miércoles, 5 de junio de 2013

La fortuna resbala


Despierto a las criaturas del bosque con la canción venidera de Pink a las 7 de la mañana. Esas canciones que se sueldan a la primera, sin el martillo pilón de la radio de por medio. La música alta en primer plano absorbe como un paño la escritura.
Hoy es junio, me han robado el mes de abril, y el año 2009 entero también, cómo pudo sucederme a mí, todos estamos expuestos a los atracos, a los butrones, a los robos con violencia, en el siglo XXI con tecnología y la alevosía de siempre. Pero estoy feliz, pese a esta cifra astronómica birlada, arrebatada, que nada tiene que ver con los mercados, cometida por un amigo maligno, de esos que cruzan algún día por una vida.
Tras denodado esfuerzo, el tema ya me resbala. Uno comprende que el dinero, criatura viral verdácea, a veces tiene una fuerza interna que se fija ir a parar a determinados lugares. Allí luego lo quema y lo arrasa todo, y vuelve con cara espantada de niño. En las loterías, una tumoración de esperanzas se mueve grasienta en el bombo, sólo se regala dinero, nunca la inteligencia para no destruirte luego la vida con esa potencia fortuita.
Nunca me han secuestrado a nadie, a un ser querido, sólo dinero. Y uno siente alivio cuando le dicen que ese dinero ha muerto, que te lo han robado, que era cuestión de un ladrón y no de un disminuido psíquico. Al final era todo una gran subvención a ciegas, como la vida en dictadura. Eso tan humano y que toda criatura en la historia ha practicado, de ser porculeado y sonreír, de ser hostiado y seguir, de ser manipulado y ceder un territorio caprichoso de dignidad a un tercero, al que le va la vida ocupar las asentaciones de los demás de una forma perentoria, cabalística y funesta. Qué bello es ver morir a tu enemigo en el salón de tu casa como un patán agonizando de sí mismo. La venganza puede ser fría, o puede ser artística y bella, espectacular para cualquiera que pase.
Muy pronto en sus quioscos.

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