sábado, 23 de febrero de 2013

Romper el silencio


Perdido el hábito lector, y el hábito escritor desparramándose por el suelo. Porque es profesión, y ahí está el mérito de levantarse cada día y darle al pico para arar lenguaje. Es fácil esperar que un tren de acontecimientos te embista, y que la prosa salga automática. Pero la vida te llueve lo que te llueve, y hay que saber rascar los días cuando no vienen tupidos.

Tampoco he hallado un formato temático para que salga un libro, un órgano externo de mi creatividad. De momento pienso en dar forma a un "Muestrario", a un "Aperitivo", como títulos. porque lo escrito hasta ahora es demasiado voluble [y lo escrito es lo publicado en el blog, no mucho más].
Y aparte, tengo un síndrome de escritor ágrafo, aquel que no acaba moviendo un dedo para publicar. He proyectado aquí visitas a agentes y pregúntenme qué he avanzado en ello. He recopilado cero coma posts para juntar ese "Muestrario" evanescente.

Sólo me queda aplicarme, recuperar el ritmo fecundo, seguir repostándome con buena lírica. Por medio se colarán dos asignaciones de Psicología: trastornos del Desarrollo, y Diseños experimentales. Más un trabajo de fin de grado sobre la superdotación. Entonces me darán un título, cosa que rechacé tener durante mucho tiempo, pues prefería siete subtítulos con borrones. Pero la incertidumbre hace que hasta los místicos hagan una carrera y paguen peajes. Si todo va bien, esconderé ese sacrilegio de ser licenciado de psicología por la inmunda UB, oh pulcritud.

Y tengo que barcelonear más, viajar a la capital y glosar la marabunta en maquetas que se esparce por la ciudad.

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