¿Cuál es el opuesto del amor señores? Hablo del amor merengue, el amor postre, el guinda, el de foto íntima, de rizo, de accesorio de lujo.
Pues yo creo que debe ser una salsa como salada, y algo también accesorio por fallido. El contrario del amor ha de contener hiperreflexividad, un racionalismo de secarral, ha de ser algo calvo, y tremendamente inconcluso. Hasta olvidadizo. El opuesto del amor es una carta cerebral y sesuda, que está mal escrita, y que ni siquiera se firma ni envía. Si el amor es hiperpegadizo, su contrario es yermo y áspero. Es una salsa seca que no quiere ser salsa, y que hiela todo lo que se posa en ella. Esta sustancia tan nada ingenua, es un producto engendrado por un psicópata, por un triste autista.
Y es que el amor dulcificado, que es azúcar puro pero disfrazado en caliente, como el caramelo sólo se camufla... es bien necesario en monodosis o en cubos, según el gusto de cada cual. Esa sequedad de atontamiento, de sometimiento canino a la persona admirada, es algo psicópata, allá en los precipicios últimos de lo humano.
El que odia es un poeta engolado, un cornudo ruidoso, un soldado traidor que cambia de bando. El desamor, es un título bastardo para la patada, para el desmarque, para el error supino contado en diferido. Oye, eso de que te amaba fue un error/sorry/me equivoqué. Porque en el amor también juegan los tontos, los torpes a rabiar, los amantes malos que nunca asumirán una señora tara.
Pero el indiferente, ése es la bestia, el que un día es lapa y el otro un insecto palo sin sentimientos. El que te hace cosa, picaporte o baldosa, mientras se acaba un café en las antípodas y no recuerda quién eras tú. El que te pisa cada día como todos pisamos nuestro pasado al andar. Y no te reconoce. El que en sus ojos hay una neblina azul de frío y una vida ya disecada, que topa con todo lo blando del mundo por no ser los otros, también un robot.
viernes, 27 de agosto de 2010
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3 comentarios:
Yo creo que más que indiferente, el tercsro que describes es el perfecto individualista y hedonista. Nadie le saca de sus apeteceres ni de su ombligo. Mal amante, frío, dominador, y digamos que con terror a sentirse pillado
Esto del amor es complicado y sencillo. No sé...
El amante dominador es quizá el que debe ser desvelado, el maltratador en fin, es un psicopatilla disfrazado, que se mete a eso de la pareja a pisar y ostiar, con todo un manto heredado de terruño y normalidad que es una fea capa barata que sus padres le han prestado mientras no llovía.
¿Como ha de ser el perfecto amante? ¿Ha de ser siempre él o ha de ser un equilibrio entre él y el amante deseado por su pareja?, el amor es complacer también, no? pero entonces no somos nosotros mismos...somos o complacemos, me ayudais?
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