domingo, 23 de marzo de 2014

Palomitas y gremlins cristianos


The ears of the pop corn... Se han encontrado vestigios de palomitas de maíz del 5000 aC en cuevas americanas. Formaban parte de las religiones animistas precolombinas, y Cristóbal Colón se topó con indígenas que llevaban collares y atuendos con palomitas. Im Europe keine palomita, im Asia nanai. Sólo una de las cuatro variedades principales del maíz... popea?, explota?, palomitea? En nuestro léxico no tenemos un verbo como el inglés pop, y ellos no tienen un substantivo como palomitas. Llaman ears, orejas, a las semiesferas de su pop corn. Pero sólo existieron en Europa a partir del descubrimiento de América. 

Es chocante que hoy en día en nuestros restaurantes pseudotecnológicos y creativos, no se hayan inventado palomitas más allá del maíz. Navegando por la red me he topado con palomitas de quinoa y amaranto, aunque no parecen tan espectaculares como el maïs soufflé, las pipocas, o los alborotos, diferentes formas de llamar a la metamorfosis vaticana de una modesta semilla naranja de maíz. Para diseñar una palomita artificial con otros sabores, hay que encerrar una carga explosiva de agua almidonada en una cáscara, que no sea ni demasiado blanda para no sellar la salida de vapor de agua, ni demasiado dura como para contener la explosión de dicho vapor de agua producido al calentar las semillas-cargas. De hecho, el primer horno microondas fue a raíz de calentar maíz palomitero. Al llegar a 175 grados la cáscara no puede contener la fuerza del vapor de agua, más pujante y numeroso, y éste deflagra  al romper la cáscara. Pero al haber menos temperatura fuera de la cáscara que en la caldera a presión que era su interior, la deflagración que empezó como vapor se convierte en espuma en cero coma cero cero cero uno, una espuma almidonada con textura agradable y esponjosa que significó toda una industria a partir del siglo XX.

No sé la distancia media que una semilla de maíz registra en el salto de longitud de unos juegos olímpicos. Pero a nadie se le ocurre poner una sartén al fuego, cerrar la puerta de la cocina, y ver cinco minutos después el espíritu de los gremlins versión palomitas de maíz. Ni un astronauta gañán suelta un cubo de semillas en su camino al sol para joder el Apolo XIII y salir sus palomitas cósmicas en todas las fotos del perfil de Facebook del Hubble. Ni todavía que yo sepa ningún homicida ha usado como arma una explosión masiva de palomitas con alguien encerrado en una habitación, ¿cuántas palomitas hacen falta para matar a un hombre?
Rapa nui, un cristo ladrón de las Honduras actuales, un día transformó por primera vez los maíces en palomas, y no se le llevó al Hormiguero ni se creó una religión tras él, que comía pan y vino, administraba las fincas y terrenos del más allá (antes que Oz), y le sacaba un dineral como api exclusivo del cielo. Aparte de fiscalizar la vida psicológica de los individuos vía sentimiento de culpa, estigmatizando la carnalidad, y asesinando a la élite más inteligente que se dedicaba mansamente a la ciencia y amenazaba a su imperio.

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