viernes, 6 de mayo de 2011

Compro plata

Me entero por un foro de economía que existe una comunidad de individuos que llevan acumulando monedas y monedas de plata desde hace años, y parte de ellos las tienen escondidas en casa bajo baldosas, o en escondites más o menos tecnológicos. A este grupo de gente se les descubre porque utilizan el vocablo "fiat" para denominar el dinero en papel. Están convencidos que el sistema petará, ellos son, la "malos augurios society".

Siempre he sido partidario de no esfumar el luto de nuestra especie, de recordar que existirá y no creernos eternos por defecto. Eso no coincide con el sentimiento apocalíptico de la vida, que un rebaño de la sociedad promulga. Es una manera de ser anti-sistema de corbata y sofá. Se acompaña al mastodonte-mundo cuando se acerca al borde de un precipicio, siempre desencajado y con pánico, y se proyecta súbitamente su caída al vacío de los tiempos, de forma irreversible. Se "apuesta" por un ko sin paliativos, no se va a poder levantar, va a morir.
Éstos no se limitan a hostiar al mundo, quemar containers y romper vidrieras. Bastantes pasos más allá que los salvajes, alinean una estrategia con su sentimiento apocalíptico. Compran monedas de plata y realizan inversiones para cuando se produzca la siguiente gran estampida.

Después ni todo es negro ni todo es progreso, y no se termina el mundo pero los claros síntomas se desarrollan tarde o temprano en algo crítico. En la economía parece que la enfermedad se identifica con meses/años de antelación, y se pasa a una sala de espera sin muebles y sola, se cierran las dos puertas a la entrada y la consulta por tiempo, y luego: hombre! si teníamos un déficit galopante sentado y sin revistas!, pase usted y siéntese mientras evito que más gente se me tire por la ventana.

Y el marcador electrónico, que es eso llamado bolsa, siempre que sube lo hace en segunda marcha, constante y aburrida. Y siempre que baja lo hace en quinta marcha, como en un vodevil trascendental.

El sentimiento optimista o el sentimiento apocalíptico de la vida, los felices y los que lo quieren ser, uno de los dos llevará el gorro.
En el cercano horizonte ya ha subido el globo del momento (http://www.usdebtclock.org/), la deuda de los Estados Unidos de América ya ha entrado a la sala de espera de los problemas gordos del mundo. El destino le ha puesto su circulito rojo. Ahora toca que suene la fanfarria y ruido del mundo, que se mire a otro lado como buen quehacer del ser humano un tiempo, ya que tragar saliva a gran escala sí que resulta apocalíptico. La deuda, para adentro, fabula que su hijo el dólar ha pasado la polio y por eso siempre irá con muletas. El dólar se caga en las subprime, en la deuda soberana europea, y en la lluvia de palos que representan los años 10 en la historia mundial. - ¿Una crisis como la de 1929? - masculla. - ¿Ahora? ¿Cuando en la palma de mi mano ya tengo un gadget que controla medio mundo? - mira a George Washington y no se lo cree.
Duante décadas él había sido el valor refugio en tiempos de crisis mejores. Ahora lo son hasta esos dientes de oro que llevan los cubanos en su boca.

En los mentideros de la economía, los elevados congresos y los callejones foreros, hay graznidos antagónicos y de todas las escalas. Esto de la economía, en el 2011, se nos escapa a todos. Varios cubos de Rubik se quedan cortos para aprehender la complejidad de todo el meollo de la economía mundial. Todos jugamos a ser presidentes del Banco Central, pero el desenlace final va a acabar sorprendiendo a todos, como las subprime acabaron sorprendiendo al propio presidente de la Reserva Federal, los propios presidentes de todos los Estados mundiales, y los propios CEOs de los mayores bancos mundiales. El esquema deuda USAna + colapso del dólar + hiperinflación + China pase usted, significaría remover tanto el mundo y ponerlo tan patas arriba, como para que la torpeza no tuviera margen de cabida y no rematara al berraco.

Mientras tanto, en los talleres de Oriente se sigue cosiendo y ensamblando, y las preclaras mentes que han emigrado a EEUU siguen innovando. El taller del mundo sigue tejiendo a diario a pesar de los sangrantes titulares de los rotativos. Ese es el mayor argumento para los optimistas, el espíritu hormiga de la cotidianiedad es el único adversario que puede derrotar a los monstruos de los grandes tiempos.

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