domingo, 24 de febrero de 2013

Diario de


Tras una guerra de pareja - eso que vienen a llamar crisis, y así dejar de ver lo bélico de las relaciones de a dos por pura ingenuidad -, firmamos la paz de la Diagonal, y acudimos a una cena prevista para esa noche en casa de unos conocidos. De los cuales sólo conozco historias, es ayer cuando les pongo caras, gestos, dinámicas, y empiezo a desbrozar toda la paja que llevamos las personas en sociedad, pese a que sólo nos interese el tuétano, calar el alma y el núcleo de las criaturas cercanas. El mundo es una gran foto movida.

Cinco horas después estaré regurgitando y vomitando entre bramidos de bestia, los moluscos y bivalvos que ahora empiezan a servirnos, y que yo ignoro tanto como el tuétano de los anfitriones, los dos vestidos de negro y que conocí en labores de guiso pescadero hace nada, uno al vapor, el otro en la liturgia untuosa de vegetales y peces, a ofrecer en la pira que es el horno.

Todos nos analizamos, lenguaraces, pero escaneando al desconocido que ejerce el turno de protagonismo. Leemos entre líneas. Se acaba sedimentando lo que somos, entre idas y venidas de temas, en sucesivos cambios fortuitos que aportan retazos movidos de quien somos. Después en casa se recompone el puzzle y te das cuenta del olor a currante que tenemos los cuatro, tipos laboriosos, que llevan mal lo de relajarse. Eran cuatro espíritus en una mesa sacudiéndose sus farragosas existencias. Cuatro tipos maduros, bregadores, amueblados de lo cabal, pero beligerantes con sus metas y crispados hasta conseguirlas. Creo que cenamos adrenalina, o la eruptamos.
Hablamos por cierto, de un un maquillador ex-banquero, un broker poeta, una ex-química wedding planner, y un patronista ex-pedagogo. El Circo del Trol o los chiripitifláuticos.

Después está el binomio de cada pareja, su formulación matemática de contrapesos y compensaciones, que ya es mucha ciencia para un primer encuentro. De la cita de dos parejas brotan luego automáticamente los manguerazos de palabrería, como si estas citas tuvieran su razón de ser porque generan tres o cuatro tomos de comentarios posteriores. El mundo es una gran foto movida y no paramos entonces de buscar espejos.

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