sábado, 28 de febrero de 2009

La verdad es dérmica

Con las palabras de Carmen, dan ganas de tirarse como los saltadores de acantilados mejicanos, en salto en picado al vacío del agua, hacia un gozne del Sentido, buscando el mayor clavado gimnástico que haga enhiesto el sentido de todo.
Quizá esto intrépido, es lo que me compensa el sudar, la asunción del cayado, el frenesí del pionero, puede ser.
Y cuando uno va en busca del punto común del universo, la pregunta última, nunca la clava y se le escurre como pez ene veces.

Me imagino a la verdad a veces, como una piel sin ojos ni boca, pero con rostro, una piel con formas, un amago de lo humano, corpóreo y a la vez despersonal, una piel viva que se mueve y habla a su manera de piel, tan opaca como la dermis y con tan pocas pistas, pero tan humana y sensible por contra.
Una piel sin manos que hagan, la verdad se toca, se siente, se intuye, nos envuelve, una verdad-piel. Es como una membrana, que cambia por la transpiración entre el adentro y el afuera. Es en fin, como la piel de debajo de los ojos, que nunca será vista tal como es, pero siempre estará tan cerca de la fuente de visión.

Hay que olvidarse de la verdad a menudo y a la vez no olvidarla nunca. La verdad taxidermiza las cosas y es tóxica en dosis metafísicas. La vida es una vasta galaxia de cotidianedades ajenas a lo esencial, que sólo se asoma de éxito en fracaso, cuando nos doblan.
Pero un frasco, de esa intensidad de saltador al vacío, hay que llevarlo siempre, por lo que pueda pasar esta tarde, un comodín ontológico para cualquier crisis o triunfo aplacavida.

La alquimia auténtica es saber gotear ese frasco en la galaxia de la rutina, teñir de poesía el máximo posible de días.
La verdad cotidiana es la lucidez. Unas gotas de esa intensidad, perspicacia, hambre de conocimiento-aventura, deseo de espectáculo... bastan, para mutar el mundo, y hacerlo bello.
Después sólo hay que abrir la boca y soltar esas palabras, poesíA

La máquina lírica

Vamos a ver cómo estamos de escritura, y... veo como es necesaria la reflexión para notar que no está enchegado el brasero de las palabras. Mi contenedor de lenguaje no hace chup chup, el caldo léxico no humea con facilidad, la química literaria se desprende a cuentagotas. Ya vendrá otro Jordi un día a analizar y arreglar la caldera. El de hoy se despereza de unos días de dieta lírica. Porque yo le echo lírica a todos los guisos escritos.
Es curioso como llueve sobre los valles mentales de uno. Como se llenan y montan las cañerías en nuestro imaginario disponible, día a día, experiencia a experiencia, y forman nuestra presa literaria o artística. Después ocurre una caja de Pandora, una especie de viento involuntario, una barita imantada que coge las palabras y sus ideas en estiletes, para tallar la molicie del lenguaje en una figura esbelta y con olor propio.
Ese procesador maravilloso que tenemos en la cabeza, que en décimas escanea cientos de palabras y pesca la precisa, sumergiendo su brazo dentro de los miles de contenidos del cerebro, es algo gratuito y desmesurado, un regalo de serie, propio de una fiesta de cien cumpleaños.
De todos los viajes posibles el más remoto e ignorado es el viaje al centro de la cabeza. Ese subcontinente reducido a menos de metro cuadrado que es como un magma de energía nuclear en cuanto a imaginario contenido. Sin el cráneo cesaría tal vez la gran mascarada.
Y bueno, parece que se prendió con la chispa del inicio la máquina lírica. Funciona con vientos, es una pena que no se quede encendida buena parte del día, con esa mirada que tiñe todas las cosas y permite verlas más hondas, más íntimas y suyas. Otra instancia de mí, la atalaya que anota y prescribe, la que me auto-recomienda e intenta mejorarme, sentencia en este post que un secreto de la satisfacción de los días, es recordarme que existe esa máquina lírica, y que le cuesta bien poco ponerse a humear. Un poco de voluntarismo lírico, remata.

martes, 24 de febrero de 2009

Sambódromo




Tres treinta de la noche, sambódromo de Río de Janeiro. El ambiente es, una lo-co-mo-to-ra de sonido, la samba percute hasta donde la vista llega. Llevamos cuatro horas de carnaval, aguanto cocacolado, ya rendido, con el día caminado y 35 grados fieles cada hora a mis espaldas.

Desconectado ahora de la mara-bunta, y cambiado al canal personal del blog y vuestros ojos. Mientras aún la gente bota esperando el desfile de la escuela de samba de Mangueira, entregándose a repetir el mismo son durante hora y veinte minutos, unas 40 veces, en paulatino sambar y automatización de la felicidad. Millones de gente somos tribu de nuevo esta noche y las endorfinas salen espasmódicas al ritmo de los tambores en un africanismo revisitado. Hay reportaje amplio de la noche de hoy, ocasión única para el video y la fotografía.

Río no se acaba nunca, Vila-Matas y Parises sí. Es una ciudad insaciable, hipertrófica, no mesurable. Ciudad donde se sentaban los gigantes, en sus mogotes y colinas artísticos, prestada a los humanos para coparla. Tiene algo de mítica sí, mini-país engarzado con la naturaleza, estado, parque natural, urbe de cien barrios y tres cabezas, hogar de 9 millones de almas en coro, Copacabana y casco histórico colonial, Ipanema y ocho autopistas, Concha donostiarra y New York de playa, matraz en fin de imposibles.
Lugar auténtico como un pueblo de playa y capital yuppie como una city de Londres. Sitio para vivir varias ciudades, quizás cuatro, de las del resto del mundo.

Nos hemos dedicado a combatir el calor, uno de los principales quehaceres en Río. La tradición usa hacerlo con el playismo, verdadera cultura aquí. La arena es lugar de compras, práctica de baile, encuentro social y taberna, competición y entreno. Todo para exprimir el sofoco in extremis lindando con el sentido final, el agua "gelada" del Atlántico, elixir y condición de posibilidad de la vida en Río.
Dos temperaturas extremas, que fructifican en la neblina-vapor de Río, condensación de ese binomio. Y que dan subidones termales al cuerpo, experiencia levítica y precripción de salud de los médicos.

Y Río, pasará a mi biografía, como el lugar en que se me ató la vida a la de otra persona a más de 10 mil kilómetros de distancia, estando así de lejos y a la vez tan al lado mismo. Esas magias, labradas, del destino.

jueves, 19 de febrero de 2009

Sao Paolo

Escaleras de la catedral de la Praça da Sé, sitio tópico de Sao Paolo. He anexionado a mi manera este destino y le pongo el post como bandera, en estas escaleras tan paulistas, núcleo del meollo de la capital, centro psicométrico.

Sao Paolo no deja indiferente. Es una ciudad que uno no imagina y que no nos han enseñado en las escuelas o en la tv. Es una megalópolis de esas que decían que iban a existir, o lo más parecido a las urbes futuristas que Bola de Drac nos mostraba. Montones de desfiladeros urbanos, pasarelas, rondas, plataformas, la ciudad más vertical y de niveles que he visto. Un juego de puentes, cinturones, cañones urbanos, entre pertinaz paisaje de semirascacielos, sin urbanismo chato, y ausencia de barrios sin apariencia de centro. Todo es centro.
Un estilo de Castellanas y Diagonales como calle tipo, de arquitectura sententera que se aguanta con dignidad, orlado con una vegetación-jardín privilegiada de trópico. Sao Paolo está en un estante salubre y anticanícula, a 700 m de elevación. Y en los 70 debió haber un boooom inmobiliario-económico, que pobló de semirascacielos la ciudad como esporas... qué hay? 2000 edificios de 30 pisos o más?!

Es la capital de un país enorme, el corazón de un territorio infinito para el mortal, una megaciudad dinámica, moderna y desigual, con lo mejor y lo peor, en grande. Por sus oquedades de país en desa-rrollo se cuela la cojera de la modernidad paulista, favelas, mendicidad, pobreza y enfermedad.
El centro de Sao Paolo es interesante, un pasear peatonal entre desfiladeros walestritenses con aires de trópico y vegetación exhuberante, en medio de moderneces del siglo XXII, setenteces, ciudad señorial, y tamaño XXL. Un centro de ciudad que se me adivina único, diferente.

El calor golpea constante y produce más fatiga al pateo. Las brasileñas se pasean con camisas grandes de playa sin pantalones, que las hace elegantes en el trópico, entre señoras de playa, y oficinistas de las Antillas. Los jugos de frutas fríos se venden en cada bar de la esquina como seña de lo que refresca en el territorio, para poder proseguir el camino. Y yo voy a echar tras el descanso de piernas, un fisgoneo por el barrio de Liberdade, hogar de un millón de immigrantes japoneses. Boa tarde!

El fenómeno de la moda

Es curioso como los humanos repetimos conductas. El fenómeno de la moda huele a que tiene una raíz muy tonta, muy humana. Uno intuye ese chasquido explicativo pero necesita estar parado en perspicacia para cazarlo. La moda es una especie de contagio, una epidemia estilística. Hay un momento en que una nueva tendencia se expande, es visible, socialmente. Automáticamente, va a proseguir su transmisión. Son fuegos que arden. Los hay de focos muy potentes, destinados a triunfar en su alcance. Los hay endebles que pueden no llegar a arder. Y a lo largo una gradual intensidad de mayores o menores éxitos. Eso sí, en medio siempre ha de haber maleza, distribución, publicidad, medio. A veces una cerillita insulsa basta para ser moda mundial si la maleza distribuidora es inmensa.

Siempre existe la moda como que la estadística también existe y existirá. Es chocante que te digan que un color está de moda, lo es aún más que la moda dependa de lo que diga un señor muchas veces fantoche. La creatividad no va por cuotas. Es de naturaleza volcánica, silvestre y salvaje. Y si acabas en un concierto vestido de uniforme como todos los asistentes? También ya es una moda la frase "Sé tú mismo". Nunca entenderé la ansia de vestir de una manera porque el gorrino de la derecha lo dice. Imitamos a quien admiramos cierto, debe haber algún adefesio mental que lleva tatuado Bush.

Hay cosas que están de moda, esencialmente en el vestir, en las programaciones de tv, en las películas, los libros, todo lo que consumimos; y hay cosas que son moda. Moda estadística, cualidades que nunca cambiarán, como moldes de las cosas. La especie humana tiene su moda conductual, y los modismos cambiantes para todo lo que puede Mastercard. Las modas se ingieren porque molan. El molar ya es un verbo con hecho y derecho, muy postmoderno. Un gustar paladeado, lamido, corto.

La moda tiene parte de aprobación, consenso, prestigio racionado, eucaristía de la sociedad, afectuosidad del rebaño, sintonía con los vecinos, guiño de masas. Es calor social, mecherazo. Nada más ni nada menos. Uno de los vectores de La corriente en esa gran Ola de la distribución normal estadística (o la verdad en gráfico de la vida), que nos puede a-vasallar o rarificar, según el mucho o poco caso que le hag...

La Corriente

Puede ser que el movimiento heredado de todo post-adolescente del que hablé, forme parte de La corriente. La corriente no es más que ese fluir arremolinado que no percibimos conscientemente, pero que nos arrastra socialmente a sitios involuntarios. Un tíovivo de influencias sutiles, continuas e incesantes, que llueven constantemente y se filtran en nuestro aparato de decisiones. Mucha gente se casa llevada por la corriente, tiene la pareja de críos, va a la universidad a estudiar lo que todos, se compra el coche de moda mecido por la corriente.

Somos unos organismos de corrientes, cierto, de tendencias comunes que no por compartidas dejan de pertenecer a uno. O a veces sí. A veces se nos va la personalidad con el agua y nos vemos en un destino algo amnésicos y estupefactos de su camino. La vida precisa de mediatez, de tiempos muertos, de algún leve entrenamiento fuera de vida, de pista. Hay que saber dejar pasar la vida de largo a veces, como un surfista que escoge la ola apropiada para el espectáculo del vivir.

No hablo por mí, yo me paso de estrategias, parones, y nado de solitario. Carezco de corrientes, y un exceso de autonomía te deja a veces sin agua. Los destinos de la vida dependen de un surfear la sociedad, para ir a parar aquí o allá, aprovechar sus corrientes mientras se aprende la técnica de como bajarse de ellas en movimiento. Porque todas las corrientes van a la estación de Lo Mismo. A una masa homogénea en que tú eres calcado a mí, somos pura moda, programa. Las corrientes son un virus que programa. O los programas son corrientes de virus.

Siempre hay una satisfacción de capitán canoso, de líder de la vida de uno, cuando se pilota la misma. Llevar el maillot de la propia vida.
Pero el motor de la sociedad, un uno multiplicado, siempre es mucho más potente y siempre acaba dando uno a la vez, y retorna al yo. Hay que hacer un viaje social volviendo a dormir a casa. Nutrirse de la gran corriente y sortearla hasta nuestras islas, con nuestro propio mundo y nuestra gente. Con cuidado, porque se te lleva la corriente o te anquilosas en un yo seco y salado.

Mi Amazonas insatisfecho

Aeropuerto Eduardo Gomes, Manaus, cuatro de la tarde.
A veces queda bien fechar, pasar el sello temporal al inicio de un escrito, le da empaque, tono. Así pues, en la puerta de desembarque de Manaus, apuntando de nuevo a Sao Paolo. La capital brasileña del Amazonas catea ampliamente en cuanto a infraestructura turística. Algún día supongo les dará por aprovechar su infinito atractivo y explotarlo o compartirlo mínimamente. Algunos destinos se convierten en viajes equivocados cuando ya es demasiado tarde para ir a parar a otro sitio. El pseudoamazonas que he visitado quedará pendiente para atacarlo por otro flanco, sea la amazonia peruana, o una agencia experimentada de veras en él. El escrito es más bien negativo y quejumbroso, pero hay que rajar hoy de haber venido al Amazonas y que haya tanta dificultad para disfrutar de él.

Por otro lado la gente de aquí parece no saber de qué van las cosas, como si los mosquitos inyectarán atontina aparte de succionar el suero, en pocos sitios me he encontrado con este aturdimiento generalizado de quien se acaba de despertar a las nueve de la noche. Ni mapas en el hotel, ni guías en las librerías, ni agencias de viaje, ni más de dos excursiones generales, ni idea si preguntabas a taxista, informador turístico o carnicero. - Ah, que hay un Amazonas aquí atrás?! Ahora me entero senhor espanhol, jeje, sólo les faltaba decir.

El lunes hice la excursión en bote, en la que estás 4 horas bote que te pego, no ves un triste pez, y suerte que no me quedé en el lodge más de medio día, porque era una isla incomunicada y sin selva, donde básicamente veías el tiempo pasar, y cada cuatro horas había una actividad nada del otro mundo. Me encontré un valenciano que chillaba insultos y se comunicaba vía fútbol con todas las nacionalidades, en su español monolingüe y monolingüe. Y asistí a cuatro horas de conversación entre él y un finlandés sobre alineaciones, estadios, partidos, souvenirs, de dos únicas realidades: FC Barcelona y Manchester United, los equipos de cada uno. Mmm, muy del siglo veinte.

Al día siguiente fui a un museo de animales disecados tan grande como mi sala de estar, y luego al INPA, un parque conservatorio de flora y fauna de la zona. Esto al menos salvó un poco la escasez experimentada. Pude pasear a solas por una selva reproducida y extensa, pero sin bichos ni peligros, vivir esa sensación intraselvática, quizás la esencia de un viaje a la jungla, pero sin las incomodidades que una serpiente mortal te aparezca de frente, o un jaguar te amenace la carne.

Y uno añoraba esa travesía de varias horas selva de verdad adentro que no se me ofreció, o un piragüear entre canales selváticos, viendo algún manatí, tapir, o perezoso, transmitirme el sentimiento del lugar. Una calificación de dos sólo se compensa con un doce, y ya está pendiente volver, quizás por Iquitos o Ecuador, y compensar con creces y aventura este catear mi Amazonas soñado.

martes, 17 de febrero de 2009

80 minutos de viaje transmarino



[..] Una hora y cuarenta minutos de lancha cruzaocéano remontando el río Negro. Turistas australianos o durmiendo o dándole al palique. Puro palique, vamos a dejar la voz encendida diciendo lo que sea porque si mi vida no es una radio me deprimo. Como tampoco aparece Morricone, sino un tópico Tribalistas de música cerebral de fondo - como sin haber arrancado aún el telón de las brasilidades -, pues no los echo por la borda, se quedan en el bote.

Ayer Manaus me recibió en domingo desierto, de esos en que parece haber explotado una bomba nuclear en la ciudad. Mi amigo Andreu ya me ha advertido de como la religión y la familia mantienen unida esta inmensa pasta de 150 millones de pessoas, de las cuales la vasta mayoría están a 10 km del umbral de la pobreza. No hay otros consuelos, droga aparte, no hay otras ínfulas. O crees que está vida es la de mentirijilla, o te solapas a los tuyos como un caracol ex-ermitaño a sus conchas. No hay lugar quizás para el individualismo estanco, porque es como permanecer en el infierno de una vida sin sentido. ¿La palabra en "equilibrio" de verdad nunca apareció en la mente de nuestros abuelos colonialistas?

Y el sensato náugrafo va teniendo razón sobre la escalabilidad de Brasil, su tamaño desaforado, como una novela de un millón de palabras. Aquí, es importante la seleçao (bis).
Uno ha de dimitir de su viaje a Brasil, eso es una quimera, uno debe reformular y asumir su mosaico luso-afroamericano, el mero bautizo como visitante por horas de Bra-sil. Así que nos conformamos con oír algunas notas de una canción, nunca la canción entera. Consuelo de otro modo, para el viajero crónico joven.

Esto de viajar es una profesión de la cual uno sigue aprendiendo.
Y que zumbante es el motor del bote.
La orilla de la ribera del río, me sigue pareciendo tan parecida y a la vez mucho más lejana que la de Costa Rica. [Continuará...

El síndrome XXL


El escritor se apoya en los escollos anti-inspiración que le rodean, necesita mentar el ruido del motor de la barca, el zozobrar de 40 km seguidos en bote, y así exorcizarlos en el papel. Y asumirlos. Sin esta muleta no se puede proseguir.

Escribo en una especie de furgoneta fluvial del Amazonas, o llámese el destino demasiado vasto para un homínido. Aquí todo es gigante, un territorio más allá de la XXL que no se ajusta a nuestro transitar bípedo o fluvial de talla S. El Amazonas viene grande.
Habría que vivir en él, sobre él, un lustro para empezar a tomarle las medidas.

Uno fantasea naufragar en este bote y hacerlo concreto, suyo, no quedarse en el mirador de una cara del icosaedro. Lo más revisto son metros cuadrados de agua y de cielo, como en un océano, y es que el Amazonas tiene mucho de océanico.
Manaus no es para nada la idílica ciudad selvática y romántica que uno preimagina. Es una metrópolis. Con más edificios altos que Barcelona o Madrid. Con 2 millones de habitantes.

Y así uno se da cuenta de las medidas tan humanas del turismo en Costa Rica, el 1/10 de España con 40 Parques Naturales, más playas y volcanes, país abarcable y sorpresivo como una feliz caja de bombones. Tan selvático San José y el resto del país montañoso-tropical, sí viene a ser amazónico de veras, verificado desde aquí, madre de selvas.

domingo, 15 de febrero de 2009

Brasiles

Sobrevolamos los tres mil kilómetros de verde que separan Manaus de Sao Paulo. Sin haber sintonizado aún las coordenadas anímicas de Brasil. Sólo me he asomado, no he podido ver más. Dice el autor de este blog que la verdad está en los primeros segundos de las cosas. En las primeras impresiones que inaguran una habitación propia en el cerebro por sorpresa, impresiones que no están condicionadas por toda esa colmena de miles de neuronas durmientes de la experiencia, que se despiertan alborotadas ante el ruido emocional de la llegada, y se ponen a mirar y hablar como un auditorio ruidoso influyente.
Hay unos milisegundos de pureza donde lo nuevo hace clic y encaja en nuestra estructura. Luego el todo ya no nos deja ver con claridad esa parte aislada, ya se ha bañado de todos nosotros como un ingrediente desperdigado en una mezcla, ahora ya sólo podemos olerlo a tientas, no verlo.

El cerebro es mucho más rápido y sensorial de lo que se piensa, mucho más escáner que computadora. Pero es un procesador cinestésico, sin lindes entre los números y la música, sin tupperwares para los olores y las palabras, con estado gaseoso para los miedos volubles y el placer que todo lo impregna. Así una suerte de lavadora y computador mezclados.

Brasil se me aparece mucho más europeo que toda Latinoamérica, y a la vez más exótico que Argentina. Huele a resumen del mundo, con todos esos blancos que viven en urbes tropicales a espaldas de chozas y crimen despiadado. Un occidente isla en medio de selva, tercermundismo y oscuridad. O un continente selva moteado de exquisita modernidad y supervivencia a quemarropa. Un extenso verde desigual.
Si dicen que hay dos españas, no sé cuántos brasiles puede haber. Sao Paulo ya es un país, con 20 millones de habitantes o 3 Holandas en sólo su metrópolis, y 40 en su estado o 1 España. La costa que va de Natal a Salvador de Bahía puede ser otra forma llamada brasil. Río, el Amazonas, el Matogrosso... son hechos para cambiar el nombre del país a Brasiles, y hasta ponerle color a cada uno de ellos.

Me esperan 3 días en Amazonas. Como ya dije, un sueño cumplido. Ir a la mayor fuente de naturaleza del planeta, a aquella que se extiende horas y días en un Mapamundi, rebosada de animales y tribus primigenias, la selva de las selvas, el reservorio de vida del planeta, la fuente de vida del mundo, es toda una fortuna. Uno se imagina que al surcar los ríos se enciende una música celestial de Morricone a la altura del espectáculo, y uno debe aprender a meditar en esa experiencia, a destilar en alambique, a sacar lo más puro de uno, a miles de años luz de cualquier comentario de turista yankee mascando chicle, seré capaz de tirar al río cualquier subnormal yankee -o italiano- que pervierta con su imbecilidad esa melodía sensorial divina, valdría la pena ir a cuartelillos por estos ajustes de cuentas en pos de la vía mística.
Pues eso, próxima parada: Manaus.

Cuento de la renuncia al primer mundo

Érase una vez un ciudadano del reino del primer mundo, un habitante de esas urbes que se desarrollan como tumores, a partir de esos genes occidentales que concluyen en un restaurante japonés en el piso sesenta de un rascacielos, con post-estrés y gente que no te importa en tu cumpleaños.

Ese arribista, porque occidente somos una megaespecie de arribistas de tíos y abuelos colonialistas, ese urbanita, decide no recibir ya más folletos y campañas de marketing pro-tumor, se da de baja del Videoclub de occidente, y se va calimeramente al no-mundo. Mundo no desarrollado, sin rollo desplegado, sin mastodóntico aparato metálico de progreso, de modernidad material propio de zona temperada, gran carpa donde aislarse, centro comercial con lo último.

Lo que busca este salmón es pasado. Quiere rescatar esos años de su tierra en que todo era más ingenuo, más inocente, en que el tumor o el tic-tac hacia el luto de la especie estaba disminuido, y la gente veía Fama, las chicas llevaban camisas y faldas anchas, y los gamberros parecían ladrones de poca monta y no matones. Un mundo más naïf, de ideología más primitiva pero de una estética que ya no se traiciona a sí mismo.

El color del pasado, su estética, nos provoca esa nostalgia de lo inocente, lo menos transgresor, el mayor respeto y decoro ante la respuesta al futuro que el presente ya ha precipitado. Porque el estar en el mundo es responder al futuro, es posicionarse y dar una versión de todo esto. Nuestros tiempos parecen decirnos “búscate la vida e intenta salvar tu culo”, los ochenta parecían postular “intentemos ser modernos y sigamos construyendo esto a ver qué pasa”.

Y ese ex-arribista de nuestro cuento, se mudó a américas latinas acomodándose en voces ingenuas y crédulas, se rodeó de mensajes con decoro, volvió a vestir antiguo y menos afilado, y se meció en ese pelotón que miraba al futuro con ilusión naciente, sin consumirlo, con ritmo de larga carrera de fondo, y hasta confiando que había un dios detrás de todo lo cutre.

Cuando estas post-colonias se actualizaron a niveles de primer mundo anterior, se fue lejos de sus núcleos urbanos y mantuvo la esencia no pervertida de lo primigenio, y ya al final de su vida se fue a asias y áfricas para revivir la experiencia de la sociedad inocente, ya en su tercera edad, oscultando que países se empobrecerían para poder heredar sus hijos esta renuncia al primer mundo listillo. El ciudadano renuente.

M.

Ya 6 horas y media de vuelo, y quedan 5. Los vuelos transoceánicos son un coñazo, más solo, se convierten en lo peor de un viaje largo. Ahora ya es el momento x en que el vuelo se ha destripado, los pasajeros han dejado de retener, de probar el paso del tiempo en lo estático, y la cabina parece más un salón de estar resacoso, intentando hacer una provisional habitación en este búnker alado.

El post del avión transatlántico, que siempre aporta un granito a la fenomenología del viajar en avión, y también ejerce de radiografía, de termómetro de la temperatura anímica previa al viaje.
El sentimiento aventurero está al parecer soñoliento. Sabido que a esta singladura le siguen 3 más en breve; escopeteado por los quehaceres en Barcelona necesarios antes de la marcha; poco documentado sobre el destino a descubrir.

Hace falta pues una pequeña conjura, un breve tiempo muerto conmigo mismo para mentalizarme del sentido de todas estas horas preparando, madrugando y sentando quince horas de vuelos. Y de todo lo que hay que sudar y sangrar en años, estos días de disfrute, de compensación vital.

Me espera el gran Brasil. Continente en sí mismo. Mundo único capaz de atraparte y dejarte un buen poso, en su experiencia sensorial de exhuberancia, musicalidad, mestizaje, sabiduría de cercanías, idiosincrasia de acentos disney y talento familiar. Dejarse llevar por los ríos y selva del Amazonas, sueño de viaje cumplido; por los carnavales de Río, cita universal; y suspender si hace falta mi actividad laboral compañera puntual de viajes, porque parece que lo pide el tiempo en este febrero del 2009.

Viaje también menos procesal pasatiempo alegrasoledades de Jordi. Estos viajes suelen ser oasis exóticos que jalonan mi solitario pastar en la estepa de los treinta, con sus zozobras y efectos secundarios no deseados de integrar nuestra cultura individualista, enfermiza y urbana. Pero este proceso tibio de zozobra y viajazo, inestable y casi en equilibrio a la vez, empieza a tomar estructura de pasado poco a poco. He encontrado una compañera de estepa, de fatigas, y de miércoles y eneros, que se ha propuesto llenarme los instantes de afecto, detalles, de ayuda, de apoyo, cariño del bueno, entrega, y sincero reconocimiento. Un compromiso espontáneo y sustentado por lo único que vale, hechos, que tiene su necesario arte, que es al final lo que cuenta, y convence. Una persona con arte que sabe querer, a la cual no puedo más que corresponderle.

miércoles, 11 de febrero de 2009

A beautiful y continua re-emergencia

El libro de Oliver Sacks me sigue maravillando capítulo tras capítulo. Él mismo habla de ciencia romántica, aquella versión honda y abierta que se acerca al gozne entre ciencia y poesía. Llegados a la sección de los deficientes mentales, o simples si no se les quiere sentenciar ya como inútiles (simple tiene semántica bastante menos peyorativa), uno se da cuenta de que manera inutilizamos como sociedad todo ese colectivo amplio de disminuidos cognitivos y neurológicos.
Tenemos encerrados a cal y canto toda esa gente de la que no hemos sabido sacar nada de provecho, como se lleva el cerdo al matadero, y leyendo a Sacks uno es más consciente que el nulo protagonismo de ellos en la sociedad es una gran carencia de nuestra civilización.
Tras leerlos uno concluye que más que ser bonito y altruista apuntarse de voluntario a charlar y sacar a estas personas a la calle, quien necesita de unas clases de ellos y ayuda de alguien, es uno mismo, el ser normal, listo, fuerte, libre, con oficio, el respetado. Y lo que digo no es moralina, ni tercermundismo barato, es conclusión de lectura de libro de biología neurológica.

Adjunto parecer de película que versa sobre esta temática, vista ya hace unos meses pero muy acorde con lo expuesto arriba, que quien sale beneficiado de una relación con ellos, no es precisamente el aparente deficiente:
Míster criticón se suele deshacer en elogios cuando algo le gusta. Hoy ha sido el caso. Porque escasas veces uno ve una película en el cine y la volvería a ver unas horas más tarde. No me pidas que te bese porque te besaré tiene un título descarado que puede llevar a interpretaciones dulzonas. La película es una bestialidad.

Una bestialidad muy humana, y encharcada de talento. El culpable es Albert Espinosa- el creador- un tío ametrosexual, feo, desaliñado, con pierna amputada, joven, con cáncer media vida, sin pulmón ni medio hígado. Un tío, de mente maravillosa, superdotada en matices y conexiones entre historias, un fuera de serie por talento y de fábrica, fuera de muchos caminos mentales transitados requetemasificados-convencionales, con propia isla, huellas y continente. Fuera de serie porque extrañamente cambia de matrices con-textuales de una forma súbita. Es capaz de deconstruir una historia en menos de un segundo como un castillo de arena bañado por el agua, mientras se forma otro de la nada (su mente) y aparece ahí de repente con sólo la bandera a coronar para ser rematada esta nueva trama. Una bonita continua emergencia.

La historia se engarza en el mundo de las personas especiales/disminuidas psíquicas. Conclusión/premisa mía: ¿muy fuerte no esto de englobar toda la psique en la disminución? ¿muy heavy no el cartel exclusivo de disminuidos a los de gañotas y tartamudeos, habiendo tanto minusválido emocional llenando las aceras? El alto, el bajo, el guapo, el feo, el rico, el pobre, el listo, el tonto. Los 8 adjetivos funcionales para dormir, comer, follar-trabajar.

Hay que estar allí en la butaca del cine para no perderse todo lo que una mente humana sólo puede retener horas después.
¿Resumen de la historia? Es un chico que va y sale de su casa y se encapricha en aprender a tocar la guitarra la última semana antes de casarse, entre otras cosas porque no quiere casarse, entonces le toca una clase con personas diferentes a él, que le impactan, y una compañera de clase le ayuda a tocar una canción que hubiese tardado 10 años en aprenderla.
Eloy Azorín aporta positivismo y sonrisa, el propio Albert Espinosa un personaje ultracómico y antiheroico, el profesor de guitarra una sobriedad extraordinaria, los 5 actores disminuidos son lo mejor de la película, lo más hilarante en años, el quid del mensaje, la veta y filón de la historia.
Destaco el personaje de Pol que me deja sin palabras. Y el escenón-trama de la piscina con mesas maquetas del banquete.
La película va de como los deficientes o los simples, pueden solucionar la vida de las personas consideradas no deficientes o normales. Plas plas plas

martes, 10 de febrero de 2009

Batiburrillo de febrero MMIX

Escribo tullido en una de las pantallas del trabajo, mientras las otras a lado y lado, siguen burbujeando números, calientes en su neutra apariencia de software; como cenizas o ruinas aún vivas de un día histórico en esta crisis de las crisis universales.
O eso parece. Hoy el mercado, o el corazón pantalla de las cifras del mundo, ha sangrado, también en su apariencia aséptica de número.
Los números sangran. Cuando son sorbidos, inhalados, arrasados, tal vertiginosidad duele a los propios números. Y cuando los números supuran, los tiempos para la lírica ya son nefastos/horrendos. El mundo puede haber enfermado como desde la Segunda Guerra mundial, ays calamidad, ni cristo sabe cómo echarle sal a esto.

Yo me voy a Brasil.
Un viaje ya planeado, y hoy me fui a pinchar de todas las vacunas necesarias para sobrevolar el Amazonas unos pocos días.
Medité en la sala de espera sobre la vida-más-allá de una auxiliar de enfermera, recepcionista de pacientes. Aquella que pide la tarjeta sanitaria pública que todo el mundo se deja.
Clavada en su casilla perpetua cada día y en su devenir rutinario administrativo con entorno windows... tiene una rendija, una cuerda como todos para estar en el cosmos, en su silla de Carrefour, condenada a un metro cuadrado del servicio de medicina tropical de la Generalitat.

Por más o menos avezado que sea su ojo, tarde o temprano cabalgará por ese desfile de seres abonados a la sanidad pública, apellidos varios, gesticulaciones diversas, acompañantes de piedra, y caerá en la cuenta del observatorio humano que el sino le ha deparado.
Quizá su filón recaiga en la excusa-patrón que cada cual le suelta ante la solicitud de su tarjeta sanitaria: los naturales, los sinceros, los programados, los teatreros, incluso los precavidos que la llevan, todo un tropel de caracteres ante la excusa a formular por su despiste.
Y ella cada cita programada ahí, como conserge y guardiana de ese trámite automatizado pero tan de su dominio eterno, una profesional de la demanda de tarjeta sanitaria, ante un ocasional abonado debutando en esta papeleta.
Pueden pasar más o menos años, pero esa persona tiene un máster en psicología humana por poco que se esmere. Sabe desvelar los silencios, inflexiones, entonaciones, contextos humanos, que acompañan a la urgente excusa, sabe calar a las personas en esa premura que ella presencia cada día.
Y así, el resto de los mortales sin necesidad de estudiar, leer, ser ministros, o botánicos doctores. Por suerte la existencia posee muchos chamizos desocupados en que nos podemos empeñar en ser todo lo contrario a lo que se nos pide o nos pagan. Incluso para ser escribiente en medio de pantallas de bolsa.

El sábado parto para Sao Paulo, donde visitaré a un amigo que trabaja y vive en Brasil hace años. Vacunado estoy de fiebre amarilla para visitar el Amazonas (yo me excusé con un "creía que la llevaba pero veo que no", totalmente programado).
La coincidencia hizo que pueda estar allí para los carnavales de Río. Y unos últimos días en la sureña Florianópolis complementarán las estancias en la capital paulista.
Tengo todavía pendientes muchos preparativos y será difícil postear estos días. Una vez en el avión para Brasil, todo cambiará y dispondré de más que tiempo. Así que nos leemos pronto desde el gran y tropical y gran Brasil, contando cosas nuevas de este sano mundo enfermo que sigue sorprendiendo. Un saludo!

lunes, 9 de febrero de 2009

Los milagros ateos también existen (San Martín)

El dios cristiano tenía más de dos mil años, y está más que enfermo socialmente, y es como aquella tía abuela que nadie va a ver aunque agonice. Cuando alguien de dos mil años muere, y ni siquiera es noticia, ni objeto de "explícito debate público notable", dice muy poco del muerto.
(el otro gran Dios inspira actos de terrorismo).

El único Dios que existe es aquel que no quiere que crean en él, qué Dios-perfección necesita que crean en él?
Hemos creado un Dios a nuestra imagen y semejanza? Vaya mierda de Dios, tan humano, tan imperfecto.
Un Dios no pide cosas. Es un Dios incondicional, como una madre. Quien siempre está y estará ahí.
A pesar de blasfemar sobre los dioses, a pesar de ser pésimos hijos, seres requete-imperfectos, continuos promotores del ego...
eso de que nos otorgan el peso de la libertad para ser buenos o ser malos es una losa injusta en este mundo azaroso, en que ya tu forma de ser te la forjan en la infancia y trabajo tienes para administrar esa herencia un poco a tu manera.

Por qué va a necesitar ofrendas, rezos, y menos: catedrales, vaya dios más exquisito, humillante, clasista y caprichoso. Vaya forma de perder el tiempo hacer un palacio a Dios, a un pobre del Congo, todavía.
Dios no se debe basar en buscar la compensación parche a las no satisfacciones de la vida.
Y si resulta que esas compensaciones sí las garantiza un Dios, que no te las promete con rezos, genuflexiones, o en otra vida; sino un Dios mucho más incondicional que permite que pasemos de él, como a veces todos pasamos de nuestras madres, y que la propia vida y nuestro propio yo, ya están dotados de esa capacidad de superarse y superación para que la vida y nosotros nos compensemos por si solos, y se produzca el milagro ateo. También existen los milagros ateos (pienso en los casos biológicos de Oliver Sacks, por ejemplo). También puede existir un dios para los ateos, y un Dios que, a los que más respeta, es a los ateos, a los que más niegan, como si el ateísmo estuviera más cerca de Dios en esta paradójica existencia, como una madre también tiene hijos favoritos. Pecado exquisito.

Una conferencia con Dios puede costar muy caro, creer que se habla con él, como un elegido que sabe su teléfono. Puede ser que Dios sea mucho más frío de lo que se cree, también, como una madre sufrida y austera con callos en las manos y en el alma de crear todo, no está para palabras bonitas, o sólo para los nietos, es un amor de hechos.
Dios existe a posteriori. Nunca a priori. No debería existir la religión, son todas a priori. Si Dios existe, para qué diantres nos pide fe, repito, vaya mierda de dios. Una madre o un buen padre no necesita que crean en ella, nunca ama a tal abismo de distancia, nunca abandona al hijo en la desesperación, ni le asesta golpes ni maltratos, y si se los asesta otro o un canto de una puerta, va hacia él y lo palpa hasta transmitirle y perder su paz, jamás se limitará a dar una lámina de turrón rancio y le hará magia con túnica de mago para decirle que eso son obleas mágicas como en los dibujos de Bola de Dragón.
A qué nos ha invitado dicen, a un valle de lágrimas? Pues lo siento, se podía haber guardado la invitación, para sufrir no hemos nacido, y para paralizarnos en el sufrimiento o la pena tampoco. Estoy harto de pasear por lugares pobres o clase subdesarrollada y no parar de ver iglesias por doquier. Gente que te verbaliza: - esta vida no puede ser la verdadera, debe haber otra. Así salen Marx también. Los dos se retroalimentan. Los desguazacuras de las izquierdas y las repúblicas, que se ponen a la altura de los ministros de dios en la tierra (qué miedo me dan esos títulos). La religión ha servido para mantener las clases. El catolicismo del PP es un vestigio absurdo de ello, por ejemplo.

Y voy a intentar seguir con mi existencia, y llenarla con sentido, sea empresario o misionero, siendo yo el hijo imperfecto y recogiendo el alimento puesto en la vida, y comiéndomelo sin culpa, y ya se encargará la propia vida atea de empacharme por glotón y retorcerme de dolor por querer coger el trozo más grande del pastel y además el trozo del vecino. En esta selva, todos somos jueces y verdugos, a todo cerdo, le llega su San ............

sábado, 7 de febrero de 2009

Madre de puto

P-u-t-a, hijo de puta, y sus derivados siguen siendo los insultos en boga a estas alturas de los siglos. Se podría decir que ya se les ha acabado su tiempo, es decir, que no deberían herir lo que pretenden esas palabras sexistas y protofreudianas. Que se llame prostituta a lo más odiado no se corresponde con la realidad.

Pero esa palabra hace de mantra. Bisílaba, con dos consonantes expresivas que hacen que pe-te. Puta peta expresivamente, como co-ño y otras tales. Son diseños económicos y eficaces del lenguaje que acaban triunfando en el uso. Después está todo el odio y mala leche que se ponga al proferir los insultos. Ese decir fétido y rabioso es el que duele, el que pretende arañar la dignidad del otro. Da bastante igual la semántica del insulto, como en el resultoń vocablo gilipollas. Son más música que otra cosa, han de sonar, más que significar.

Insultos elaborados no cuajan en el auditorio del taco. Franquista del 36, abyecto payaso, o Mª Teresa Campos adolescente, contienen algo más que odio, y el insulto exige una purificación del 90 y tantos % en mala baba, no hay espacio para la crítica intelectual o el guiño cómico de follapresas o pagafantas.
Eso sí, el símil a lo flash back encajando una triste realidad con lo patético que tenemos cada uno, suele doler más que el vil insulto, y más hondamente cuanto más se clava la correspondencia. Ese “tus ganas de aparentar son la tapadera de toda la pobreza de las calles de la India”, viendo fotos del país, deja catatónico al más trepa de los mortales, por ejemplo. Creasilencios.

El insulto y cierta ética del mal son necesarios. La parábola de la otra mejilla no creo que lleve a ninguna parte. Como en defensa propia, uno debe recurrir a esas armas justicieras, en el fondo esto es una selva e impera la ley del más fuerte, así que el blandengue, ya lo tuvo todo perdido. Es una perogrullada pero, hay mucho hijo de puta ahí suelto, háylo.

viernes, 6 de febrero de 2009

Bárbara


Bárbara es una de las habitantes de estos llanos. Para los que no hayáis navegado por su blog todavía, os aconsejo hacerlo y muestro un pedazo de él en forma de poema.
En pocos más sitios leeréis imágenes y hallazgos tan plásticos, y su escritura es tan potente que merece ver la luz pública tarde o temprano. Poca gente se inventa algo más allá de los millones de cosas ya dichas, ya usadas. En ella todavía se puede aspirar a oír cosas nuevas, en su propia fábrica genuina de originalidad


Aquí un poema de igual título a su blog. Título marcial, de relajo, pacífico, de paréntesis. Curiosa es también la esencia inconclusa de su escritura, no rematada ni firmada, abierta, en coma y no en punto. Y lo indescifrable de las historias que cuenta, tan hiperpersonales, líricas, pero de una belleza sobrada en piruetas.

Dame una tregua

Déjate de historias,
tú y yo
no sorbemos la paz del mismo cuenco,
es una guerra sin cuartel
en la que tú plantas bandera en mi sexo,
en la que yo corono tu cima
para subyugarte.

Mastica el polvo espeso de la derrota,
cae rendido bajo estas armas de mujer,
arrasado por las hordas de orgullos heridos,
que no sepan estas manos, enguantadas de muerte,
que pertenecen a la viuda que te llorará,
desconsolada.

No.
Sé mejor mi valiente guerrero,
violenta el camino a tu paso,
toma al viento como único aliado,
y no vuelvas la vista atrás,
hacia mis despojos,
por mucho que tengan la forma
de una conocida costumbre.

Pero
si entre sangre y polvo,
vieras crecer una flor negra,
salvaje,
rozada por una gota de lluvia
ácida,
atento a estas manos ensangrentadas
que se abren paso al galope,
a ese segundo vulnerable
que deviene inmortal.

Rindámonos entonces,
rindámonos.

www.dameunatregua.blogspot.com

jueves, 5 de febrero de 2009

Religión estética

Este fin de semana terminé la lectura de Abierto toda la noche.Ya nada volverá a ser como antes.
(post escrito en http://saberperderlanovela.blogspot.com en verano del año pasado)
Son sólo palabras escritas en 236 páginas, pero su efecto únicamente es comparable al que causó Ecce Homo en mí hace 11 años. Eso mató a Dios, Trueba ha sido mucho más sutil.
El mundo se ve diferente una vez que lo ha tocado la barita de David Trueba. Este genio autodidacta de la psicología hace que cualquier detalle nimio de mi alrededor esté preñado de contenido si lo miro con sus gafas. Gracias por pavimentar estas carreteras en mi mente, ensancharlas y ponerles áreas de servicio. A cambio hace tiempo que soy Truebista

Usted utiliza más que ese 10 % del cerebro del que hablan los cánones, y obviamente hay que inventar gente como usted siempre que se pueda, es más, debería ser legal la clonación de Davids Trueba
¿Por qué ahora los nimios detalles de antes son densos y felices, si antes rozaban la nada? ¿Por qué los Belitre son capaces de tanto? No sé, a Abelardo Belitre la lectura de una biblia le bastaba para comer, dormir y cagar en el mundo.
Sí, puede ser que el comprender el mundo, desde el más mínimo detalle, baste para ser feliz con-un-poco-de-pan. Cero de abstracción, ausencia de conceptos, y fobia a los fundamentos, simplemente intentar cerrar el círculo a partir de cualquier cosa (con ciencia, eso lo pueden hacer cuatro, no confundamos). Me chivaste ese secreto. Para mí, es fácil, sé que existen los Belitre, sé que existe David Trueba (como idem su hermano sabe que existe Willy Wilder). La religión siempre tendría que ser estética. Hay libros de cabezazos y libros de cabecera, libros-medicamento, libros leprosos, libros-cambiavidas, y libros de David Trueba.

Los Belitre, apellido con empaque. Familia en los 80 compuesta por un matrimonio con seis hijos varones y el abuelo, cuyo nombre es Abelardo Belitre y es el personaje que más me ha impactado y voy a subrayar aquí.
El abuelo Abelardo desayuna solo en las cafeterías, hablando y gesticulando. Habla con Dios cotidianamente. En su casa le tiene reservadísima una silla por si algún día le da por venir a comer.
Su culta, reposada, e intelectual esposa suele gritarle llanamente meapilas, cabronazo y lamedioses, pero el temperamental Abelardo le replica elaborando el insulto con: gran mujer venida a menos, gloria degradada de otros tiempos, o belleza ya putrefacta.
- Curioso como un matrimonio es la única habitación con vida propia, diferente e independiente, a las diferentes vidas que vivimos en otros lugares-.

Abelardo es, vehemente. Suelta bofetazos a testigos de Jehová en la puerta de su casa si balbucean algo poco potente sobre Dios.
Es una persona con alto grado de psicoticismo, pero con una vida estable con toda esa fortaleza y potencia que da tener a un Dios en las posesiones de uno. Fortaleza de hierro a la vez que castillo de agua, porque es una fe violenta, forzada en los actos, vehemente. Es un cuerpo psíquico vacío con una armadura-esqueleto que lo mueve y que es el temperamento. Este ser es temperamento.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Carta a mi mujer, Francisco Umbral

[...] El coche, el citroen, el viejo citroen GS, el coche que ya no usas, el viejo coche, María, como habrás ya comprendido, no es otra cosa que yo. No una metáfora de mí, no una imagen, sino yo mismo. María, yo mismo, que he venido a encerrarme en un cuadrilátero de sombra y sosiego, cansado de ciudad, por destilar en silencio el aceite pesado de mi prosa y mi muerte.

El citroen y yo nos parecemos, reconoce que nos parecemos. Estuvimos de moda y nos han superado otros modelos. El citroen no quiere competir y yo tampoco. No sé si te enteras muy bien, María, de lo que me pasa por dentro, porque yo sigo escribiendo todas las mañanas, entre el jardín y el alba, en mi máquina roja, obsequio de una novia treinta años más joven que yo, y cómo acabó aquello, ya lo sabes. Hago mis artículos, mis colaboraciones, ejerzo mi profesión de escritor que "escribe bien", llevo treinta años vendiéndole palabras a la gente, nunca creía que se pudiera vivir de eso, de vender el diccionario por piezas, y luego trabajo en libros como éste, un poco líricos porque no tengo otro lenguaje, no porque me guste, y bastante confesionales, espero, porque sé que escribir es siempre volverse del revés y, sabiendo esto, he renunciado a toda clase de prótesis argumentales, que son las de los novelistas de moda que se limitan a seriar sus pulcras redacciones. Redactan novelas, amor, hoy en España se redactan novelas. Juan Ramón, más cruel, decía: "Guillén está forzando un nuevo libro". Yo sé que los fuerzan, pero prefiero subrayar que los redactan, porque redactar es todo lo contrario de escribir. Hoy se llevan esas minuciosas redacciones, sin una sola intuición verbal. Vaya una mierda. [...]

martes, 3 de febrero de 2009

El occidente engañado

Hoy haremos un update de aquello que en Japón le llaman oportunidad y aquí tartamudeamos una y otra vez: crisis-crisis. Por cierto, digo yo que cuando un tema iguala o supera la reverberación mediática de Estatut pasa al lado benigno de las choteras y fetiches de la prensa.

Esta crisis fue bautizada en agosto de 2007, hace ya 18 meses, o sea que ya debería hablar y caminar. Parece ser que nació en la selva, muchos años antes, porque nadie se enteró y todos daban por estéril a Occidente, eunuco en crisis de tal calibre. Resulta que es hija bastarda de unos banqueros de Estados Unidos, pero usa como moisés al resto del mundo para amamantarse. Hasta dicen que es una hija rencorosa que quiere cargarse a su padre, el señor capitalismo.
A los 4 meses de su bautizo se empezó a burlar de él, y a los 14 le tambaleó y noqueó en los parquets. Ahora que tiene 18 y va para 26, dicen que ya es la tiña y que es una cría de dinosaurio, que hasta ahora sólo le hemos visto la cola.

Bromitas aparte, todo apunta a que sí, las verdaderas consecuencias de esta crisis tan cacareada y con tantos letreros de advenimiento, van a ir cayendo semana a semana a partir de ahora, en forma de más y más despidos, y alteraciones del sistema económico global, que está enfermo, y necesita de purga y descanso para levantarse otra vez.
Pero si es verdad que es una crisis peor que la causada por la segunda guerra mundial, tendríamos que plantearnos qué es lo que equivale en los últimos años al efecto superior de una guerra mundial. Porque engañados estábamos todos, los secundarios y los protagonistas principales, los guionistas y los directores de todo esto. La crisis ha sido la película de una gran mentira. Es lo de menos llamarlo sistema, etiquetarlo como capitalismo o lo que sea, eso es más estructuralismo o poesía que otra cosa. Importan más las realidades funcionales, todos los procesos ineficaces o corrompidos que han alterado un ritmo razonable de crecimiento. Quizás la desmesurada expectativa de crecimiento es uno, la ambiciosa creencia que la economía debe seguir siempre acelerada. Ahora a la crisis ya no se le llama como en los albores de todas ellas, desacelaración económica, ahora ya es una putada.

Probablemente el secreto sea un tema de velocidades. Nos hemos estampado por sobrepasar un límite de velocidad realista. Nadie pone freno al crecimiento económico porque parece sinónimo de felicidad, como si infantilmente los políticos no hubiesen aprendido que los excesos se pagan tanto como los defectos. Y un exceso en la preocupación occidental por tener el bolsillo lleno y el intelecto en ruinas, también suele provocar recidivas y crisis mórbidas de este estilo.

lunes, 2 de febrero de 2009

El día de la marmota

(copy-pasteo el artículo de la Vanguardia referente a esta tradición surreal y jocosa, echando de menos que no se hayan mantenido más tradiciones así de graciosas).



Washington. (dpa) - Malas noticias de la marmota 'Phil': Seguirá haciendo frío en el hemisferio norte, al menos por seis semanas más.

El pequeño animal, que todos los años "responde" el 2 de febrero en un bosque junto a la estadounidense Punxsutawney (Pennsylvania) a las preguntas sobre el tiempo, señaló que seguirá el frío, al igual que el año pasado.

Como todos los años acudieron al "Groundhog Day" (Día de la Marmota) decenas de miles de personas, para ver cómo se saca a 'Phil' a primera hora de la mañana de su madriguera, en el tronco de un árbol.

La tradición indica que el invierno durará al menos hasta mediados de marzo si cuando 'Phil' se asoma no puede ver su sombra, porque está muy nublado. Si, al contrario, ésta es visible, entonces cabe esperar que las temperaturas aumenten pronto.

La ceremonia se realiza desde 1887 y se ha convertido en un imán para el turismo, que atrae a unos 30.000 visitantes de todo el mundo.

Los expertos en foclore creen que la tradición se originó por una mezcla entre una leyenda indígena y otra de los inmigrantes alemanes de la zona.

Según esta teoría, un clan indio que vivía en Punxsutawney creía que sus antepasados eran marmotas. Los colonos cristianos trajeron su propia creencia: el 2 de febrero, día de la Candelaria, la marmota despierta de su sueño invernal, se asusta al ver su propia sombra y se vuelve a meter rápido en la madriguera a dormir.

La multitud esperó largo rato en medio del frío hasta la salida del sol hoy poco después de las 7:30 horas para que el "Groundhog Club" -15 hombres vestidos de frac y con sombrero de copa- se dirigieran hasta la madrigueda de "Phil". Uno de ellos golpeó el tronco y sacó a la marmota. Le preguntó entonces por el estado del tiempo y anunció oficialmente el resultado.

'Phil' nunca se equivoca, según el "Groundhog Club", y nadie se atreve a llevar la contraria, eso también forma parte de la tradición.

El próximo año habrá sin embargo un cambio, y es que el presidente hasta ahora del grupo, Bill Cooper, se retira, y se está buscando a su sucesor. Tiene que ser alguien con características particulares, porque "Phil" emite sus pronósticos en el "idioma de las marmotas", que sólo entiende el presidente de turno.

Los días de lluvia

De vez en cuando te asaltan esos deja vus biográficos como hoy, en que un día de lluvia de esos de la infancia parece actuar de máquina del tiempo dentro tuyo. Un día oscuro en la mañana, bien mojado fuera, en el que al cuerpo parecen crecerle unas ganas por estar recluido dentro de casa o del colegio y olvidarse del afuera.

Esos días en que parece existir una neblina que no se ve, una neblina hacia todo lo exterior como si indicase que es imposible visitar todo lo de fuera, y un viaje en avión a lo lejos podría hacer llorar en un día como estos. Porque es un día trastocado, alterado, un día al revés, un día sin luz. Y afuera todo está mojado como un patio de colegio. Horas para arraigarnos a nuestro habitat de interior, sintiéndonos a gusto en nuestro centro geométrico habitual.

Todos queremos quedarnos adentro, a resguardo, en calor, viendo llover. Porque dentro hoy los sonidos resuenan más, porque hoy la atmósfera se ha plegado y ha entrado dentro, todo el mundo dentro esperando el día que cambie afuera y aclarezca. Día de botas catiuscas, de cromos mojados en los charcos, de serrín y periódicos en los suelos.

Días británicos extraviados por el mediterráneo, días que alteran las hormonas sin querer, única explicación para la transfiguración emocional y sensorial que producen. Los poco hormonales nunca sospechamos de la anarquía circadiana, de esas micro-dictadoras que gota a gota invaden los días sin antídoto cercano para disuadirlas.

domingo, 1 de febrero de 2009

Fisioterapia de la verdad (homenaje a un millón de locos)

Releo y disfruto estos días El hombre que confundió a su mujer con un sombrero del neurólogo Oliver Sacks. Autor de diversos libros que adaptan los síndromes neurológicos a los oídos de lectores detectives del cerebro. El filósofo se convierte en sabueso cuando un mecánico del cerebro como Sacks le empieza a mostrar las averías de las entrañas del procesador. De ellas se desprende una miríada de conclusiones, al poder observar nuestra psique desmontada, porque eso es lo que consigue el genial Oliver.

La religión, la filosofía, las artes, la historia de la literatura, el colisionador de hadrones... todo se ha desplegado monumentalmente a partir de las minúsculas células del cerebro, a partir de ese núcleo subatómico donde está el secreto de todo ello. Los griegos ensartaron el conocimiento a partir de cosmos y arkhé, pero no vislumbraron que en la química de sus cabezas podía estar el origen de todo. Las técnicas de neuroimagen y la psicobiología pueden ser los desveladores del futuro acerca de las preguntas existenciales de los hombres. El mundo invisible de la conducta humana lo será mucho menos cuando se puedan retratar, medir y comparar, muchos aspectos de nuestro hacer invisible.

El mismo médico retratado como protagonista en la película Despertares, ofrece capítulos en su libro que ya se anticipan a esa apertura de la caja de Pandora. En el que versa sobre la afasia(pérdida de cierta capacidad para producir y/o comprender lenguaje), narra como los enfermos de este pabellón no paraban de desternillarse ante el discurso del Presidente. Se trata de afásicos receptivos o globales, incapaces de descifrar el código lingüístico, no pueden entender palabras. Pero la obra de Sacks desvela continuamente el maravilloso poder de la compensación. Todo enfermo desarrolla una capacidad alternativa para compensar la cojera que haga falta, de forma que a una minusvalía le plantan una hipervalía. En el caso que seguimos, estos afásicos también desarrolllaron su superpoder. Se hacen expertos en desvelar las claves extraverbales del lenguaje: tono de la voz, entonación, énfasis, inflexión, así como las claves visuales: gestos, expresiones, repertorio personal, actos inconscientes... y lo hacen cien veces mejor al común de los mortales, como los ciegos oyen y huelen mejor que los "sanos".

Así también se produce una anatomía episódica del lenguaje. Ellos se han hecho unos especialistas en detectar mentiras por ejemplo, en base a todos estos minúsculos matices que acompañan la expresión, son escáneres de este tipo de cosas. Se desternillaban con el discurso del presidente porque evidenciaban como nadie todo ese mercantilismo verbal, ese sofismo descarado, caricaturizado por sus escáneres no verbales. El presidente les parecía un payaso de circo lingüístico. Se reían del ridículo humano que suponía tanto escaparate a la impostura.
Un "loco" de estos haría mucho más en un jurado que en un pabellón psiquiátrico, y algún político también haría más en un circo que en un escaño (maneras de cambiar el mundo, capítulo dos).

Todos los libros de Sacks están preñados de este poder desvelador que asusta al más ingenuo. Sucesión de héroes anónimos a los que se les apaga un continente de la vida y poco a poco les va creciendo otro, con tesón y esfuerzo, obrando el milagro de vivir donde no había espacio. En sus historias yace el secreto de la vida, cuando la verdad ha sido completamente revolcada, trastocada, traumatizada en accidente, y por una vez es la dominada y se puede asir en su rehabilitación, siempre con la condición de ese homenaje a los héroes anónimos.