Si a un pequeño territorio le pones una cerca, y alisas el terreno que hay dentro, tienes muchas posibilidades de no tener problemas ahí dentro, siempre que no espíes más allá de la valla. Parcelar el salvaje destino, te asegura no tener que preocuparte por la complejidad, y jugártela a que nunca el aburrimiento y la desidia te lleven poco a poco a una gruta para ser devorado.
Lo redondo, funciona. Lo complejo es una máquina en construcción que puede andar o retrasar una eterna marcha. Atardece la fábula de la tortuga y la liebre, se retransmite la paradoja del Brawn GP y el McLaren. Nadie se para a pensar si la raíz del inconformismo tiene que ver con que esta vida sea una subasta-concurso, en que el talentoso intrépido puede perderlo todo en la ronda final, mientras el conformista conserva una cifra más que digna a las primeras de cambio. Saber plantarse.
Y lo redondo, sigue funcionando. Amarrar los sueños y sus globos, suscribir pólizas de las piezas mecánicas que hacen rodar una vida, barrer el pequeño patio de los días, alimentar un localismo cachorro que jubile a uno. Mantener una escudería, un equipo de escudos, un catenaccio que congele el ganar ocasional y espontáneo de la vida.
Parece un alegato contra toda la ingeniería, los sueños en vena, el jogo bonito, y el inconformismo. Pero el inconformista se olvida que su vida es un taller y él es el mecánico. Aquel que continuamente entre andamios mentales y planos futuros, forja tortuosas piezas, que a veces encajan y a veces no. Proyectista, rizador de lo liso, inventor de lo inventado y de lo que no.
Pues eso, ni lentitudes prehistóricas, ni obras de arte futuristas que nunca echarán a rodar.
Ni conforme ni inconforme, más bien deforme...
salirse del debate teórico polar, alias dialéctica.
martes, 7 de abril de 2009
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1 comentario:
Una persona muy importante en mi vida me dijo una vez que hay que saber desmembrar, tratarlo todo como gajos de fruta sin intentar comerte la pieza de golpe ya que puede atragantarte…esos días yo deshacía mi vida.
A la hora de crear creo que la teoría es igual de válida, muchos proyectos redondos pueden crear una gran vida llena de sentido, una gran naranja sanguínea para consumir a diario…y no creo que sea conformismo, y si lo es, no creo que en este caso el conformismo tenga que ser visto como una cualidad negativa de personas perdedoras.
Sería conformismo vallar una pequeña parcela y no ir en busca de otra, también vallada, segura y redonda.
A veces el inconformista proyecta esfuerzos en planes imposibles, dependientes totalmente de la suerte que te espere a la vuelta de la esquina y personalmente en la suerte creo poco, has de saber buscar en que esquina está para encontrarla o que te encuentre.
Besos y gracias por volver a escribir.
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