domingo, 16 de septiembre de 2018

Ahora que tengo amigos




Limpia un poquico el blog. Que viene gente a verlo. Que lo tienes muy descuidao. Lúcete un poco en este escrito, que ser escritor va de ostentación; esforzarse, girar la expresión coloquial y que parezca ocurrente, inteligente, inaudita. Y yo lo de esforzarme ha sido marca de la casa mucho tiempo. Siendo sinceros, no cuesta tanto. Francisco Umbral, mi escritor fetiche, de quien saco petróleo cuando lo leo de juegos olímpicos a juegos olímpicos, dicen que escribía como meaba, como Dalí pintaba cuadros, de forma fácil. Quizás sólo aspiro a no ser tan gilipollas como cualquiera de los dos.

Leí en un muro de comentarios de un blog ajeno que la literatura era hacer que el otro no se marchara al leerte. Y me parece una definición bastante insuperable. La literatura es una maquinaria de seducción masiva, si no, es una novela. Sí, soy un radical del estilo y del realismo. Cada vez que un novelista gasta párrafos para hacer una descripción física, en internet nace un nuevo tronista. Que también seducen, en los vertederos de la cultura televisiva. El escritor, segundo oficio más antiguo del mundo después de la puta, se prostituye de una manera mucho más santa. Es psicoputa, poner en un papel sobre blanco la mejor versión de uno, aparte de un gran monumento al ego. El escritor se viste para la ocasión, y hasta se piensa propietario de la genialidad. Porque sólo él se molesta en recogerla e inmortalizarla, con sus tintes obsesivos y su deje megalomaníaco. Cien miles de no escritores, lanzan genialidades léxicas por sus bocas en reuniones de amigos, en playas, bancos y cuevas, sin contar las centenas que se sueltan en Twitter a diario. La mayoría van a dar a la mar, se marchan por un canalón del aquí y ahora. Pero el escritor es ese tipo solemne y encorsetado de alma que se escribe a sí mismo, se resuelve neuróticamente, y piensa que esta haciendo una obra faraónica pública. En definitiva, dejen, dejemos de firmar tanto lo que escribimos, que la vida nos escribe más que nosotros a ella.

No hay comentarios: