viernes, 19 de junio de 2009

Y decía Hume

Y decía Hume algo tan bestia como que sólo somos un agregado de instantes. Y uno mantiene una muralla de intolerancia a Hume, durante unos años, décadas, o toda una vida.
Mucho más que muertes de Dios -algo más pictórico- o postulados esquivando a la Nada -siempre un meollo esencialista, desecado e hiperabstracto-, Mr. Hume se lo carga todo, como un psicópata hacha en mano en la historia de la filosofía. Porque se carga al sujeto, le quita toda permanencia, afirma un ser humano sin identidad.
Somos una sucesión de yoes, que fenecen en escenas, una serie casi infinita de diferentes estados neurológicos. Una parcelación infinitesimal de la personalidad que queda troceada y suspendida.

Este planteamiento con el copyright de empirista, se empieza a nublar cuando se asoman en nuestra reflexión los conceptos de memoria, referencia, estados neurológicos comunes... que en la práctica, consiguen que tengamos la creencia que existe, una permanencia y una identidad.
Pero también la idea de Hume provoca rechazo. A nadie le gusta imaginarse como una sucesión de yoes, y la muralla emocional anti-Hume se yergue sólida y rápidamente.

Ese relativismo radical, el relativismo de un posible yo, punto de partida de cualquier conciencia, lo placamos en el segundo tres por bestia- y bestia es igual a descenso de humano a animal en nuestro nombrar. Nos asusta la inconexión, la aparición de un síndrome amnésico de la ontología si se escucha a David Hume. Hume no sólo niega a Parménides, también se carga a Heráclito porque tanto lo observado como el observador mutan infinitamente. Si uno visualiza uno de estos marcadores demográficos de internet, y ve la rueda sin parar de nacimientos, muertes, contagios, que se producen vertiginosamente al instante, se entra en un ambiente con olor a caos y locura aleatoria, que sintoniza con el mariposeo de cualquier fundamento de Hume.

Es difícil articular una defensa de Hume, no absolutoria sino parcial y conciliadora. Desde el exigente plano matemático tiene razón, y nunca dos estados personales son idénticos. Entre seres mucho más inteligentes que nuestra especie, con mentes de tipo procesadores pentium mucho, tendría sentido una terminología milímetrada de los "yo", "yo prima", "yo alfa", "yo ene"... y captar matices que nuestros adjetivos sólo cubren como mantas. Tener escáneres diez veces más potentes y una capacidad de procesamiento de un 1000 % más en milésimas de rapidez, ayudaría a que la psicología de la calle y la de la universidad hiciese uso del consecuente cálculo diferencial que las teorías de Hume o cualquier empirista conllevan.
En nuestro modesto nivel cognoscitivo, tanto da sueco que suizo. Nadie es capaz de trillar sus estados personales y hacer un catálogo portátil de sus decenas de variantes. Sólo lo esquizoide, lo médico y lo hormonal nos afilan las antenas de nuestro sentido de la identidad.

Pero para los amantes de la definición y la precisión, por gusto, trabajo o necesidad, les hace falta tener presente la visión polar y extremista de Hume. Cada mañana o tarde somos algo nuevo y diferente, quizás casi repetido, pero siempre aflorando. Un Jordi1125 o un Luis32456ab2, "matemático-y-rosa". Algo que derrapa en la curva del Sentido y casi se sale, pero que reconocido, permite saber el traje psíquico con el que afrontamos la tarea en cuestión, véase toreros, motociclistas, parejas en tarde de confesión, traders, escribientes... y todo hijo de vecino preocupado por su rendimiento en algo y los condicionantes de ello.

4 comentarios:

Jordi Santamaria dijo...

Post sorteando la paja mental, que espero que se haya esquivado.

elnaugrafodigital dijo...

Las cuestiones identitarias, tanto personales como geográficas, son tema que puede echar por tierra cualquier intento por acotarlas racionalmente. Existo, luego soy, diría yo, quedándome tan ancho. Y a ese sucesión de instante humística, le diría yo que, mire Vd., hay más que eso, porque esa sucesión no es imprevisible ni caótica, sino que se desprende de modo más o menos predecible o repetido. Al menos, si hay cierta cordura.

elnaugrafodigital dijo...

Pero digo todo lo anterior dando palos de ciego, como se habrá visto.

Jordi Santamaria dijo...

Sálvameee, soy un náufragooo

la la la

gran tema fiestero naufraguil sí

:)