me llamáis flipao, modenno, os reís o cambiáis a marca.com. Ahí va.

La monogamia es una secta.
Sí, le pregunté a un amigo si era una religión, y él me chilló que no, que era una secta! Pues bien, ¿por qué si a medida que el grado de civilización (llámelo sofisticación social si quiere) ha avanzado, la especie humana ha dejado paulatinamente conductas primigenias como la religión y su socialización, la monarquía o hasta la poliginia árabe...? ¿por qué no de aquí unos cientos de años, la monogamia podría dejar de existir?

Muchas especies animales lo son, así como otras son monógamas. Creemos que es algo que elegimos, como creemos que todo lo elegimos en esta vida, y resulta que nanai, que simplemente nos adaptamos al medio y tendemos hacia lo que nos funciona como especie.
Humano, demasiado humano, cuanto capullete se olvida en esta vida que somos animales.

Pero lo único que marca en rojo las fronteras de una monogamia es el sexo. Tú puedes tener más intimidad, entendimiento o química con alguien que no sea tu pareja, pero si no te lo follas, eres fiel, monógamo, y un poco lerdo también. La monogamia es el gran invento para no sentirse solo, la forma más eficaz de que tu agenda no se quede vacía. Pero que gire en torno al sexo, como el equilibrio de toda la via láctea gira en torno al sol... lo siento señores, pero me parece poco civilizado.
Si fuese verdad que lo tenemos programado en nuestro genotipo, y que por una impronta, por un yo qué sé hormonal necesitamos la exclusividad sexual de nuestra pareja... ok, no se pueden poner puertas al mar.
Pero si es un proceso que puede ser saltado y civilizado, mis bisnietos mejor que se liberen de ciertos instintos tal vez oprimidos y poder así desarrollarse más ampliamente.

Por supuesto que la descendencia plantea más problemas, y cuanto más cerrada es una mente todavía peor lo verá. Con hijos sólo viene a la cabeza entornos hippies en los que se tolera la procedencia de hijos ajenos a la pareja en cuestión y se respeta lo en apariencia irrespetable.
Lo sé, todo parece un caos, en que los sentimientos de propiedad de los humanos así como la organización de agendas, lo hacen hoy por hoy imposible. Pero también, la posesividad, la exclusividad, el nivel de organización mayor requerido, la sofisticación social... son limitaciones que quizás algún día podrán ser superadas.
Al menos reconozcamos que la monogamia y el amor, nos convienen, por eso los aceptamos, dejemos de sacralizar cierto romanticismo porque es un poco ridículo ante tanta necesidad de especie.
Por cierto, poligamia es una mala palabra, y quizás "Monogamias" es más afortunada.

Alguien me podrá decir que la verdad oficial de la vida es ser monógamo, la verdad de etiqueta, y que en la verdad práctica se es ya polígamo funcional aunque sea el gran secreto fétido debajo de la alfombra de casa. No lo sé amigos.
Esta entrada sólo pretende ser una reflexión, sin ningún intento apostólico de poligamizar a nadie; pero nos inoculan tanta monogamia educativa en la infancia, en las películas y en los caminos a las bodas, que hay que compensar un poco ese sospechoso intento evangelizador de tanta pareja precaria.

viernes, 9 de enero de 2009

El cráter del surrealismo

No me atrevo a decir aún qué hace Umbral en su último libro el cual leo, no quiero fracasar y necesito más alambique de los días para contarlo.
La receta de hoy será escarbar los orígenes del surrealismo. No del surrealismo corriente artística vanguardista, si no del surrealismo espontáneo tuyo y mío trufado en cualquier frase o tarde.

Parece que por surreal basta un disloque, un dislate, algo loco, excéntrico, como una berenjena fucsia. - Hay que ver qué difícil es imaginar un color raro para una berenjena, ya que su lila oscuro mate e inflamado ya es de por sí surreal. Si uno la imagina con otros colores no parece extraña, hacedlo. Vaya mala suerte en el ejemplo tuve, diossss (con cara totalmente inexpresiva).

El párrafo anterior tiene aroma surreal. Compro estos aromas en un colmado de la calle 22, se aplican con cinzel. Bien, puede ser que surreal sea meter los pies en la bañera de la locura y sacarlos. Una infusión en sus vapores, suficiente para torcer el destino aburrido de una frase. Porque la locura, es una bañera vasta, o pueda ser que tenga un líquido radioactivo para la mente, algo serio. La locura es el magma de lo imposible. De todo aquello destinado a no ser. El inmenso envoltorio de la realidad, que la rodea, la mira, pero no participa, sumida en la nada expectante.

Como si la vida sólo fuera la fina raya garabateada de lado a lado, pobre e insignificante, en ese papel continente en blanco de todo lo posible, incluyendo la locura y todos sus confines.
Hay que salirse de la raya, hay que derrapar y flirtear con lo imposible, la locura, el más allá de la rutina. Colarse por debajo de la alfombra de la realidad, hacer sous-realismo. Su de tuteo a lo loco, su de subjuntivo, de enloqueciéramos o enloqueciéseis. De forma intermitente, como quien adelanta a su sino.
El surrealismo es original, innovador, nos reconcilia con ese magma primigenio del que venimos, donde todo era posible y nuestra vida no estaba llena de líneas delimitándolo todo, nos devuelve al solar donde se nos vendió, antes de parcelarlo en dimes y diretes.

Y hay que diferenciar al surrealista del loco, aquel que excede el tiempo de estacionamiento en la zona de la locura y se queda pallá, o aquel que se intoxica de ella y vuelve a otro lugar remoto al que estaba, como en un mensaje codificado lleno de huecos. Ha de haber una sinfonía en el ir y venirse de los guiños a la locura, si no sólo se hace de alborotador y mamporrero de la realidad.

jueves, 1 de enero de 2009

Carta abierta a Monsieur Laporte sobre la nobleza literaria de los blogs

Flandes, uno de enero del dos mil nueve

Estimado Náugrafo,
hace tiempo que me ronda una observación que quería hacerle. Me da la impresión que usted no le da al blog la misma categoría o nobleza literaria que a otros géneros. Es más, no sé si tolera la palabra género literario para el blog, o incluso usted y yo ahora nos estamos dando cuenta de que lo es al verbalizarlo.
Lo digo por cuestiones que comenta como la azarosa selección de temas en el blog, mientras que deduzco que en otros géneros usted sí que realiza una labor estratégica o planificadora.
Está claro, muy señor mío, que lo volcado en el blog parece mucho más inmediato, fresco, no corregido, como si de una pre-literatura se tratase, un esbozo de obra no pespuntado, una maqueta agradable de lo real, o un más que digno entreno de los clavados para el partido del domingo.
Pues sí que estamos sociales, o exigentes. Cierto que en el blog se escribe un poco menos para la galería, mucho menos para la posteridad, y la obra se torna más doméstica y menos de salón. Pero qué quiere que le diga, a mí me parece literatura igual, casi es como pronosticar en el pasado que quien se ponía a escribir a máquina desvirtuaba algo noble de la escritura.
La lacra del blog y sus posts es la poca post-producción de ellos cierto, tienen menos pelos concienzudos, un mosto frente al cuerpo madurado en años de las obras, pero son apetitosos y frescos snacks de gusto también delicioso, es más, son obras en evolución al tener enganchados al mundo por internet en forma de comentarios. Y eso ya no es literatura. Eso es cafetería más o menos selecta, eso es vida, una especie de por fin bioliteratura. Los blogs son una especie de decreto que destierra parte de la literatura de las bibliotecas, que tanto da, por cierto.
Pero sí debe reconocer que en los blogs hay mucha literatura, semidesnatada quizás, pero leche, es leche.
Después uno ya puede hacer selecciones, maridajes, delicatessens y manjares más elaborados, eso ya es gastronomía, pero la materia prima está ahí, con una dosis suficiente para ser considerada lo que digo, más allá del epíteto literatura casera.
Como defensor del bloguismo, me mosquearía enterarme que usted es un estratega en sus otras obras, y en cambio es un lanzador de dados en la blogosfera, ohh no ; )

Atentamente,

Un chamán digital

P.S: Si la novela es ficción y contar un cuento copón!

El zarandeo de las pequeñas cosas

Puede ser que las cosas, los objetos y hasta la serigrafía, nos cambien. Tengo a un amigo que camina hacia una boda pero las cosas le hacen de fregamiento como se lo han hecho toda la vida. Por las cosas hablo del diseño de un ipod, del mutar de las frases coloquiales, de la nueva arquitectura, de los nuevos sabores de los snacks, del asfalto sonororreductor de las calles. Multitud de pequeñas cosas inocentes con una mentalidad detrás, ya que no existe el diseño de algo sin una pre-concepción de las cosas detrás. Umbral soltaba: Dios es una cuestión de estilo.
A eso me refiero en este desordenado post, la vida es un devenir constante de estilos, desde la forma de los yogures hasta la sintonía de los programas de radio. Desde el momento que se escogen frente a otros, alguien se posiciona, te aportan un cariz más de tristeza, de esbeltez, de transgresión. Un ir y venir constante de información, siempre sesgada, siempre con marca de la casa. Después están los textos bien explícitos, como éste, los mensajes destilados que intentan dar de pleno en la conciencia, la metainformación. Y girarse sobre sí mismo no es más que uno girado, un cambio de postura, un divertimento alternativo.
Pero sigamos viviendo ese bombardeo continuo y perpetuo de estilos aquí o allá a lo largo del día. Eso, la multidiversidad. Que no es pura, es uniforme o homogénea según una cosmovisión de las cosas, siempre hay un Estilo de moda, y moda no es más que un concepto estadístico. El grueso del ser humano tiende a uniformizar, a cogerse a la barra ante el traqueteo al alma de la multidiversidad. A repetir por seguridad, como un homínido, como una buena criatura de derechas. La biología es de derechas, la cultura de izquierdas.
Ale, esto es un eco de la naturaleza aforística a lo tercer-ojo de los psiquedélicos.
Sigamos. Volvamos a esa orquesta de violines sonando estilos por los sentidos todo el día. Es como si la verdad fuera un gran masa y cada estilo supusiera enfocarla con luz en una parte de ella aquí o en otra parte de ella allá. Todos son briznas de la verdad, esencias de ella pintadas con ciertos colores. Por eso, nuestros proyectos vitales se tiñen de miles de detalles que los deforman y hasta abortan, como hiedras trascendentales de matices. Hemos sido educados y posicionados en unas coordenadas que pretendían ser fijas, pero después otros diseños cotidianos fuera de casa, públicos comunes y propios de barrio, desde una canción a un anuncio publicitario, nos han ido zarandeando esos principios inculcados en su día firme e ingenuamente. El zarandeo de las pequeñas cosas.
Entonces cada tiempo, cada sociedad, crea un relieve del terreno, del imaginario compartido. Aquello que los cool hunters tratan de visionar en su escala comercial. Dónde se posan esas modas estadísticas, qué tendencias y personajes ocupan esos promontorios sociales ya creados por la estructura de la especie, no porque sean tan especiales, como por ejemplo la colina necesaria para que se vea la canción del verano, ad eternum de los años. Los fenómenos perpetuos de los humanos.
La generación anterior intenta preservar sus ideas-en-peligro-de-extinción, como alguien que se resiste a que le echen abajo las paredes de donde ha vivido. La posterior ha heredado un mapa y calzado que no es idóneo para los tiempos, que corren. Los tiempos corren, el relieve social va cambiando detalle a detalle, moviendo promontorios, creciendo colinas, cegando caminos y enfangando otros... nadie lo hace, un día una canción rebaja unos centímetros de bancal, otro día un nuevo sabor acomoda un sendero pedregoso hasta la fecha, etc. Pero cuanto más detallado es el mapa heredado, menos suele servir.
No estaría mal apostar por una educación así como sin membranas, con un ectoplasma diverso y rico, y una membrana cada vez menos purista, conservadora y sin miedos. Miedo, hemos de hablar más del miedo.