miércoles, 19 de diciembre de 2012

Milagros: La ciencia en un pupitre 1/2


Lo bueno que tiene la ciencia es que a millones de niñatos que soltamos "ay-es-que está lleno de conceptos raros, densos y abruptos"... --> ala niño 3 tazas, te zampas la física, la química, y por remolón la termodinámica entre discotecas. Y te voy a matematizar la vida hasta cuando ronques.

De las pocas cosas no viciadas que tiene el ciclo vital es el contenido de la educación. Se fuerza a miles de niños a seguir los pasos dejados por una élite cultural. Se fuerza a que se instruyan en una ciencia y humanística que ni de ellos se derivaría seguir, ni sus padres serían capaces de alcanzar a transmitir. A veces no nos damos cuenta que el progreso tiene su mecanismo viviente aquí.

El mundo es mundo porque por un pequeño colador de la Historia, filósofos y científicos han podido cultivar una vida en pos del saber, y han ido colando y acumulando una verdad que después ha dado cohetes, vacunas, trenes y microprocesadores. Se ha hecho y se hace al margen del gran pelotón humano que está por en medio. Pero afortunadamente, lo cabal del mundo ha podido con lo absurdo, y se ha establecido una tradición de absorber los conocimientos de una élite, tal vez la única válida, ajena a las veleidades del mundo.
Ni antes de la crisis, ni mientras, ni después, aparecerán en el culebrón los verdaderos científicos, los que sacan las castañas de los átomos. Crisis bancaria para ellos un hecho mundano y micro-ombliguista, para esta raza de antropoides que trabaja en su rincón, revolucionario pero abstruso del mundo.

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