lunes, 26 de noviembre de 2012

A la sombra de un león


A la sombra de un león se me ha quedado sonando en todas las cavidades del cuerpo, y ejerce de banda sonora de esta tarde. Instrumentalmente dulce, rebosante de poética, con un tempo de séquito moribundo y enamorado, tierna como mimar y criar a la locura. Epatar es eso, que hace Joaquín Sabina, de tarde en tarde, con superioridad poética. Obras que nadie más podría hacer.
Luego, el interno 16 ya tiembla dentro de nosotros, y es un personaje poético, leyenda, de esos mitos sentimentales de la adultez que también tienen los mayores. Sabina debería ser Patrimonio Nacional.

Hacerles un vial a las palabras ya es un trabajo extra, hacerles los zapatos de la música y el guión de sus movimientos, es como dotar de poder a las palabras, otorgarles movimiento, capacidad de penetración, pringarlas de dicción y que se puedan quedar enganchadas.
Toca las páginas de un libro abierto, y nota su sequedad, su alma de papel liso, la literatura es papel liso recordado, códigos confundidos en un gran listín telefónico de la memoria. Son instrucciones, consignas valiosas, incrustadas en los yacimientos personales. No tan fáciles de rescatar como las mariposas musicales que nos pululan, se nos posan, nos acompañan.

El cerebro está lleno de gramófonos que quieren tocar otra canción, jukebox pulsados por una foto del cajón, una calle revisitada, un sentimiento impaciente. La música nos aborda los días y suena como una fuente premonitoria.
La música tiene patas, aparato locomotor, es un animal más, una criatura incidental. La prosa cabalga en el papel, hace tirabuzones, pero se queda quieta en en la nube, entre el dispositivo de celulosa y su huella mnémica. La literatura es vegetal y vitamínica, nutrición espiritual, y joyero personal barajeado entre miles de imágenes mentales.

Y
chocó
contraelBancoCentral

3 comentarios:

carmen dijo...

Caray, Jordi, hacía un tiempo que no te visitaba porque salgo poco de "excursión"... Pero si llego a leer tu post antes de escribir el mío, quizás hubiera recordado aquello
de "la poesía al borde del precipicio" y hubiera escrito versos

Muy inspirador tu post!
Un abrazo

Jordi Santamaria dijo...

Carmen!

Se avecina un frente poético con precipitaciones casuales y mal repartidas. Los encriptadores de mensajes hacen huelga una década más. Los místicos se vuelven incandescentes algún viernes 11 en la fundición del lenguaje. Arjona lee a Hölderlin y se hacen un ovillo majadero simpático. Osasuna se traslada a Cádiz y una boutade se lee ahora en tus ojos.
Las noticias del semanario excursionista.
La excursión, o el compromiso con uno mismo de rebelarse y brincarse de lo manido, siempre ir detrás de la vida, tras ella, nunca sobre ella.

carmen dijo...

Se agradece que un excursionista compañero nos de la mano en el brinco....Es que soy patosa............
Bien por ese frente intermitente