viernes, 14 de junio de 2013

Perro pachón


El sol de las 6 de la mañana ya es rockandrollero. Ya está cachas a esas horas primerísimas de neonato.
Las villas despiden el rocío oloroso al amanecer, en sus jardines edénicos, jubilados y alquilados. Un fenómeno clásico de existencia canaria, privilegiada o balear.
El blanco nuclear de estas casas las hace inmutables, imperecederas a la innovación y los siglos, eternas o casi.

El día pasa perro pachón, ensiestado de sudor, piscinero, indolente, hasta llegar la noche.
La luz resacosa, vieja, almíbar, de las farolas de los pueblos costeros de toda la vida. Si no las han cambiado, si son las mismas de hace unas décadas. Han cuajado una textura como si se hubiese formado un ámbar fotoeléctrico, añejo y matizado. Son antorchas de ámbar quemando por el pueblo, mientras se dejan que se posen las noches.

Una melodía estupida y banal de resort arruina toda una vasta bahía monumental en su dramática despedida del sol. No estaría mal un psicópata guillotinero cuyo móvil fueran razones estéticas y artísticas. "El cocodrilo cómo está, co-co, el cocodrilo cómo está" reza la agresión, con voz de xuxa obesa teutona.
Una ira telepática hace apagar el equipo de sonido. Llámame Damien.

No hay comentarios: