sábado, 8 de marzo de 2014

Diario de un peatón


En la incomodidad de unos calcetines puede empezar y regresar todo un día. ¿Qué has hecho hoy? Luchar contra unos calcetines, y entre medio otras cosas. Camino Barcelona un lunes a las diez de la mañana buscando literatura.

Ladeo el parque de la ciudad sin entrar, demasiado versallesco para estas horas y sentires del día. Los parterres exteriores son microcampos interruptos, descuidados y florecidos como cualquier pradera. ¿Quién acude un lunes manana al parque de la ciudad? Solamente decadentes prematuros que lo convierten en un hospital de almas. El sol mañanero vapulea bellamente al parque, efecto que fotografío desde fuera. El colegio de turno puebla de niños sus grupas. Y yo me dirijo a una mañana menestral en el Born.

El Born está desierto y despertándose todas sus persianas. Sigo buscando vida. Atravieso toda la extremidad del barrio gótico, con el ambiente a drogadismo del bajo raval, hasta llegar a Arc del teatre, la rúa más palermitana de Barcelona, que me recuerda que debo volver a Sicilia pronto y visitar su parte oriental. Acabo mi paseata donde siempre, en la República del Poblesec. Allí me recibe un runner con el pelo malteñido a trozos de un azul liloso, pakistaní haciendo footing con tejanos a juego con clapas del pelo. Sí, acabo de entrar en el Poblesec. El Paralelo es ahora una especie de Rubicón a un programa masivo de Toni Rovira hecho barrio. El lugar donde frotarse los ojos.

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