miércoles, 27 de enero de 2010

La llamada del arte y el Tribunal de dignidades colectivas

Este autor, afanoso de desvelar vetas escondidas de la sociedad que se quieren ir de strankis, pozos disimulados que contienen un mundo detrás, quiere faenar esta mañana con la pátina inocua de grandeza que todo artista se aplica sin querer o queriendo.

En la llamada del arte, por primera vez cuando se avista tierra en años tiernos, y posteriormente cada tarde cuando sus bellos alaridos nos despiertan las ganas de crear, siempre que pica al timbre el arte uno se enorgullece de su visita. El arte nos da una pátina extra de nobleza, porque parece que su lugar esté aquí en las alturas, bastante en oposición a las bajezas de otros instintos y conductas. Hasta nos parece hecho de efluvios, ser de estado gaseoso. Y tiene una facilidad enorme para enroscarse en la identidad de uno. Casi nadie censura la vocación al arte de un cercano, y suele ser elogiado.

La cuestión es hasta qué punto se es más noble por dedicar partes de sus vidas al arte. La respuesta, del propio arte, podría ser cero, o que cuanto más aumenta su precio menos puede alardear de nobleza.
Hay en el arte una atmósfera de gratuidad mientras se crea en que nada habla de precio, luego los precipitados finales se entregan a una máquina-horno, que etiqueta y parcela los costes de todo, cuando se mundifica-socializa la obra. Fulanito en el salón de su casa tejió entre vasos del Ikea y comida precocinada su mundo, luego se fabricó el producto acabado que sólo sabe vivir en estanterías de tienda. Después hay un arte efímero, destellos entre amigos, frases célebres que nunca se registran, gestos eternos que nadie más los verá, escenas ejemplares sin ninguna cámara delante. Ese arte es mucho más gratuito, fortuito también, ocurrente en esencia, incidental, no buscado. Y un arte anónimo, sin precios ni grandes públicos, más elaborado pero con bastante de accidental y de irse por una cañería.

Pero aparte de costes y precios, el artista es un privilegiado, un actor del reparto con mejor papel que otros, alguien que puede hacer la mayoría de cosas que los demás hacen, pero además elabora otras que sólo están reservadas a unos cuantos. Allí la pátina de nobleza es absurda, porque no hay igualdad de condiciones. Y un artista reconocido, es como un afortunado subrayado en fosforecente, que debería ser todo menos desagradecido.
Luego claro, ves que hay mamelucos reconocidos que en lugar de ser desgraciados genéticos subrayados a doble línea, son trepas que se han colado en altares de la sociedad por chupársela a, casarse con, o dar patadas a. Entonces admitimos nobleza de artista como animal acuático, o lo que sea, y en lugar de pátina un encofrado de dignidad. O simplemente, hablemos de estadios evolutivos distintos, y de cercanías o lejanías a prehistorias y edades medias. Al final, el tribunal de dignidades sociales y colectivas, pudiendo ser por un lado una cosa de vida o muerte, acaba siendo más bien una ruleta de audiencia televisiva digital. Motivo más que gordete para pensarse eso del arte o desenamorarse de él. O tal vez ver que con sólo arte no se llega a ningún sitio. Y también vale para la II República Española, sus buenas y nobles intenciones, y su falta de sangre y fusil para controlar lo que se advino luego.

3 comentarios:

DAviD dijo...

Por lo que deduzco el escritor del blog tiene una veta artística , yo como no tengo una llamada artística poco puedo aportar , pero en mi opinión ¿ hay gratitud en el arte? No se habla de precio en la creación artística ¿ El artista es un ente que no esta en este mundo? me gustaría poder coincidir contigo o quizá es que yo estoy en el arte de segunda o lo que no es arte , si coincido contigo en que el verdadero arte eleva el espíritu , de hecho por eso la Iglesia ha invertido tanto en Iglesias y catedrales , o las grandes corporaciones se mueren por contratar al arquitecto de turno .
Respecto a mis discrepancias se basan en una suma de anecdotarios desde un Cela registrando todos los artículos y jactándose de ser la GM de la literatura http://www.tu-dresden.de/sulifr/cela/nachrufe/vanguaria.html
, o los de la generación del 27 apuntando las cuentas de la lavandería en los manuscritos de sus inmortales novelas claro que quizá con dos ejemplos intentar desmontar tu articulo denso es muy arrogante , me gustaria seguir discutiéndolo .

carmen dijo...

El arte tiene tanto de "destellos divinos"(manifestación del ser en la forma) que pierde su esencia cuando se le pone precio.
A veces hay artistas que, para dójicamente ,tienen la capacidad de conmover con su arte y no tener ningún destello de luz como personas

Mònica dijo...

No creo que lo importante sea que en momento dado pongas precio a tu arte, sino que vendas tu manera de crear por ese precio, que ese precio cambie tu esencia.