Los ochenta

Buenos días y buena suerte. Acabo de venir de una excursión por los Everglades, un extenso parque natural de manglares, cocodrilos y barcas con hélice gigante, que es del todo recomendable y repetible. Después de acabar este post del blog cogeré al autobús hacia el aeropuerto donde me espera el vuelo para Cancún.

El viernes continué mis aventuras en bicicleta después de trabajar y domar a una salvaje Yahoo. Fue un largo y machacado paseo desde el downtown (centro de una ciudad USA, menos en NY) hasta Coconut Grove, otra zona cool de Miami, y después la vuelta.
Por en medio casas de fábula, vegetación simplemente espectacular, vistas al mar idílicas, clima estupendo, en fin, más “cielo urbanizado”. (Ueá, me encanta Spaña, por eso vivo en Maiami – hijo de Papuchi).
Me vino a la cabeza sobre la bici, un recuerdo de infancia de verano, y era una memoria impregnada del estado de Florida. Creo que no me equivoco que a inicios de los ochenta, algunas zonas de nuestra costa catalana (Calafell y Castelldefels entre ellas) quisieron ser Florida, nadie era el agente, como nadie después causó su decandencia hasta los días de hoy, en que a veces recuerdan más a Estambul, simplemente se produjo.
Quizás me aferro a aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero creo que somos legión los que sentimos nostalgia por aquello anterior a los 90. Miami se ha quedado bastante espíritu ochentero. Esos 80 que parecen “un bonito intento de”, que luego se transformó, unos años más inocentes, una modernidad más virgen, fresca y naciente, más puros, menos artificiales, más ingenuos. En los 60 el recuerdo ya se vuelve épico con los hippies, los Beatles y el ácido entre otros.
En resumidas cuentas, o nostalgia del tiempo pasado o perversión hacia los tiempos modernos.

Ayer sábado, fui a un sitio y al llegar me volví.
Cogí la línea de ferrocarril que va a Palm Beach, llámese pueblo del lujo, y me bajé antes en el pueblo de Boca Ratón porque ya me cansaba de tanto tren. Ese topónimo tan pintoresco prometía, pero pese a ser un gran núcleo habitado de la zona, todavía no habían inventado el transporte público pero sí la rueda.
Tardé 2 horas en llegar de la estación al pueblo en sí, y cuando llegué harto dije aquí te quedas y empecé la vuelta again, que te den. Fue divertido por eso, porque acabé corriendo por una especie de autopista descalzo a lo Tom Sawyer keniata 2 km, para coger el último tren del día. Y lo cogí, y me alejé de ese pueblo de infausto recuerdo, : ).

No he salido ningún día por los famosos clubs vecinos a donde me hospedo, en South Beach. Hoy me levanté pronto y fui con un tour a una granja de cocodrilos en los Everglades donde te pasean en barca a hélice por los pantanos y ves un show de doma de crocodiles. El guía ya veréis en las fotos que era todo un personaje y ha sido muy entretenido. Hay una foto del que habla con un cocodrilo en las manos. Hoy hicimos turisteo.

Y nada, voy a ir recogiendo para ir al aeropuerto. En Cancún espero hacer excursiones a las selvas y templos maya que abundan por ahí: Tulum, Chichén-Itzá, Cobá, Isla Mujeres...
Hoy ha sido un relato poco introspectivo, pero ya iré comentando también cosas de mis adentros. Cuidaros y hablamos en breve, ciao