jueves, 1 de enero de 2009

Carta abierta a Monsieur Laporte sobre la nobleza literaria de los blogs

Flandes, uno de enero del dos mil nueve

Estimado Náugrafo,
hace tiempo que me ronda una observación que quería hacerle. Me da la impresión que usted no le da al blog la misma categoría o nobleza literaria que a otros géneros. Es más, no sé si tolera la palabra género literario para el blog, o incluso usted y yo ahora nos estamos dando cuenta de que lo es al verbalizarlo.
Lo digo por cuestiones que comenta como la azarosa selección de temas en el blog, mientras que deduzco que en otros géneros usted sí que realiza una labor estratégica o planificadora.
Está claro, muy señor mío, que lo volcado en el blog parece mucho más inmediato, fresco, no corregido, como si de una pre-literatura se tratase, un esbozo de obra no pespuntado, una maqueta agradable de lo real, o un más que digno entreno de los clavados para el partido del domingo.
Pues sí que estamos sociales, o exigentes. Cierto que en el blog se escribe un poco menos para la galería, mucho menos para la posteridad, y la obra se torna más doméstica y menos de salón. Pero qué quiere que le diga, a mí me parece literatura igual, casi es como pronosticar en el pasado que quien se ponía a escribir a máquina desvirtuaba algo noble de la escritura.
La lacra del blog y sus posts es la poca post-producción de ellos cierto, tienen menos pelos concienzudos, un mosto frente al cuerpo madurado en años de las obras, pero son apetitosos y frescos snacks de gusto también delicioso, es más, son obras en evolución al tener enganchados al mundo por internet en forma de comentarios. Y eso ya no es literatura. Eso es cafetería más o menos selecta, eso es vida, una especie de por fin bioliteratura. Los blogs son una especie de decreto que destierra parte de la literatura de las bibliotecas, que tanto da, por cierto.
Pero sí debe reconocer que en los blogs hay mucha literatura, semidesnatada quizás, pero leche, es leche.
Después uno ya puede hacer selecciones, maridajes, delicatessens y manjares más elaborados, eso ya es gastronomía, pero la materia prima está ahí, con una dosis suficiente para ser considerada lo que digo, más allá del epíteto literatura casera.
Como defensor del bloguismo, me mosquearía enterarme que usted es un estratega en sus otras obras, y en cambio es un lanzador de dados en la blogosfera, ohh no ; )

Atentamente,

Un chamán digital

P.S: Si la novela es ficción y contar un cuento copón!

11 comentarios:

elnaugrafodigital dijo...

En respuesta a la Carta abierta a monsieur Laporte, sobre el valor literario de los blogs, a uno de enero de 2009:

Estimado sr. Santamaría, en primer lugar, no sé de dónde ha sacado Vd. la idea de que a mí los blogs no me parecen literatura. Precisamente, cuando acaba de publicar un librito compuesto por post que seleccioné con el único criterio de su gramaje literario. Los blogs literarios hacen literatura, buena o mala, pero ese es su empeño. Y el mío, voto a bríos, que me enfrento a mi propio blog como una suerte de campo de batalla amigo de la literatura. Sí, en ese campo entreno, me desfogo, ensayo, correteo, me mido, descubro, experimento, pero quizá, ya digo, tenga al de campo de prácticas. De bolos veraniegos más que de final de Copa y perdón por el símil futbolística.

Tienen su valor los posts en esa relajada post-producción y también en la pre-producción. Si bien es cierto que un verdadero bloguer siempre está en pre-producción y que, cuando se sienta al teclado, esos temas que afloran ya habían sufrido un proceso previo de masticaje mental, de cierta rumia.

Literatura menor? Quizás. Lo digo con toda la grandeza y respeto que me produce la literatura menor. Pero sí, la ambición que uno pone en el blog no es la misma que la que pone para proyectos de más largo metraje. Tiene el blog algo de diario íntimo, y ya se sabe que los diarios íntimos son las trastiendas de las novelas. Un espacio menos encorsetado en el que respirar y moverse con mayor libertad de movimientos. Un lugar en el que dar a la prosa la velocidad que no se le permite en la novela, o de añadir ingredientes que en la novela, por tener que tener un particular 'gusto' y no todos, está vetado.

Si el blog fuera Alta Literatura quizá no me gustarían los blogs. Es un género chico, de ambiciones más humildes que la de la novela, pero no por ello menos valioso. Acaso no son los diarios alta literatura? Pues mire usshté, no. Un escritor que sólo escriba diarios y que alcance su prestigio solo con ellos será presa de cierta frustación artística toda su vida. Así me lo confesó el propio Andrés Trapiello, famoso precisamente por sus diarios: "Los diarios son mi gran fracaso". Al escritor le gusta que se le recuerde por sus novelas, sean ficcionales o autobiograficas, o una mezcla de ambas, no tanto por la obra dietarística. Es más fácil escribir un diario que una novela, ciertamente. Para empezar, por cuestiones como la estructura y mil cosas más.

Podría extenderme más, pero creo que ha quedada clara mi postura.

Atentamente, M. Laporte.

Iré leyendo sus nuevos post a lo largo de estos días.

Jordi Santamaria dijo...

Buena respuesta Edu, en breve retorno al post cumbre sobre Loriga et al.
; )

Inzoa dijo...

Amigo, pues sí que la posdata le ha quedado no pespuntada. Natural, digamos.

Inzoa dijo...

Alta literatura, baja literatura...Malditos snobs!

La calidad de lo escrito no se mide por su nivel, digamos, técnico, formal, sino por la capacidad de llegar al interior del lector, a "removerle" algo. Y como lectores somos muchos y cada uno de nuestra madre, a unos nos "remueven" unas obras y a otros éstas mismas nada en absoluto, pero otras les provocan...
Por eso una obra literaria resultará sublime, emocionante, para aquel a quien le llegue al interior y absolutamente prescindible para otra persona. Y ambas tienen razón!
De qué nos sirve escribir una obra técnicamente impecable (¿alta lteratura?)si no transmite/provoca emoción, alegría, tristeza, reflexión...?

Jordi Santamaria dijo...

Yo comparto esta visión más silvestre del arte, pues de por sí desbocado es y se salta los márgenes.

Hasta dudo que el armazón o estructura de la novela sea tan puro, o el encaje de un soneto supere unos versos libres envenenados de sentido.

Podríamos hablar de trajes, hasta de tallas de unos zapatos.

No debería haber un género elegido, y podría tacharse el novelar de una moda secular, aunque muy humana claro.

Estoy de acuerdo que en el fondo lo que importa es la concatenación de efectos y explosiones que producen unas palabras escogidas y combinadas, en la mente de los semejantes.

Pero tampoco creo en que para gustos colores, o un relativismo de que toda creación tiene su destinatario, es cuestión de cada sensibilidad.
Hay un fondo común diana, y aparte de lo horizontal, ha de haber una verticalidad en cuanto niveles de complejidad y alcance de lo creado.

Gracias por el comentario Inzoa

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Jordi Santamaria dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
elnaugrafodigital dijo...

Jordi, porque se ha borrado mi comentario?? Vale, era fulminante, pero no tanto...

Inzoa dijo...

Me he perdido algo?

Jordi Santamaria dijo...

Nada

elnaugrafodigital dijo...

Jordi, qué pasó entonces con el comentaire??