sábado, 19 de marzo de 2011

Munnar

El trayecto desde la costa de Kochi al interior de Munnar es de unos 130 km y se tarda un mínimo de 4 horas. Las distancias en India engañan, ya que se debe contar con el festival de slaloms mientras se conduce. Y a menos que se quiera emular a Collin McRae, es mejor desistir en alquilar un coche para conducirlo solo.

Cuando falta una media hora para llegar a Munnar, empieza el espectáculo. Sencillamente, las plantaciones de té no son más que un jardín zen ampliado a donde puede llegar la vista. Y lo mediterráneo parece engullido en un agujero invisible del aire. Tener la vista tapizada por esa belleza exótica hace que merezca la pena cruzar el mundo. Las hojas de té resultan millones de gadgets diseñados para reflejar la luz y crear un verde vivo, que respira. Y es en la estación húmeda cuando la Tierra se vuelve fosforescente en este rincón del planeta, y el color parece tener su vida propia separada.

A más de 30 kilómetros a la redonda, todo son plantaciones de té. Puedes penetrar en una de ellas y dar un paseo entre las terrazas. También, puedes visitar alguna planta de procesamiento de té. Aquí, beben el masala tea - y donde leas masala leáse especies. Visitar y caminar por las plantaciones de té debería ser recomendado, en todas las religiones, colegios y propagandas, del mundo no-té.

Mi guía y conductor por la zona - llámalo sherpa- es Vincent Selva, que creo que ya no me abandonará en el viaje. Aparte de las omnipresentes plantaciones de té, te acercan entre otras cosas a montar en elefante; a la reserva natural de Chinnar, donde haces un trekking hasta una cascada y ves, si tienes suerte animales, que no fue mi caso; a jardines de flores y especias, donde te enseñan las plantas reales de donde salen todas las especias y ciertas medicinas ayurvédicas; a la zona montañosa de los Ghates occidentales, donde hay presas, lagos y puntos panorámicos; el citado museo del té; un masaje de medicina ayurveda, etc, etc.

Son programas completos de un día entero en los que vas haciendo ruta. Por unos quince euros, el coche, chófer y gasolina, están incluidos. La India es un país barato para viajar.
Los mochileros que patean el país, pueden tirar con un presupuesto mínimo. Hablo de entre 3 y 9 € al día para comer, dormir y trasladarse. Y si quieres un mejor nivel, también resulta barato. Obviamente no es la panacea, y esos precios responden a una realidad que puedes llegar a pagar. En el viaje te expondrás a incomodidades mentales, físicas, estéticas, médicas, etc.
Desde exponerte a un mayor riesgo en la carretera, más posibilidad de alteraciones estomacales, una suciedad y mal olor a veces inolvidables, un país en el que no cabe ni una aguja en muchos sitios, viajes de hasta 15 horas en autobús de los años 20, camas para dormir de pie y no mirar alrededor... los riesgos son los del precio que son.
Es país de mochileros por excelencia, y estando aquí entiendes por qué. Más alla del espíritu de aventura y búsqueda espiritual que a veces se pregona, India es un país low-cost, así que algunos no me vendan la moto pues van por una razón primordial: que es barato de cojones.

1 comentario:

Mònica dijo...

Las fotos que he visto no hacen más que darte la razón. Me encantó ver esas alfombras verdes de plantaciones de té, y entendí porqué Jordi estaba en India, esas imágenes dan sentido a que tú estes allí. Ese decorado te va como anillo al dedo, y hablando de anillos en los dedos te lanzo una pregunta que hoy Jordi González ha lanzado en la Noria, propongo post!!:
Hace diez años le preguntas a cualquiera si veremos las bodas de personas del mismo sexo y se llevan las manos a la cabeza, y Jordi de la misma manera se preguntaba hace un ratito:
¿Veremos las bodas de tres?

besos domador!!!