miércoles, 19 de septiembre de 2012

Turn On, Tune In, Drop Out


Yo en otra vida, fui psiconauta. A finales del siglo XX, una vez desestimada cualquier salida académica en la universidad y fuera de ella, topé con el libro de Escohotado, Aprender de las drogas. A partir de entonces empecé una carrera de admiración hacia las sustancias psicodélicas y su potencial aplicativo. Fueron unos años de consulta de monografías y artículos continua, con muy poca experimentación. Hasta que colgué las gafas de esa vocación, por no poderme dedicar profesionalmente a ello, o me agoté en esa travesía en el desierto.

Me complace hoy en día, ver que el estudio de las sustancias psicodélicas sigue teniendo fortines que resisten el vacío de los vacíos. MAPS, la organización científica de EEUU que experimenta con estas sustancias, sobrevive y sigue aportando datos sobre ellas a la comunidad científica. Erowid, sigue siendo una especie de enciclopedia en la red sobre el tema, además de otras webs afines. Y descubro, que cada año se organizan Jornadas y Congresos, en diferentes ciudades, como la Psychedemia de Philadelphia, Bioneers en San Francisco, Horizons en New York o el Psychedelic Science de Oakland en 2013. En España, estos congresos también ocurren, encabezados por el antropólogo Josep MariaFericgla, con la presencia de los más destacados investigadores del mundo. Editorialmente, son los libros de La liebre de Marzo, los principales en acercarnos obras de autores locales e internacionales.

Sigue siendo territorio marginado y prohibido por lo que yo creo que es una legislación supersticiosa, miedosa y moralista. En un futuro, ningún tipo de sustancia será negado a poder ser investigado, sea blanca, negra, judía, o prostituta. Sí, hoy en día hay ciertas sustancias oprimidas en una prisión moral de la humanidad. Es tradición con el pasar de los siglos, liberar a grupos de ideas de esta cárcel, como en su día pasó con el heliocentrismo.
Siempre he tenido fe en el potencial de estas sustancias. Para mí es un ovillo a desenredar, trenzar y tejer, tampoco son la panacea de todos los problemas. Pero simplemente tienen una acción que influye en los neurotransmisores de varias zonas del cerebro, y confieren estados alterados de conciencia. Es decir, si existe un núcleo cortical encargado de las funciones superiores de conciencia humana, sería la diana de estas sustancias. Digamos que ese núcleo que naturalmente existe, acomete las funciones más íntimas, personales y trascendentes para el individuo. Es terreno cenagoso sí, la intimidad individual frente a grandes colectivos suele tener una casuística que va entre el blindaje y el negocio. Ese espacio rector de la conciencia ha sido gobernado durante siglos por la religión. Y la ingesta de una pastilla es hábito aceptadísimo para que te deje de doler la pierna o se te vayan unos granos por sí solos. Pero para tener una experiencia mística, como que todavía no pertenece a este mundo actual.
Entre los legisladores que se acercan al tema incrédulos e incriminantes, y el gran rebaño que no tiene esa intrepidez para osar el viaje interior, y sólo lo transitan equivocados jóvenes con ademán politoxicómano, intrépidos y, temerarios. Entre tales condiciones, no hay espacio posible para una corriente suficiente que vehicule y haga trascender los beneficios de estas sustancias ancestrales y neuroquímicas. Sólo continua el trabajo en la sombra de tipos dignos de ser conocidos, cosa que espero ir haciendo a lo largo de mi vida

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