jueves, 2 de marzo de 2023

La normalidad es una secta

 normalidad es una secta. Es la verdadera secta. Es el gran poblado del miedo. La configuración para cortarnos las alas. El gran engaño. La falsa seguridad que todos nos compramos y vendemos en un mercado fatuo.


Llámame normal o llámame miedoso. 

Apollardado, castrado, domado y domesticado.

Llámame normal y empezaré a quejarme de las grandes corporaciones.

Llámame normal y ladraré que toda la culpa la tiene el sistema.


Como si toda la culpa la tuviera Windows, la interfaz, el software de la realidad.

No nos derrotemos.

Empecemos por el sagrado imperio de uno mismo. Esa cuota que nos dejamos robar en cada movimiento del día.


Repliquemos a la normalidad en cada gesto, en cada palabra. No aceptemos su basura y su vulgaridad.

La normalidad es una programación.

El mundo de lo previsible. La repetición.


Y dejemos de rebuznar que nos quieren así.

Dejen de drogarse con egolatrías los conspiracionistas. Dejen de creerse especiales creando una paranormalidad a la normalidad.

Dejen de ladrar cansinos.


La normalidad es una secta. 

Basada en las estadísticas de mierda.

Rompánlas.

Pónganse a bailar sin guión alguno, descúbranse en ello, dejen que salga el yo auténtico que la normalidad, las normas, lo esperado, las expectativas, dejan encarcelado para siempre.


Sientan, sientan la insatisfacción que no se va.

Sientan el miedo y la incertidumbre que les deja la receta de todos, la receta de otros.


La normalidad es vivir en un mundo fijo y controlable. Es la realidad de los pobres.


Es defensiva, busca evitar lo temido, que nos gobierna desde el pasado. Solo existe por si acaso.


Es instalarse en el por si acaso constante disfrazado de dignidad barata, compartida, arrebañada y pagada.


Y todos hemos estado ahí, por un dolor tan enterrado que a veces creemos que ni existe.


Vuélvanse locos, desarticúlense, encuéntrense de una vez, porque no es para allí, hacia afuera,

es hacia adentro. 


La salida es hacia adentro.

Únicamente con ustedes mismos. 

Cada uno con lo suyo. 

Resolverse viene hacia adentro. 

La magia de conocerse, y saberse mucho más insondable.


La normalidad nos limita.

Nos pega una imagen aceptada y conveniente, de rebaño. Es el comunismo del alma de los capitalistas.


Avaros en lo de fuera y fotocopiados en el alma.

Se puede ser más pobre?

Se puede azuzar más necesidad?


La normalidad es el imperio del engaño.

Es el mayor timo que se le puede hacer a un ser vivo.

La normalidad es una secta. Y mata. 


Es el mayor suicidio colectivo lento que jamás se haya inventado.

No hay comentarios: