Míting electoral

Después del aluvión de comentarios sobre la última entrada acabados de romper desde Siberia, hoy voy a desarrollar mi plan de autogobierno en vista de vuestras futuras elecciones y mi pérdida de votos.

Querida parroquia, al igual que en el país rojo ex-fascista en el que vivimos, voy a apostar por el AVE. Hasta cinco líneas de alta velocidad sentimentales que me hagan creer que voy a algún sitio-especial, que provean de una forma rápida la energía en situaciones de bloqueo, y que descentralicen un país con una sola capital. No cejaremos de apostar por el AVE y no dejaremos de hacer grandes pueblos pequeños.

Y si el AVE cae en desuso, ya lo cojerán otros. Me iré cabalgando a lomos de David por el este, en space cake con Corle por el sur, en un barco del caribe por el oeste, o en cualquier otro medio de transporte, aunque sea local y próximo.
Los amigos se mentan, las cinco vías de alta velocidad no. El norte pa los pingüinos.

Me intento prometer que la economía siga su ritmo, todo el ministerio depende de mí, y para eso no hay mejor receta que el libro de David, Saber Perder, la mejor vacuna sanitaria posible a conseguir desarrollar. Porque en arte y cultura también apuesto señores, van apareciendo pequeños blogs aquí y allá, y les prometo nunca caer en lo convencional y lo fácil. Prometo trabajo y esfuerzo en aquello que más me gusta y como mucho será, un fracaso sudado.

Mi equipo de gobierno lo voy nombrando sobre la marcha y aún quedan plazas vacantes. Este sábado quizás nombro presidente/a, el puesto más caliente y discutido. En fin, me tengo que ir a ocupar de la cartera de economía ahora. Creo que me nombro mi ministro de la misma. Ya está, hecho. Y anuncio que un nuevo ministerio será el del sentido del humor, porque humor viene de líquido, y también uno necesita médico que le licue todos los quistes, pensaré en el doctor Corle. En fin, que siga la lidia en el ruedo