jueves, 18 de septiembre de 2008

No a la paz

Con estos títulos pronto creeréis que tengo dos cuernos rojos y soy un pequeño diablo tatuando este blog. Un café con leche por favor.

El ser humano lleva un intachable expediente de ser destructivo. Una interminable lista de guerras, expoliaciones y genocidios, presentes aún en nuestro siglo XXI. Esto no justifica la guerra, pero tampoco justifica la paz. No hablo de otra cosa, otra vez, que del pensamiento dualista. Cuantas veces no se ha conseguido la paz por oponerla simplemente a su contrario. Todas?

Reducir la violencia a un fenómeno tan poco complejo como la exterminación del mal, suena más a capítulo de SuperRatón que a política o sociología. Hagamos política sentimentalista en medio de la sinrazón, aticemos más la barbarie. Yo no he visto a ningún científico que se precie escribiendo corazones en las muestras de su microscopio, o haciendo vudú a la nueva especie cefalópoda descubierta. La violencia parece que nos importe poco para tomárnosla con la precisión que se merece, con la sincera y justa seriedad que requiere. Otra muestra que nuestros políticos no eran ni mucho menos los listos de la clase, o nuestros sociólogos no eran los menos funcionarios en sus universidades.

No reduzcamos todo al bien y al mal, maniqueísmo vago y vehemente. Debajo de la costra de los nombres hay un proceso complejo multicausal y de varias dimensiones. Seamos un poco más científicos con la violencia, extendamos de una vez la ingeniería social y psicológica. El País Vasco, Irak, Al-qaeda, se han de tomar tan a la ligera como para no analizarlos como se merecen? Ligerez sentimental, moral o temperamental? Basta un no a la guerra, una manifestación, una pegatina en la solapa? El típico trámite de siempre que no ha evitado la enésima nueva guerra?

La originalidad frente al eterno retorno a lo mismo. Ejemplos: no considerar que hay una bolsa social ineludible de promesas a terrorista en una zona determinada, que hay una serie de implementaciones sociales indirectas que son bálsamo de olvido para sentimientos patrióticos, que a todo nacional-ismo le sigue inevitablemente un contranacional-ismo, que existe una ingeniería diplomática a pie de calle, que la prensa audiovisual obvia que todo tirano dictador se crece y multiplica agrandando su leyenda mediática...

2 comentarios:

elnaugrafodigital dijo...

Habría que matarlos a todos.

Porerror dijo...

Buena entrada, Jordi. Me interesa muchísimo el tema de la(s) guerra(s), y dices cosas muy hondas, verdades como puños.

Lástima que te quedes en las preguntas, me hubiera gustado ver qué proponías. pero bueno, hacer a la gente pensar ya es algo importante. ¡Adelante!