lunes, 16 de enero de 2012

Feliz cumpleaños


Nunca me importó cumplir años. No entendía esas caras de pavor sincero de la vecina al recordar dos numeritos. Ha tenido un año entero para repetírselo y hacerse a la idea, a menos que se le haya olvidado, pensaba yo. Aparte, siempre había gente que estaba peor. O mucho peor.

La edad, es una atmósfera en la que vivimos, un órgano propio exterior que no se puede extirpar. Está siempre ahí envolviéndonos, pero a pesar de eso a pocas realidades se le puede poner más empeño en esquivar que a la edad. Es un bulto flagrante ahí en medio, un mueble mal puesto que sin embargo somos capaces de sortearlo en un complot cognitivo de finísima factura.

Poco a poco se acerca un cumpleaños nuestro más a la catarata de comentarios Facebook, que es donde se certifica hoy en día la muesca del tiempo en nosotros. Es un globo sonda enorme, que va ocupando el horizonte vital del mes, pero un resorte interior es capaz de desviar la mirada y hacer pasar el globo por detrás de la cabeza, lentamente, como si no hubiera pasado nada. Es como inventarse un nuevo chakra concentrado en el cogote para dejar allí toda la edad posible.

Con el mismo arte, somos capaces de reinterpretar post-its de la vejez llamados arrugas, fantasear con universos paralelos donde no existe la flacidez, y huir hacia adelante después de notar un achaque diferente y nuevo en el chasis. Una cifra, escueta y precisa nos tatúa la verdad. Los cojones, piensan algun@s, en una décima de segundo. Y a partir de ahí, esa cifra pasa a ser mágica y estancamente el secreto más blindado de sus vidas, como si desvelarlo les hiciese explotar y desintegrarse en agua chillando como en la matanza del cerdo. Se falsifican DNis en Kao San Road y hasta se intenta entrar a Bikini por las tardes para recibir un espaldarazo al ánimo restaurador.

- Pero dime tu edad! Y los ojos se hinchan como gorgonas al oír una cifra al azar que son ocho años menos de los oficiales, bueno, cuarenta y... plasss, ostiazo al canto por haber mentado la década-de-no-retorno. Se toca, ok, no me he desintegrado. Felicidades, felicidades, felicidades, stop it, no lo rebocéis, no hagáis fritanga de ésto, detengamos este ritual milenario en que todos os postráis y me dais mirra, mientras me cuelan otra cuchara de jarabe mortal por el otro lado.

Y la verdad es que puede que haya necesitado este post, ejercicio lírico, para acabar de cristalizar la asunción de los 35. Ya empezaba a ver destellos de Messi en mí y a la edad detrás con flato. Porque no deja de ser un fracaso personal requetedisimulado eso de escatimarle y racanearle a la edad, algo flagrantemente escondido, tan mal como se esconden los niños pequeños jugando al escondite, pero con cuarenta años en cada pata

1 comentario:

Yves dijo...

Quan fem anys, els sumem des de l'inici o els restem cap a la mort?

Felicitats