miércoles, 4 de enero de 2012

Cruising


Las asignaturas académicas que en sus letreros incluyen la palabra Fenomenología, suelen salir buenas. Un estudiante de Humanidades pastorea cuatro años por la sabana de la facultad, y ha de olfatear títulos de materias, degustar pedazos de asignatura, dormir al raso de peroratas de charlatanes, para salir de la sabana listo para trabajar en otra cosa. Tal vez la aventura africana debería de durar dos años intensos y más perentorios, y no hacer perder el tiempo porque la vida ya extravía de por sí lo suyo. Te metes dos años en el zulo, ganas en realización, y listo.

Hoy hablaremos de algo que alcanza la categoría de fenómeno. Algo que sucede a troche y moche cada día, pero estalla con el silenciador de los hechos no sospechados y no digeribles.... el cruising.
Es una actividad de cierta cultura homosexual masculina, consistente en follar rápida y aleatoriamente en lugares poco concurridos con la gente que pasea por allí. Tal cual. Mírese una arboleda en medio de un pueblo, donde se pueda aparcar cerca, y veánse de 5 a 10 varones dando vueltas sin dirección, algunos entrando en el minibosque, otros saliendo, alguno parado y sentado. Introdúzcase usted en la espesura, y un ramillete de fundas de condones, cleenex inseminados, y preservativos en flor, se sucede por el suelo. Acerque su oreja a los matorrales, y oiga jadeos y susurros, de esos varones, en este caso todos rondando la cincuentena y con hechuras de maridos, o habitantes todavía de armarios, en pleno acto copulatorio.

Camine 100 metros y ya en el lejanísimo pueblo, ponga la palabrita cruising en er google. Fe-no-me-no-logía. Resulta que abundan foros en los pantanos de Internet con todos los follódromos imaginables. Plantas cuartas del Corte Inglés, callejones céntricos, calas bucólicas, urbanizaciones cómodas cerca de la capital. Basta con seguir el rastro de los condones usados con los que parecen ofrecernos un presente preciado a los demás, para confirmar un follódromo de este nuevo deporte, el cruising.

Cada cual puede hacer lo que quiera con su vida, y más si el resto del mundo ni sospecha que en sus vecindades se copula paseando. Por supuesto que es una sorpresa para la mayoría, que se verifique una sed sexual tal en la cultura homosexual, pero siendo entre hombres, a muchos no nos sorprende esta salidez, no se está descubriendo el mediterráneo.
Pero habiendo montañas, bosques y hasta hoteles en el mundo, no toquéis los cojones e id a follar a una distancia cabal como todo el mundo hace. Y sí, si la poli no se toca los cojones y se mueve, aceptad el dolor de huevos, la multa, y la reprimenda del madero por no saber que un condón usado y un cleenex con vuestro semen cabría perfectamente en vuestro ano unos minutos, pedazo de guarros de la gran puta

2 comentarios:

Yves dijo...

Fenomenologia: Ciència, descripció o mètode que tracta dels fenòmens com a continguts de consciència.

La teva consciència ho deixa clar... no aguantes aquests fenòmens! hahaha

Home, a mi que la gent folli per tot arreu... no em molesta massa. Tots hem fet un kiki a on no toca...
Això sí, deixar els condons tirats... doncs m'emprenya, siguin practicants del cruising o del karting o del beaching...

Jordi Santamaria dijo...

Sí, la gent pot cardar on vulgui, faltaria més, la meva expressió sol ser rubianenca...

Però el cruising acabarà sent vist com una "olimpíada sodomita contaminant" per la ment sensacionalista comuna, així que ja poden almenys abstenir-se de decorar el medi ambient amb mosaïcs de semen i làtex. :)