domingo, 11 de enero de 2009

Monogamias

Seguimos con propuestas algo sur-realistas. Sé que os vais a quedar mirando como el que ve a un perro hablar y luego irse a mear a un árbol... pero yo voy a lanzar igualmente esta teoría con todo su plomo y ya veremos si me llamáis flipao, modenno, os reís o cambiáis a marca.com. Ahí va.

La monogamia es una secta.
Sí, le pregunté a un amigo si era una religión, y él me chilló que no, que era una secta! Pues bien, ¿por qué si a medida que el grado de civilización (llámelo sofisticación social si quiere) ha avanzado, la especie humana ha dejado paulatinamente conductas primigenias como la religión y su socialización, la monarquía o hasta la poliginia árabe...? ¿por qué no de aquí unos cientos de años, la monogamia podría dejar de existir?

Muchas especies animales lo son, así como otras son monógamas. Creemos que es algo que elegimos, como creemos que todo lo elegimos en esta vida, y resulta que nanai, que simplemente nos adaptamos al medio y tendemos hacia lo que nos funciona como especie.
Humano, demasiado humano, cuanto capullete se olvida en esta vida que somos animales.

Pero lo único que marca en rojo las fronteras de una monogamia es el sexo. Tú puedes tener más intimidad, entendimiento o química con alguien que no sea tu pareja, pero si no te lo follas, eres fiel, monógamo, y un poco lerdo también. La monogamia es el gran invento para no sentirse solo, la forma más eficaz de que tu agenda no se quede vacía. Pero que gire en torno al sexo, como el equilibrio de toda la via láctea gira en torno al sol... lo siento señores, pero me parece poco civilizado.
Si fuese verdad que lo tenemos programado en nuestro genotipo, y que por una impronta, por un yo qué sé hormonal necesitamos la exclusividad sexual de nuestra pareja... ok, no se pueden poner puertas al mar.
Pero si es un proceso que puede ser saltado y civilizado, mis bisnietos mejor que se liberen de ciertos instintos tal vez oprimidos y poder así desarrollarse más ampliamente.

Por supuesto que la descendencia plantea más problemas, y cuanto más cerrada es una mente todavía peor lo verá. Con hijos sólo viene a la cabeza entornos hippies en los que se tolera la procedencia de hijos ajenos a la pareja en cuestión y se respeta lo en apariencia irrespetable.
Lo sé, todo parece un caos, en que los sentimientos de propiedad de los humanos así como la organización de agendas, lo hacen hoy por hoy imposible. Pero también, la posesividad, la exclusividad, el nivel de organización mayor requerido, la sofisticación social... son limitaciones que quizás algún día podrán ser superadas.
Al menos reconozcamos que la monogamia y el amor, nos convienen, por eso los aceptamos, dejemos de sacralizar cierto romanticismo porque es un poco ridículo ante tanta necesidad de especie.
Por cierto, poligamia es una mala palabra, y quizás "Monogamias" es más afortunada.

Alguien me podrá decir que la verdad oficial de la vida es ser monógamo, la verdad de etiqueta, y que en la verdad práctica se es ya polígamo funcional aunque sea el gran secreto fétido debajo de la alfombra de casa. No lo sé amigos.
Esta entrada sólo pretende ser una reflexión, sin ningún intento apostólico de poligamizar a nadie; pero nos inoculan tanta monogamia educativa en la infancia, en las películas y en los caminos a las bodas, que hay que compensar un poco ese sospechoso intento evangelizador de tanta pareja precaria.

13 comentarios:

Bárbara dijo...

A mí me pasa lo que a Groucho que nunca ingresaría en un club que lo aceptara como socio, pero al revés: me gusta que mi pareja sea de la secta pero a mí me gustaría ser polígama, o por ser más plural, alternar monogamias, o tener un harén, vaya.
Menos mal que en las fantasías aún no se implantaron las religiones...

Jordi Santamaria dijo...

Desafortunadamente las religiones excluyen deseos y fantasía. Para ellas claro, que se han quedado sin clientela.
Si se pide a los reyes un harén, no te lo traen no?

Bárbara dijo...

Me temo que los reyes son una invención cristiana... habrá que creer mejor en un dios hindú y reencarnarse en jeque árabe...

Anónimo dijo...

A ver , difícil asunto, pero no es cierto que cuando se quiere mucho y de verdad no se quiere compartir????
Las probatinas de parejas"vamos de progres" según profesionales nada carcas han dado muy mal resultado..
Creo, creo, que el enamoramiento es una cosa y el entregarse otra... Cuando no hay entrega siempre quedan cachos para compartir , y como a ese nivel casi todo es fácil, pues a lo fácil. Pero, algo hay en esos cachos compartidos que no acaba de llenar.... Espero respuestas. Hablamos de amor????

Jordi Santamaria dijo...

Buen comentario sí señor de los que hacen pensar.
Entrega, realización. Este binomio.
Hablamos de amor?? Jeje. El amor no se alimenta de la afinidad fortuita? Nos entregaríamos a algo que no nos gusta/conviene? Hablamos de apego?? Ese líquido que se cuela y acaba siendo un océano sin darse cuenta?
No es el amor interesado?
Una relación monógama de toda la vida puede ser una faraónica construcción francamente bella (más con estos tiempos). Pero la exclusividad, monopolización, monotonía, inercia y rutina, son escollos lo bastante rocosos a veces como para hacer peligrar aquello que siempre aspiramos, sentirse lleno.
Eso sí, totalmente de acuerdo con el fracaso habitual de las relaciones abiertas, si algún día funciona alguna se lo diré.
Siento el 2-3 de nuestro equipo galáctico. : D

Jordi Santamaria dijo...

Se me olvidaba Bárbara, cuanto merece la pena bucear en esa religión hindú tan dionisíaca, sensorial, y que tomaba soma (amanita muscaria most probably) como sacramento. He de hacerlo más

Anónimo dijo...

Un día leí no sé donde que el amor era como las posadas de España, se encuentra en él lo que se lleva.. Qué llevamos cada uno a eso que llamamos amor???? En una relación, la atracción y el enamoramiento suceden ....pero luego queda el paso de decir: y quiero quererte, y cuidarte y entregarme y dejar que se deshoje la flor para que aparezca el fruto...
Nos necesitamos mutuamente Jordi, pero eso no desvirtùa el amor porque es dar y recibir para que funcione. Y claro que nos apegamos, ahora algunos mñas a los perros que a un amante....De todas maneras la palabra amor se ha usado demasiado.... Perdona, estás en Amsterdam??

Jordi Santamaria dijo...

Las posadas. En una relación se debería pensar "qué puedo aportar yo a ella", cosa obviada en muchas ocasiones. Una entrega mútua y equilibrada puede valer mucho la pena, pero no todo el mundo se entrega.

Yo es que creo que el amor es una mierda maravillosa. Así de irónico, o así de desafortunado he sido, jeje. No quiero elevarlo más allá de todo lo mundano, no quiero creer en él, si no disfrutarlo.

Nos necesitamos mutuamente. Gran verdad. Necesitamos amor y tenemos que amar. No es un mundo aparte, puede desvirtuarse como todo lo de este mundo, es cuestión de suerte.

Sí que es aquella parcela donde rebosa la intimidad, el lugar del hogar, que no son palabras menores ni mucho menos. Una dimensión intimista y necesaria, cada vez menos uniformada y de cada cual, pero sí, el pilar de la cotidianiedad y la depositaria de nuestra más íntima y pisada verdad.

Estoy ya de vuelta en Barcelona, estuve los últimos días del año en Amsterdam, mi ciudad favorita de Europa que he tenido la suerte de visitar en diez ocasiones y serán más :). Aquí están las fotos www.flickr.com/jordiny
Saludos!

Anónimo dijo...

Cuando ayer dije que mi respuesta sobre ciorán era emocional tenía que ver con Amsterdam.. Pero ya ves, hablar por la máquina es tan poco confidencial...Qué te parecen sus lugareños? Muy monógamos?????
Por lo menos con la preguntita no me salgo del tema.
Gracias!!!

elnaugrafodigital dijo...

Yo opino que, más que secta es una religión. Un way of life, una apuesta vital, un compromiso, una filosofía de vida, un aquello que dijo Goethe de "la felicidad está en la limitación", una apuesta, con su coste de oportunidad pero también sus recompensas.

Jordi Santamaria dijo...

Lúcido. Preciso. Esclarecedor.
Bravo shipwrecked

elnaugrafodigital dijo...

Gracias, otra cosa es que la peña lo vea así, y se apunte a eso como un traedor de felicidad que luego se convierte precisamente en lo contrario.

Anónimo dijo...
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