jueves, 16 de julio de 2009

Desayuno de delirios políticos I

Existen muchos interrogantes sin respuesta cabal sobre el penoso arte de la política. El más evidente y actual tiene que ver con el marketing electoral. Cualquier humano un día cualquiera se ha preguntado por qué el meollo de la política se ha de basar en unas elecciones, y por qué como residuo de esfuerzos, queda aplicar proyectos para un país, que con sentido común todos estarían de acuerdo en aplicar. Por qué las altas esferas de la política son arietes publicitarios que se desgastan por una imagen, y las bases - de secretarios generales a administrativos - resultan ser las galeras y salas de máquinas que acaban levantando administrativamente un país.

Otra incógnita es la cuestión de los apelativos. El derecha-izquierda hispano, es muy maniqueo, bipolar, siguiendo la tradición literal y católica española. El republicano-demócrata estadounidense tiene una raíz más anecdótica y menos trascendente, y los términos liberal, socialdemócrata, pese a expresar bien poco, no son la antesala de una crispación maniquea, que parece ser llevada de fábrica.

Otra posible pregunta es por qué existe la derecha, que en su versión más cañí fue formulada por el alcalde de Getafe: "¿Por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?", con esa aliteración presente y un estilo directo becqueriano.



Derecha e izquierda son tendencias con su dosis de delirio. La derecha debería alinearse con la verdad biológica, la que acepta el dictado de la naturaleza en términos de herencia, status, destino, según la ley del más válido, y con esas premisas crear una convivencia resultante. Sin embargo, se engorda narcisistamente metiendo ahí lo más fuerte y potente posible, mete a Dios, se encamina hacia la perfección, se carga las verdades biológicas y sigue el modelo de un mundo divino y eclesial, algo incoherente y bastardo, ideológicamente.
La izquierda parte de un laicismo, a veces materialismo, que sí pintaría de derechas, pero digamos que no apuestan por un Dios. La piedra base de su bastión es la idea de justicia. Un axioma más emocional que intelectual, pues nadie ni nada apunta según las premisas, que ése tenga que ser el devenir de la sociedad. Marx era un materialista que clamaba por la justicia - no es una adivinanza ni una frase absurda, es la incongruencia de la izquierda, intelectual que no factual. En la izquierda hay un voluntarismo, un élan que se dirige a la igualdad y la justicia. En muchos casos nace de una vivencia clara de la desigualdad (proletarios), en otros de un agradecimiento por la bola de la vida.
En la derecha muchas veces se inspira un deseo de no perder un status amenazante (que sin medidas, una falta de sesera lo conllevaría), y se expira posteriormente una piedad katólica que remede esa culpabilidad y crueldad de pisar un poco a los demás.

Pues al igual que monarquías y aristocracias son cosas del pasado, de cuentos, subvenciones y leyendas, algo que fue el estandarte de la ideología de derechas... ahora que sólo quedan pegatinas y no escudos gloriosos, no se tendría que descartar que la derecha acabara pereciendo en otros siglos. Que al menos en España se evolucionara a una vertiente con valores conservadores y tradicionales, no sé... que quizás bebiese de valores... gallardonistas? y que muriese una vehemencia a veces alcista a veces omnicrispacional a veces escondeatentados, sin tanto sentir amenazas a perder un status quo monárquico o aristocrático. (Continuará...)

martes, 7 de julio de 2009

El brío muere a los 28

Estudiar medicina a los 35 años es algo que prácticamente nadie hace, entre otras cosas porque planteárselo tiene algo de faraónico. Ocurre con todos los planteamientos que intentan acometer conductas de otros tiempos. Y es que hay un paralelismo con las plantas, con el timing de ser tallo primero, luego hojas y flores después.
Pero en los humanos el guión tiene mucho que ver con el brío. En la adolescencia hay una benévola impulsividad, una imprudencia de los tiempos que no entiende de perezas a la hora de cosas como cambiar el hipotético mundo. Es la fase heroica de la vida, donde llueven planes y tortas a pares. Eres tallo y como tal eres brío.
Parece que cuando te vas formando hoja, tus superpoderes ahora son diferentes. Te vuelves selectivo en horizontes, lento y meditado en proyectos faraónicos, atado por contratos firmados que antes no eran de papel. El brío, se ha secado.
Tu vida sigue en juego, pero ahora tocaría desandar caminos, antes era inagurarlos e irte, ahora primero hay que especular sobre un coste, el de darle al Supr un buen rato y empezar de cero con el brío ya gastado. Aparte de estar más gordos, nuestros movimientos pesan más. El tallo ya parece hecho y robusto.
Y también es tiempo de estas diatribas en el muro de las lamentaciones de lo ido. En la adolescencia a lo sumo escribíamos sonriendo sobre la feliz infancia. Pasados ritos iniciáticos, pecados originales, y burdas facultades, crecer empezó a doler. Y luego lo de ahora, que lo difícil no es abrirse camino sino mantenerse y blablabla, esperemos que nuestro tercer disco sea bueno.
Esperemos que el paso de hoja a capullo en flor sea como en los vegetales lo más llamativo, y que todo este bregar tenga un sentido con la fase frutos.
Y después a fenecer se ha dicho!

La noticia deportiva del día



Sin duda, la noticia deportiva de estos días gira en torno a Wilfredo León. Actualidad que tiene poco de circo y mucho de excelencia deportiva. Él es un enano, un niño de 15 años, que ya juega con la selección absoluta cubana y además lo hace de forma destacada, siendo entre otras cosas, el mejor sacador de la Liga Mundial.

Tiene 9 años menos que CR9- el producto-, y probablemente siendo aún menor de edad ya se convierta en el mejor jugador mundial de su deporte. En cuanto excelencia deportiva puede ser un Maradon... stop, hasta el bagaje del lenguaje está viciado de comparaciones arbitrarias.
Decía, que como Michael Phelps, la excelencia deportiva de Wilfredo llegará a cotas que CR9- la máquina dispensadora de camisetas- nunca podrá alcanzar y se quedará en una franja de destacados segundones detrás de Amstronges, Jordans, Tigers y Leones.

Lo de ayer y el florentinismo recuerda mucho al circo y a la publicidad de las inmobiliarias [...] En Estados Unidos el soccer no entra ni con calzador [...] Aquí lo de panem et circenses rezuma verdad. Wilfredo, nadadores y gimnastas entrenan cinco veces más al día que Ronnie, Messi y compañía. Cierto es que soportan mucha más presión, y poco tienen de amateurs. Pero la lluvia de millones compensa esa desventaja con los albañiles del deporte.

Al fin y al cabo el deporte puede ser un bello espéctaculo, una efímera obra de arte forjada artesanamente en cada entreno y puesta a prueba el día de su ejecución, en un continuo florecer de talento en medio de la déspota exigencia del marcador.
La mayoría de veces para la masa, para aquel mileurista pseudodemente o autoesclavo, que alaba al icono billonario chutabalones, juguete del constructor hispano de turno, y así vive la mentira de su vida, a base de chutarse fútbol e hipoteca en vena... el deporte no es más que eso, un atrincherarse bajo unos colores y sentirse parte de algo grande (circo) por una vez en la vida, un irracional fanatismo que no entiende de excelencia, ni de justicia; una vía de escape a una vida más que mediocre, con algo que combine con el alcohol y las bravuconadas; un borreguismo de rebaño y mundos deportivos, una moda sociológica como antes la religión y las catedrales; un bombo mediático como el de ayer de payasos con el jefe de pista... una forma subnormal en fin, de dilapidar dinero unos y otros, sin que el ministerio de medio ambiente, el que debe intervenir, implemente medidas ecológicas para salvar el planeta azul.