domingo, 29 de julio de 2012

El mayor poder es invotable


Uno de los recovecos realmente vulnerables de la humanidad, mucho más allá de las muescas de los vicios, son las manos que controlan el armamento nuclear, el diseño de enfermedades y la investigación futura.
El mayor superpoder de la Tierra, con un alcance para poder destruirla, sucede en edificios como en el que estamos, y lo gestionan personas con su padre y su madre, una infancia en una escuela, y una adolescencia más o menos convulsa como la de todos. Científicos y políticos - los que las idean y los que las administran -cuando el asunto está entre sus manos, tienen ese mismo lapso en la cabeza que tú y que yo, ese río de pensamiento, plagado de libertad, para que aparezca cualquier tipo de ocurrencia. No dejan de ser seres libres, falibles, y normales. O no.

¿Qué pasaría si algún científico clave enloquece? Los científicos parecen los seres nobles del planeta, a los que nunca se les oye protestar, no protagonizan escándalos, son malpagados, y encima el futuro de todo depende de ellos. Parecen llevar bien que el CEO de un banco les multiplique por 100 lo que ganan, o que un cotilleo vendido suponga lo que ganan en un año. Ellos de mientras se pelean con el futuro del planeta.

Digamos que los informes y dispositivos que entregan a políticos, son jeroglíficos acatados como si les hablaran chino. Tan fácil como cambiar unas fórmulas aquí, unos números allá, y nadie se cuesca de nada. Cierto es que hoy en día las cosas suceden en comunidad científica, comisiones reguladoras, etc., eludiendo el libre albedrío individual. Pero el protagonismo es el mismo, cierto gremio ineludible ostenta la responsabilidad de usar ese poder de una forma cabal, como el poder atómico. Y sí, dichosamente el gremio bancario es el mejor pagado pero su poder de destrucción no llega a cotas cósmicas. Y tampoco, la sociedad es consciente del valor de esos frikies nobles para la supervivencia de todos. Es el mayor poder, cratos, y es un poder invotable.

Algunos pensarán, y es que qué otra cosa pueden hacer? Pues en teoría tendrían el mismo derecho a corromperse como otras esferas de poder, o a actuar negligentemente, o hasta a importarles un comino la gente.
No se escapan de los lodos humanos, el autor de la matanza de Aurora (Colorado), era una de las más firmes promesas de EEUU en la investigación neurocientífica, y de repente enloqueció y ahora está pallá. Como si le hubiese dado por propagar un virus de diseño letal al manazas. Estamos hablando de mentes que multiplican por 100 la inteligencia del señor Botín de la calle, y un poder gigante e invotable, que a todos se nos escapa y forma parte de tiempos futuros. No de éste.

No hay comentarios: