sábado, 6 de abril de 2013

Cala Pregonda


Cala Pregonda. Parece venir el nombre de pregón. Pregón del espectáculo de la naturaleza hecho litoral, estamos en un pregón viviente.
Llegas por unas colinas de verde luminiscente. Entonces la arena es roja. Empiezas a disfrutar del mayor derroche de color en la naturaleza, que nunca he visto. Caminas y en un recuadro de la mirada tienes amarillo, rojo y verde a franjas. La granura amarilla de las flores reptando, el verde turquesa de la lavanda costera, el rojo de la roca porosa. No, el amarillo huevo de la arena de las dunas, el verde mate del brezo melenudo, y el plateado de unas rocas alternativas. No, el azul horóscopo del mar, el yema glaseado de los islotes, y el verde fosforescente de las algas.
Es un Timanfaya armonioso y posado, sin la culpabilidad de un volcán, pero son quizás los dos únicos lugares con todos los colores del fuego, del verde al rojo pasando por el azul.
Es un paisaje que te prende por los huevos, sin más.

Encima el horizonte es daliniano, un cuadro viviente con esas rocas glaseadas como islotes en el fluido del mar, como si Dalí ya hubiera sido realidad mineral en el pleistoceno, antes de cualquier vida.
Es un paisaje que vocaciona pintores espontáneos, digno de coger una paleta, un lienzo, y recrearse. Como una obligación que impone el lugar.

Es abril, sólo cabe admirarla florecida y frondosa, sin poder usarla, bañarse, un hecho colateral del verano.
Yo me transmuto en el Señor Fotegui, nipón y ametrallador de fotos, pues esto es un pregón de la belleza y estamos en un festival furtivo de la fotografía.

http://www.flickr.com//photos/jordiny/sets/72157633173156257/show/

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