¿Cuánto de nuestra existencia es paja? Cuánto de ella es relleno? Cuánto son andamios necesarios e infraestructura? Cuántas vivencias quedan dignas de ser frisos de escenas talladas en la memoria? Y con ellas, quién o qué enciende el cortometraje que se proyecta antes de una experiencia lindante con la muerte?
Porque nuestro cuerpo es muy listo para proyectar ese resumen justo antes del final de todo. Como también es más sabio de lo que creemos cuando habla por señales y enfermedades, sin nada de paja y accesorio. Hay un hiato entre la consulta a un cercano y la consulta a un médico, que sigue siendo un fenómeno bipolar en nuestra civilización. El médico es ese sacerdote de la muerte, en altar y mal pagado, que sienta cátedra sobre nuestras amenazadas vidas. Hasta llegar a él todo son instancias menores refutables y miscibles, pero el médico es uno, trino e impepinable. Digo yo que la salud empezará mucho antes y que la mecánica del cuerpo dependerá tambien de cosas invisibles.
Pues bueno, hay que aceptar que de siete dias, cinco o seis son extras de la película, y que a la manidísima muletilla del Qué tal, respondemos con una también muletilla realidad. Todos vamos tirando, tirados, pero con el mazo dando.
Podríamos responder al qué tal: - Vah, jodido, con una vida mediocre, preocupándome por tonterías, hipotecado, mortal, pero mira, al menos me entretengo como un mono con las palabras, vamos, que sorteando esta vida con salero y diviertiéndome cuando puedo. Supongo que eso va con letra pequeña en el envés del "Bien" que todos soltamos. Y cuando estás muy bien, que también es un posible, te callas por respeto. Y quien se llena la boca a los cuatro vientos de lo feliz que es y lo bien que sabe vivir, todavía no ha empezado a vivir para su desgracia o la sinceridad ciega por su presencia.
Lo verdaderamente insolidario es hacer buena cara cuando se chirría por dentro, que hoy en día es una de las principales funciones de la dominante red social Facebook, ofrecer tu mejor cara como quien pide un crédito a un banco virtual de vidas mejores. O sea, que hay una burbuja de felicidad prestada corriendo por ahí.
No hace falta ir mentando a Calderon de la Mierda, pero la moderación desde el aristóteles de Atapuerca ha sido emblema de sabiduría y templanza.
¿O me equivoco y la moderación es mala estrategia? ¿Y si el torrente desmesurado, el endeudamiento, la distorsión consumidora, acaban ganando como un farol ante la moderación en una partida de poker? ¿Puede ese torrente, esa fuerza menos o más desbocada, llevarse por delante lo otro? ¿Al pacífico, alguien le aseguró que nunca habría una guerra en la faz de la Tierra?
Pues parece que lo de la otra mejilla, lo de la moderación, el pacifismo a ultranza, puede que sean valores encomiables pero demasiado humanos para la guisa que nos ha tocado. Que son recomendables pero te dejan a merced de un loco, un desesperado, un afectado de psicopatía leve o media.
La vida también es un mapa de dominios psicológicos y físicos, en cualquier interacción o dupla, padre-hijo, jefa-empleado, la que sea, se dan, equilibrados o en tiranía. Hay muchas maneras de hacerse respetar, y no estar dominado, y también, hay que aceptar ser dominado cuando es inevitable. Todos dominamos y estamos dominados según las circunstancias. Y a veces, la defensa, es un buen - subrayo, si bueno, óptimo, capaz- ataque.
sábado, 28 de noviembre de 2009
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1 comentario:
En esta mañana fría donde las haya, y muy gris en el alma también, pienso en algunas cosas que me sugieres:
--La primera, que cuando se pasea por una librería se siente mucha más vida que cuando se hace por cualquier otra tienda. Y es que hay mucha vida entre las páginas de un libro. La necesidad de escribir obedece a diferentes motivaciones, pero que cada cual canaliza como puede sus emociones, sus pensamientos y hasta sus obsesiones kantianas... ( qué poco me gusta Kant, no sé)
-La segunda, que nadie permanece intocable aunque parezaca petrificado. La vida va afectando pero incide de manera diferente y a veces una manera de incidir es petrificar, o cerrar, o abrir, o vaya usté a saber. Somos frágiles y tenemos talones de Aquiles, todos.
-Y la tercera es que que cuando las palabras ordenadas no bastan, y se revuelven entre los sentires, nace otra forma de lenguaje que tiene que ver más con la huella de infinito( que está siempre en nosotros , y que nos hace pobres porque lo añoramos). Y entonces en vez de ser arquitectos del lenguaje somos malabaristas del espíritu con palabras ( poetas)
..."y he preferido arrojar
una palabras al aire
y hacer juegos malabares
antes de que se cayeran..." Un saludo con cariño de Carmen
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