Los niños nacidos en la explanada de los años setenta, aún teníamos que lidiar con una instrucción en la fe religiosa, que se convertía en una especie de gimnasia mental entre libros y oraciones. El creyente activo, es aquel cuya fe no suele estar quieta, sino que se desvela ante los apagones de Dios en el mundo, y la fe se tiene que recolocar madurándola más, ante la nueva prueba. En ese atletismo de cabeza, en esa práctica en fin de la filosofía metafísica... llámese teología, el porcentaje de ateísmo en sangre es placado sesudamente de una forma escolástica. Es en estos vericuetos, cuando uno llega a una suerte de página cofrada, breve, solemne, y con muchos visos de definitiva, como es el Argumento Ontológico de San Anselmo sobre la existencia de Dios. Parece un Argumento con solera, con nombre redondo, una demostración con arrojo, una semifinal épica de la fe. Su título contiene algo de lírica, y tal rareza en la metafísica, le da una rotundidad sonora. El Argumento clava las uñas a la realidad, se aferra a lo literal, y se olvida de que existe algo llamado ficción. Pero la publicidad previa ha sido muy buena, seductora.
Un hombre cargado de fe es en parte un militante. Y tiene la fuerza especial y movilización de los militantes. Son personas temibles por su determinación y capacidad de acción. Ya sea en las marchas políticas, en los debates sociales, en las gestas de tener 6 o 10 hijos, son los ciclistas que saltan a la etapa poseídos y rayanos en vaciarse hasta la extenuación si llega a hacer falta. Unas gotas de fanatismo hacen ejército tras un cantante de pop guapo y chico líricamente. Unos litros te hacen estampar un avión por Alá en un rascacielos de cien plantas. Y unas gotas de nuevo, crean un cojinete último en tu mente, un cajón de sastre donde cualquier atisbo de desgracia acaba mullida y rebotada en nombre del Más Grande, cualquier crisis es absorbida, remendada, y explicada, por un orden de cosas que no alcanzamos pero que ya son solucionadas de antemano. El mundo tiene un mapa, cuatro o seis confines, maldito el que se complica la vida destruyendo ese mapa.
Ser creyente es muy práctico. Explicar el mundo vía Dios o vía la teoría de las supercuerdas (o vía Madonna), es encauzar tu vida o irte de escalada al Everest sin oxígeno, llevar corbata-maletín y tener 3 retoños (palabra de la casa), o andar más perdido que Orzowei en los dos miles.
Un psicólogo de la seguridad social le diría: ellos tienen un sistema motor de ideas, compacto y acabado, y las dudas que los reconcomen, son abolidas a la décima de segundo con una bofetada militante de hechos. El católico puro y duro hoy en día es un pánzer, a ver quien puede con él.
En cambio, aquellos que optaron por dejar a Dios, le echan de menos. No íntimamente, sino mecánicamente, como pieza. La pieza de Dios era un chollo. Absorbía todos los golpes, explicaba todas las cosas, dejaba atado todo el sistema de propulsión de las creencias preparado y con aceite.
El creyente se faja a la vida, mientras ustedes están en su laboratorio. Ustedes existencialistas dudan, y ellos pasan páginas de hechos como quien come fruta. Al final claro, ellos no tendrán la bola extra eterna, el bocadillo milkilómetrico de las manifestaciones, pues no habrá vida eterna. Con este detalle ustedes ya cuentan. Ellos acabarán su vida ilusionadísimos despidiéndose cual participante entre humo de Lluvia de Estrellas - es una vida de Antena 3 - para ir al hoyo mudo y tétrico donde los gusanos te comen las vísceras.
Pero les envidio su mentira, siempre están tan enteros y arreglados en cualquier justa. Son animales sólidos, siguen con las cruzadas, incluso en tiempos de fe desbravada, aunque en los jóvenes que hoy compran en Bershka haya muy poco teólogo, ejem.
Son un rival zafio y duro. Abonados a la derecha, porque va con el carnet de Dios, siempre se acaba volviendo a la derecha. Son otra especie humana, menos evolucionada, pero más brava y sintonizada que versiones posteriores. Están más acabados, y más acabados también, a la fuerza su fanatismo diluido es peligroso. Quieren decidir por nosotros. Ya nos vapulearon en el 36. Porque la II República era ese sistema humanista inacabado y dubitativo, y los que se levantaron en julio son los que pasan página de hechos como el que come fruta. Y allí toda la mayoría de un país les siguió de alguna manera, con franqueza. Porque fueron 40 años de franquismo y nacionalCatolicismo, oléeee! Porque Dios el pringoso aparece siempre en episodios truculentos que lo hacen un mito chapucero y malo.
Porque parece, que los existencialistas, los ateos, y cuatro chicas del montón, aparte de ser unos meadudas diletantes, perdidos realmente en la vida y en sus vidas, también se movilizan y pretenden acabar de una vez con la última aristocracia que aún pulula por la tierra. Odiamos a los creyentes ricos. No por ricos, porque lo somos igual o más que ellos. Por peperos. Esa es la palabra, que la RAE algún día acogerá. Los reyes de las artes marciales para abofetear la verdad cuando les place, los antiguos señores de castillo, sus mismas formas, que demuestran superioridad por el argumento del yugo. Yo soy superior a ti negro, sudaca en este caso, véte de mi país, sobras. Este país es mío, sudaca, perdón, catalán. Tú no abortas porque yo no quiero. Y fue Eta ehh, fue Eta!! Jejejejejejejeje.
Yo soy nieto de mis abuelos. Alguien, en nombre de Dios, entre otras cosas, asesinó a sus amigos, y destrozó la evolución de mi país-Estado-casa todo un siglo.
Y todavía cacarean.
Nunca mais.
domingo, 5 de septiembre de 2010
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2 comentarios:
JORDI: si mezclas la fe con la política y con actitudes fascistas, el revuelto huele a podrido.
Las derechas, sin generalizar porque las personas son únicas , siempre han hecho de su capa un sayo. De cintura para abajo y de cintura para arriba. No me hables de eso por favoooor.
Yo miro a los comunistas y veo mucha más solidez en sus familias y mucho menos coqueteo con toda clase de placeres... O por lo menos, los que he conocido.
La fe cuesta, la fe vacila, la fe duele. Y no hay consuelos tontorrones. Y parece que no hay nadie, que nadie te escucha
Y no sigo porque confesiones públicas, no.
No teoricemos. Es algo existencial, personal.
La militancia en ninguna parte. Es odiosay falsa.
Ser creyente de veras es ser leal a la epístola de los Corintios:" el amor no se engríe, el amor no pasa cuentas,es comprensivo, paciente, el amor perdona sin límites...
Menuda ganancia lo de creer. Yaaaaaaaa.
Y lo delas Bienaventuranzas. Y las obras de misericordia..
Que luego todo sea un circo. No sé. Que algunos vean en la militancia su seguridad paranoica. No sé...
Todas las militancias fanáticas hablan de trastornos de la personalidad, serios.Y hay muchas. Y hay demasiadas. Y actitudes personales también muy paranoicas
Tienes recursos de requetesobra para hacer lírica del precipicio. Para hablar de la fe sangrante, de la que grita: Aparta de mí este cáliz...
Ya sé que me zarandeas intelectualmente y que apuntas a las vísceras emocionales también....(jajaj) Fíjate que voy a publicar un verso que me ha salido, por tu escrito,en el próximo post.
Me viene bien!
Bueno lo de post me parece impúdico. Te lo dejo a tu ladito...
Me duele el alma al mirarte,
Más que los ojos
Me duele.
Estás en tu sagrario,
No sales a saludarme.
Soy yo la que vengo
A estar contigo
A escucharte.
Dime cual es el sentido
Y si hay algo de esperanza
Cuando recorro el camino.
Dime por qué, Señor,
Entre horas de dolor,
Parece
Que
Estás
Dormido.
.........
¿
No duermes?
Te he sentido
Cuando ya vencida
Creía que no creía.
Y me arañó dentro
El vértigo infinito
Del vacío.
Seguí de rodillas
Con la mirada fija,
ahora en tu cruz
real, vivida.
Y siguió también mi dolor
como el de tus heridas...
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