viernes, 29 de enero de 2010

Carta a una socia [Boran tu SL]

Son tiempos de ocupar la vida en negocios. ¿Por qué? Pues obedece a dinámicas, a maneras de ponerse a funcionar más que a maneras de ser. Y como siempre, se debe a la gran vertiente de las circunstancias, matriz de lo que finalmente filtra y fluye.

Desconectar ese cable, el que mantiene atada a tu gran aliada con el mundo impuesto, es una bonita oportunidad. El cable que el 90 y tantos por ciento de los congéneres tienen que llevar de serie, y por donde pasan cada día los despertadores asesinos de la calma, con sus madrugones a quemarropa, el ser un bulto más en el metro asardinado hacia el tajo, el estar la mitad de tu día despierto a las órdenes de un capo, las nóminas cercenadas en una cifra que amputa las expectativas del futuro, y un marchar más cercano al esclavo, con horizonte tapiado, y aliento de la limitación en la nuca. Se quiera luego maquillar en cientos status de facebook, nos miremos en el espejo de los que son como nosotros, o bajemos los brazos para siempre asumiendo una derrota puede ser que justa.

Ayudar a alguien que quieres en esa especial cirugía existencial es algo justo, y más bien consecuente y necesario. Y aunque esto huela a salvación y redimerutinas, siempre se acaban salvando los dos, y no es más que un extenso y debido agradecimiento. Qué coño, no quiero que esto suene a salvación de nada. Somos una sociedad, para lo bueno y para lo malo, para lo doméstico, lo metafísico y lo terrenal.
A la posibilidad de ayudar a alguien, se une la posibilidad de ayudar y salvarme a mí. Con mi abundancia desértica de horas, horas que a veces parecen hacer pompas de jabón, y se atrofian deshinchándose en agobiante y paralizante abulia. Maletones de tiempo huérfanos de proyectos.
Se podrían cristalizar en muchas cosas, desde montar una editorial a crear una fundación de investigación antropológica, pero básicamente las empresas de este tipo se acaban forjando en grupo, sociedad, aunando esfuerzos colectivos, en compañía y no en titánica soledad. O bien ahí no llego o no sé funcionar.
Y en mi activo social, principalmente está un tú concreto, que es quien me acompaña y apoya en la faena diaria para construir cosas, y dotar de sentido los ires y venires. Y los otros no están. Un neg-ocio es una gran manera de placar la ociosidad rebosante como bien señala su etimología.
Todos los caminos llevan a Roma, y si tú hubieses elegido una bifurcación hubieses tirado por ésta, y yo si hubiese ido a un médico, me hubiese aconsejado ir por las mismas.

Y en ese Tente estamos, en esa construcción ociosa que se hace vocacional, y en ese proyecto innecesario que se hace indispensable. Somos dos, y entre nosotros va a nacer nuestro primer vástago común y a dos manos. Bonita manera de rubricar el primer aniversario de una íntima sociedad ;)

2 comentarios:

Mònica dijo...

Luego vuelvo Jefe jejeje

Mònica dijo...

Estoy entusiasmada, emocionada, enamorada, pero con miedo, sí, miedo a perder lo poco que tengo y enfrentarme a un futuro incierto de tu mano, mano que no me abandonará y eso me hace estar segura de todo esto.
Y ese vástago nacerá en breve, y le haremos crecer y crecer, y algun día andará sólo y ese día será la gran recompensa a tanto esfuerzo.
Gracias por quererme hacer más libre para compartir todo mi tiempo contigo, gracias por ayudarme a ser feliz.
Tu socia en la vida