viernes, 1 de octubre de 2010

Post cuatro estaciones

unoEl escritor podría ser definido como una garganta inflamada de material candente.

dosEl Último de la Fila aparte de construir canciones, construyeron cuevas en nuestro imaginario cultural, recovecos repletos de su música, grutas muy personales rasgadas, donde todo es una evocación a ellos como un estilo tremendamente personal. Fueron músicos singulares, nada incluídos en la pluralidad.

tresSi en un lugar de la Mancha lo que escribo fuera publicable, cómo serían mis lectores, y por ende, mi obra objetiva gracias a ellos, contrastada, humaneada? Pues Demoscopia se basa en el “caso Carmen”. Mi única lectora, más allá de mi novia y mi can, la que ha superado la prueba de adherencia a un blog, es suficientemente masoquista para meterse en mis grutas, tal que ella las menta de abstrusas, para mojarse los pantalones en pantanos pringosos de verdadica, postcristiana aunque no lo sepa como todo yo, con mi pluma (en su concepto umbraliano expuesto en Mortal y rosa) para Dios, tema recurrente sin quererlo, con mi defecto de predicador, de prescriptiva, y mi calado filosófico, como algo que ya forma parte de mi barco una vez ya saliente de los astilleros de la vida. Rara avis, sí, eso lo sé, rarico soy un rato largo. Mis lectores serían una minoría de extraviados y/o excursionistas, como ustedes lo prefieran. Trascendentes como el mendas, que parece usar reloj cuántico, sin segunderas ni minuteras, mi tiempo lo hago espeso.

cuatroVenenos y elixires. Me sigo cuestionando por qué están prohibidas unas determinadas sustancias llamadas psiquedélicos, y por qué mutar una pequeña parte del cerebro está terminantemente prohibido para el común de los mortales. Los fármacos mutan partes del cerebro y de otros muchos sistemas, pero ese mecanismo somático al que podríamos poner un círculo y señalarlo, no está ilegalizado. En cambio, el círculo somático en cuestión, la cascada de relaciones neuroquímicas de los psiqudélicos, sí que es territorio indio y sí que las neuronas se vuelven malvadas y dignas de régimen carcelario en Carabanchel.
CuatroBeEl tabaco. ¿Realmente es cierto que los cigarrillos contienen sustancias adictivas como dicen? Por qué... ¿Esas sustancias no caen por azar en la fábrica de cigarrillos cada segundo que una máquina produce una cajetilla no? ¿Puede ser que unos misántropos las añadan por intereses materiales no? ¿Pero eso lo supervisa el Estado en cuestión no?
Ahhh, que todo vale si en la cajetilla emplastan un cancerazo de pulmón con necrosis y como te sugieren que fumar acaba matando, no? Ahh.
Caramba. Qué curioso.

2 comentarios:

Yves dijo...

jo sóc el can?

Jordi Santamaria dijo...

You are the happiest man on Earth on this story.
Congrats!
But hold on tight...