domingo, 8 de marzo de 2009

Mañana de domingo gnóstica

1. Dicen que te vas pareciendo a tu padre a medida que te invaden las canas, pero yo me rebelo siempre ante estas verdades lápidas de topicazo, sucedáneos de refrán de plástico, aunque esta mañana me he visto que sí que me parecía a mi progenitor, concretamente en como hacía zumo de naranja muy a su manera para el desayunar. - Y en nada más -.

2. A veces a uno le define más aquello que se le cruza, que lo que uno aporta. Antes del zumo paterno, salí a la calle a buscar diario bien temprano y en mi portal había sentado una pareja post-noche de fiesta, dilatando un calmado inicio de romance entre charlas.
Mi domingo es diferente cuando se cruza con los tras-sábados de los otros, nuestras vidas cambian el tono cuando les pasan las de los otros, como el blanco es menos blanco si tiene al amarillo y no al negro a su lado.

c) Ayer me paseé en un regreso al pasado yendo a ver jugar a basket, a mi sobrina Alba. Un volver hacia delante de esos, retornar a los mimbres de mi infancia a la vez actualizados en versión 2.009. Respirar mis matinales del pasado, en pabellones de pueblos y patios de colegios con canastas, mientras se otea los padres modernos de hoy y la inocencia canal disney de sus churumbeles. Un mundo que se construye, con andamios, y se despliega cada mañana de sábado, un país distinto al del joven, al cuarto del soltero; por lo tanto fue un viaje a esos huecos para padres jóvenes de los fines de semana, casi litúrgicos y suyos.

Y también se va construyendo otra casa dentro de mí. Cantidad de albañiles duendes levantan poco a poco hábitos ahí afuera y en el córtex, que mutan esa piel de soltero, tan llevada por azar y designio. Se trata de esa nidificación de la que hablé, de esa conducta de pájaro propia también de los mamíferos, de ese monumento a la estabilidad que hacemos los humanos. Yo, que he vivido inestable como el mercurio, y me horrorizan esos autocines repletos de parejas recostadas en el acantilado a punto de colapsarse... intentaré seguir pareciéndome a mi padre lo menos posible.

Y vosotros, cómo vais trotando esta mañana de domingo, en la que se oyen lanzas épicas por un oeste, y ronquidos milenarios por un sur? Cómo crece la hierba de domingo en vuestra estepa, a qué distancia tenéis las montañas y a qué velocidad ellas describen su baile?
Aquí estamos, caminando o al trote de este día más, tremendamente insignificante y sibilinamente hipertrascendente. ; )

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa nueva casa interior que se construye dentro...( Jordi)

Que coloca ladrillos a hurtadillas entre esos intestinos que antes se retorcían a sus anchas sin encuentros de muros a su paso...
Entre esos intestinos que ahora tienen menos sitio,
y tienen que buscar estirarse entre patios de colegio y zumos de naranja (que mañana serán primero para Alba). Intestinos que conviven entre noches de fiebre o de miedos,
entre tareas y escalofrios..

.Esos intestinos que en soledad aguantaban resacas y dosis absurdas de nada.

Cómo pasé yo esos momentos!
Hoy los pienso.
Y ahora que el nido está "vacío" , y que duelen los intestinos cuando no se estiran con zumos y patios y noches y miedos,
sonríen por dentro cuando llegan a descansar, ratitos,
los gorriones,mis gorriones queridos, que volaron con alas radiantes de ilusión cuando una mañana de domingo sintieron que otra casa comenzaba en sus adentros...

elnaugrafodigital dijo...

Yo me acabo de levantar, así que mi mañana ha sido, únicamente, onírica, que es una forma un tanto pecular de vivirla.

Jordi Santamaria dijo...

Me pongo a contestar este y otros posts, que ya era hora.

Carmen, las eras de solitariedad son dolientes, pero es cuando uno se ha de sentir más orgulloso de sí mismo, porque arropado uno funciona mejor, es más sacrificado, y no padece la visita de ese infinito a su cabeza. El dar vueltas y amargarse sólo aparece en soledad, basta la compañía de alguien como para que ese estar pendiente disipe al vasto infinito de los barrios de uno mismo. Pero ese responsable estar en el mundo, no de espaldas a lo que no tiene límite, es una escuela y forja de unos pocos, así que si estas ahí nada te hará más fuerte, ni hubo Carmen más sólida. Aparte, nos vemos pronto e intentamos complicarte la vida en compañía : ) Un abrazo.

Eduardo, lo onírico es un mundo en sí, me he hecho con obras de y sobre Jung para hincarle el diente de una vez a ese mundo de la psicología honda, saldrá en quioscos prósimamente, y aún queda hablar de Umbral y su último libro, de su filosofía inmanente. Me leí entre aviones "Mis queridos monstruos", entrevistas de él en los 80, y me gustó sí. Tb me han regalado El hijo de Greta Garbo. Qué dato, 46 años y ya llevaba 51 libros. Vaya bestia. :)

elnaugrafodigital dijo...

coño!

elnaugrafodigital dijo...

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