Cada día más independentismo fáctico. La fábrica amplía sucursales. Chacón, la política más mediocre, la más aupada por los cargos y los titulares de prensa, va a beber a la taberna del Mundo por interés, vomita allí su discurso antiRubalcaba, sibilinamente, y de paso se sitúa como españolista. ¿Cómo no vamos a ser catalanistas, si la calaña se junta, si sus símbolos en Cataluña son el esperpento, la marioneta diábolica que es A. S. Camacho, junto a la definición universal de Treeepaaa, que es Lachacón, que no sólo pierde dignidad con sus actos, sino que la gente le adhiere un vulgar La, como a una criatura folclórica?
Si Lachacón proviene de la cepa simpática e históricamente inepta de José Luis Rodríguez. Hay que rezar y poner cirios por las noches, para que esta política-carambola se salga del tapete, porque ver a ella y el Mundo fornicar ideológicamente, cómplices o socios de la historia funesta de España por venir, es simplemente, obsceno, indecente. Es ser chacotero, vamos.
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