Hoy poesía. El primer verso para quien se sienta aludido, y el segundo made in de la casa escrito ya hace unos años. Espero que les guste. Hablamos mañana.
Este adiós no maquilla un hasta luego
este nunca no esconde un ojalá
estas cenizas no juegan con fuego
este ciego no mira para atrás
Este notario firma lo que escribo
esta letra no la protestaré
ahórrate el acuse de recibo
estas vísperas son las de después.
A este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón podrido de latir
Este pez ya no muere por tu boca
este loco se va con otra loca
estos ojos no lloran más por ti
Joaquín Sabina, soneto XCVIII, intro a "Nos sobran los motivos"
Hay un lenguaje ciego que se escapa a los ojos,
un lenguaje que va más deprisa que la realidad
y no podemos fijarlo,
mientras se hunde bajo un montón de imágenes cotidianas.
hasta quedar en el suelo
con las cenizas caídas de los lenguajes gastados.
Esa grieta de la mirada,
ese abandono de la verdad.
Los ojos son mineros alados
que vuelan sobre el río de la mirada,
hasta posarse en imágenes
de las que extraer palabras,
esa materia prima de la verdad
sube al cerebro,
para hacerse inocua y comestible.
Los sentimientos son criaturas
que viven eternamente en una línea de salida
y si son olvidados
salen como un balón abre el agua si lo sumerges
y, tan rápidos
ya han tocado la verdad.
Asistamos a la coronación del sentimiento,
que la palabra abdique,
y reciba la herencia que le es propia,
el rotundo amor del sentimiento.
JSL, 1999
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