sábado, 24 de julio de 2010

Lírica-ficción

Qué pasaría, qué pasaría si en una canción de esas tan bestias, tan únicas, tan insultantemente poéticas, del Último de la fila, por poner un ejemplo, un artista soltase en plenos años 80 o 70, la palabra email en sus letras.
Qué pasaría, si fuese una canción escondida en su repertorio, sólo oída por pocos, con una palabra incomprendida ahí en medio, pero transida.

Sería una brutalidad, que un creador se anticipase a su tiempo, fuese un adivino monstruoso de palabras futuras, tan exacta y literalmente. Eso sería inmensamente precioso también. Que la lírica en el fondo fuese nuestra única máquina del tiempo. Una brecha cósmica allén de los años que comunicase generaciones atemporales, que se colase al futuro, que lo aspirara por pasión y le arrancase entes, por pura inspiración henchida a más no poder.

Como garfios de plata, se clavan tus dedos en mi cuerpo, y tu risa se gasta, entre emails encendi-dos-de-pasión. En la canción "Los ángeles no tiene hélices".
Hay leyendas urbanas acabadas de formar que dicen que sí, que escribieron "emails" en esa letra en plenos años ochenta, cuando no existía nada de eso aún.
Si fuese verdad, nos quedaríamos helados, como leerle a Cervantes: dvd, o Torrebruno, algo similar en asombro máximo. Hasta daría algo de yuyu, de miedo, de repelús. :)

La lírica-ficción, qué bonito género. Cuánta magia provocaría. Como ir doblando esquinas de un libro el lector, y toparse con estas monstruosidades románticas tan conmovedoras

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