Llamar botiflers a un partido político en Catalunya es un término de moda y quizás de los de más de desprestigio, pero como insultar es gratis, la mortalidad en las palabrotas es más precoz que en las palabras normales. Un insulto no triunfa si su pronunciación no hace crecer su potencia, arrojadiza, en la boca; debe ser redondo, rotundo, y a poder ser llenándote la boca. Botifler es más sibilino, y por eso ha llegado más tarde a la armamentística común para torpedear políticos. Su sonido evoca el mercader precario y a la vez el gran traidor hipócrita de todos, botifler, una especie de vendedor de botifarras caducadas y el miembro de la comunidad que postra a una nación frente el enemigo.
Su invención y significado original se refiere a los partidarios de Felipe d'Anjou hará 400 años, pero un rescate lírico le da plena vigencia readaptada a nuestros días.
Al final, como buen insulto, se lo acaban arrojando los unos a los otros, sin distinción.
Tras esta introducción lingüística, quiero analizar otro aspecto de la política catalana. ¿Hasta qué punto CIU es un partido que en esencia va siempre varias décadas retrasado respecto al presente?
La "mayoría menos uno" de los partidos políticos en Catalunya con representación, proclama abiertamente aspiraciones soberanistas y trabaja por ello.
Curiosamente, CIU, el partido actual en el gobierno, y en la mayoría de los gobiernos en democracia, reivindica como objetivo de la legislatura 2010-2014 el "pacto fiscal". Ha de quedar bien claro que semejante proyecto flamante que pretende ilusionar a los catalanes, es el mismo concierto económico que Navarra y el País Vasco consiguieron hace tres décadas y 4 años. Clap clap.
Por un lado CIU se presenta como un partido catalanista como el que más, pero después ejerce su política de "peix al cove" durante 20 años. Pez que queda suelto, pez que metemos en el zurrón, gran heroísmo ridiculizado ante la mirada con sorna del status quo vasco y navarro. Esas aventuras de Jordi Pujol, ahora se modernizan "súper-peix al cove 2.0" pidiendo algo con 34 años de moho. Y con Duran i Lleida de escolta eterno de ningún paso más allá.
En toda nación que no tiene un Estado, hay una parte de nación conquistada, perdedora, sometida. Esta parte es bastante innombrable en los debates sobre soberanía. Pero actitudes como las de CIU pueden tener como punto de llegada, ser una nación derrotada.
Buen ejemplo de ello es el mismo presente de hace dos días:
- CIU: Damos 6 meses al Gobierno de España, para que se acomode e incluya el pacto fiscal en los temas prioritarios.
- respuesta PP: Os damos 2 para intervenir vuestros presupuestos autonómicos, capisce?
A todo esto, prefiero una maragallada o varias valientes, desde territorio PSOE en contra, que toda esta especulación un tanto hipócrita. Creo que significó más distancia recorrida hacia la independencia, y demostró en hechos más catalanismo. Una independencia cada vez más aceptada por la gente que antes era más escéptica o agnóstica. Una independencia despertada por la rancia derecha española, que fácilmente desplaza cualquier sentimiento de pertenencia. Porque puede ser que en el fondo hay 2 distintos, que el debate remite y da vigencia a las dos Españas. Y puede, desafortunadamente, que el PP y CIU estén en esa misma España.
Su invención y significado original se refiere a los partidarios de Felipe d'Anjou hará 400 años, pero un rescate lírico le da plena vigencia readaptada a nuestros días.
Al final, como buen insulto, se lo acaban arrojando los unos a los otros, sin distinción.
Tras esta introducción lingüística, quiero analizar otro aspecto de la política catalana. ¿Hasta qué punto CIU es un partido que en esencia va siempre varias décadas retrasado respecto al presente?
La "mayoría menos uno" de los partidos políticos en Catalunya con representación, proclama abiertamente aspiraciones soberanistas y trabaja por ello.
Curiosamente, CIU, el partido actual en el gobierno, y en la mayoría de los gobiernos en democracia, reivindica como objetivo de la legislatura 2010-2014 el "pacto fiscal". Ha de quedar bien claro que semejante proyecto flamante que pretende ilusionar a los catalanes, es el mismo concierto económico que Navarra y el País Vasco consiguieron hace tres décadas y 4 años. Clap clap.
Por un lado CIU se presenta como un partido catalanista como el que más, pero después ejerce su política de "peix al cove" durante 20 años. Pez que queda suelto, pez que metemos en el zurrón, gran heroísmo ridiculizado ante la mirada con sorna del status quo vasco y navarro. Esas aventuras de Jordi Pujol, ahora se modernizan "súper-peix al cove 2.0" pidiendo algo con 34 años de moho. Y con Duran i Lleida de escolta eterno de ningún paso más allá.
En toda nación que no tiene un Estado, hay una parte de nación conquistada, perdedora, sometida. Esta parte es bastante innombrable en los debates sobre soberanía. Pero actitudes como las de CIU pueden tener como punto de llegada, ser una nación derrotada.
Buen ejemplo de ello es el mismo presente de hace dos días:
- CIU: Damos 6 meses al Gobierno de España, para que se acomode e incluya el pacto fiscal en los temas prioritarios.
- respuesta PP: Os damos 2 para intervenir vuestros presupuestos autonómicos, capisce?
A todo esto, prefiero una maragallada o varias valientes, desde territorio PSOE en contra, que toda esta especulación un tanto hipócrita. Creo que significó más distancia recorrida hacia la independencia, y demostró en hechos más catalanismo. Una independencia cada vez más aceptada por la gente que antes era más escéptica o agnóstica. Una independencia despertada por la rancia derecha española, que fácilmente desplaza cualquier sentimiento de pertenencia. Porque puede ser que en el fondo hay 2 distintos, que el debate remite y da vigencia a las dos Españas. Y puede, desafortunadamente, que el PP y CIU estén en esa misma España.
1 comentario:
A veure,
sobre la conclusió final, que prefereixes una maragallada a la hipocresia de CIU, estic d'acord. Costa dir-ho, però és així.
Recordo la Rahola dient alguna cosa semblant a què en Maragall era un amant de PMare, un tio que la feia trampar, la duia al cinema i se la follava per tot arreu recitant-li poesia, mentre que en Clos era el marit avorrit que arriba a casa i posava la tele, esperant veure què feien els altres.
Sé que el teu paral·lelisme és PSC-CIU, i que jo el faig PSC-PSC. però és important deixar-ho clar després de defensar algú d'un partit polític com el PSC.
Jo trobo q el PSC són igual d'hipòcrites que CIU. Si van formar un altre tipus d'Espanya era pqè hi havia dos partits estirant-lis les orelles cada cinc minuts. Sinó fos per això... el binomi que bé formules CIU-PP seria equiparable al PSOE-PSC. I per regla de tres, si PP i PSOE acaben fent les mateixes polítiques... CIU i PSC també.
Conclusió: Crec que els partits polítics s'han traït a si mateixos; normal, totes les emrpeses ho faan per mantenir quota de mercat. CIU no va endarrerit, CIU va segons on bufa el vent.
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