Risto Mejide, Risto Tejode. Un personaje conjugable, a la par del verbo odiar o a la impar del calificativo persona admirable, un Jekyll y Hide con sólo Hide para muchos, un "generador de", para nada un objeto a mirar, ante todo un sujeto a provocar algo... intenso, punzante, profundo.
En el libro de Risto Mejide hay cien veces más creatividad que en cualquiera de sus compañeros libros que duermen en la tienda cada noche. Espadachín del lenguaje con katana, juega con él regateándole con virtuosismo brasileño, pero no de una forma preciosista y estéril, sino buscando la eficacia y yendo a tocar raíces sociales, huecos de la psique, agujeros negros humanos.
Así pues, buen estilo y ambición por hablar de algo que tenga que ver con la verdad.
El Risto televisivo comparado con su libro es un Risto de pesebre. Una figura de pesebre especial en la maqueta de OT, pero limitada a camaleonizarse en medio de ese entorno. En un libro o en un hartículo, se parte de páginas en blanco virgen.
Aparte parece que el Risto carne-hueso es más hijo puta que el escrito, apuesta o tiende a joder más de la cuenta.
El Risto-páginas toca repetidamente el tema del amor y el enamoramiento, para sorpresa de incrédulos. Hasta utiliza el libro para hacer llegar algun mensaje a una persona querida, en un pequeño-gran homenaje, un acto hiper-romántico teñido de asco al amor con el realismo de su lenguaje desengañado, faz y envés, complejidad.
Basta leer el libro para darse cuenta de que es un tipo con un talento extraordinario. Figurante en platós de dudosa literatura, no por ello desmerece reconocer la calidad de su escritura, y la potente sugestión de sus precipitados imaginativos.
Me imagino que se cansará del vertedero en su cabeza en que se está convirtiendo la ristonomía mediática y social. Y pudiendo, se dedicará a tareas menos populares pero mucho más selectas y artísticas.
Gracias por el libro, y que te den. : D
viernes, 25 de abril de 2008
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