A propósito del próximo lanzamiento de "La dictadura de Franco" de Borja de Riquer
España tuvo la poleo de pequeña. España no está curada. Es un país ingenuo que se pone a trotar los años con sus primos del norte, pero aparecen sus cojeras, su mala constitución. España estuvo muy enferma, moribunda, pero nadie podía decirlo, estaba prohibido. España se apuntaló en Dios, Patria y Pistolas, en un combinado aplacasuspiros. Y sólo cuando el enviado de Dios en la península expiró, sigilosamente nos fuimos de strankis de esa escena de hospitales de dioses. No hicimos ruidos, no restañamos heridas, encaramos lo post-traumático sin diagnóstico y chapando la boca. A eso le llamamos Transición.
Durante 20 años, desde el 39, se destruyó el proyecto de España alternativo al instinto marcial del Ejército, y durante los 20 años siguientes se trató de no "romper España" al precio y con los privilegios que fuera. En España no hubo una dictadura, en España hubo un secuestro. En una clase de colegio basta con una pistola para hacerse con el poder, basta un loco que se haga con un arma de destrucción para paralizar al resto. Basta mostrarse sanguinario para pegar tiros en la nuca, y desencadenar así una guerra cueste el precio que cueste. En España se vivió un duelo universal e histórico entre la violencia y la inteligencia, entre voluntad y pensamiento, una metafísica hecha física en el gozne de la lucha entre dos bandos. No hablo de buenos y malos, quien usa esas palabras es un disney. España está infestada por una tradición de agresividad, que se lleva de serie. A los padres de Sandra Palo, cuya hija fue violada, agredida, quemada, y atropellada. Siendo disminuida psíquicamente. Y a todas las víctimas de un psicópata, que les vengan hablar de la tendencia a la bondad natural en el hombre. A una persona que dedica las horas de su vida a estudiar en profundidad los fenómenos sobre los cuales todo el mundo luego se llena la boca y opina, a la comunidad de científica de psiquiatras - neurobiólogos - neurofisiólogos - neuropatólogos - genetistas ... que venga un memo/a cualquiera como tú, a decir que el ser humano no sale tarado en un % contante e hiriente de casos. Un defecto congénito de la naturaleza incurable y fatal que lleva a atropellar... y/o ser Antonio Anglés, etc.
Y no reconocer que España estuvo 40 años recientes, que se dice pronto, en manos de un enfermo patológico como lo está ahora Cuba, y que soportó esas perforaciones anales al núcleo de su salud, progreso y estabilidad, las aguantó y podíamos decir que pagó billetes por ellas hasta que el monstruo fue destubificado, no palpar la conciencia esa historia, equivale a creer que tu Estado/país/nación es cuarenta veces más fuerte de lo que crees, y que los sociópatas, la ciencia, y los mileuristas, nunca han existido. Si se han podido vivir dos mil años enajenados, si la vida es cuestión de poder tomar un opio, parece que hay variantes de sobra. El panem et circenses, es milenario al igual que la sodomía social autocomplaciente.
Entonces sigamos huyendo hacia adelante con ritmo continuo y sutil, no veamos los mecanismos de defensa que como comunidad cargamos años ha. Sigamos comparándonos e intentando adelantar a Francia. El progreso no es lo nuestro, estamos tarados, la historia de España es un continuo bastión de fracaso. Reformulemos expectativas. Partamos de nuestra casilla de salida y no hagamos trampas. España es más caribeña que centroeuropea, más bananera que nazi por otro lado. Aquí vivimos muy bien, trabajamos peor, y eso no es nada malo bla blas.
No hace falta tirar las paredes, basta con poner letreros con kilómetros hacia las cosas más realistas, fundar nuevos partidos, ser más sanguinarios con quien lo va a ser con nosotros, y más si es el tonto de la clase. Nos hace falta reírnos más de nosotros mismos, pero no olvidar, que somos capaces de dejarnos secuestrar por el subnormal más violento del barrio. Los traumas sólo pueden servir para prevenirlos y que tarden muchísimo en volver. Y de mientras, vivir la vida de los pacíficos y enamorados de ella.
domingo, 7 de febrero de 2010
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